'No' en la Biblia

Y si no es así, ¿quién me desmentirá ahora, o reducirá a nada mis palabras?

¿Por ventura sus ejércitos tienen número? ¿Y sobre quién no está su luz?

Si aun la luna no tiene brillo y las estrellas no son puras a sus ojos,

¿En qué ayudaste al que no tiene fuerza? ¿Has salvado con tu brazo al que no tiene fortaleza?

¿En qué aconsejaste al que no tiene ciencia, y mostraste bien cómo son las cosas?

El Seol es descubierto delante de él, y el infierno no tiene cobertura.

Ata las aguas en sus nubes, y las nubes no se rompen debajo de ellas.

mis labios no hablarán iniquidad, ni mi lengua pronunciará engaño.

Nunca tal me acontezca que yo os justifique; hasta morir no quitaré de mí mi integridad.

Mi justicia tengo asida, y no la cederé; no me reprochará mi corazón en todos mis días.

Yo os enseñaré lo que hay en la mano de Dios; no esconderé lo que hay acerca del Omnipotente.

Si sus hijos fueren multiplicados, serán para la espada; y sus descendientes no se saciarán de pan.

Los que de ellos quedaren, en muerte serán sepultados; y no llorarán sus viudas.

El rico dormirá, mas no será recogido; abrirá sus ojos, y no verá a nadie.

Dios, pues, descargará sobre él, y no perdonará. Hará él por huir de su mano.

Senda que ave de rapiña no conoce, ni que ojo de halcón ha alcanzado a ver;

las orgullosas bestias no la han pisado, ni el {fiero} león ha pasado por ella.

Detiene los arroyos para que no corran, y saca a luz lo oculto.

No conoce su valor el hombre, Ni se halla en la tierra de los vivientes.

El abismo dice: No está en mí; y el mar dijo: Ni conmigo.

No se dará por oro, ni su precio será a peso de plata.

No puede ser apreciada con oro de Ofir, ni con ónice precioso, ni con zafiro.

El oro no se le igualará, ni el diamante; ni se cambiará por vaso de oro fino.

De coral ni de perlas no se hará mención; la sabiduría es mejor que las piedras preciosas.

No se igualará con ella esmeralda de Etiopía; no se podrá apreciar con oro fino.

porque yo libraba al pobre que clamaba, y al huérfano que no tenía quien le ayudara.

A los menesterosos era padre; y de la causa que no entendía, me informaba con diligencia.

Tras mi palabra no replicaban, mas mi razón destilaba sobre ellos.

Si me reía a ellos, no lo creían; y no abatían la luz de mi rostro.

Pero ahora se burlan de mí los que son más jóvenes que yo, a cuyos padres no consideraba yo dignos de poner con los perros de mi ganado.

Me abominan, se alejan de mí, y aun de mi rostro no detuvieron su saliva.

Mi senda derribaron, se aprovecharon de mi quebrantamiento, contra los cuales no hubo ayudador.

De noche taladra sobre mí mis huesos, y mis pulsos no reposan.

Clamo a ti, y no me oyes; me presento, y no me atiendes.

Mas él no extenderá la mano contra el sepulcro; ¿clamarán por ventura los sepultados cuando él los quebrantare?

¿Por ventura no lloré yo al afligido? Y mi alma ¿no se entristeció sobre el menesteroso?

Mis entrañas hierven, y no reposan; días de aflicción me han sobrecogido.

Denegrido anduve, y no por el sol; me he levantado en la congregación, y clamé.

¿Por ventura no hay quebrantamiento para el impío, e infortunio para los que obran iniquidad?

¿Por ventura no ve él mis caminos, y cuenta todos mis pasos?

¿Por ventura el que en el vientre me hizo a mí, no lo hizo a él? ¿Y no nos dispuso un mismo autor en la matriz?

y si comí mi bocado solo, y no comió de él el huérfano;

si no me bendijeron sus lomos, y del vellón de mis ovejas se calentaron;

Porque temí el castigo de Dios, contra cuya alteza yo no tendría poder.

No, no he permitido que mi boca peque pidiendo su vida en una maldición.

¿Acaso no han dicho los hombres de mi tienda: `` ¿Quién puede hallar a alguno que no se haya saciado con su carne?"

El extranjero no tenía fuera la noche; mis puertas abría al caminante.

si temí a la gran multitud, y el menosprecio de las familias me atemorizó, y callé, y no salí de mi puerta,

Se enojó asimismo con furor contra sus tres amigos, por cuanto no hallaban qué responder, habiendo condenado a Job.

Pero viendo Eliú que no había respuesta en la boca de aquellos tres varones, su furor se encendió.

No siempre los grandes son los sabios, ni los viejos entienden el derecho.

Y aun os he considerado, y he aquí que no hay de vosotros quien redarguya a Job, y responda a sus razones.

Para que no digáis: Nosotros hemos hallado sabiduría; que conviene que Dios lo derribe, y no el hombre.

Ahora bien, él no dirigió a mí sus palabras, ni yo le responderé con vuestras razones.

Se espantaron, no respondieron más; se les fueron las palabras.

Y yo esperé, porque no hablaban, antes pararon, y no respondieron más.

De cierto mi vientre está como el vino que no tiene respiradero, y está que se brote como licor. \'

No haré ahora acepción de personas, ni usaré con títulos lisonjeros con el hombre.

Porque no sé hablar lisonjas; de otra manera en breve mi Hacedor me consuma.

He aquí que mi terror no te espantará, ni mi mano se agravará sobre ti.

Yo soy limpio y sin rebelión; y soy inocente, y no hay iniquidad en mí.

He aquí en esto no has hablado justamente; yo te responderé que mayor es Dios que el hombre.

¿Por qué tomaste pleito contra él? Porque él no contestará todas sus palabras.

Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios al que no ve.

Su carne desfallece sin verse, y sus huesos, que antes no se veían, aparecen.

El mira sobre los hombres; y el que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, y no me ha aprovechado;

Dios rescatará su alma, que no pase a la huesa, y su vida se verá en luz.

Y si no, óyeme tú a mí; calla, y te enseñaré sabiduría.

Sí, por cierto, Dios no hará injusticia, y el Omnipotente no pervertirá el derecho.

Cuánto menos a aquel que no hace acepción de personas de príncipes, ni el rico es de él más respetado que el pobre; porque todos son obras de sus manos.

No hay tinieblas, ni sombra de muerte donde se encubran los que obran iniquidad.

No carga pues él al hombre más de lo justo, para que vaya con Dios a juicio.

por cuanto así se apartaron de él, y no consideraron todos sus caminos;

para que el hombre hipócrita no reine, y el pueblo no tropiece.

Porque de Dios es decir: Yo perdoné, no destruiré.

Enséñame tú lo que yo no veo; que si hice iniquidad, no lo haré más.

¿Por ventura acabará por ti su obra, que no quieras tú, o quieras, o yo? Di lo que sabes.

Que Job no habla con conocimiento, y sus palabras no son con prudencia.

Porque dices: `` ¿Qué ventaja será para ti? ¿Qué ganaré yo por no haber pecado?"

Allí clamarán, y él no oirá, por la soberbia de los malos.

Ciertamente Dios no oirá la vanidad, ni la mirará el Omnipotente.

Aunque más digas, no lo mirará; haz juicio delante de él, y espera en él.

Mas ahora, porque no visitó en su ira, ni se conoce con rigor,

Porque de cierto no son mentira mis palabras; antes se trata contigo con perfecto conocimiento.

He aquí que Dios es grande, y no aborrece; fuerte es en virtud de corazón.

No dará vida al impío, antes a los humildes dará su derecho.

No quitará sus ojos del justo; antes bien con los reyes los pondrá en silla para siempre, y serán ensalzados.

Mas si no oyeren, serán pasados a espada, y perecerán sin conocimiento.

Pero los hipócritas de corazón lo irritarán más, y no clamarán cuando él los atare.

Por lo cual de temer es que no te quite con golpe, el cual no puedas apartar de ti con gran rescate.

No anheles la noche, en la cual él corta los pueblos de su lugar.

Guárdate, no mires a la iniquidad; teniéndola por mejor que la pobreza.

He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos; ni se puede rastrear el número de sus años.

Con las nubes encubre la luz, Y mándale no brillar, interponiendo aquéllas.

Tras de él bramará el sonido, tronará su valiente voz, y aunque sea oída su voz, no los detiene.

Tronará Dios maravillosamente con su voz; él hace grandes cosas, y nosotros no lo entendemos.

Muéstranos, qué le hemos de decir; para que no hablemos disparates.

También alguna vez no se ve la luz clara en los cielos, y pasa un viento y los limpia.

El es Todopoderoso, al cual no alcanzamos; grande en potencia, y en juicio, y en multitud de justicia no aflige.

Por tanto los hombres le temerán; todos los sagaces de corazón no le verán.