850 casos

'Mis' en la Biblia

Porque mis enemigos hablan contra mí; y los que acechan mi alma, consultaron juntamente.

En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos.

Mi corazón fue atribulado, y en mis riñones sentía punzadas.

Detenías los párpados de mis ojos: Estaba yo quebrantado, y no hablaba.

Me acordaba de mis canciones de noche; meditaba con mi corazón, y mi espíritu inquiría.

¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si Israel hubiera andado en mis caminos!

Escucha, oh Jehová, mi oración, y está atento a la voz de mis ruegos.

Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción; te he llamado, oh Jehová, cada día; he extendido a ti mis manos.

Si dejaren sus hijos mi ley, y no anduvieren en mis juicios;

si profanaren mis estatutos, y no guardaren mis mandamientos;

Y mis ojos mirarán mi deseo sobre mis enemigos; oirán mis oídos de los que se levantaron contra mí, de los malignos.

donde me tentaron vuestros padres, me probaron, y vieron mis obras.

Cuarenta años estuve disgustado con esta generación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos.

No pondré delante de mis ojos cosa inicua; aborrezco la obra de los que se desvían; no se acercarán a mí.

Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que anduviere en el camino de la perfección, éste me servirá.

Porque mis días se han consumido como humo; y mis huesos cual tizón están quemados.

Por la voz de mi gemido mis huesos se han pegado a mi carne.

Dije: Dios mío, no me cortes en la mitad de mis días; por generación de generaciones son tus años.

Oh Jehová, en verdad yo soy tu siervo, yo tu siervo, hijo de tu sierva: Tú desataste mis ataduras.

8 Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tu palabra.

Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amé; y meditaré en tus estatutos.

Cánticos han sido para mí tus estatutos en la casa de mis peregrinaciones.

Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos; porque siempre están conmigo.

Más que todos mis enseñadores he entendido; porque tus testimonios son mi meditación.

AIN. Juicio y justicia he hecho; no me abandones a mis opresores.

Mis ojos desfallecieron por tu salvación, y por el dicho de tu justicia.

Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley.

Mi celo me ha consumido; porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.

Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tu palabra.

Muchos son mis perseguidores y mis enemigos; mas de tus testimonios no me he apartado.

He guardado tus mandamientos y tus testimonios; porque todos mis caminos están delante de ti.

«Cántico gradual» A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en los cielos.

Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos surcos.

«Cántico gradual: de David» Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí.

no daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento,

He dicho a Jehová: Dios mío eres tú; escucha, oh Jehová, la voz de mis ruegos.

Sus jueces serán derribados en lugares peñascosos, y oirán mis palabras, que son dulces.

Por tanto a ti, oh Jehová Señor, miran mis ojos: En ti he confiado, no desampares mi alma.

Y por tu misericordia disipa a mis enemigos, y destruye a todos los adversarios de mi alma; porque yo soy tu siervo.

Volveos a mi reprensión: He aquí yo os derramaré mi espíritu, y os haré saber mis palabras.

Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos atesorares dentro de ti,

Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis palabras, guarda mis mandamientos, y vivirás.

Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones.

Sacrificios de paz había prometido; hoy he pagado mis votos;

Oíd, porque hablaré cosas excelentes; y abriré mis labios para cosas rectas.

Porque mi boca hablará verdad, y la impiedad abominan mis labios.

regocijándome en la parte habitable de su tierra; teniendo mis delicias con los hijos de los hombres.

Mis entrañas también se alegrarán cuando tus labios hablaren cosas rectas.

¿Qué, hijo mío? ¿Y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis votos?

Resultados de Búsqueda por Versiones

Resultados de Búsqueda por Libro

Todos los Libros

Reina Valera Gómez (© 2010)