'Hay' en la Biblia
tienen orejas, y no oyen; tampoco hay espíritu en sus bocas.
y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.
Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios. (Selah.)
No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación.
el cual hizo los cielos y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay; el que guarda verdad para siempre;
perversidades hay en su corazón, anda pensando mal en todo tiempo; enciende rencillas.
En justicia son todas las razones de mi boca; no hay en ellas cosa perversa ni torcida.
En el bien de los justos la ciudad se alegra; mas cuando los impíos perecen, hay fiestas.
Cuando faltare la inteligencia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay salvación.
Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, mas vienen a pobreza.
Hay quienes hablan como dando estocadas de espada; mas la lengua de los sabios es medicina.
Engaño hay en el corazón de los que piensan mal; mas alegría en el de los que piensan bien.
Hay quienes se hacen ricos, y no tienen nada; y hay quienes se hacen pobres, y tienen muchas riquezas.
En el barbecho de los pobres hay mucho pan; mas se pierde por falta de juicio.
Sin bueyes el alfolí está limpio; mas por la fuerza del buey hay abundancia de pan.
Los locos se burlan del pecado; mas entre los rectos hay amor.
Hay camino que al hombre parece derecho; pero su fin es camino de muerte.
En toda labor hay fruto; mas el hablar y no hacer, empobrece.
En la casa del justo hay gran provisión; pero turbación en los frutos del impío.
Mejor es lo poco con el temor del SEÑOR, que el gran tesoro donde hay turbación.
Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, que de buey engordado donde hay odio.
Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman.
Hay camino que es derecho al parecer del hombre, mas su salida son caminos de muerte.
El hombre de Belial cava en busca del mal; y en sus labios hay como llama de fuego.
El hombre que tiene amigos, ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano.
Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se excite tu alma para destruirlo.
Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; mas el consejo del SEÑOR permanecerá.
Hay oro y multitud de piedras preciosas; mas los labios sabios son vaso precioso.
Tesoro codiciable y aceite hay en la casa del sabio; mas el hombre loco lo disipará.
Hay quien todo el día codicia; mas el justo da, y sigue dando.
No hay sabiduría, ni inteligencia, ni consejo, contra el SEÑOR.
Espinas y lazos hay en el camino del perverso; el que guarda su alma se alejará de ellos.
porque ciertamente hay fin, y tu esperanza no será cortada.
Para la altura de los cielos, y para la profundidad de la tierra, y para el corazón de los reyes, no hay investigación.
¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del loco que de él.
Sin leña se apaga el fuego; y donde no hay chismoso, cesa la contienda.
Cuando hablare amigablemente, no le creas; porque siete abominaciones hay en su corazón.
En la prevaricación del hombre malo hay lazo; mas el justo cantará y se alegrará.
¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del loco que de él.
Hay generación que maldice a su padre, y a su madre no bendice.
Hay generación limpia en su opinión, y nunca se ha limpiado su inmundicia.
Hay generación cuyos ojos son altivos, y cuyos párpados son alzados.
Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, para devorar de la tierra a los pobres, y de entre los hombres a los menesterosos.
La sanguijuela tiene dos hijas que se llaman, dame, dame. Tres cosas hay que nunca se sacian; aun la cuarta nunca dice, basta:
Tres cosas hay de hermoso andar, y la cuarta pasea muy bien:
¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
¿Hay algo de que se pueda decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.
No hay memoria de los primeros, ni tampoco de los postreros habrá memoria en los que serán después.
Porque en la mucha sabiduría hay mucha tristeza; y quien añade ciencia, añade dolor.
Después volví yo a mirar para ver la sabiduría, y los desvaríos; y la locura (porque ¿qué hombre hay que pueda seguir al rey en lo que ya hicieron?)
No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma vea el bien de su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios.
Para todas las cosas hay sazón, y toda voluntad debajo del cielo, tiene su tiempo determinado:
Yo he conocido que no hay mejor para ellos, que alegrarse, y hacer bien en su vida.
Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque hay un tiempo determinado de juzgar a toda voluntad y sobre todo lo que se hace.
Así que he visto que no hay cosa mejor que alegrarse el hombre con lo que hiciere; porque ésta es su parte; porque ¿quién lo llevará para que vea lo que será después de él?
Y mayor altura hay en todas las cosas de la tierra; mas el que sirve al campo es rey.
Hay otra enfermedad maligna que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal;
Hay otro mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre los hombres:
Todo lo he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días.
Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.
Porque para toda voluntad hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él;
No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra; ni la impiedad librará al que la posee.
Hay otra vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos los cuales son pagados como si hicieran obras de impíos; y hay impíos, que son pagados como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad.
Por lo cual yo di mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la ocupación que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos).
Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que todos tengan un mismo suceso, y también que el corazón de los hijos de los hombres esté lleno de mal, y de enloquecimiento en su corazón durante su vida; y después, a los muertos.
Porque hay esperanza para todo aquel que está aún entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto.
Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo con todas tus fuerzas; porque en el Seol, adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría.
Hay otro mal que debajo del sol he visto; como salido de delante del gobernador por yerro:
Si se embotare el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que añadir entonces más fuerza; pero excede la bondad de la sabiduría.
Hijo mío, a más de esto, sé avisado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es aflicción de la carne.
Toda tú eres hermosa, oh compañera mía y en ti no hay mancha.
Panal de miel destilan tus labios, oh esposa; miel y leche hay debajo de tu lengua; y el olor de tus vestidos es como el olor del Líbano.
Tus dientes, son como manada de ovejas que suben del lavadero, todas con crías mellizas, y estéril no hay entre ellas.
Las mandrágoras han dado olor, y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.
Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa entera, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no son curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
él jurará aquel día, diciendo: No tomaré ese cuidado; porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir; no me hagáis príncipe del pueblo.
Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas, y vino; y no miran la obra del SEÑOR, ni consideran la obra de sus manos.
Carga de Duma. Me dan voces: De Seir. ¿Guarda qué hay esta noche? ¿Guarda, qué hay esta noche?
Con mi alma te deseo en la noche, y entre tanto que me dure el espíritu en medio de mí, madrugaré a buscarte; porque desde que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.
No hay en mí enojo. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinas y cardos? Yo los hollaré, los quemaré juntamente.
Y de miedo se pasará a su fortaleza; y sus príncipes tendrán pavor de la bandera, dice el SEÑOR, a quien hay fuego en Sion, y a quien hay horno en Jerusalén.
¿Qué dios hay entre todos los dioses de estas tierras, que haya librado su tierra de mi mano, para que el SEÑOR libre de mi mano a Jerusalén?
Los cuales le dijeron: Ezequías dice así: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia, es este día; porque los hijos han llegado hasta la rotura del agua, y no hay fuerza en la que da a luz.
Dijo entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi casa han visto; y ninguna cosa hay en mis tesoros, que no les haya mostrado.
He aquí, que vienen días, en que todo lo que hay en tu casa, sea llevado a Babilonia, y todo lo que tus padres han guardado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice el SEÑOR.
¿No has sabido? ¿No has oído que el Dios del siglo es el SEÑOR, el cual creó los términos de la tierra? No se trabaja, ni se fatiga con cansancio; y su inteligencia no hay quien la alcance.
Los pobres y menesterosos buscan las aguas, que no hay; su lengua se secó de sed; yo, el SEÑOR, los oiré; yo, el Dios de Israel, no los desampararé.
Quién lo anunció desde el principio, para que sepamos; y de antes, y diremos: justo. Ciertamente, no hay quién lo anuncie, ciertamente, no hay quién enseñe, ciertamente no hay quién oiga vuestras palabras.
Cantad al SEÑOR un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las islas y los moradores de ellas.
Congréguense a una todos los gentiles, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay, que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos, y serán sentenciados por justos; oigan, y digan: Verdad.
Yo, yo soy el SEÑOR; y fuera de mí no hay quien salve.
Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano escape; si yo hiciere, ¿quién lo estorbará?
Así dice el SEÑOR, Rey de Israel, y su Redentor, el SEÑOR de los ejércitos: Yo el primero, y yo el postrero, y fuera de mí no hay Dios.
No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde antiguo, y te dije antes lo que estaba por venir? Luego vosotros sois mis testigos que no hay Dios sino yo; y que no hay Fuerte, que yo no conozca.
Yo soy el SEÑOR, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste;
para que se sepa desde el nacimiento del sol, y desde donde se pone, que no hay más que yo. Yo soy el SEÑOR, y ninguno más que yo.
Así dice el SEÑOR: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los sabeos hombres agigantados, se pasarán a ti, y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán con grillos; a ti harán reverencia, y a ti suplicarán: diciendo: Cierto, en ti está Dios, y no hay otro fuera de Dios.
Publicad, y haced llegar, y entren todos en consulta. ¿Quién hizo oír esto desde el principio, y desde entonces lo tiene dicho, sino yo, el SEÑOR? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador, no hay más que yo.
Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.
Acordaos de las cosas pasadas desde el siglo, porque yo soy Dios, y no hay más Dios; y nada hay a mí semejante.