'Lo' en la Biblia
- 1.Gé 1:9-Gé 37:9
- 2.Gé 37:10-Éx 9:25
- 3.Éx 9:35-Éx 30:7
- 4.Éx 30:16-Levítico 9:13
- 5.Levítico 9:15-Levítico 27:33
- 6.Números 1:19-Números 27:19
- 7.Números 29:40-Deuteronomio 18:17
- 8.Deuteronomio 18:18-Josué 9:11
- 9.Josué 9:12-Jueces 19:30
- 10.Jueces 20:9-1 Samuel 21:3
- 11.1 Samuel 21:4-2 Samuel 15:35
- 12.2 Samuel 15:36-1 Reyes 12:2
- 13.1 Reyes 12:7-2 Reyes 6:6
- 14.2 Reyes 6:7-2 Reyes 22:2
- 15.2 Reyes 22:5-2 Crónicas 18:13
- 16.2 Crónicas 18:24-Esdras 6:9
- 17.Esdras 6:12-Job 14:21
- 18.Job 15:17-Salmos 37:36
- 19.Salmos 38:20-Proverbios 9:12
- 20.Proverbios 9:18-Cantares 8:7
- 21.Isaías 1:13-Isaías 45:9
- 22.Isaías 45:13-Jeremías 22:18
- 23.Jeremías 23:20-Ezequiel 4:10
- 24.Ezequiel 4:12-Daniel 2:19
- 25.Daniel 2:22-Habacuc 3:16
- 26.Sofonías 3:7-Mateo 24:50
- 27.Mateo 25:25-Lucas 3:11
- 28.Lucas 3:13-Lucas 19:17
- 29.Lucas 19:21-Juan 15:19
- 30.Juan 16:4-Hechos 23:30
- 31.Hechos 24:3-1 Corintios 11:17
- 32.1 Corintios 11:18-Filipenses 1:23
- 33.Filipenses 2:2-Hebreos 9:9
- 34.Hebreos 10:5-Apocalipsis 22:9
pues tuve miedo de ti, porque eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste.
Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré;
¿por qué, pues, no diste mi dinero al banco, para que al venir yo, lo hubiera recibido con los intereses?
Pues yo os digo que a todo el que tiene le será dado; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
Y si alguien os preguntare, ¿por qué lo desatáis? le responderéis así: Porque el Señor lo necesita.
Y ellos dijeron: Porque el Señor lo necesita.
Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, pusieron a Jesús encima.
diciendo: ¡Oh si hubieses conocido, aun tú, a lo menos en este tu día, lo que toca a tu paz! Pero ahora está encubierto a tus ojos.
Pero cuando los labradores lo vieron, razonaron entre sí, diciendo: Éste es el heredero; venid, matémosle, para que la heredad sea nuestra.
Y Él mirándolos, dijo: ¿Qué, pues, es lo que está escrito: La piedra que desecharon los edificadores, ésta vino a ser cabeza del ángulo?
Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César; y a Dios lo que es de Dios.
Y que los muertos hayan de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor: Dios de Abraham, y Dios de Isaac, y Dios de Jacob.
Porque todos éstos, de lo que les sobra echaron para las ofrendas de Dios; pero ésta de su pobreza echó todo el sustento que tenía.
y éste fue y habló con los príncipes de los sacerdotes, y con los magistrados, de cómo se lo entregaría.
Y tomando el pan, dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.
Y a la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; mas ¡ay de aquel hombre por quien Él es entregado!
Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí,
Porque os digo que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y con los malos fue contado; porque lo que concierne a mí, cumplimiento tiene.
Y viendo los que estaban con Él lo que estaba por acontecer, le dijeron: Señor, ¿heriremos a espada?
Entonces él lo negó, diciendo: Mujer, no le conozco.
¿Eres tú el Cristo? Dínoslo. Y Él les dijo: Si os lo dijere, no creeréis;
Entonces todos dijeron: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y Él les dijo: Vosotros decís que lo soy.
Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.
Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y respondiendo Él, dijo: Tú lo dices.
Entonces Pilato juzgó que se hiciese lo que ellos pedían;
Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y partiendo sus vestiduras, echaron suertes.
Y nosotros, a la verdad, justamente padecemos; porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas Éste ningún mal hizo.
Y cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo.
Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho.
Y bajándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún nadie había sido puesto.
Y las mujeres que habían venido con Él desde Galilea también lo acompañaron, y vieron el sepulcro y cómo fue puesto su cuerpo.
No está aquí, mas ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,
Entonces Él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
Y comenzando desde Moisés, y de todos los profetas, les declaró en todas las Escrituras lo concerniente a Él.
Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, y partió, y les dio.
Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
Y Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y he aquí, yo enviaré sobre vosotros la promesa de mi Padre: mas vosotros quedaos en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis investidos con poder de lo alto.
Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Entonces volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que se dice, si lo interpretares; Maestro), ¿dónde moras?
Éste halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que si lo interpretares es, el Cristo).
Su madre dijo a los siervos: Haced todo lo que Él os dijere.
Y cuando el maestresala probó el agua hecha vino, y no sabía de dónde era (mas lo sabían los siervos que habían sacado el agua), el maestresala llamó al esposo,
Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
Entonces dijeron los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días?
Y no tenía necesidad de que alguien le diese testimonio del hombre, porque Él sabía lo que había en el hombre.
Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto testificamos, y no recibís nuestro testimonio.
Porque todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprobadas.
Y lo que ha visto y oído, esto testifica; y nadie recibe su testimonio.
Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿No será Éste el Cristo?
Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.
Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por la palabra de la mujer, que testificaba diciendo: Me ha dicho todo lo que he hecho.
Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que Él hace, eso también hace el Hijo igualmente.
Pero esto decía para probarle; pues Él sabía lo que iba a hacer.
Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, yo no le echo fuera.
Y ésta es la voluntad del Padre que me envió: Que de todo lo que me ha dado, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
¿Acaso juzga nuestra ley a un hombre, sin antes oírle y saber lo que hace?
Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió, es verdadero; y yo, lo que he oído de Él, esto hablo al mundo.
Y el que me envió, está conmigo; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.
Yo hablo lo que he visto cerca de mi Padre; y vosotros hacéis lo que habéis visto cerca de vuestro padre.
Abraham vuestro padre se regocijó de ver mi día; y lo vio, y se gozó.
pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros no lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo.
Mas él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.
Él les respondió: Ya os lo he dicho antes, y no habéis oído; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos?
Esta parábola les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.
Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;
Y muchos venían a Él, y decían: Juan, a la verdad, ningún milagro hizo, pero todo lo que Juan dijo de Éste, era verdad.
Pero también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.
Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la gente que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
Entonces muchos de los judíos que habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús, creyeron en Él.
Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho.
Y esto no lo dijo de sí mismo; sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;
Y los príncipes de los sacerdotes y los fariseos habían dado orden, que si alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen.
Y dijo esto, no porque tuviese cuidado de los pobres; sino porque era ladrón, y tenía la bolsa, y traía lo que se echaba en ella.
Felipe vino y lo dijo a Andrés; y después Andrés y Felipe lo dijeron a Jesús.
Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo, que decía: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.
Con todo eso, aun muchos de los príncipes creyeron en Él; mas por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga.
Porque yo no he hablado de mí mismo; sino que el Padre que me envió, Él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.
Y sé que su mandamiento es vida eterna; así que, lo que yo hablo, como el Padre me lo ha dicho, así hablo.
Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora; pero lo entenderás después.
Así que, después que les hubo lavado los pies, y que hubo tomado su túnica, se sentó otra vez, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?
Vosotros me llamáis Maestro, y Señor, y decís bien, porque lo soy.
Desde ahora os lo digo, antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy.
Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote, el hijo de Simón.
Y tras el bocado Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto.
Porque algunos pensaban, ya que Judas traía la bolsa, que Jesús le dijo, compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres.
En la casa de mi Padre muchas mansiones hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Y todo lo que pidiereis en mi nombre, esto haré; para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
Y ahora os lo he dicho antes que acontezca, para que cuando acontezca, creáis.
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quita; y todo aquel que lleva fruto, lo limpia, para que lleve más fruto.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis todo lo que quisiereis, y os será hecho.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; mas os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído de mi Padre.
No me elegisteis vosotros a mí; sino que yo os elegí a vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre; Él os lo dé.
Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; mas porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
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