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'De' en la Biblia

Y ellos se la trajeron y les dice: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Y ellos le dijeron: De César.

Maestro, Moisés nos escribió, que si el hermano de alguno muriere, y dejara mujer, y no dejara hijos, que su hermano tome su mujer, y levante linaje a su hermano.

En la resurrección, pues, cuando resucitaren, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete la tuvieron por mujer.

Y de los muertos que hayan de resucitar, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo Soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?

Y acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el principal mandamiento de todos?

Y Jesús le respondió: El principal mandamiento de todos es: Oye Israel, el Señor nuestro Dios; el Señor uno es.

Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él;

Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dice: No estás lejos del Reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle.

Y respondiendo Jesús decía, enseñando en el Templo: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?

Luego llamándole el mismo David, Señor, ¿de dónde, pues, es su hijo? Y muchas personas le oían de buena gana.

Y les decía en su doctrina: Guardaos de los escribas, que quieren andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas,

los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes;

Y estando sentado Jesús delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho.

Entonces llamando a sus discípulos, les dice: De cierto os digo, que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca;

porque todos han echado de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su alimento.

Y saliendo del Templo, le dice uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios.

Y sentándose en el Monte de las Olivas delante del Templo, le preguntaron aparte Pedro y Jacobo y Juan y Andrés:

Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas las cosas han de ser acabadas?

Porque gente se levantará contra gente, y reino contra reino; y habrá terremotos en cada lugar, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores serán éstos.

Mas vosotros mirad por vosotros; porque os entregarán en los concilios, y en las sinagogas seréis azotados; y delante de gobernadores y de reyes seréis llamados por causa de mí, por testimonio a ellos.

Pero cuando viereis la abominación de asolamiento, (que fue dicha por el profeta Daniel,) que estará donde no debe, el que lee, entienda, entonces los que estuvieren en Judea huyan a los montes;

y el que estuviere sobre la casa, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa;

Porque aquellos días serán de aflicción, cual nunca fue desde el principio de la creación de las cosas que creó Dios, hasta este tiempo, ni será.

Y si el Señor no hubiera acortado aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por causa de los escogidos, que él escogió, acortó aquellos días.

Y entonces enviará sus ángeles, y juntará sus escogidos de los cuatro vientos, desde el cabo de la tierra hasta el cabo del cielo.

De la higuera aprended la semejanza: Cuando su rama ya se hace tierna, y brota hojas, conocéis que el verano está cerca.

De cierto os digo que no pasará esta generación, que todas estas cosas no sean hechas.

{Es} como un hombre que se fue de viaje, {y} al salir de su casa dejó a sus siervos encargados, {asignándole} a cada uno su tarea, y ordenó al portero que estuviera alerta.

Y dos días después era la Pascua y los días de los panes sin levadura; y procuraban los príncipes de los sacerdotes y los escribas cómo le prenderían por engaño, y le matarían.

Y decían: No en el día de la fiesta, para que no se haga alboroto del pueblo.

Y estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer teniendo un alabastro de ungüento de nardo espique de mucho precio; y quebrando el alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.

Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de ungüento?

Porque podía esto ser vendido por más de trescientos denarios, y darse a los pobres. Y murmuraban contra ella.

De cierto os digo que dondequiera que fuere predicado este Evangelio en todo el mundo, también esto que ha hecho ésta, será dicho para memoria de ella.

Y el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban la Pascua, sus discípulos le dicen: ¿Dónde quieres que vayamos a disponer para que comas la pascua?

Y envía dos de sus discípulos, y les dice: Id a la ciudad, y os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle;

y donde entrare, decid al padre de familia: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la Pascua con mis discípulos?

Y cuando se sentaron a la mesa y comieron, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me ha de entregar.

Y él respondiendo les dijo: Es uno de los doce que moja conmigo en el plato.

A la verdad el Hijo del hombre va, como está de él escrito; pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera a aquel hombre si nunca hubiera nacido.

Y tomando el vaso, habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de él todos.

De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo beberé nuevo en el Reino de Dios.

Entonces Jesús les dijo: Todos seréis escandalizados de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y serán dispersadas las ovejas.

Mas después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.

Y les dijo*: Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quedaos aquí y velad.

Y yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró, que si fuera posible, pasara de él aquella hora,

Y vuelto, los halló otra vez durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados; y no sabían qué responderle.

Y vino la tercera vez, y les dice: Dormid ya y descansad. Basta, la hora es venida; he aquí, el Hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores.

Y luego, aún hablando él, vino Judas, que era uno de los doce, y con él una multitud con espadas y palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas y de los ancianos.

Pero un joven le seguía cubierto de una sábana sobre el cuerpo desnudo; y los mancebos le prendieron;

Y trajeron a Jesús al sumo sacerdote; y se juntaron a él todos los príncipes de los sacerdotes y los ancianos y los escribas.

Pero Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote; y estaba sentado con los servidores, y calentándose al fuego.

Y los príncipes de los sacerdotes y todo el concilio buscaban algún testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; pero no lo hallaban.

Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este Templo, que es hecho de manos, y en tres días edificaré otro hecho sin manos.

Habéis oído la blasfemia: ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron para ser culpado de muerte.

Y algunos comenzaron a escupir en él, y cubrir su rostro, y a darle bofetadas, y decirle: Profetiza. Y los servidores le herían de bofetadas.

Y estando Pedro en el palacio abajo, vino una de las criadas del sumo sacerdote;

Pero él {lo} negó, diciendo: Ni sé, ni entiendo de qué hablas. Y salió al portal, y un gallo cantó.

Y la criada viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: Este es de ellos.

Mas él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres Galileo, y tu habla es semejante.

Y él comenzó a maldecir y a jurar: No conozco a este hombre de quien habláis.

Y le preguntó otra vez Pilato, diciendo: ¿No respondes algo? Mira de cuántas cosas te acusan.

Pero en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidieran.

Y había uno, que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían hecho muerte en una revuelta.

Y Pilato les respondió, diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los Judíos?

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