'Le' en la Biblia
- 1.Gé 2:15-Gé 37:10
- 2.Gé 37:11-Éx 34:20
- 3.Éx 34:32-Deuteronomio 1:16
- 4.Deuteronomio 1:36-Jueces 6:31
- 5.Jueces 7:9-1 Samuel 14:37
- 6.1 Samuel 14:39-2 Samuel 15:26
- 7.2 Samuel 15:32-2 Reyes 1:9
- 8.2 Reyes 2:4-1 Crónicas 15:12
- 9.1 Crónicas 15:13-Ester 6:6
- 10.Ester 6:13-Salmos 103:13
- 11.Salmos 103:17-Isaías 66:7
- 12.Jeremías 2:3-Oseas 12:4
- 13.Oseas 12:14-Mateo 14:31
- 14.Mateo 14:33-Mateo 27:30
- 15.Mateo 27:31-Marcos 9:22
- 16.Marcos 9:23-Lucas 2:46
- 17.Lucas 2:47-Lucas 14:4
- 18.Lucas 14:6-Juan 1:38
- 19.Juan 1:40-Juan 18:26
- 20.Juan 18:30-Hechos 15:21
- 21.Hechos 15:38-Gálatas 1:16
- 22.Gálatas 2:11-Apocalipsis 22:3
Entonces los que estaban en el barco, vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
Y como le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron por toda aquella tierra alrededor, y trajeron á él todos los enfermos;
Y le rogaban que solamente tocasen el borde de su manto; y todos los que tocaron, quedaron sanos.
Entonces llegándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los Fariseos oyendo esta palabra se ofendieron?
Y respondiendo Pedro, le dijo: Decláranos esta parábola.
Mas él no le respondió palabra. Entonces llegándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, pues da voces tras nosotros.
Entonces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor socórreme.
Entonces sus discípulos le dicen: ¿Dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, que hartemos á tan gran compañía?
Y LLEGANDOSE los Fariseos y los Saduceos para tentarle, le pedían que les mostrase señal del cielo.
La generación mala y adulterina demanda señal; mas señal no le será dada, sino la señal de Jonás profeta. Y dejándolos, se fué.
Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, mas mi Padre que está en los cielos.
Desde aquel tiempo comenzó Jesús á declarar á sus discípulos que le convenía ir á Jerusalem, y padecer mucho de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.
Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen pues los escribas que es menester que Elías venga primero?
Mas os digo, que ya vino Elías, y no le conocieron; antes hicieron en él todo lo que quisieron: así también el Hijo del hombre padecerá de ellos.
Y le he presentado á tus discípulos, y no le han podido sanar.
Y Jesús le reprendió, y salió el demonio de él; y el mozo fué sano desde aquella hora.
Y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera.
El dice: Sí. Y entrando él en casa, Jesús le habló antes, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quién cobran los tributos ó el censo? ¿de sus hijos ó de los extraños?
Pedro le dice: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos son francos.
Y llamando Jesús á un niño, le puso en medio de ellos,
Y cualquiera que escandalizare á alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le anegase en el profundo de la mar.
Jesús le dice: No te digo hasta siete, mas aun hasta setenta veces siete.
Y comenzando á hacer cuentas, le fué presentado uno que le debía diez mil talentos.
Mas á éste, no pudiendo pagar, mandó su señor venderle, y á su mujer é hijos, con todo lo que tenía, y que se le pagase.
Entonces aquel siervo, postrado, le adoraba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
El señor, movido á misericordia de aquel siervo, le soltó y le perdonó la deuda.
Y saliendo aquel siervo, halló á uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y trabando de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que debes.
Entonces su consiervo, postrándose á sus pies, le rogaba, diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
Mas él no quiso; sino fué, y le echó en la cárcel hasta que pagase la deuda.
Entonces llamándole su señor, le dice: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste:
Entonces su señor, enojado, le entregó á los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.
Y le siguieron muchas gentes, y los sanó allí.
Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les riñeron.
Y he aquí, uno llegándose le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?
Y él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno, es á saber, Dios: y si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros hemos dejado todo, y te hemos seguido: ¿qué pues tendremos?
He aquí subimos á Jerusalem, y el Hijo del hombre será entregado á los principes de los sacerdotes y á los escribas, y le condenarán á muerte;
Y le entregarán á los Gentiles para que le escarnezcan, y azoten, y crucifiquen; mas al tercer día resucitará.
Entonces se llegó á él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándo le, y pidiéndole algo.
Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno á tu mano derecha, y el otro á tu izquierda, en tu reino.
Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís: ¿podéis beber el vaso que yo he de beber, y ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado? Y ellos le dicen: Podemos.
Entonces saliendo ellos de Jericó, le seguía gran compañía.
Ellos le dicen: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
Entonces Jesús, teniendo misericordia de ellos, les tocó los ojos, y luego sus ojos recibieron la vista; y le siguieron.
Y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dice: Sí: ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?
Y viendo una higuera cerca del camino, vino á ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo: Nunca más para siempre nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.
El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿del cielo, ó de los hombres? Ellos entonces pensaron entre sí, diciendo: Si dijéremos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué pues no le creísteis?
Mas, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero, le dijo: Hijo, ve hoy á trabajar en mi viña.
Y llegando al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Yo, señor, voy. Y no fué.
Porque vino á vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; y los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.
Y tomado, le echaron fuera de la viña, y le mataron.
Dícenle: á los malos destruirá miserablemente, y su viña dará á renta á otros labradores, que le paguen el fruto á sus tiempos.
Y el que cayere sobre esta piedra, será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
Y buscando cómo echarle mano, temieron al pueblo; porque le tenían por profeta.
Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí no teniendo vestido de boda? Mas él cerró la boca.
Entonces, idos los Fariseos, consultaron cómo le tomarían en alguna palabra.
Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
Aquel día llegaron á él los Saduceos, que dicen no haber resurrección, y le preguntaron,
Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente.
El les dice: ¿Pues cómo David en Espíritu le llama Señor, diciendo:
Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su Hijo?
Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.
Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque rodeáis la mar y la tierra por hacer un prosélito; y cuando fuere hecho, le hacéis hijo del infierno doble más que vosotros.
Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando su señor viniere, le hallare haciendo así.
Y le cortará por medio, y pondrá su parte con los hipócritas: allí será el lloro y el crujir de dientes.
Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor.
Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor.
Y respondiendo su señor, le dijo: Malo y negligente siervo, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí;
Porque á cualquiera que tuviere, le será dado, y tendrá más; y al que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado.
Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos? ¿ó sediento, y te dimos de beber?
Entonces también ellos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, ó sediento, ó huésped, ó desnudo, ó enfermo, ó en la cárcel, y no te servimos?
Y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le señalaron treinta piezas de plata.
A la verdad el Hijo del hombre va, como está escrito de él, mas ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! bueno le fuera al tal hombre no haber nacido.
Entonces respondiendo Judas, que le entregaba, dijo. ¿Soy yo, Maestro? Dícele: Tú lo has dicho.
Y respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca seré escandalizado.
Jesús le dice: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, aquél es: prendedle.
Y luego que llegó á Jesús, dijo: Salve, Maestro. Y le besó.
Y Jesús le dijo: Amigo, ¿á qué vienes? Entonces llegaron, y echaron mano á Jesús, y le prendieron.
Y he aquí, uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, é hiriendo á un siervo del pontífice, le quitó la oreja.
Entonces Jesús le dice: Vuelve tu espada á su lugar; porque todos los que tomaren espada, á espada perecerán.
Y ellos, prendido Jesús, le llevaron á Caifás pontífice, donde los escribas y los ancianos estaban juntos.
Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del pontífice; y entrando dentro, estábase sentado con los criados, para ver el fin.
Y levantándose el pontífice, le dijo: ¿No respondes nada? ¿qué testifican éstos contra ti?
Mas Jesús callaba. Respondiendo el pontífice, le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, Hijo de Dios.
Jesús le dijo: Tú lo has dicho: y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo de los hombres sentado á la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo.
Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de bofetadas; y otros le herían con mojicones,
Y saliendo él á la puerta, le vió otra, y dijo á los que estaban allí: También éste estaba con Jesús Nazareno.
Y se acordó Pedro de las palabras de Jesús, que le dijo: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliéndose fuera, lloró amargamente.
Y le llevaron atado, y le entregaron á Poncio Pilato presidente.
Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, volvió arrepentido las treinta piezas de plata á los príncipes de los sacerdotes y á los ancianos,
Y Jesús estuvo delante del presidente; y el presidente le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices.
Pilato entonces le dice: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra tí?
Y no le respondió ni una palabra; de tal manera que el presidente se maravillaba mucho,
Porque sabía que por envidia le habían entregado.
Entonces les soltó á Barrabás: y habiendo azotado á Jesús, le entregó para ser crucificado.
Y desnudándole, le echaron encima un manto de grana;
Y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; é hincando la rodilla delante de él, le burlaban, diciendo: Salve, Rey de los Judíos!
Y escupiendo en él, tomaron la caña, y le herían en la cabeza.
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