23890 casos en 6 traducciones

'De' en la Biblia

Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, por quienes he pasado predicando el Reino de Dios, verá más mi rostro.

Vosotros sabéis que estas manos me sirvieron para mis {propias} necesidades y las de los que estaban conmigo.

Y habiendo partido de ellos, navegamos y vinimos camino derecho a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara.

Y como avistamos a Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y vinimos a Tiro, porque el barco había de descargar allí su carga.

Después de hallar a los discípulos, nos quedamos allí siete días, y ellos le decían a Pablo, por el Espíritu, que no fuera a Jerusalén.

Y nosotros, cumplida la navegación, vinimos de Tiro a Tolemaida; y habiendo saludado a los hermanos, nos quedamos con ellos un día.

Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, vinimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, el cual era uno de los siete, posamos con él.

y parando nosotros allí por muchos días, descendió de Judea un profeta, llamado Agabo;

Y venido a nosotros, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.

Lo cual como oímos, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiera a Jerusalén.

Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos, trayendo consigo a un Mnasón, cipriano, discípulo antiguo, con el cual posáremos.

Y cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron de buena voluntad.

Al día siguiente Pablo fue con nosotros {a ver} a Jacobo (Santiago, hermano de Jesús), y todos los ancianos estaban presentes.

Y después de saludarlos, comenzó a referirles una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles mediante su ministerio.

Cuando ellos lo oyeron, glorificaron al Señor, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos de la ley:

pero fueron informados acerca de ti, que enseñas a apartarse de Moisés a todos los judíos que están entre los gentiles, diciéndoles que no han de circuncidar a los hijos, ni andar según la costumbre.

¿Qué hay pues? La multitud se reunirá de cierto: porque oirán que has venido.

Tomando a éstos contigo, purifícate con ellos, y gaste por ellos, para que rasuren sus cabezas, y todos entiendan que no hay nada de lo que fueron informados acerca de ti; sino que tú también andas guardando la ley.

Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito haberse acordado que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo que fuere sacrificado a los ídolos, y de sangre, y de lo ahogado, y de fornicación.

Entonces Pablo tomó consigo aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el Templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, hasta ser ofrecida ofrenda por cada uno de ellos.

Y cuando estaban para acabarse los siete días, unos judíos de Asia, como le vieron en el Templo, alborotaron todo el pueblo y le echaron mano,

dando voces: Varones israelitas, ayudad. Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, y la ley, y este lugar; y además de esto ha metido los gentiles en el Templo, y ha contaminado este lugar santo.

Se alborotó toda la ciudad, y llegó el pueblo corriendo de todas partes; apoderándose de Pablo lo arrastraron fuera del templo, y al instante cerraron las puertas.

Y procurando ellos matarle, fue dado aviso al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada;

el cual tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y ellos como vieron al tribuno y a los soldados, cesaron de herir a Pablo.

Y unos daban voces de una manera, y otros de otra manera en la multitud; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, mandó llevarle a la fortaleza.

Al llegar a las gradas, aconteció que fue llevado a cuestas de los soldados a causa de la violencia del pueblo;

¿No eres tú aquel egipcio que levantaste una sedición antes de estos días, y sacaste al desierto cuatro mil hombres salteadores?

Entonces Pablo le dijo: Yo de cierto soy hombre judío, ciudadano de Tarso, ciudad conocida de Cilicia; pero te ruego que me permitas que hable al pueblo.

Cuando el comandante le concedió el permiso, Pablo, de pie sobre las gradas, hizo señal al pueblo con su mano, y cuando hubo gran silencio, les habló en el idioma hebreo, diciendo:

Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, mas criado en esta ciudad a los pies de Gamaliel, enseñado conforme a la verdad de la ley de la patria, celoso de la Ley, como todos vosotros sois hoy.

como también el príncipe de los sacerdotes me es testigo, y todos los ancianos; de los cuales también tomando letras a los hermanos, iba a Damasco para traer presos a Jerusalén aun a los que estuvieran allí, para que fueran castigados.

Mas aconteció que yendo yo, y llegando cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo;

Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo Soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.

``Los que estaban conmigo vieron la luz, ciertamente, pero no comprendieron la voz de Aquél que me hablaba.

Y como yo no veía a causa de la claridad de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, vine a Damasco.

Entonces un Ananías, varón pío conforme a la ley, que tenía tal testimonio de todos los judíos que allí moraban,

Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el Templo, fui arrebatado fuera de mí.

Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a un tal hombre, porque no conviene que viva.

el comandante ordenó que lo llevaran al cuartel, diciendo que debía ser sometido a azotes para saber la razón por qué gritaban contra él de aquella manera.

Y respondió el tribuno: Yo con grande suma alcancé esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento.

Así que, luego se apartaron de él los que le habían de atormentar; y aun el tribuno también tuvo temor, entendido que era romano, por haberle atado.

Y al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por qué era acusado de los judíos, le soltó de las prisiones, y mandó venir a los príncipes de los sacerdotes, y a todo su concilio; y sacando a Pablo, le presentó delante de ellos.

Entonces Pablo, poniendo los ojos en el concilio, dice: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he conversado delante de Dios hasta el día de hoy.

El príncipe de los sacerdotes, Ananías, mandó entonces a los que estaban delante de él, que le hirieran en la boca.

Y los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios maldices?

Entonces Pablo, sabiendo que una parte era de saduceos, y la otra de fariseos, clamó en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo: de la esperanza y de la resurrección de los muertos soy yo juzgado.

Y se levantó un gran clamor: y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si espíritu le ha hablado, o ángel, no resistamos a Dios.

Y habiendo grande disensión, el tribuno, teniendo temor de que Pablo fuera despedazado de ellos, mandó venir una compañía de soldados, y arrebatarle de en medio de ellos, y llevarle a la fortaleza.

Y eran más de cuarenta los que habían hecho esta conjuración;

los cuales se fueron al príncipe de los sacerdotes y a los ancianos, y dijeron: Nosotros hemos hecho voto de anatema, que no hemos de gustar nada hasta que hayamos matado a Pablo.

Ahora pues, vosotros, con el concilio, requerid al tribuno que le saque mañana a vosotros como que queréis entender de él alguna cosa más cierta; y nosotros, antes que él llegue, estaremos aparejados para matarle.

Entonces un hijo de la hermana de Pablo, oyendo las asechanzas, fue, y entró en la fortaleza, y dio aviso a Pablo.

Y Pablo, llamando a uno de los centuriones, dice: Lleva a este joven al tribuno, porque tiene cierto aviso que darle.

Y el tribuno, tomándole de la mano y retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme?

Y él dijo: Los judíos han concertado rogarte que mañana saques a Pablo al concilio, como que han de inquirir de él alguna cosa más cierta.

Mas tú no les creas; porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales han hecho voto bajo maldición, de no comer ni beber hasta que le hayan muerto; y ahora están apercibidos esperando tu promesa.

Entonces el tribuno despidió al joven, mandándole que a nadie dijera que le había dado aviso de esto.

Y llamados dos centuriones, les mandó que apercibieran doscientos soldados, que fueran hasta Cesarea, y setenta de a caballo con los doscientos lanceros, que lo acompañaran desde la hora tercera de la noche.

Y escribió una carta de esta manera:

A este varón, tomado de los judíos, y que lo comenzaban a matar, libré yo sobreviniendo con una compañía de soldados, entendiendo que era romano.

Y queriendo saber la causa por qué le acusaban, le llevé al concilio de ellos;

Mas siéndome dado aviso de asechanzas que le habían aparejado los judíos, en la misma hora le he enviado a ti, y he denunciado también a los acusadores que traten delante de ti lo que tienen contra él. Pásalo bien.

Y los soldados, tomando a Pablo como les era mandado, le llevaron de noche a Antípatris.

Y al día siguiente, dejando a los de a caballo que fueran con él, se volvieron a la fortaleza.

Y como llegaron a Cesarea, y dieron la carta al gobernador presentaron también a Pablo delante de él.

Y el gobernador, leída la carta, preguntó de qué provincia era; y entendiendo que de Cilicia,

te oiré, dijo, cuando vinieren tus acusadores. Y mandó que le guardaran en el pretorio de Herodes.

Y cinco días después descendió el príncipe de los sacerdotes, Ananías, con algunos de los ancianos, y un cierto Tértulo, orador; y comparecieron delante del gobernador contra Pablo.

Después que llamaron a Pablo, Tértulo comenzó a acusarlo, diciendo {al gobernador:} Ya que por ti hemos obtenido mucha paz, y que por providencia tuya se están llevando a cabo reformas en favor de esta nación,

Public Domain

Biblia del Jubileo 2000 (Grátis) copyright

Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso

Las citas bíblicas son tomadas Nueva Biblia de los Hispanos © 2005 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso

Reina Valera Gómez (© 2010)