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'Que' en la Biblia

Y juntándolos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperaran la Promesa del Padre, que oísteis, dijo, de mí.

mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, y en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él iba, he aquí dos varones se pusieron junto a ellos en vestidos blancos;

los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.

Entonces se volvieron a Jerusalén del monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén camino de un sábado.

Y fue notorio a todos los moradores de Jerusalén; de tal manera que aquel campo es llamado en su propia lengua, Acéldama, que es, Campo de sangre.

Pues en el libro de los Salmos está escrito: QUE SEA HECHA DESIERTA SU MORADA, Y NO HAYA QUIEN HABITE EN ELLA; y: QUE OTRO TOME SU CARGO.

Conviene, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo en que el Señor Jesús entró y salió entre nosotros,

comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día que fue recibido arriba de entre nosotros, uno sea hecho testigo con nosotros de su resurrección.

Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre el Justo, y a Matías.

Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál escoges de estos dos,

para que tome la suerte (o herencia) de este ministerio y del apostolado, del cual se rebeló Judas, por irse a su lugar.

(Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones religiosos, de todas las naciones que están debajo del cielo.)

Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: He aquí ¿no son galileos todos éstos que hablan?

¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en su lengua en que somos criados?

partos y medos, y elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea y en Capadocia, en el Ponto y en Asia,

en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las partes de Africa que está de la otra parte de Cirene, y romanos extranjeros, tanto judíos como convertidos,

Y estaban todos atónitos y perplejos, diciendo los unos a los otros: ¿Qué es esto?

Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó su voz, y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.

mas esto es lo que fue dicho por el profeta Joel:

Y SUCEDERA EN LOS ULTIMOS DIAS --dice Dios-- QUE DERRAMARE DE MI ESPIRITU SOBRE TODA CARNE; Y VUESTROS HIJOS Y VUESTRAS HIJAS PROFETIZARAN, VUESTROS JOVENES VERAN VISIONES, Y VUESTROS ANCIANOS SOÑARAN SUEÑOS;

Varones Israelitas, oíd estas palabras: El Jesús Nazareno, varón aprobado de Dios entre vosotros en maravillas y prodigios y señales, que Dios hizo por él en medio de vosotros, como también vosotros sabéis;

Porque David dice de El: VEIA SIEMPRE AL SEÑOR EN MI PRESENCIA; PUES ESTA A MI DIESTRA PARA QUE YO NO SEA CONMOVIDO.

Varones hermanos, se os puede libremente decir del patriarca David, que murió, y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.

Así que siendo profeta, y sabiendo que con juramento le había Dios jurado que del fruto de su lomo, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono;

viéndolo antes, habló de la resurrección del Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.

Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el Templo, rogaba que le dieran limosna.

Y le conocían, que él era el que se sentaba a pedir la limosna a la puerta del Templo, la Hermosa; y fueron llenos de asombro y de espanto por lo que le había acontecido.

Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón.

Y viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? O ¿por qué ponéis los ojos en nosotros, como si con nuestra virtud o piedad hubiéramos hecho andar a éste?

El Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres ha glorificado a su Hijo Jesús, al cual vosotros entregasteis, y negasteis delante de Pilato, juzgando él que había de ser suelto.

Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará un profeta de vuestros hermanos, como yo; a él oiréis haciendo conforme a todas las cosas que os hablare,

y será, que cualquier alma que no oyere a aquel profeta, será desarraigada del pueblo.

Y todos los profetas desde Samuel en adelante, todos los que han hablado, han anunciado estos días.

A vosotros primeramente, Dios, levantando a su Hijo, Jesús, lo envió para que os bendijera, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.

resentidos de que enseñaran al pueblo, y anunciaran en el Nombre de Jesús la resurrección de los muertos.

Y aconteció al día siguiente, que se juntaron en Jerusalén los príncipes de ellos, y los ancianos, y los escribas;

y Anás, príncipe de los sacerdotes, y Caifás, y Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje sacerdotal;

y haciéndolos presentar en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?

Pues si somos hoy demandados acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado,

sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el Nombre de Jesús el Cristo, el Nazareno, el que vosotros Colgasteis en un madero, y Dios le resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.

Este {Jesús} es la PIEDRA DESECHADA por vosotros LOS CONSTRUCTORES, {pero} QUE HA VENIDO A SER LA PIEDRA ANGULAR.

Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba con ellos, no podían decir nada en contra.

Mas les mandaron que salieran fuera del concilio; y conferían entre sí,

diciendo: ¿Qué hemos de hacer a estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.

Todavía, para que no se divulgue más por el pueblo, amenacémoslos, que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este Nombre.

Ellos entonces los despacharon amenazándolos, no hallando ningún modo de castigarlos, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios de lo que había sido hecho.

Y sueltos, vinieron a los suyos, y contaron todo lo que los príncipes de los sacerdotes y los ancianos les habían dicho.

que (en el Espíritu Santo) por boca de David (nuestro padre), tu siervo, dijiste: ¿Por qué han bramado los gentiles, y los pueblos han pensado cosas vanas?

Que ningún necesitado había entre ellos; porque todos los que poseían heredades o casas, vendiéndolas, traían el precio de lo vendido,

Y lo ponían á los pies de los apóstoles; y era repartido á cada uno según que había menester.

Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? Y vendida, ¿no estaba en tu potestad? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.

Y pasado espacio como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido.

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