325 casos

'Al' en la Biblia

Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere de aquí a poco su furor. Bienaventurados todos los que en él confían.

Al Vencedor, en Neginot: Salmo de David. Respóndeme cuando llamo, oh Dios de mi justicia. Estando en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración.

Al Vencedor: sobre Nehilot: Salmo de David. Escucha, oh SEÑOR, mis palabras. Considera la meditación mía.

Al Vencedor: en Neginot sobre Seminit: Salmo de David. SEÑOR, no me reprendas con tu furor, ni me castigues con tu ira.

Sigaión de David, que cantó al SEÑOR sobre las palabras de Cus, hijo de Benjamín. SEÑOR Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame;

si di mal pago al pacífico conmigo, que escapé mi perseguidor sin pago.

Al Vencedor: sobre Gitit: Salmo de David. Oh DIOS, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra, que has puesto tu alabanza sobre los cielos!

Reprendiste los gentiles, destruiste al malo, raíste el nombre de ellos para siempre y eternalmente.

Está en las guaridas de las aldeas; en los escondrijos mata al inocente; sus ojos están acechando al pobre.

Acecha de encubierto, como el león desde su cama; acecha para arrebatar al pobre; arrebata al pobre trayéndolo en su red.

para juzgar al huérfano y al pobre; no volverá más a hacer violencia el hombre de la tierra.

Al Vencedor: Salmo de David. En el SEÑOR he confiado. ¿Cómo decís a mi alma: Escapa al monte cual ave?

Al Vencedor: sobre Seminit: Salmo de David. Salva, oh SEÑOR, porque se acabaron los misericordiosos; porque se han acabado los fieles de entre los hijos de los hombres.

Ciertamente conocieron ésto todos los que obran iniquidad, que devoran a mi pueblo como si pan comiesen; al SEÑOR no invocaron.

Al Vencedor: Salmo del siervo del SEÑOR, de David, el cual habló al SEÑOR las palabras de este cántico el día que le libró el SEÑOR de mano de todos sus enemigos, y de mano de Saúl. Entonces dijo: Te amaré, oh SEÑOR, fortaleza mía.

En mi angustia llamé al SEÑOR, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.

Clamaron, y no hubo quién se salvase; aun al SEÑOR, mas no los oyó.

Al oír de mí, me obedeció; los hijos de extraños se sometieron a mí aun contra su voluntad ;

Un día emite palabra al otro día, y una noche a la otra noche declara sabiduría.

El SEÑOR salva al Rey; que El nos oiga el día que lo invocáremos.

Comerán los humildes, y serán saciados; alabarán al SEÑOR los que le buscan; vivirá vuestro corazón para siempre.

Comerán y adorarán todos los gruesos de la tierra; delante de él se arrodillarán todos los que descienden al polvo, y ninguno puede vivificar su propio alma.

La simiente le servirá; será contada al SEÑOR por generación.

Vendrán, y anunciarán al pueblo que naciere, su justicia que él hizo.

He caminado en rectitud; en las congregaciones bendeciré al SEÑOR.

Y luego ensalzará mi cabeza sobre mis enemigos en derredor mío; y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; cantaré y salmearé al SEÑOR.

De David. A ti llamaré, oh SEÑOR, fuerza mía; no te desentiendas de mí; para que no sea yo , dejándome tú , semejante a los que descienden al sepulcro.

Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos al templo de tu santidad.

Salmo de David. Dad al SEÑOR, oh hijos de fuertes, dad al SEÑOR la gloria y la fortaleza.

Y los hizo saltar como becerros; al Líbano y al Sirión como hijos de unicornios.

Salmo de canción al estrenar la casa de David: Te ensalzaré, oh SEÑOR; porque me has ensalzado; y no hiciste alegrar mis enemigos de mí.

A ti, oh DIOS, llamaré; y al Señor suplicaré.

¿Qué provecho hay en mi muerte, cuando yo descendiere al hoyo? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?

Al Vencedor: Salmo de David. En ti, oh SEÑOR, he esperado; no sea yo avergonzado para siempre; líbrame en tu justicia.

De David, cuando mudó su semblante delante de Abimelec, y él lo echó, y se fue. Alef Bendeciré al SEÑOR en todo tiempo; su alabanza será siempre en mi boca.

Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda.

He Los impíos desenvainaron espada, y entesaron su arco, para arruinar al pobre y al menesteroso; para degollar a los de recto proceder.

Sagradas Escrituras (1569)