'Tú' en la Biblia
Yo publicaré el decreto: Jehová me ha dicho: Mi Hijo eres tú; yo te engendré hoy.
Pero tú, oh Jehová, eres escudo alrededor de mí, mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Levántate, oh Jehová; sálvame, oh Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la quijada; los dientes de los malos quebrantaste.
De Jehová es la salvación: Sobre tu pueblo es tu bendición. (Selah)
«Al Músico principal: sobre Neginot: Salmo de David» Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia; estando en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración.
Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.
Tú diste alegría a mi corazón, más que la de ellos en el tiempo que se multiplicó su grano y su mosto.
En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque sólo tú, Jehová, me haces estar confiado.
Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti.
Y yo por la multitud de tu misericordia entraré en tu casa; y adoraré hacia tu santo templo en tu temor.
Guíame, Jehová, en tu justicia a causa de mis enemigos; endereza delante de mí tu camino.
Pero alégrense todos los que en ti confían; para siempre den voces de júbilo, porque tú los defiendes: En ti se regocijen los que aman tu nombre.
Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; lo rodearás de benevolencia como con un escudo.
«Al Músico principal: en Neginot sobre Seminit: Salmo de David» Oh Jehová, no me reprendas en tu furor, ni me castigues con tu ira.
Mi alma también está muy turbada; y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?
Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; sálvame por tu misericordia.
Levántate, oh Jehová, en tu ira; levántate a causa de la furia de mis angustiadores, y despierta en favor mío el juicio que mandaste.
Termine ahora la maldad de los impíos, pero establece tú al justo; pues el Dios justo prueba la mente y el corazón.
«Al Músico principal: sobre Gitit: Salmo de David» Oh Jehová, Señor nuestro, ¡cuán grande es tu nombre en toda la tierra, que has puesto tu gloria sobre los cielos!
Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste:
Oh Jehová, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!
Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo;
En ti confiarán los que conocen tu nombre; por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.
Ten misericordia de mí, oh Jehová; mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;
Para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión, y me goce en tu salvación.
Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano, no te olvides de los pobres.
¿Por qué irrita el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.
Tú lo has visto; porque tú miras la maldad y la vejación, para cobrar venganza con tu mano: En ti se refugia el pobre, tú eres el amparo del huérfano.
Quiebra tú el brazo del impío y del maligno; persigue su maldad hasta que no halles ninguna.
El deseo de los humildes oíste, oh Jehová: Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído;
Tú, Jehová, las guardarás; las preservarás de esta generación para siempre.
«Al Músico principal: Salmo de David» ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
mas yo en tu misericordia he confiado; se alegrará mi corazón en tu salvación.
«Salmo de David» Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién residirá en tu santo monte?
Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; mi bien a ti no aprovecha;
Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa. Tú sustentas mi suerte.
Porque no dejarás mi alma en el infierno; ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
Me mostrarás la senda de la vida: Plenitud de gozo hay en tu presencia; delicias en tu diestra para siempre.
De delante de tu rostro salga mi juicio; vean tus ojos la rectitud.
Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has puesto a prueba, y nada hallaste; me he propuesto que mi boca no ha de propasarse.
Yo te he invocado, porque tú me oirás, oh Dios: Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
Muestra tus maravillosas misericordias, tú que con tu diestra salvas a los que en ti confían de los que se levantan contra ellos.
Guárdame como a la niña de tu ojo, escóndeme bajo la sombra de tus alas,
Levántate, oh Jehová; sal a su encuentro, póstrale; libra mi alma del malo con tu espada;
De los hombres con tu mano, oh Jehová, de los hombres del mundo, que tienen su porción en esta vida, y cuyo vientre llenas de tu tesoro; sacian a sus hijos, y dejan el resto a sus pequeños.
En cuanto a mí, yo en justicia veré tu rostro; quedaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.
Entonces aparecieron los senderos de las aguas, y se descubrieron los cimientos del mundo, a tu reprensión, oh Jehová, por el soplo del aliento de tu nariz.
Y tú salvarás al pueblo afligido, y humillarás los ojos altivos.
Tú, pues, encenderás mi lámpara: Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.
Me diste asimismo el escudo de tu salvación, y tu diestra me sustentó, y tu benignidad me ha engrandecido.
El que me libra de mis enemigos: Tú me enalteciste sobre los que se levantan contra mí; me has librado del hombre violento.
Por tanto yo te confesaré entre las gentes, oh Jehová, y cantaré salmos a tu nombre.
Tu siervo es además amonestado con ellos; en guardarlos hay grande galardón.
Detén asimismo a tu siervo de pecados de soberbia; que no se enseñoreen de mí: Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran transgresión.
Haga memoria de todas tus ofrendas, y acepte tu holocausto. (Selah)
Te dé conforme al deseo de tu corazón, y cumpla todo tu consejo.
Nosotros nos alegraremos en tu salvación, y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios; conceda Jehová todas tus peticiones.
«Al Músico principal: Salmo de David» Se alegrará el rey en tu fortaleza, oh Jehová; y en tu salvación se gozará mucho.
Grande es su gloria en tu salvación; honra y majestad has puesto sobre él.
Porque lo has bendecido para siempre; lo llenaste de alegría con tu rostro.
Alcanzará tu mano a todos tus enemigos; tu diestra alcanzará a los que te aborrecen.
Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira: Jehová los deshará en su furor, y fuego los consumirá.
Pues tú los pondrás en fuga, cuando aprestares en tus cuerdas las saetas contra sus rostros.
Engrandécete, oh Jehová, con tu poder: Cantaremos y alabaremos tu poderío.
Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
En ti esperaron nuestros padres: Esperaron, y tú los libraste.
Pero tú eres el que me sacó del vientre; Me hiciste estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.
Sobre ti fui echado desde la matriz; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
Mas tú, oh Jehová, no te alejes; Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.
Sálvame de la boca del león, porque tú me has escuchado de los cuernos de los unicornios.
Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Jacob. (Selah)
Encamíname en tu verdad, y enséñame; porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día.
De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová.
Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande.
Porque tu misericordia está delante de mis ojos, y camino en tu verdad.
Lavaré en inocencia mis manos, y andaré alrededor de tu altar, oh Jehová:
Jehová, la habitación de tu casa he amado, y el lugar donde tu gloria habita.
Tú has dicho: Buscad mi rostro. Mi corazón dice de ti: Tu rostro buscaré, oh Jehová.
No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira a tu siervo: Mi ayuda has sido; no me dejes, no me desampares, Dios de mi salvación.
Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud, a causa de mis enemigos.
Espera en Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera en Jehová.
«Salmo de David» A ti clamaré, oh Jehová, Roca mía; no te desentiendas de mí; Para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden a la fosa.
Oye la voz de mis ruegos cuando a ti clamo, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.
Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; pastoréalos y enaltécelos para siempre.
porque tú, Jehová, por tu benevolencia has asentado mi monte con fortaleza. Escondiste tu rostro, fui conturbado.
¿Qué provecho hay en mi muerte, cuando yo descienda al sepulcro? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?
Oye, oh Jehová, y ten misericordia de mí: Jehová, sé tú mi ayudador.
«Al Músico principal: Salmo de David» En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás: Líbrame en tu justicia.
Inclina a mí tu oído, líbrame presto; sé tú mi Roca fuerte, mi fortaleza para salvarme.
Porque tú eres mi Roca y mi castillo; y por amor a tu nombre me guiarás, y me encaminarás.
Me sacarás de la red que han escondido para mí; porque tú eres mi fortaleza.
En tu mano encomiendo mi espíritu: Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.
Me gozaré y alegraré en tu misericordia; porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias:
Mas yo en ti confié, oh Jehová; yo dije: Tú eres mi Dios.
En tu mano están mis tiempos: Líbrame de la mano de mis enemigos, y de mis perseguidores.
Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo: Sálvame por tu misericordia.
¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado para los que en ti confían, delante de los hijos de los hombres!
Los esconderás en el secreto de tu rostro de las arrogancias del hombre; los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.
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