'Le' en la Biblia
- 1.Gé 2:15-Gé 37:10
- 2.Gé 37:11-Éx 34:20
- 3.Éx 34:32-Deuteronomio 1:16
- 4.Deuteronomio 1:36-Jueces 6:31
- 5.Jueces 7:9-1 Samuel 14:37
- 6.1 Samuel 14:39-2 Samuel 15:26
- 7.2 Samuel 15:32-2 Reyes 1:9
- 8.2 Reyes 2:4-1 Crónicas 15:12
- 9.1 Crónicas 15:13-Ester 6:6
- 10.Ester 6:13-Salmos 103:13
- 11.Salmos 103:17-Isaías 66:7
- 12.Jeremías 2:3-Oseas 12:4
- 13.Oseas 12:14-Mateo 14:31
- 14.Mateo 14:33-Mateo 27:30
- 15.Mateo 27:31-Marcos 9:22
- 16.Marcos 9:23-Lucas 2:46
- 17.Lucas 2:47-Lucas 14:4
- 18.Lucas 14:6-Juan 1:38
- 19.Juan 1:40-Juan 18:26
- 20.Juan 18:30-Hechos 15:21
- 21.Hechos 15:38-Gálatas 1:16
- 22.Gálatas 2:11-Apocalipsis 22:3
Contó luego Amán á Zeres su mujer, y á todos sus amigos, todo lo que le había acontecido: y dijéronle sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la simiente de los Judíos es el Mardochêo, delante de quien has comenzado á caer, no lo vencerás; antes caerás por ci
EL MISMO día dió el rey Assuero á la reina Esther la casa de Amán enemigo de los Judíos; y Mardochêo vino delante del rey, porque Esther le declaró lo que era respecto de ella.
Y toda la obra de su fortaleza, y de su valor, y la declaración de la grandeza de Mardochêo, con que el rey le engrandeció, ¿no está escrito en el libro de los anales de los reyes de Media y de Persia?
¿No le has tú cercado á él, y á su casa, y á todo lo que tiene en derredor? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto su hacienda ha crecido sobre la tierra.
Y vino un mensajero á Job, que le dijo: Estando arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos,
Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. También recibimos el bien de Dios, ¿y el mal no recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
Y tres amigos de Job, Eliphaz Temanita, y Bildad Suhita, y Sophar Naamathita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían concertado de venir juntos á condolecerse de él, y á consolarle.
Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que el dolor era muy grande.
No tornará más á su casa, Ni su lugar le conocerá más.
Si le arrancaren de su lugar, Este negarále entonces, diciendo: Nunca te vi.
Si quisiere contender con él, No le podrá responder á una cosa de mil.
He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá, Qué haces?
¿Cuánto menos le responderé yo, Y hablaré con él palabras estudiadas?
Que si yo le invocase, y él me respondiese, Aun no creeré que haya escuchado mi voz.
Porque no es hombre como yo, para que yo le responda, Y vengamos juntamente á juicio.
Entonces hablaré, y no le temeré: Porque así no estoy en mí mismo.
Yo soy uno de quien su amigo se mofa, Que invoca á Dios, y él le responde: Con todo, el justo y perfecto es escarnecido.
He aquí, él derribará, y no será edificado: Encerrará al hombre, y no habrá quien le abra.
Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti: Tú le pusiste términos, de los cuales no pasará.
Estruendos espantosos hay en sus oídos; En la paz le vendrá quien lo asuele.
Desasosegado á comer siempre, Sabe que le está aparejado día de tinieblas.
Tribulación y angustia le asombrarán, Y esforzaránse contra él como un rey apercibido para la batalla.
El le acometerá en la cerviz, En lo grueso de las hombreras de sus escudos:
No tendrá hijo ni nieto en su pueblo, Ni quien le suceda en sus moradas.
Llamé á mi siervo, y no respondió; De mi propia boca le suplicaba.
Mi aliento vino á ser extraño á mi mujer, Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
Con su estiércol perecerá para siempre: Los que le hubieren visto, dirán: ¿Qué es de él?
El ojo que le habrá visto, nunca más le verá; Ni su lugar le echará más de ver.
Si le parecía bien, y no lo dejaba, Mas antes lo detenía entre su paladar;
Huirá de las armas de hierro, Y el arco de acero le atravesará.
Esta es la parte que Dios apareja al hombre impío, Y la heredad que Dios le señala por su palabra.
¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos á él?
Dios guardará para sus hijos su violencia; Y le dará su pago, para que conozca.
¿Quién le denunciará en su cara su camino? Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago?
Los terrones del valle le serán dulces; Y tras de él será llevado todo hombre, Y antes de él han ido innumerables.
PUESTO que no son ocultos los tiempos al Todopoderoso, ¿Por qué los que le conocen no ven sus días?
Le dieron á crédito, y se afirmó: Sus ojos están sobre los caminos de ellos.
Los que le quedaren, en muerte serán sepultados; Y no llorarán sus viudas.
Batirán sus manos sobre él, Y desde su lugar le silbarán.
El oro no se le igualará, ni el diamante; Ni se trocará por vaso de oro fino.
¿Qué haría yo cuando Dios se levantase? Y cuando él visitara, ¿qué le respondería yo?
Si me alegré en el quebrantamiento del que me aborrecía, Y me regocijé cuando le halló el mal;
Yo le contaría el número de mis pasos, Y como príncipe me llegaría á él.
Ahora bien, Job no enderezó á mí sus palabras, Ni yo le responderé con vuestras razones.
Que le hace que su vida aborrezca el pan, Y su alma la comida suave.
Que le diga que Dios tuvo de él misericordia, Que lo libró de descender al sepulcro, Que halló redención:
Orará á Dios, y le amará, Y verá su faz con júbilo: Y él restituirá al hombre su justicia.
Porque él pagará al hombre según su obra, Y él le hará hallar conforme á su camino.
Si pecares, ¿qué habrás hecho contra él? Y si tus rebeliones se multiplicaren, ¿qué le harás tú?
Si fueres justo, ¿qué le darás á el? ¿O qué recibirá de tu mano?
Si oyeren, y le sirvieren, Acabarán sus días en bien, y sus años en deleites.
¿Quién le ha prescrito su camino? ¿Y quién le dirá: Iniquidad has hecho?
He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos; Ni se puede rastrear el número de sus años.
Muéstranos qué le hemos de decir; Porque nosotros no podemos componer las ideas á causa de las tinieblas.
Y establecí sobre ella mi decreto, Y le puse puertas y cerrojo,
¿Confiarás tú en él, por ser grande su fortaleza, Y le fiarás tu labor?
Porque le privó Dios de sabiduría, Y no le dió inteligencia.
¿Le intimidarás tú como á alguna langosta? El resoplido de su nariz es formidable:
¿SACARAS tú al leviathán con el anzuelo, O con la cuerda que le echares en su lengua?
Saeta no le hace huir; Las piedras de honda se le tornan aristas.
Y vinieron é él todos sus hermanos, y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y condoliéronse de él, y consoláronle de todo aquel mal que sobre él había Jehová traído; y cada uno de ellos le dió una
Pues le has hecho poco menor que los ángeles, Y coronástelo de gloria y de lustre.
Tú lo tienes visto: porque tú miras el trabajo, y la vejación, para vengar le por tu mano: A ti se acoge el pobre, Tú eres el amparo del huérfano.
Al Músico principal: Salmo de David, siervo de Jehová, el cual profirió á Jehová las palabras de este cántico el día que le libró Jehová de mano de todos sus enemigos, y de mano de Saúl. Entonces dijo: AMARTE he, oh Jehová, fortaleza mía.
El deseo de su corazón le diste, Y no le negaste lo que sus labios pronunciaron. (Selah.)
Pues le has salido al encuentro con bendiciones de bien: Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.
De ti será mi alabanza en la grande congregación; Mis votos pagaré delante de los que le temen.
Comerán los pobres, y serán saciados: Alabarán á Jehová los que le buscan: Vivirá vuestro corazón para siempre.
La posteridad le servirá; Será ella contada por una generación de Jehová.
Tal es la generación de los que le buscan, De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. (Selah.)
¿Quién es el hombre que teme á Jehová? El le enseñará el camino que ha de escoger.
El secreto de Jehová es para los que le temen; Y á ellos hará conocer su alianza.
Jehová es mi fortaleza y mi escudo: En él esperó mi corazón, y fuí ayudado; Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi canción le alabaré.
Voz de Jehová que hará estar de parto á las ciervas, Y desnudará la breñas: Y en su templo todos los suyos le dicen gloria.
He aquí, el ojo de Jehová sobre los que le temen, Sobre los que esperan en su misericordia;
El ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen, Y los defiende.
Temed á Jehová, vosotros sus santos; Porque no hay falta para los que le temen.
Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, Que libras al afligido del más fuerte que él, Y al pobre y menesteroso del que le despoja?
Jehová no lo dejará en sus manos, Ni lo condenará cuando le juzgaren.
Jehová lo guardé, y le dé vida: sea bienaventurado en la tierra, Y no lo entregues á la voluntad de sus enemigos.
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te conturbas en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar Por las saludes de su presencia.
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te conturbas en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar; Es él salvamento delante de mí, y el Dios mío.
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te conturbes en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar; Es él salvamento delante de mí, y el Dios mío.
El que sacrifica alabanza me honrará: Y al que ordenare su camino, Le mostraré la salud de Dios.
Al Músico principal: sobre La paloma silenciosa en paraje muy distante. Michtam de David, cuando los Filisteos le prendieron en Gath. TEN misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre: Me oprime combatiéndome cada día.
Al Músico principal: Salmo de David: Canción. LEVANTESE Dios, sean esparcidos sus enemigos, Y huyan de su presencia los que le aborrecen.
Diciendo: Dios lo ha dejado: Perseguid y tomadle, porque no hay quien le libre.
Y arrodillarse han á él todos los reyes; Le servirán todas las gentes.
Porque él librará al menesteroso que clamare, Y al afligido que no tuviere quien le socorra.
Y vivirá, y darásele del oro de Seba; Y oraráse por él continuamente; Todo el día se le bendecirá.
Por eso su pueblo vuelve aquí, Y aguas de lleno le son exprimidas.
Mas le lisonjeaban con su boca, Y con su lengua le mentían:
Los aborrecedores de Jehová se le hubieran sometido; Y el tiempo de ellos fuera para siempre.
Ciertamente cercana está su salud á los que le temen; Para que habite la gloria en nuestra tierra.
Yo también le pondré por primogénito, Alto sobre los reyes de la tierra.
Para siempre le conservaré mi misericordia; Y mi alianza será firme con él.
Me invocará, y yo le responderé: Con él estare yo en la angustia: Lo libraré, y le glorificaré.
Al que solapadamente infama á su prójimo, yo le cortaré; No sufriré al de ojos altaneros, y de corazón vanidoso.
Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia sobre los que le temen.
Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen.
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