'Sobre' en la Biblia

¿No le has tú cercado á él, y á su casa, y á todo lo que tiene en derredor? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto su hacienda ha crecido sobre la tierra.

Y dijo Jehová á Satán: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano: solamente no pongas tu mano sobre él. Y salióse Satán de delante de Jehová.

Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los Caldeos hicieron tres escuadrones, y dieron sobre los camellos, y tomáronlos, é hirieron á los mozos á filo de espada; y solamente escapé yo solo para traerte las nuevas.

Y he aquí un gran viento que vino del lado del desierto, é hirió las cuatro esquinas de la casa, y cayó sobre los mozos, y murieron; y solamente escapé yo solo para traerte las nuevas.

Los cuales alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron á voz en grito; y cada uno de ellos rasgó su manto, y esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo.

Sea aquel día sombrío, Y Dios no cuide de él desde arriba, Ni claridad sobre él resplandezca.

Aféenlo tinieblas y sombra de muerte; Repose sobre él nublado, Que lo haga horrible como caliginoso día.

Mas ahora que el mal sobre ti ha venido, te es duro; Y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.

En imaginaciones de visiones nocturnas, Cuando el sueño cae sobre los hombres,

Que da la lluvia sobre la haz de la tierra, Y envía las aguas por los campos:

También os arrojáis sobre el huérfano, Y hacéis hoyo delante de vuestro amigo.

CIERTAMENTE tiempo limitado tiene el hombre sobre la tierra, Y sus días son como los días del jornalero.

Los ojos de los que me ven, no me verán más: Tus ojos sobre mí, y dejaré de ser.

¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, Y que pongas sobre él tu corazón,

Si fueres limpio y derecho, Cierto luego se despertará sobre ti, Y hará próspera la morada de tu justicia.

Pues nosotros somos de ayer, y no sabemos, Siendo nuestros días sobre la tierra como sombra.

Apoyaráse él sobre su casa, mas no permanecerá en pie; Atendráse á ella, mas no se afirmará.

A manera de un árbol, está verde delante del sol, Y sus renuevos salen sobre su huerto;

El que extiende solo los cielos, Y anda sobre las alturas de la mar:

No hay entre nosotros árbitro Que ponga su mano sobre nosotros ambos.

Quite de sobre mí su vara, Y su terror no me espante.

ESTA mi alma aburrida de mi vida: Daré yo suelta á mi queja sobre mí, Hablaré con amargura de mi alma.

¿Parécete bien que oprimas, Que deseches la obra de tus manos, Y que resplandezcas sobre el consejo de los impíos?

Sobre saber tú que no soy impío, Y que no hay quien de tu mano libre?

Renuevas contra mí tus plagas, Y aumentas conmigo tu furor, Remudándose sobre mí ejércitos.

El derrama menosprecio sobre los príncipes, Y enflaquece la fuerza de los esforzados.

De cierto su alteza os había de espantar, Y su pavor había de caer sobre vosotros.

¿Y sobre éste abres tus ojos, Y me traes á juicio contigo?

Mas su carne sobre él se dolerá, Y entristecerse ha en él su alma.

Porque cubrió su rostro con su gordura, E hizo pliegues sobre los ijares;

También yo hablaría como vosotros. Ojalá vuestra alma estuviera en lugar de la mía, Que yo os tendría compañía en las palabras, Y sobre vosotros movería mi cabeza.

Quebrantóme de quebranto sobre quebranto; Corrió contra mí como un gigante.

Yo cosí saco sobre mi piel, Y cargué mi cabeza de polvo.

La luz se oscurecerá en su tienda, Y apagaráse sobre él su lámpara.

Porque red será echada en sus pies, Y sobre red andará.

Su cuerda está escondida en la tierra, Y su torzuelo sobre la senda.

En su tienda morará como si no fuese suya: Piedra azufre será esparcida sobre su morada.

Sobre su día se espantarán los por venir, Como ocupó el pavor á los que fueron antes.

Sabed ahora que Dios me ha trastornado, Y traído en derredor su red sobre mí.

Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; Y sobre mis veredas puso tinieblas.

Vinieron sus ejércitos á una, y trillaron sobre mí su camino, Y asentaron campo en derredor de mi tienda.

Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo:

¿No sabes esto que fué siempre, Desde el tiempo que fué puesto el hombre sobre la tierra,

Cuando fuere lleno su bastimento, tendrá angustia: Las manos todas de los malvados vendrán sobre él.

Cuando se pusiere á henchir su vientre, Dios enviará sobre él el furor de su ira, Y harála llover sobre él y sobre su comida.

Desenvainará y sacará saeta de su aljaba, Y relumbrante pasará por su hiel: Sobre él vendrán terrores.

Miradme, y espantaos, Y poned la mano sobre la boca.

Sus casas seguras de temor, Ni hay azote de Dios sobre ellos.

Oh cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada, Y viene sobre ellos su quebranto, Y Dios en su ira les reparte dolores!

Determinarás asimismo una cosa, y serte ha firme; Y sobre tus caminos resplandecerá luz.

Quitan el pecho á los huérfanos, Y de sobre el pobre toman la prenda.

Le dieron á crédito, y se afirmó: Sus ojos están sobre los caminos de ellos.

¿Tienen sus ejércitos número? ¿Y sobre quién no está su luz?

Extiende el alquilón sobre vacío, Cuelga la tierra sobre nada.

El restriñe la faz de su trono, Y sobre él extiende su nube.

¿Oirá Dios su clamor Cuando la tribulación sobre él viniere?

Dios pues descargará sobre él, y no perdonará: Hará él por huir de su mano.

Batirán sus manos sobre él, Y desde su lugar le silbarán.

Cuando hacía resplandecer su candela sobre mi cabeza, A la luz de la cual yo caminaba en la oscuridad;

Los príncipes detenían sus palabras, Ponían la mano sobre su boca;

La bendición del que se iba á perder venía sobre mí; Y al corazón de la viuda daba alegría.

Tras mi palabra no replicaban, Y mi razón destilaba sobre ellos.

Hanse revuelto turbaciones sobre mí; Combatieron como viento mi alma, Y mi salud pasó como nube

De noche taladra sobre mí mis huesos, Y mis pulsos no reposan.

Levantásteme, é hicísteme cabalgar sobre el viento, Y disolviste mi sustancia.

¿No lloré yo al afligido? Y mi alma ¿no se entristeció sobre el menesteroso?

Mi piel está denegrida sobre mí, Y mis huesos se secaron con ardentía.

Muela para otro mi mujer, Y sobre ella otros se encorven.

Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, Y me lo ataría en lugar de corona.

He aquí que mi terror no te espantará, Ni mi mano se agravará sobre ti.

Por sueño de visión nocturna, Cuando el sueño cae sobre los hombres, Cuando se adormecen sobre el lecho;

También sobre su cama es castigado Con dolor fuerte en todos sus huesos,

El mira sobre los hombres; y el que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, Y no me ha aprovechado;

Si él pusiese sobre el hombre su corazón, Y recogiese así su espíritu y su aliento,

Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre, Y ve todos sus pasos.

Y si él diere reposo, ¿quién inquietará? Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará? Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre;

Las cuales destilan las nubes, Goteando en abundancia sobre los hombres.

He aquí que sobre él extiende su luz, Y cobija con ella las raíces de la mar.

Tocante á ella anunciará el trueno, su compañero, Que hay acumulación de ira sobre el que se eleva.

Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, Para hacer sobre la haz del mundo, En la tierra, lo que él les mandara.

¿Por qué están calientes tus vestidos Cuando se fija el viento del mediodía sobre la tierra?

¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel?

¿Sobre qué están fundadas sus basas? ¿O quién puso su piedra angular,

Y establecí sobre ella mi decreto, Y le puse puertas y cerrojo,

¿Por qué camino se reparte la luz, Y se esparce el viento solano sobre la tierra?

Haciendo llover sobre la tierra deshabitada, Sobre el desierto, donde no hay hombre,

El cual desampara en la tierra sus huevos, Y sobre el polvo los calienta,

He aquí que yo soy vil, ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca.

Pon tu mano sobre él; Te acordarás de la batalla, y nunca más tornarás.

No hay sobre la tierra su semejante, Hecho para nada temer.

Menosprecia toda cosa alta: Es rey sobre todos los soberbios.

Y vinieron é él todos sus hermanos, y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y condoliéronse de él, y consoláronle de todo aquel mal que sobre él había Jehová traído; y cada uno de ellos le dió una