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'De' en la Biblia

Mas tú has llenado el juicio del impío, En vez de sustentar el juicio y la justicia.

Por lo cual de temer es que no te quite con golpe, el cual no puedas apartar de ti con gran rescate.

¿Por ventura estimará él tus riquezas, ni del oro, ni de todas las fuerzas de la potencia?

Acuérdate de engrandecer su obra, la cual contemplan los hombres.

La cual vieron todos los hombres; y el hombre la ve de lejos.

Porque él detiene las goteras de las aguas, cuando la lluvia se derrama de su vapor;

cuando gotean de las nubes, gotean sobre los hombres en abundancia.

¿Si entenderá también los extendimientos de las nubes, y los bramidos de su tienda?

He aquí que sobre él extiende su luz, Y cobija con ella las raíces de la mar.

Debajo de todos los cielos lo enderezará, y su luz se extenderá hasta los fines de la tierra.

Tras de él bramará el sonido, tronará su valiente voz, y aunque sea oída su voz, no los detiene.

Además de esto con la claridad fatiga las nubes, y las esparce con su luz.

aquélla gira y da vueltas por su sabia dirección, para hacer todo lo que El le ordena sobre la faz de toda la tierra.

Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, otras por misericordia las hará aparecer.

¿Supiste tú por ventura, cuando Dios las ponía en concierto, y hacía levantar la luz de su nube?

¿Extendiste tú por ventura con él los cielos firmes como un espejo de fundición?

Muéstranos, qué le hemos de decir; para que no hablemos disparates.

De la parte del norte vendrá la serenidad por el Dios terrible de alabanza.

El es Todopoderoso, al cual no alcanzamos; grande en potencia, y en juicio, y en multitud de justicia no aflige.

¿Dónde estabas tú cuando yo echaba los cimientos de la tierra? Dí{melo,} si tienes inteligencia.

¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba por fuera como saliendo de madre;

cuando hice de una nube su vestidura, y de espesa oscuridad sus pañales;

y dije: Hasta aquí vendrás, y no pasarás adelante, y allí parará el orgullo de tus ondas.

para que ocupe los fines de la tierra, y que sean sacudidos de ella los impíos?

mas la luz de los impíos es quitada de ellos, y el brazo enaltecido es quebrantado.

¿Has entrado tú hasta los profundos de la mar, Y has andado escudriñando el abismo?

¿Por ventura te han sido descubiertas las puertas de la muerte o has visto las puertas de la sombra de muerte?

¿Has considerado tú hasta las anchuras de la tierra? Declara si sabes todo esto.

¿Por dónde va el camino a la habitación de la luz, y dónde está el lugar de las tinieblas?

¿Si la tomarás tú en sus términos, y si entendieras las sendas de su casa?

¿Si sabías tú cuando habías de nacer, y si el número de tus días había de ser grande?

lo cual tengo yo reservado para el tiempo de la angustia, para el día de la guerra y de la batalla?

para saciar la tierra desierta e inculta, y para hacer producir de verdura renuevos?

¿Tiene padre la lluvia? ¿Quién ha engendrado las gotas de rocío?

¿Del vientre de quién salió el hielo? Y la helada del cielo, ¿quién la engendró?

Las aguas se endurecen a manera de piedra, y se congela la faz del abismo.

¿Sacarás tú a su tiempo los signos de los cielos, o guiarás el Arcturo con sus hijos?

¿Supiste tú las ordenanzas de los cielos? ¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra?

¿Alzarás tú a las nubes tu voz, para que te cubra muchedumbre de aguas?

¿Cazarás tú la presa para el león? ¿Y saciarás el hambre de los leoncillos,

¿Conoces tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿Has observado el parto de las ciervas?

¿Contaste tú los meses de su preñez, y sabes el tiempo cuando han de parir?

Se encorvan, paren sus crías, y se libran de sus dolores de parto.

Se ríe de la multitud de la ciudad; no oye las voces del que demanda los peajes.

Lo oculto de los montes es su pasto, Y anda buscando todo lo que está verde.

¿Atarás tú al unicornio con su coyunda para el surco? ¿Labrará los valles en pos de ti?

¿Fiarás de él que te tornará tu simiente, y que la allegará en tu era?

y se olvida de que los pisará el pie, y que los quebrará alguna bestia del campo.

porque Dios lo hizo olvidar de sabiduría, y no le dio entendimiento.

Luego que se levanta en alto, Búrlase del caballo y de su jinete.

¿Diste tú al caballo la fortaleza? ¿Vestiste tú su cerviz de relincho?

¿Por ventura le harás tú saltar como a alguna langosta? El resoplido de su nariz es formidable;

escarba la tierra, se alegra en su fuerza, sale al encuentro de las armas;

hace burla del espanto, y no teme, ni vuelve el rostro delante de la espada.

Contra él suena la aljaba, el resplandor de la lanza y de la pica;

Y él con ímpetu y furor escarba la tierra, Sin importarle el sonido de la bocina;

antes los toques de shofar le infunden ánimo; y desde lejos huele la batalla, el estruendo de los príncipes, y el estruendo de la consigna de la batalla.

Ella habita y está en la piedra, en la cumbre del peñasco y de la roca.

Desde allí acecha la comida; sus ojos observan de muy lejos.

Además de eso respondió el SEÑOR a Job y dijo:

Atavíate ahora de majestad y de alteza; y vístete de honra y de hermosura.

Esparce furores de tu ira; y mira a todo soberbio, y abátelo.

He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, y su fortaleza en el ombligo de su vientre.

Su cola mueve como un cedro, y los nervios de sus genitales son entretejidos.

Sus huesos son fuertes como bronce, y sus miembros como barras de hierro.

El es el comienzo de los caminos de Dios; el que lo hizo, acercará a él su espada.

Se echará debajo de las sombras, en lo oculto de las cañas, y de los lugares húmedos.

¿Por ventura harán banquete por causa de los compañeros? ¿Lo partirán entre los mercaderes?

¿Cortarás tú con cuchillo su cuero, o con asta de pescadores su cabeza?

Pon tu mano sobre él; te acordarás de la batalla, y nunca más tornarás.

He aquí que tu esperanza acerca de él será burlada; porque aun a su sola vista se desmayarán.

Nadie hay tan osado que lo despierte; ¿quién pues podrá estar delante de mí?

Yo no ocultaré sus mentiras, ni lo de su fuerza ni la belleza de su orden.

¿Quién descubrirá la delantera de su vestidura? ¿Quién se llegará a él con freno doble?

¿Quién abrirá las puertas de su rostro? Los órdenes de sus dientes espantan.

La gloria de su vestido son escudos fuertes, Cerrados entre sí estrechamente.

La una está tan cerca de la otra que el aire no puede penetrar entre ellas.

Sus estornudos dan destellos de luz, y sus ojos son como los párpados del alba.

De su boca salen hachas de fuego, centellas de fuego proceden.

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