77 casos

'Porque' en la Biblia

Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado a Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.

Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían concertado de venir juntos para condolerse de él y para consolarle.

Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.

Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía.

Porque la aflicción no sale del polvo, ni la molestia brota de la tierra.

Porque pesarían ahora más que la arena del mar; por tanto, mis palabras han sido precipitadas.

Pero fueron avergonzados por su esperanza; porque vinieron hasta ellas, y se hallaron confusos.

¿Y por qué no perdonas mi rebelión, y quitas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, y si me buscares de mañana, ya no estaré.

Porque me ha quebrantado con tempestad, y sin causa ha aumentado mis heridas.

Porque Él conoce a los hombres vanos: Ve asimismo la iniquidad, ¿y no hará caso?

Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; todos vosotros sois médicos nulos.

Y Él mismo será mi salvación, porque no entrará en su presencia el hipócrita.

¿Quién es el que contenderá conmigo? Porque si ahora yo callara, moriría.

Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán.

Porque tu boca declaró tu iniquidad, pues has escogido el hablar de los astutos.

Porque cubrió su rostro con su gordura, e hizo pliegues sobre sus ijares;

Porque la congregación de los hipócritas será asolada, y fuego consumirá las tiendas de soborno.

Porque has escondido de su corazón la inteligencia; por tanto, no los exaltarás.

Porque red será echada a sus pies, y sobre mallas andará.

Temed vosotros delante de la espada; porque la ira trae el castigo de la espada, para que sepáis que hay un juicio.

Porque ¿qué deleite tendrá él de su casa después de sí, siendo cortado el número de sus meses?

Porque decís: ¿Qué es de la casa del príncipe, y qué de la tienda de las moradas de los impíos?

Porque será llevado al sepulcro, y en su tumba permanecerá.

¿Te castigará acaso, o vendrá contigo a juicio porque te teme?

Porque tomaste prenda de tus hermanos sin causa, y despojaste de sus ropas al desnudo.

Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, y alzarás a Dios tu rostro.

Porque la mañana es para todos ellos como sombra de muerte; si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman.

Porque encubierta está a los ojos de todo viviente, y a toda ave del cielo es oculta.

Porque Él mira hasta los fines de la tierra, y ve debajo de todo el cielo.

Porque Dios desató mi cuerda, y me afligió, por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.

Porque ¿qué galardón me daría de arriba Dios, y qué heredad el Omnipotente desde las alturas?

Porque es maldad e iniquidad, que han de castigar los jueces.

Porque es fuego que devoraría hasta la destrucción, y desarraigaría toda mi hacienda.

(Porque desde mi juventud creció conmigo como con un padre, y desde el vientre de mi madre fui guía de la viuda);

si alcé contra el huérfano mi mano, porque vi que me ayudarían en la puerta;

Porque temí el castigo de Dios, contra cuya alteza yo no tendría poder.

Esto también sería maldad que debiera ser castigada por el juez; porque habría negado al Dios soberano.

porque tuve temor de la gran multitud, y el menosprecio de las familias me atemorizó, y callé, y no salí de mi puerta?

Se encendió asimismo en ira contra sus tres amigos, porque no hallaban qué responder, aunque habían condenado a Job.

Y Eliú había esperado a que Job terminase de hablar, porque ellos eran más viejos que él.

Yo, pues, he esperado, porque no hablaban, antes pararon, y no respondieron más.

Porque lleno estoy de palabras, y el espíritu dentro de mí me constriñe.

Porque no sé hablar lisonjas; de otra manera en breve mi Hacedor me consumiría.

¿Por qué tomaste pleito contra Él? Porque Él no da cuenta de ninguna de sus razones.

Si tienes algo qué decir, respóndeme; habla, porque yo te quiero justificar.

Porque el oído prueba las palabras, como el paladar gusta la comida.

Porque Job ha dicho: Yo soy justo, y Dios me ha quitado mi derecho.

Porque ha dicho: De nada sirve al hombre deleitarse a sí mismo en Dios.

Porque Él pagará al hombre según su obra, y Él le hará hallar conforme a su camino.

¿Cuánto menos a Aquel que no hace acepción de personas de príncipes, ni respeta al rico más que al pobre? Porque todos son obras de sus manos.

Porque a su pecado añadió rebelión; bate las manos entre nosotros, y contra Dios multiplica sus palabras.

Porque dijiste: ¿Qué ventaja sacarás tú de ello? ¿O qué provecho tendré de no haber pecado?

Mas ahora, porque en su ira no visita, ni considera con rigor,

Espérame un poco, y te enseñaré; porque todavía tengo razones de parte de Dios.

Porque de cierto no son mentira mis palabras; contigo está el que es íntegro en sus conceptos.

Muéstranos qué le hemos de decir; porque nosotros no podemos ordenar nuestras ideas a causa de las tinieblas.

¿Lo sabes tú, porque entonces ya habías nacido, o porque es grande el número de tus días?

Porque le privó Dios de sabiduría, y no le dio inteligencia.

He aquí que la esperanza acerca de él será burlada; porque aun a su sola vista se desmayarán.

Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras a Job, Jehová dijo a Elifaz temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job.

Ahora pues, tomaos siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto a él atenderé para no trataros con afrenta, por cuanto no habéis hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job.

Reina Valera Gómez (© 2010)