'Le' en la Biblia
- 1.Gé 2:15-Gé 37:10
- 2.Gé 37:11-Éx 34:20
- 3.Éx 34:32-Deuteronomio 1:16
- 4.Deuteronomio 1:36-Jueces 6:31
- 5.Jueces 7:9-1 Samuel 14:37
- 6.1 Samuel 14:39-2 Samuel 15:26
- 7.2 Samuel 15:32-2 Reyes 1:9
- 8.2 Reyes 2:4-1 Crónicas 15:12
- 9.1 Crónicas 15:13-Ester 6:6
- 10.Ester 6:13-Salmos 103:13
- 11.Salmos 103:17-Isaías 66:7
- 12.Jeremías 2:3-Oseas 12:4
- 13.Oseas 12:14-Mateo 14:31
- 14.Mateo 14:33-Mateo 27:30
- 15.Mateo 27:31-Marcos 9:22
- 16.Marcos 9:23-Lucas 2:46
- 17.Lucas 2:47-Lucas 14:4
- 18.Lucas 14:6-Juan 1:38
- 19.Juan 1:40-Juan 18:26
- 20.Juan 18:30-Hechos 15:21
- 21.Hechos 15:38-Gálatas 1:16
- 22.Gálatas 2:11-Apocalipsis 22:3
Mas la misericordia de Jehová desde el siglo y hasta el siglo sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos;
Hasta la hora que llegó su palabra, El dicho de Jehová le probó.
También le irritaron en las aguas de Meriba: E hizo mal á Moisés por causa de ellos;
No tenga quien le haga misericordia; Ni haya quien tenga compasión de sus huérfanos.
Yo alabaré á Jehová en gran manera con mi boca, Y le loaré en medio de muchos.
Porque él se pondrá á la diestra del pobre, Para librar su alma de los que le juzgan.
Dió mantenimiento á los que le temen; Para siempre se acordará de su pacto.
Porque ha inclinado á mí su oído, Invocaré le por tanto en todos mis días.
Bienaventurados los que guardan sus testimonios, Y con todo el corazón le buscan:
Aleluya. ALABAD el nombre de Jehová; Alabad le, siervos de Jehová;
Cercano está Jehová á todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras.
Cumplirá el deseo de los que le temen; Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.
Jehová guarda á todos los que le aman; Empero destruirá á todos los impíos.
Complácese Jehová en los que le temen, Y en los que esperan en su misericordia.
El ensalzó el cuerno de su pueblo; Aláben le todos sus santos, los hijos de Israel, El pueblo á él cercano. Aleluya.
Y he aquí, una mujer que le sale al encuentro Con atavío de ramera, astuta de corazón,
Lo que el impío teme, eso le vendrá: Mas á los justos les será dado lo que desean.
EL peso falso abominación es á Jehová: Mas la pesa cabal le agrada.
Abominación son á Jehová los perversos de corazón: Mas los perfectos de camino le son agradables.
El hombre será harto de bien del fruto de su boca: Y la paga de las manos del hombre le será dada.
El escarnecedor no ama al que le reprende; Ni se allega á los sabios.
El alma del que trabaja, trabaja para sí; Porque su boca le constriñe.
El hombre malo lisonjea á su prójimo, Y le hace andar por el camino no bueno:
El que responde palabra antes de oir, Le es fatuidad y oprobio.
El presente del hombre le ensancha el camino, Y le lleva delante de los grandes.
El primero en su propia causa parece justo; Y su adversario viene, y le sondea.
Todos los hermanos del pobre le aborrecen: Cuánto más sus amigos se alejarán de él! Buscará la palabra y no la hallará.
A Jehová empresta el que da al pobre, Y él le dará su paga.
El alma del impío desea mal: Su prójimo no le parece bien.
El deseo del perezoso le mata, Porque sus manos no quieren trabajar.
Al que piensa mal hacer Le llamarán hombre de malos pensamientos.
Porque Jehová no lo mire, y le desagrade, Y aparte de sobre él su enojo.
El que dijere al malo, Justo eres, Los pueblos lo maldecirán, y le detestarán las naciones:
No digas: Como me hizo, así le haré; Daré el pago al hombre según su obra.
A su ver es el perezoso más sabio Que siete que le den consejo.
Cuando hablare amigablemente, no le creas; Porque siete abominaciones hay en su corazón.
El que bendice á su amigo en alta voz, madrugando de mañana, Por maldición se le contará.
El hombre que hace violencia con sangre de persona, Huirá hasta el sepulcro, y nadie le detendrá.
Apresúrase á ser rico el hombre de mal ojo; Y no conoce que le ha de venir pobreza.
El necio da suelta á todo su espíritu; Mas el sabio al fin le sosiega.
La soberbia del hombre le abate; Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.
PALABRAS del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.
Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría y ciencia y gozo, mas al pecador da trabajo, el que allegue y amontone, para que dé al que agrada á Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
Dulce es el sueño del trabajador, ora coma mucho ó poco; mas al rico no le deja dormir la hartura.
Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar al viento?
He aquí pues el bien que yo he visto: Que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte.
Asimismo, á todo hombre á quien Dios dió riquezas y hacienda, y le dió también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce su trabajo; esto es don de Dios.
Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le responderá con alegría de su corazón.
Hombre á quien Dios dió riquezas, y hacienda, y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; mas Dios no le dió facultad de comer de ello, sino que los extraños se lo comen. Esto vanidad es, y enfermedad trabajosa.
Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá, Qué haces?
Bien que el pecador haga mal cien veces, y le sea dilatado el castigo, con todo yo también sé que los que á Dios temen tendrán bien, los que temieren ante su presencia;
Y que el impío no tendrá bien, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no temió delante de la presencia de Dios.
Por tanto alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba, y se alegre; y que esto se le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le dió debajo del sol.
Y aun mientras va el necio por el camino, fálta le, su cordura, y dice á todos, que es necio.
El necio multiplica palabras: no sabe hombre lo que ha de ser; ¿y quién le hará saber lo que después de él será?
Mas si el hombre viviere muchos años, y en todos ellos hubiere gozado alegría; si después trajere á la memoria los días de las tinieblas, que serán muchos, todo lo que le habrá pasado, dirá haber sido vanidad.
Salid, oh doncellas de Sión, y ved al rey Salomón Con la corona con que le coronó su madre el día de su desposorio, Y el día del gozo de su corazón.
Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalem, si hallareis á mi amado, Que le hagáis saber cómo de amor estoy enferma.
¿DONDE se ha ido tu amado, Oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿Adónde se apartó tu amado, Y le buscaremos contigo?
Tu ombligo, como una taza redonda, Que no le falta bebida. Tu vientre, como montón de trigo, Cercado de lirios.
Porque seréis como el olmo que se le cae la hoja, y como huerto que le faltan las aguas.
Aquel día arrojará el hombre, á los topos y murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase;
Cuando alguno trabare de su hermano, de la familia de su padre, y le dijere, Que vestir tienes, tú serás nuestro príncipe, y sea en tu mano esta ruina;
Decid al justo que le irá bien: porque comerá de los frutos de sus manos.
Ay del impío! mal le irá: porque según las obras de sus manos le será pagado.
No habrá entre ellos cansado, ni que vacile; ninguno se dormirá ni le tomará sueño; á ninguno se le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá la correa de sus zapatos.
AUNQUE no será esta oscuridad tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez á la tierra de Zabulón, y á la tierra de Nephtalí; y después cuando agravaron por la vía de la mar, de esa parte del Jordán, en Galilea de
Mandaréle contra una gente fementida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos, y arrebate presa, y que lo ponga á ser hollado como lodo de las calles.
Y acaecerá, que cuando Moab pareciere que está cansado sobre los altos, entonces vendrá á su santuario á orar, y no le valdrá.
Los pueblos harán estrépito á manera de ruido de grandes aguas: mas Dios le reprenderá, y huirá lejos; será ahuyentado como el tamo de los montes delante del viento, y como el polvo delante del torbellino.
EN el año que vino Thartán á Asdod, cuando le envió Sargón rey de Asiria, y peleó contra Asdod y la tomó;
Y vestirélo de tus vestiduras, y le fortaleceré con tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de Jerusalem, y á la casa de Judá.
Y se dirá en aquel día: He aquí este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová á quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salud.
Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado.
Porque su Dios le instruye, y le enseña á juicio.
Y os será toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado.
Carga de las bestias del mediodía: Por tierra de tribulacion y de angustia, de donde salen la leona y el leon, la vibora y la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de jumentos sus riquezas, y sus tesoros sobre corcovas de camellos, a un pueblo que no le
Ciertamente Egipto en vano é inútilmente dará ayuda; por tanto yo le dí voces, que su fortaleza sería estarse quietos.
Empero Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto será ensalzado teniendo de vosotros misericordia: porque Jehová es Dios de juicio: bienaventurados todos los que le esperan.
Este habitará en las alturas: fortalezas de rocas serán su lugar de acogimiento; se le dará su pan, y sus aguas serán ciertas.
Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo: la gloria del Líbano le será dada, la hermosura de Carmel y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro.
Mas callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis.
Los cuales le dijeron: Ezechîas dice así: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia, es este día: porque los hijos han llegado hasta la rotura, y no hay fuerza en la que pare.
Y acaeció, que estando orando en el templo de Nisroch su dios, Adremelech y Sarezer, sus hijos, le hirieron á cuchillo, y huyeron á la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo.
¿Quién enseñó al espíritu de Jehová, ó le aconsejo enseñándole?
¿A quién demandó consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, ó le enseñó ciencia, ó le mostró la senda de la prudencia?
¿A qué pues haréis semejante á Dios, ó qué imagen le compondréis?
El artífice apareja la imagen de talla, el platero le extiende el oro, y le funde cadenas de plata.
El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se corrompa; búscase un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva.
¿Quién despertó del oriente al justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante de él naciones, é hízolo enseñorear de reyes; entrególos á su espada como polvo, y á su arco como hojarascas arrebatadas?
El herrero tomará la tenaza, obrará en las ascuas, darále forma con los martillos, y trabajará en ella con la fuerza de su brazo: tiene luego hambre, y le faltan las fuerzas; no beberá agua, y se desmaya.
De ceniza se apacienta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No hay una mentira á mi mano derecha?
Yo, yo hablé, y le llamé, y le traje; por tanto será prosperado su camino.
El preso se da prisa para ser suelto, por no morir en la mazmorra, ni que le falte su pan.
Y subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca: no hay parecer en él, ni hermosura: verlo hemos, mas sin atractivo para que le deseemos.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Por tanto yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fué contado con los perversos, habiendo él llevado el pecado de muchos y orado por los transgresores.
Visto he sus caminos, y le sanaré, y le pastorearé, y daréle consolaciones, á él y á sus enlutados.
Ni le deis tregua, hasta que confirme, y hasta que ponga á Jerusalem en alabanza en la tierra.
Antes que estuviese de parto, parió; antes que le viniesen dolores parió hijo.
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