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'De' en la Biblia

No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón.

Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite;

mas su fin es amargo como el ajenjo, agudo como espada de dos filos.

Ahora pues, hijos, oídme, y no os apartéis de las razones de mi boca.

y no oí la voz de los que me castigaban; y a los que me enseñaban no incliné mi oído!

Casi en todo mal he estado, en medio de la sociedad y de la congregación.

¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la ajena, y abrazarás el seno de la extraña?

Pues que los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, Y él considera todas sus veredas.

prepara en el verano su comida y en el tiempo de la siega recoge su mantenimiento.

Tomando un poco de sueño, cabeceando otro poco, y cruzado los brazos otro poco para volver a dormir;

así vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre de escudo.

para que te guarden de la mujer ajena, y de la extraña que ablanda sus palabras.

el cual pasaba por la calle, junto a la esquina de aquella, e iba camino de su casa;

unas veces de fuera, o bien por las plazas, acechando por todas las esquinas.

Y traba de él, y lo besa; desvergonzó su rostro, y le dijo:

el saco de dinero llevó en su mano, el día de la fiesta volverá a su casa.

Se va en pos de ella luego, como va el buey al degolladero, y como el loco a las prisiones para ser castigado;

de tal manera que la saeta traspasó su hígado; como el ave que se apresura al lazo, y no sabe que es contra su vida.

Ahora pues, hijos, oídme, y estad atentos a las razones de mi boca.

En los altos cabezos, junto al camino, a las encrucijadas de las veredas se para;

en el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad, a la entrada de las puertas da voces:

Escuchad, porque hablaré cosas excelentes, y con el abrir de mis labios rectitud.

En justicia son todas las razones de mi boca; no hay en ellas cosa perversa ni torcida.

Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; y todas las cosas que se pueden desear, no son de comparar con ella.

Yo, la sabiduría, moré con la prudencia; y yo invento la ciencia de los consejos.

Antes de los abismos fui engendrada; antes que fueran las fuentes de las muchas aguas.

Antes que los montes fueran fundados, antes de los collados, era yo engendrada;

Tengo solaz en la redondez de su tierra; y mis solaces son con los hijos de los hombres.

Envió sus criadas; sobre lo más alto de la ciudad clamó:

cualquier simple, venga acá. A los faltos de entendimiento (o de corazón) dijo:

Venid, comed de mi pan, y bebed del vino que he mezclado.

se sienta en una silla a la puerta de su casa, en lo alto de la ciudad,

Cualquier simple, venga acá. A los faltos de entendimiento dijo:

El que guiña del ojo acarrea tristeza; Y el loco de labios será castigado.

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