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'De' en la Biblia

Y tus cielos que están sobre tu cabeza, serán de bronce; y la tierra que está debajo de ti, de hierro.

Dará el SEÑOR por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas.

El SEÑOR te entregará herido delante de tus enemigos; por un camino saldrás a ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás por estremecimiento a todos los reinos de la tierra.

Tu buey será degollado delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será arrebatado de delante de ti, y no volverá a ti; tus ovejas serán dadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate.

El fruto de tu tierra y todo tu trabajo comerá pueblo que no conociste; y solamente serás oprimido y quebrantado todos los días.

Te herirá el SEÑOR con maligna llaga en las rodillas y en las piernas, sin que puedas ser curado, aun desde la planta de tu pie hasta tu coronilla.

El SEÑOR te llevará a ti y a tu rey, al que hayas puesto sobre ti, a una nación que ni tú ni tus padres habéis conocido, y allí servirás a otros dioses de madera y de piedra.

Y vendrás a ser {motivo de} horror, proverbio y burla entre todos los pueblos donde el SEÑOR te lleve.

Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra consumirá la langosta.

El extranjero que estará en medio de ti subirá sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo.

Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido á la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él te mandó:

servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare el SEÑOR contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.

y comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; y no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte.

Y comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que el SEÑOR tu Dios te dio, en el cerco y el apuro con que te angustiará tu enemigo.

El hombre tierno en ti, y el muy delicado, su ojo será maligno para con su hermano, y para con la mujer de su seno, y para con el resto de sus hijos que le quedaren;

para no dar a alguno de ellos de la carne de sus hijos, que él comerá, porque nada le habrá quedado, en el cerco y en el apuro con que tu enemigo te apretará en todas tus ciudades.

La tierna y la delicada entre vosotros, que nunca la planta de su pie probó a sentar sobre la tierra, de ternura y delicadeza, su ojo será maligno para con el marido de su seno, y para con su hijo, y para con su hija,

y para con su chiquita que sale de entre sus pies, y para con sus hijos que diere a luz; pues los comerá escondidamente, a falta de todo, en el cerco y en el apuro con que tu enemigo te apretará en tus ciudades;

si no cuidares de poner por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo este Nombre glorioso y terrible, YO SOY tu Dios.

El SEÑOR aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu simiente, plagas grandes y duraderas, y enfermedades malignas y duraderas;

y hará volver sobre ti todas las enfermedades de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán.

Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta ley, el SEÑOR la enviará sobre ti, hasta que tú seas destruido.

Y quedaréis en pocos varones, en lugar de haber sido como las estrellas del cielo en multitud; por cuanto no escuchaste la voz del SEÑOR tu Dios.

Y será que de la manera que el SEÑOR se gozó sobre vosotros para haceros bien, y para multiplicaros, así se gozará el SEÑOR sobre vosotros para echaros a perder, y para destruiros; y seréis arrancados de sobre la tierra, a la cual entráis para poseerla.

Y el SEÑOR te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo de ella; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la piedra.

Y ni aun entre los mismos gentiles reposarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; que allí te dará el SEÑOR corazón temeroso, y languidez de ojos, y tristeza de alma;

Por la mañana dirás: ¡Quién diera que fuera la tarde! y a la tarde dirás: ¡Quién diera que fuera la mañana! por el miedo de tu corazón con que estarás amedrentado, y por lo que verán tus ojos.

Estas son las palabras del pacto que el SEÑOR mandó a Moisés, para que concertara con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que concertó con ellos en Horeb.

Moisés, pues, llamó a todo Israel, y les dijo: Vosotros habéis visto todo lo que el SEÑOR ha hecho delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto a Faraón y a todos sus siervos, y a toda su tierra;

Y llegasteis a este lugar, y salió Sehón rey de Hesbón, y Og rey de Basán, delante de nosotros para pelear, y los herimos;

y tomamos su tierra, y la dimos por heredad a Rubén, a Gad, y a la media tribu de Manasés.

Vosotros todos estáis hoy delante del SEÑOR vuestro Dios; vuestros príncipes de vuestras tribus, vuestros ancianos, y vuestros alcaldes, todos los varones de Israel,

vuestros niños, vuestras mujeres, y tus extranjeros que habitan en medio de tu campamento, desde el que corta tu leña hasta el que saca tu agua;

Para que entres en el pacto de Jehová tu Dios, y en su juramento, que Jehová tu Dios acuerda hoy contigo:

para confirmarte hoy por su pueblo, y que él te sea a ti por Dios, de la manera que él te ha dicho, y de la manera que él juró a tus padres Abraham, Isaac, y Jacob.

Sino con los que están aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová nuestro Dios, y con los que no están aquí hoy con nosotros.

Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por en medio de los gentiles que habéis pasado;

y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, plata y oro, que tienen consigo.

Por ventura habrá entre vosotros varón, o mujer, o familia, o tribu, cuyo corazón se vuelva hoy del SEÑOR nuestro Dios, por andar a servir a los dioses de aquellos gentiles; por ventura habrá en vosotros raíz que eche veneno y ajenjo;

y sea que, cuando el tal oyere las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande según el pensamiento de mi corazón, para añadir la embriaguez a la sed.

El SEÑOR no querrá perdonar al tal; antes humeará luego el furor del SEÑOR y su celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y el SEÑOR raerá su nombre de debajo del cielo.

Y lo apartará el SEÑOR de todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la ley.

Y dirá la generación venidera, vuestros hijos que vendrán después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de esta tierra, y sus enfermedades de que el SEÑOR la hizo enfermar,

(azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba ninguna, como en la subversión de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, que el SEÑOR subvirtió en su furor y en su ira);

dirán, pues, todos los gentiles: ¿Por qué hizo el SEÑOR así a esta tierra? ¿Qué ira es ésta de tan gran furor?

Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto del SEÑOR el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto,

Encendióse por tanto, el furor de Jehová contra esta tierrra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en esta libro;

Y el SEÑOR los desarraigó de su tierra con enojo, y con saña, y con furor grande, y los echó a otra tierra, como se ve hoy.

Y será que, cuando te vinieren todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y volvieres a tu corazón en medio de todos los gentiles a las cuales el SEÑOR tu Dios te echare,

el SEÑOR también volverá tu cautividad, y tendrá misericordia de ti, y volverá, y te recogerá de todos los pueblos a los cuales te hubiere esparcido el SEÑOR tu Dios.

Si hubieres sido arrojado hasta el extremo de los cielos, de allí te recogerá el SEÑOR tu Dios, y de allá te tomará;

Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos, que yo te intimo hoy.

Y te hará el SEÑOR tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque el SEÑOR se convertirá para gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres;

cuando oyeres la voz del SEÑOR tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

Este mandamiento que yo te ordeno hoy no es muy difícil para ti, ni está fuera de tu alcance.

No está en el cielo, para que digas: `` ¿Quién subirá por nosotros al cielo para traérnoslo y hacérnoslo oír a fin de que lo guardemos?"

Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo tome y nos lo recite, a fin de que lo cumplamos?

pues te ordeno hoy amar al SEÑOR tu Dios, andar en sus caminos y guardar sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y te multipliques, a fin de que el SEÑOR tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla.

os protesto hoy que de cierto pereceréis; no tendréis largos días sobre la tierra, para ir a la cual pasas el Jordán para que la heredes.

que ames al SEÑOR tu Dios, que oigas su voz, y te acerques a él; porque él es tu vida, y la longitud de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró el SEÑOR a tus padres Abraham, Isaac, y Jacob, que les había de dar.

y les dijo: De edad de ciento veinte años soy hoy día; no puedo más salir ni entrar; a más de esto el SEÑOR me ha dicho: No pasarás este Jordán.

El SEÑOR tu Dios, él pasa delante de ti; él destruirá estos gentiles de delante de ti, y las heredarás; Josué será el que pasará delante de ti, como el SEÑOR ha dicho.

Y hará el SEÑOR con ellos como hizo con Sehón y con Og, reyes de los amorreos, y con su tierra, que los destruyó.

Y los entregará el SEÑOR delante de vosotros, y haréis con ellos conforme a todo lo que os he mandado.

Y llamó Moisés a Josué, y le dijo a vista de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró el SEÑOR a sus padres que les había de dar, y tú se la harás heredar.

Y les mandó Moisés, diciendo: Al principio del séptimo año, en el tiempo del año de la remisión, en la fiesta de los tabernáculos,

cuando viniere todo Israel a presentarse delante del SEÑOR tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos.

Harás congregar el pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman al SEÑOR vuestro Dios, y guardan de cumplir todas las palabras de esta ley.

Y los hijos de ellos que no supieron oigan, y aprendan á temer á Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra, para ir á la cual pasáis el Jordán para poseerla.

Entonces dijo el SEÑOR a Moisés: He aquí, el tiempo de tu muerte está cerca; llama a Josué y presentaos en la tienda de reunión para que yo le dé {mis} órdenes. Fueron, pues, Moisés y Josué y se presentaron en la tienda de reunión.

Y se apareció el SEÑOR en el tabernáculo, en la columna de nube; y la columna de nube se puso sobre la puerta del tabernáculo.

Y el SEÑOR dijo a Moisés: He aquí tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va, cuando estará en medio de ella; y me dejará, y anulará mi pacto que he concertado con él.

Y mi furor se encenderá contra él en el mismo día; y yo los dejaré, y escondede ellos mi rostro, y serán consumidos; y le hallarán muchos males y angustias, y dirá en aquel día: ¿No me han hallado estos males porque no está mi Dios en medio de mí?

Por tanto, escribíos este cántico, y enseñadle a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel.

Y será que cuando le vinieren muchos males y angustias, entonces este cántico responderá en su cara por testigo, que no será olvidada de la boca de su simiente; porque yo conozco su ingenio, y lo que hace hoy antes que le introduzca en la tierra que juré.

Y mandó a Josué hijo de Nun, y dijo: Esfuérzate y anímate, que tú meterás los hijos de Israel en la tierra que les juré, y yo estaré contigo.

Tomad este libro de la ley, y ponedlo en un canto del arca del pacto del SEÑOR vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti.

Porque conozco vuestra rebelión y vuestra obstinación; he aquí, estando yo hoy todavía vivo con vosotros, habéis sido rebeldes contra el SEÑOR; ¿cuánto más {lo seréis} después de mi muerte?

Congregad a mí todos los ancianos de vuestras tribus, y a vuestros alcaldes, y hablaré en sus oídos estas palabras, y llamaré por testigos contra ellos a los cielos y a la tierra.

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