'Él' en la Biblia
- 1.Gé 1:11-Gé 27:36
- 2.Gé 27:44-Gé 44:2
- 3.Gé 44:6-Éx 21:35
- 4.Éx 22:3-Levítico 12:7
- 5.Levítico 13:13-Números 20:20
- 6.Números 20:21-Deuteronomio 22:8
- 7.Deuteronomio 22:16-Jueces 3:4
- 8.Jueces 3:10-Jueces 19:18
- 9.Jueces 19:24-1 Samuel 18:16
- 10.1 Samuel 18:17-2 Samuel 9:2
- 11.2 Samuel 9:6-1 Reyes 1:5
- 12.1 Reyes 1:13-1 Reyes 17:17
- 13.1 Reyes 17:19-2 Reyes 5:3
- 14.2 Reyes 5:5-2 Reyes 23:6
- 15.2 Reyes 23:18-2 Crónicas 15:2
- 16.2 Crónicas 15:4-Esdras 8:4
- 17.Esdras 8:5-Job 11:13
- 18.Job 11:16-Job 40:20
- 19.Job 40:23-Salmos 78:38
- 20.Salmos 85:13-Eclesiastés 4:12
- 21.Eclesiastés 4:16-Isaías 53:7
- 22.Isaías 53:9-Ezequiel 4:1
- 23.Ezequiel 4:4-Daniel 6:4
- 24.Daniel 6:5-Zacarías 5:6
- 25.Zacarías 5:8-Mateo 19:17
- 26.Mateo 20:13-Marcos 6:16
- 27.Marcos 6:22-Lucas 4:8
- 28.Lucas 4:13-Lucas 12:48
- 29.Lucas 12:58-Juan 1:18
- 30.Juan 1:29-Juan 12:2
- 31.Juan 12:6-Hechos 13:25
- 32.Hechos 13:28-1 Corintios 15:28
- 33.2 Corintios 1:19-1 Juan 1:9
- 34.1 Juan 1:10-Apocalipsis 22:18
Y entrando la hija de Herodías, y danzando, y agradando á Herodes y á los que estaban con él á la mesa, el rey dijo á la muchacha: Pídeme lo que quisieres, que yo te lo daré.
Y el rey se entristeció mucho; mas á causa del juramento, y de los que estaban con él á la mesa, no quiso desecharla.
Y él les dijo: Venid vosotros aparte al lugar desierto, y reposad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, que ni aun tenían lugar de comer.
Y los vieron ir muchos, y le conocieron; y concurrieron allá muchos á pie de las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron á él.
Y como ya fuese el día muy entrado, sus discípulos llegaron á él, diciendo: El lugar es desierto, y el día ya muy entrado;
Y respondiendo él, les dijo: Dadles de comer vosotros. Y le dijeron: ¿Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer?
Y él les dice: ¿Cuántos panes tenéis? Id, y vedlo. Y sabiéndolo, dijeron: Cinco, y dos peces.
Y luego dió priesa á sus discípulos á subir en el barco, é ir delante de él á Bethsaida de la otra parte, entre tanto que él despedía la multitud.
Y como fué la tarde, el barco estaba en medio de la mar, y él solo en tierra.
Y SE juntaron á él los Fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalem;
Y respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo con los labios me honra, Mas su corazón lejos está de mí.
Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar: mas lo que sale de él, aquello es lo que contamina al hombre.
Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se echó á sus pies.
Y tomándole aparte de la gente, metió sus dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua;
Y vinieron los Fariseos, y comenzaron á altercar con él, pidiéndole señal del cielo, tentándole.
Y él mirando, dijo: Veo los hombres, pues veo que andan como árboles.
Entonces él les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Y respondiendo Pedro, le dice: Tú eres el Cristo.
Y les apercibió que no hablasen de él á ninguno.
Y él, volviéndose y mirando á sus discípulos, riñó á Pedro, diciendo: Apártate de mí, Satanás; porque no sabes las cosas que son de Dios, sino las que son de los hombres.
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adulterina y pecadora, el Hijo del hombre se avergonzará también de él, cuando vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
Y vino una nube que les hizo sombra, y una voz de la nube, que decía: Este es mi Hijo amado: á él oíd.
Y respondiendo él, les dijo: Elías á la verdad, viniendo antes, restituirá todas las cosas: y como está escrito del Hijo del hombre, que padezca mucho y sea tenido en nada.
Empero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como está escrito de él.
Y luego toda la gente, viéndole, se espantó, y corriendo á él, le saludaron.
Y respondiendo él, les dijo: Oh generación infiel! ¿hasta cuándo estaré con vosotros? ¿hasta cuándo os tengo de sufrir? Traédmele.
Y Jesús preguntó á su padre: ¿Cuánto tiempo há que le aconteció esto? Y él dijo: Desde niño:
Y como Jesús vió que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.
Entonces el espíritu clamando y desgarrándole mucho, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto.
Y como él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera?
Porque enseñaba á sus discípulos, y les decía: El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; mas muerto él, resucitará al tercer día.
Y PARTIENDOSE de allí, vino á los términos de Judea y tras el Jordán: y volvió el pueblo á juntarse á él; y de nuevo les enseñaba como solía.
Mas él respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?
De cierto os digo, que el que no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Y saliendo él para ir su camino, vino uno corriendo, é hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna?
Mas él, entristecido por esta palabra, se fué triste, porque tenía muchas posesiones.
Y le escarnecerán, y le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará.
Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se llegaron á él, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos.
Y él les dijo: ¿Qué queréis que os haga?
Entonces vienen á Jericó: y saliendo él de Jericó y sus discípulos y una gran compañía, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando.
Y muchos le reñían, que callase: mas él daba mayores voces: Hijo de David, ten misericordia de mí.
Y les dice: Id al lugar que está delante de vosotros, y luego entrados en él, hallaréis un pollino atado, sobre el cual ningún hombre ha subido; desatadlo y traedlo.
Y trajeron el pollino á Jesús, y echaron sobre él sus vestidos, y se sentó sobre él.
Y volvieron á Jerusalem; y andando él por el templo, vienen á él los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos;
Y envían á él algunos de los Fariseos y de los Herodianos, para que le sorprendiesen en alguna palabra.
Entonces él, como entendía la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea.
Y el segundo es semejante á él: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él;
Y si el Señor no hubiese abreviado aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por causa de los escogidos que él escogió, abrevió aquellos días.
Y estando él en Bethania en casa de Simón el leproso, y sentado á la mesa, vino una mujer teniendo un alabastro de ungüento de nardo espique de mucho precio; y quebrando el alabastro, derramóselo sobre su cabeza.
Y él os mostrará un gran cenáculo ya preparado: aderezad para nosotros allí.
Y él respondiendo les dijo: Es uno de los doce que moja conmigo en el plato.
A la verdad el Hijo del hombre va, como está de él escrito; mas ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! bueno le fuera á aquel hombre si nunca hubiera nacido.
Y tomando el vaso, habiendo hecho gracias, les dió: y bebieron de él todos.
Mas él con mayor porfía decía: Si me fuere menester morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo.
Y yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oro que si fuese posible, pasase de él aquella hora,
Y luego, aun hablando él, vino Judas, que era uno de los doce, y con él una compañía con espadas y palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas y de los ancianos.
Y como vino, se acercó luego á él, y le dice: Maestro, Maestro. Y le besó.
Entonces ellos echaron en él sus manos, y le prendieron.
Mas él, dejando la sábana, se huyó de ellos desnudo.
Y trajeron á Jesús al sumo sacerdote; y se juntaron á él todos los príncipes de los sacerdotes y los ancianos y los escribas.
Porque muchos decían falso testimonio contra él; mas sus testimonios no concertaban.
Entonces levantandose unos, dieron falso testimonio contra él, diciendo:
Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió á preguntar, y le dice: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
Y algunos comenzaron á escupir en él, y cubrir su rostro, y á darle bofetadas, y decirle: Profetiza. Y los servidores le herían de bofetadas.
Mas él negó, diciendo: No conozco, ni sé lo que dices. Y se salió fuera á la entrada; y cantó el gallo.
Mas él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez á Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres Galileo, y tu habla es semejante.
Y él comenzó á maldecir y á jurar: No conozco á este hombre de quien habláis.
Y Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los Judíos? Y respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.
Y le herían en la cabeza con una caña, y escupían en él, y le adoraban hincadas las rodillas.
Y le dieron á beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó.
Y crucificaron con él dos ladrones, uno á su derecha, y el otro á su izquierda.
El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le denostaban.
Y el centurión que estaba delante de él, viendo que había espirado así clamando, dijo: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios.
Las cuales, estando aún él en Galilea, le habían seguido, y le servían; y otras muchas que juntamente con él habían subido á Jerusalem.
Más él les dice: No os asustéis: buscáis á Jesús Nazareno, el que fué crucificado; resucitado há, no está aquí; he aquí el lugar en donde le pusieron.
Mas id, decid á sus discípulos y á Pedro, que él va antes que vosotros á Galilea: allí le veréis, como os dijo.
Yendo ella, lo hizo saber á los que habían estado con él, que estaban tristes y llorando.
Y se turbó Zacarías viéndo le, y cayó temor sobre él.
Porque él irá delante de él con el espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de los padres á los hijos, y los rebeldes á la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un pueblo apercibido.
Y el pueblo estaba esperando á Zacarías, y se maravillaban de que él se detuviese en el templo.
Y saliendo, no les podía hablar: y entendieron que había visto visión en el templo: y él les hablaba por señas, y quedó mudo.
Y todos los que las oían, las conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.
En santidad y en justicia delante de él, todos los días nuestros.
Para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.
Y pasados los ocho días para circuncidar al niño, llamaron su nombre JESUS; el cual le fué puesto por el ángel antes que él fuese concebido en el vientre.
Y he aquí, había un hombre en Jerusalem, llamado Simeón, y este hombre, justo y pío, esperaba la consolación de Israel: y el Espíritu Santo era sobre él.
Y vino por Espíritu al templo. Y cuando metieron al niño Jesús sus padres en el templo, para hacer por él conforme á la costumbre de la ley.
Entonces él le tomó en sus brazos, y bendijo á Dios, y dijo:
Y José y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de él.
Y ésta, sobreviniendo en la misma hora, juntamente confesaba al Señor, y hablaba de él á todos los que esperaban la redención en Jerusalem.
Y el niño crecía, y fortalecíase, y se henchía de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.
Entonces él les dice: ¿Qué hay? ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me conviene estar?
Y él vino por toda la tierra al rededor del Jordán predicando el bautismo del arrepentimiento para la remisión de pecados;
Y decía á las gentes que salían para ser bautizadas de él: Oh generación de víboras, quién os enseñó á huir de la ira que vendrá?
Y él les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado.
Y estando el pueblo esperando, y pensando todos de Juan en sus corazones, si él fuese el Cristo,
Respondió Juan, diciendo á todos: Yo, á la verdad, os bautizo en agua; mas viene quien es más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de sus zapatos: él os bautizará en Espíritu Santo y fuego;
Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por él á causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que había hecho Herodes,
Y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y fué hecha una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido.
Y respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: A tu Señor Dios adorarás, y á él solo servirás.
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