'Dios' en la Biblia
Muchos dicen de mi alma: No hay para él salud en Dios. (Selah.)
Levántate, SEÑOR; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la quijada; los dientes de los malos quebraste.
Respóndeme cuando llamo, oh Dios de mi justicia. Estando en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración.
Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré.
Porque tú no eres un Dios que ame la maldad: El malo no habitará junto a ti.
Desbaratados, oh Dios; caigan por sus propios consejos; por la multitud de sus rebeliones échalos, porque se rebelaron contra ti.
SEÑOR Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame;
SEÑOR Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad;
Consuma ahora mal a los malos, y establece al justo; pues el Dios justo es el que prueba los corazones y los riñones.
Mi escudo es en Dios, el que salva a los rectos de corazón.
Dios es el que juzga al justo; y Dios está airado contra los impíos todos los días.
Oh DIOS, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra, que has puesto tu alabanza sobre los cielos!
Oh DIOS, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!
Los malos volverán al Seol; todos los gentiles que se olvidan de Dios.
El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios. No está Dios en todos sus pensamientos.
Dice en su corazón: Dios está olvidado, ha encubierto su rostro; nunca lo vio.
Levántate, oh SEÑOR Dios, alza tu mano, no te olvides de los humildes.
¿Por qué irrita el malo a Dios? En su corazón ha dicho que no lo inquirirás.
Mira, óyeme, SEÑOR Dios mío: Alumbra mis ojos, para que no duerma en muerte;
Dijo el loco en su corazón: No hay Dios. Se corrompieron, hicieron obras abominables; no hay quien haga bien.
El SEÑOR miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, por ver si había algún entendido, que buscara a Dios.
Allí temblaron de espanto; porque Dios está con la nación de los justos.
Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.
Multiplicarán sus dolores los que se apresuraren tras otro dios; no ofreceré yo sus libaciones de sangre, ni en mis labios tomaré sus nombres.
Yo te he invocado, por cuanto tú me oyes, oh Dios: Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
SEÑOR, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fuerte mío, en él confiaré; escudo mío, y el cuerno de mi salud, mi refugio.
En mi angustia llamé al SEÑOR, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.
Por cuanto guardé los caminos del SEÑOR, y no me volví impío apostatando de mi Dios.
Por tanto tú alumbrarás mi lámpara el SEÑOR mi Dios alumbrará mis tinieblas.
Porque contigo deshice ejércitos; y en mi Dios asalté muros.
Dios, perfecto su camino; la palabra del SEÑOR afinada; escudo es a todos los que esperan en él.
Porque ¿qué Dios hay fuera del SEÑOR? ¿Y qué fuerte fuera de nuestro Dios?
Dios es el que me ciñe de fuerza, e hizo perfecto mi camino.
Viva el SEÑOR, y bendito sea mi fuerte; y sea ensalzado el Dios de mi salud.
El Dios que me da las venganzas, y sujetó pueblos debajo de mí.
Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el extendimiento denuncia la obra de sus manos.
El SEÑOR te oiga en el día de la angustia; te ensalce el nombre del Dios de Jacob.
Nosotros nos alegraremos con tu salud, y portaremos la bandera en el nombre de nuestro Dios; cumpla el SEÑOR todas tus peticiones.
Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros del nombre del SEÑOR nuestro Dios tendremos memoria.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has dejado? ¿Por qué estás lejos de mi salud, y de las palabras de mi clamor?
Dios mío, clamo de día, y no oyes; y de noche, y no puedo estar en silencio.
Sobre ti fui echado desde la matriz; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
El recibirá bendición del SEÑOR, y justicia del Dios de salud.
Bet Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos.
He Encamíname en tu verdad, y enséñame; porque tú eres el Dios de mi salud; a ti he esperado todo el día.
No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido; no me dejes y no me desampares, Dios de mi salud.
Voz del SEÑOR sobre las aguas; el Dios de gloria hizo tronar; el SEÑOR sobre las muchas aguas.
SEÑOR Dios mío, clamé a ti, y me sanaste.
A ti, oh DIOS, llamaré; y al Señor suplicaré.
Por tanto a ti canté gloria, y no callé; SEÑOR Dios mío, te alabaré para siempre.
En tu mano encomendaré mi espíritu; tú me rescatarás, oh SEÑOR, Dios de verdad.
Mas yo en ti confié, oh SEÑOR; yo dije: Dios mío eres tú.
Bienaventurada la gente de que el SEÑOR es su Dios; el pueblo a quien escogió por heredad para sí.
Recuerda y despierta para mi juicio, para mi causa, Dios mío y Señor mío.
Júzgame conforme a tu justicia, SEÑOR Dios mío; y no se alegren de mí.
La rebelión del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.
Tu justicia como los montes de Dios, tus juicios abismo grande: Oh SEÑOR, al hombre y al animal conservas.
¡Cuán ilustre, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de Adán se abrigan en la sombra de tus alas.
La ley de su Dios está en su corazón; por tanto sus pasos no vacilarán.
Porque a ti, oh SEÑOR, he esperado; tú responderás, SEÑOR Dios mío.
No me desampares, oh SEÑOR; Dios mío, no te alejes de mí.
Y puso en mi boca canción nueva, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y esperarán en el SEÑOR.
Aumentado has tú, oh SEÑOR Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no te los podremos contar, anunciar, ni hablar; no pueden ser narrados.
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; y tu ley está en medio de mis entrañas.
Cuando yo estoy pobre y menesteroso, el SEÑOR pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.
Bendito sea el SEÑOR, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos. Amén y Amén.
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Mi alma tuvo sed de Dios, del Dios vivo. ¡Cuándo vendré, y compareceré delante de Dios!
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me decían todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
De estas cosas me acordaré, y derramaré mi alma sobre mí. Cuando pasaré en el número, iré con ellos hasta la Casa de Dios, con voz de alegría y de alabanza, bailando la multitud.
¿Por qué te abates, oh alma mía, y bramas contra mí? Espera a Dios; porque aún le tengo de alabar por el bienestar de su presencia.
Dios mío, mi alma está en mí abatida; por tanto me acordaré de ti desde la tierra del Jordán, y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
De día mandará el SEÑOR su misericordia, y de noche su canción será conmigo, oración al Dios de mi vida.
Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
Es como muerte en mis huesos, cuando mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué bramas contra mí? Espera a Dios; quien es la salud de mi rostro, y el Dios mío.
Júzgame, oh Dios, y pleitea mi pleito; de gente no misericordiosa, de varón de engaño me libra.
Porque tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?
Y entraré al altar de Dios, al Dios de mi alegría de mi gozo; y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.
¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué bramas contra mí? Espera a Dios; porque aún tengo de alabar a quien es la salud de mi rostro, y el Dios mío.
Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus tiempos, en los tiempos antiguos.
Tú, oh Dios, eres mi rey: Manda saludes a Jacob.
En Dios nos alabamos todo el tiempo, y para siempre loaremos tu Nombre. (Selah.)
si nos hubiéramos olvidado del Nombre de nuestro Dios, o alzado nuestras manos a dios ajeno,
¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón.
Te has hermoseado más que los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto Dios te ha bendecido para siempre.
Tu trono, oh Dios, eterno y para siempre; vara de justicia, la vara de tu reino.
Amaste la justicia y aborreciste la maldad; por tanto te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de gozo más que a tus compañeros.
Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Del Río sus conductos alegrarán la ciudad de Dios, el santuario de las tiendas del Altísimo.
Dios está en medio de ella; no será conmovida; Dios la ayudará al clarear la mañana.
El SEÑOR de los ejércitos es con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah.)
Cesad, y conoced que yo soy Dios; me ensalzaré en los gentiles, me ensalzaré en la tierra.
El SEÑOR de los ejércitos es con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah.)
Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo.
Subió Dios con júbilo, el SEÑOR con voz de trompeta.
Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey, cantad.
Porque el Rey de toda la tierra es Dios; cantad con entendimiento.
Reinó Dios sobre los gentiles; se sentó Dios sobre el trono de su santidad.
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