'Él' en la Biblia

La justicia irá delante de él; Y sus pasos pondrá en camino.

Mi mano será firme con él, Mi brazo también lo fortificará.

Mas yo quebrantaré delante de él á sus enemigos, Y heriré á sus aborrecedores.

Y mi verdad y mi misericordia serán con él; Y en mi nombre será ensalzado su cuerno.

Para siempre le conservaré mi misericordia; Y mi alianza será firme con él.

Mas no quitaré de él mi misericordia, Ni falsearé mi verdad.

Mas tú desechaste y menospreciaste á tu ungido; Y te has airado con él.

Diré yo á Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en él confiaré.

Y él te librará del lazo del cazador: De la peste destruidora.

Me invocará, y yo le responderé: Con él estare yo en la angustia: Lo libraré, y le glorificaré.

Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto. Y que en él no hay injusticia.

Y él hará tornar sobre ellos su iniquidad, Y los destruirá por su propia maldad; Los talará Jehová nuestro Dios.

Suya también la mar, pues él la hizo; Y sus manos formaron la seca.

Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz,

Alabanza y magnificencia delante de él: Fortaleza y gloria en su santuario.

Encorvaos á Jehová en la hermosura de su santuario: Temed delante de él, toda la tierra.

Regocíjese el campo, y todo lo que en él está: Entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento.

Nube y oscuridad alrededor de él: Justicia y juicio son el asiento de su trono.

Fuego irá delante de él, Y abrasará en derredor sus enemigos.

Avergüéncense todos los que sirven á las imágenes de talla, Los que se alaban de los ídolos: Los dioses todos á él se encorven.

Los que á Jehová amáis, aborreced el mal: Guarda él las almas de sus santos; De mano de los impíos los libra.

Brame la mar y su plenitud; El mundo y los que en él habitan;

Moisés y Aarón entre sus sacerdotes, Y Samuel entre los que invocaron su nombre; Invocaban á Jehová, y él les respondía.

Reconoced que Jehová él es Dios: El nos hizo, y no nosotros á nosotros mismos. Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.

Porque él conoce nuestra condición; Acuérdase que somos polvo.

Llénanse de jugo los árboles de Jehová, Los cedros del Líbano que él plantó.

Serme ha suave hablar de él: Yo me alegraré en Jehová.

Para que reprimiera á sus grandes como él quisiese, Y á sus ancianos enseñara sabiduría.

Y él les dió lo que pidieron; Mas envió flaqueza en sus almas.

Y trató de destruirlos, A no haberse puesto Moisés su escogido al portillo delante de él, A fin de apartar su ira, para que no los destruyese.

Por lo que quebrantó él con trabajo sus corazones, Cayeron y no hubo quien los ayudase;

Alégranse luego porque se reposaron; Y él los guía al puerto que deseaban.

En Dios haremos proezas; Y él hollará nuestros enemigos.

Pon sobre él al impío: Y Satán esté á su diestra.

Estén siempre delante de Jehová, Y él corte de la tierra su memoria.

Y amó la maldición, y vínole; Y no quiso la bendición, y ella se alejó de él.

Porque él se pondrá á la diestra del pobre, Para librar su alma de los que le juzgan.

Mi fortaleza y mi canción es JAH; Y él me ha sido por salud.

Este es el día que hizo Jehová Nos gozaremos y alegraremos en él.

Cántico gradual. A JEHOVA llamé estando en angustia, Y él me respondió.

Espere Israel á Jehová; Porque en Jehová hay misericordia. Y abundante redención con él.

Y él redimirá á Israel De todos sus pecados.

Que juró él á Jehová, Prometió al Fuerte de Jacob:

A sus enemigos vestiré de confusión: Mas sobre él florecerá su corona.

E hizo pasar á Israel por medio de él, Porque para siempre es su misericordia;

Delante de él derramaré mi querella; Delante de él denunciaré mi angustia.

Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que de él conozcas? ¿O el hijo del hombre, para que lo estimes?

No confiéis en los príncipes, Ni en hijo de hombre, porque no hay en él salud.

Alaben el nombre de Jehová; Porque él mandó, y fueron criadas.

El ensalzó el cuerno de su pueblo; Aláben le todos sus santos, los hijos de Israel, El pueblo á él cercano. Aleluya.

Alaben su nombre con corro: Con adufe y arpa á él canten.

Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.

Porque Jehová será tu confianza, Y él preservará tu pie de ser preso.

No intentes mal contra tu prójimo, Estando él confiado de ti.

No pleitees con alguno sin razón, Si él no te ha hecho agravio.

La maldición de Jehová está en la casa del impío; Mas él bendecirá la morada de los justos.

Ciertamente él escarnecerá á los escarnecedores, Y á los humildes dará gracia.

Y él me enseñaba, y me decía: Mantenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás:

Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.

Pues que los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, Y él considera todas sus veredas.

Y traba de él, y bésalo; Desvergonzó su rostro, y díjole:

Con él estaba yo ordenándolo todo; Y fuí su delicia todos los días, Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.

El alma liberal será engordada: Y el que saciare, él también será saciado.

El bueno alcanzará favor de Jehová: Mas él condenará al hombre de malos pensamientos.

Vete de delante del hombre necio, Porque en él no advertirás labios de ciencia.

Abominación es á Jehová el camino del impío: Mas él ama al que sigue justicia.

Jehová asolará la casa de los soberbios: Mas él afirmará el término de la viuda.

Lejos está Jehová de los impíos: Mas él oye la oración de los justos.

Cuando los caminos del hombre son agradables á Jehová, Aun á sus enemigos pacificará con él.

El entendido en la palabra, hallará el bien: Y el que confía en Jehová, él es bienaventurado.

El rebelde no busca sino mal; Y mensajero cruel será contra él enviado.

Torre fuerte es el nombre de Jehová: A él correrá el justo, y será levantado.

Todos los hermanos del pobre le aborrecen: ­Cuánto más sus amigos se alejarán de él! Buscará la palabra y no la hallará.

A Jehová empresta el que da al pobre, Y él le dará su paga.

El temor de Jehová es para vida; Y con él vivirá el hombre, lleno de reposo; No será visitado de mal.

El justo que camina en su integridad, Bienaventurados serán sus hijos después de él.

No digas, yo me vengaré; Espera á Jehová, y él te salvará.

El que cierra su oído al clamor del pobre, También él clamará, y no será oído.

Los ojos de Jehová miran por la ciencia; Mas él trastorna las cosas de los prevaricadores.

La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la hará alejar de él.

El que oprime al pobre para aumentarse él, Y que da al rico, ciertamente será pobre.

Porque cual es su pensamiento en su alma, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo.

Mucho se alegrará el padre del justo: Y el que engendró sabio se gozará con él.

Alta está para el insensato la sabiduría: En la puerta no abrirá él su boca.

Si dijeres: Ciertamente no lo supimos; ¿No lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, Y dará al hombre según sus obras.

Porque Jehová no lo mire, y le desagrade, Y aparte de sobre él su enojo.

Nunca respondas al necio en conformidad á su necedad, Para que no seas tú también como él.

¿Has visto hombre sabio en su opinión? Más esperanza hay del necio que de él.

El que cavare sima, caerá en ella: Y el que revuelva la piedra, á él volverá.

Aunque majes al necio en un mortero entre granos de trigo á pisón majados, No se quitará de él su necedad.

El que hace errar á los rectos por el mal camino, Él caerá en su misma sima: Mas los perfectos heredarán el bien.

EL hombre que reprendido endurece la cerviz, De repente será quebrantado; ni habrá para él medicina.

Sin profecía el pueblo será disipado: Mas el que guarda la ley, bienaventurado él.

¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él.

Toda palabra de Dios es limpia: Es escudo á los que en él esperan.

Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y fatiga de su corazón, con que debajo del sol él se afanara?

Yo he visto el trabajo que Dios ha dado á los hijos de los hombres para que en él se ocupasen.

He entendido que todo lo que Dios hace, ésto será perpetuo: sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y hácelo Dios, para que delante de él teman los hombres.

Así que he visto que no hay cosa mejor que alegrarse el hombre con lo que hiciere; porque esta es su parte: porque ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de ser después de él?

Y si alguno prevaleciere contra el uno, dos estarán contra él; y cordón de tres dobleces no presto se rompe.