23890 casos en 6 traducciones

'De' en la Biblia

Y se levantaba Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino de la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba a sí, y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel.

Entonces Absalón le decía: Mira, tu causa es buena y justa, pero nadie te va a escuchar de parte del rey.

Y de esta manera hacía con todo Israel que venía al rey a juicio; y así robaba Absalón el corazón de los de Israel.

Y al finalizar un periodo predeterminado de cuarenta años aconteció que Absalón dijo al rey: Yo te ruego me permitas que vaya a Hebrón, a pagar mi voto que he prometido al SEÑOR.

Y fueron con Absalón doscientos hombres de Jerusalén por él convidados, los cuales iban en su integridad, sin saber nada.

También envió Absalón por Ahitofel, el gilonita, del consejo de David, a Gilo su ciudad, mientras hacía sus sacrificios. Y fue hecha una grande conjuración, y el pueblo con Absalón se iba aumentando.

Y vino el aviso a David, diciendo: El corazón del varón de Israel se va tras Absalón.

Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos, y huyamos, porque no podremos escapar de otra manera delante de Absalón; daos prisa a andar, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad a filo de espada.

El rey entonces salió, con toda su familia en pos de él. Y dejó el rey diez mujeres concubinas para que guardasen la casa.

Y dijo el rey a Itai, el geteo: ¿Para qué vienes tú también con nosotros? Vuélvete y quédate con el rey; porque tú eres extranjero, y desterrado también de tu lugar.

¿Ayer viniste, y he de hacer hoy que mudes lugar para ir con nosotros? Yo voy como voy; tú vuélvete, y haz volver a tus hermanos; en ti hay misericordia y verdad.

Y todos los de la tierra lloraron en alta voz; y pasó todo el pueblo el arroyo de Cedrón; y después pasó el rey, y todo el pueblo pasó, al camino que va al desierto.

Y he aquí, también iba Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban el arca del pacto de Dios; y asentaron el arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar después que hubo acabado de salir de la ciudad todo el pueblo.

Pero dijo el rey a Sadoc: Vuelve el arca de Dios a la ciudad; que si yo hallare gracia en los ojos del SEÑOR, él me volverá, y me hará ver a ella y a su tabernáculo.

Dijo aún el rey a Sadoc sacerdote: ¿No eres tú el vidente? Vuélvete en paz a la ciudad; y con vosotros vuestros dos hijos, tu hijo Ahimaas, y Jonatán hijo de Abiatar.

Mirad, yo me detendré en los campos del desierto, hasta que venga respuesta de vosotros que me dé aviso.

Entonces Sadoc y Abiatar volvieron el arca de Dios a Jerusalén; y se estuvieron allá.

Y David subió la cuesta de las olivas; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta, y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, y lloraban mientras subían.

Y dieron aviso a David, diciendo: Ahitofel también está con los que conspiraron con Absalón. Entonces dijo David: Enloquece ahora, oh SEÑOR, el consejo de Ahitofel.

Y le dijo David: Si pasares conmigo, me serás de carga;

mas si volvieres a la ciudad, y dijeres a Absalón: Rey, yo seré tu siervo; como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo tuyo, entonces tú disiparás el consejo de Ahitofel.

¿No estarán allí contigo Sadoc y Abiatar sacerdotes? Por tanto, todo lo que oyeres en la casa del rey, darás aviso de ello a Sadoc y a Abiatar sacerdotes.

Y he aquí que están con ellos sus dos hijos, Ahimaas el de Sadoc, y Jonatán el de Abiatar; por mano de ellos me enviaréis aviso de todo lo que oyereis.

Así se vino Husai compañero especial de David a la ciudad; y Absalón entró en Jerusalén.

Y cuando David pasó un poco de la cumbre del monte, he aquí Siba, el criado de Mefi-boset, que lo salía a recibir con un par de asnos enalbardados, y sobre ellos doscientos panes, y cien hilos de pasas, y cien panes de higos secos, y un cuero de vino.

Y el rey dijo a Siba: ¿Para qué tienes esto? Y Siba respondió: Los asnos son para que la familia del rey monte, y el pan y la fruta de verano para que los jóvenes coman, y el vino para que beba cualquiera que se fatigue en el desierto.

Y dijo el rey: ¿Dónde está el hijo de tu señor? Y Siba respondió al rey: He aquí él se ha quedado en Jerusalén, porque ha dicho: Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre.

Entonces el rey dijo a Siba: He aquí, sea tuyo todo lo que tiene Mefi-boset. Y respondió Siba inclinándose: Rey señor mío, halle yo gracia delante de ti.

Y vino el rey David hasta Bahurim; y he aquí, salía uno de la familia de la casa de Saúl, el cual se llamaba Simei, hijo de Gera; y salía maldiciendo,

Y decía Simei, maldiciéndole: Sal, sal, varón sanguinario, y hombre de Belial;

el SEÑOR te ha dado el pago de toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del cual tú has reinado; mas el SEÑOR ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalón; y he aquí tú eres tomado en tu maldad, porque eres varón sanguinario.

Entonces Abisai hijo de Sarvia, dijo al rey: ¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor el rey? Yo te ruego que me dejes pasar, y le quitaré la cabeza.

Y el rey respondió: ¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? El maldice así, porque el SEÑOR le ha dicho que maldiga a David; ¿quién pues le dirá: Por qué lo haces así?

Y dijo David a Abisai y a todos sus siervos: He aquí, mi hijo que ha salido de mis entrañas, acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Jemini? Dejadle que maldiga, que el SEÑOR se lo ha dicho.

Por ventura el SEÑOR mirará mi aflicción, y me dará el SEÑOR bien por sus maldiciones de hoy.

Y como David y los suyos iban por el camino, Simei iba por el lado del monte delante de él, andando y maldiciendo, y arrojando piedras delante de él, y esparciendo polvo.

Y Absalón y todo el pueblo, los varones de Israel, entraron en Jerusalén, y con él Ahitofel.

Y aconteció que cuando Husai, el arquita, compañero especial de David llegó a Absalón, le dijo Husai: ¡Viva el rey, viva el rey!

Y Husai respondió a Absalón: No; antes al que eligiere el SEÑOR y este pueblo y todos los varones de Israel, de aquel seré yo, y con aquel me quedaré.

¿Y a quién había yo de servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti.

Y Ahitofel dijo a Absalón: Entra a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se esforzarán las manos de todos los que están contigo.

Entonces pusieron una tienda a Absalón sobre el terrado, y entró Absalón a las concubinas de su padre, en ojos de todo Israel.

Y el consejo que daba Ahitofel en aquellos días, era como si consultaran la palabra de Dios. Tal era el consejo de Ahitofel, así con David como con Absalón.

y daré sobre él, que él estará cansado y flaco de manos; lo atemorizaré, y todo el pueblo que está con él huirá, y heriré al rey solo.

y haré volver a ti a todo el pueblo. El regreso de todos depende del hombre a quien buscas; {después} todo el pueblo estará en paz.

Esta palabra fue recta en ojos Absalón y de todos los ancianos de Israel.

Cuando Husai vino a Absalón, éste le dijo: Ahitofel ha hablado de esta manera, ¿Llevaremos a cabo su plan? Si no, habla.

Y añadió Husai: Tú sabes que tu padre y los suyos son hombres valientes, y que están ahora con amargura de ánimo, como la osa en el campo cuando le han quitado los hijos. Además, tu padre es hombre de guerra, y no pasará la noche con el pueblo.

He aquí él estará ahora escondido en alguna cueva, o en algún otro lugar; y si al principio cayeren algunos de los tuyos, lo oirá quien lo oyere, y dirá: El pueblo que sigue a Absalón ha sido derrotado.

Así aun el hombre valiente, cuyo corazón sea como corazón de león, sin duda desmayará; porque todo Israel sabe que tu padre es hombre valiente, y que los que están con él son esforzados.

Aconsejo pues que todo Israel se junte á ti, desde Dan hasta Beerseba, en multitud como la arena que está á la orilla de la mar, y que tú en persona vayas á la batalla.

Entonces le acometeremos en cualquier lugar que pudiere hallarse, y daremos sobre él como cuando el rocío cae sobre la tierra, y ni uno dejaremos de él, y de todos los que con él están.

Y si se refugia en alguna ciudad, todos los de Israel traerán sogas a aquella ciudad, y la arrastraremos hasta el arroyo, que nunca más parezca piedra de ella.

Entonces Absalón y todos los de Israel dijeron: El consejo de Husai, el arquita, es mejor que el consejo de Ahitofel. Porque el SEÑOR había mandado que el acertado consejo de Ahitofel fuera disipado, para que el SEÑOR hiciera venir el mal sobre Absalón.

Dijo luego Husai a Sadoc y a Abiatar sacerdotes: Así y así aconsejó Ahitofel a Absalón y a los ancianos de Israel; y yo aconsejé así y así.

Y Jonatán y Ahimaas estaban junto a la fuente de Rogel, porque no podían ellos mostrarse viniendo a la ciudad; y fue allá una criada, la cual les dio el aviso; y ellos fueron, y dieron aviso al rey David.

Pero fueron vistos por un joven, el cual lo dijo a Absalón; sin embargo los dos se dieron prisa a caminar, y llegaron a casa de un hombre en Bahurim, que tenía un pozo en su patio, dentro del cual ellos descendieron.

Y tomando la mujer de la casa una manta, la extendió sobre la boca del pozo, y tendió sobre ella del trigo majado, para que el negocio no fuera entendido.

Llegando luego los criados de Absalón a la casa a la mujer, le dijeron: ¿Dónde están Ahimaas y Jonatán? Y la mujer les respondió: Ya han pasado el vado de las aguas. Y como ellos los buscaron y no los hallaron volvieron a Jerusalén.

Y David llegó a Mahanaim, y Absalón pasó el Jordán con todos los varones de Israel.

Y Absalón constituyó a Amasa, sobre el ejército en lugar de Joab, el cual Amasa fue hijo de un varón de Israel llamado Itra, el cual se había unido a Abigail hija de Nahas, hermana de Sarvia, madre de Joab.

Y asentó campamento Israel con Absalón en tierra de Galaad.

Y cuando David llegó a Mahanaim, Sobi hijo de Nahas de Rabá de los hijos de Amón, y Maquir hijo de Amiel de Lodebar, y Barzilai galaadita de Rogelim,

trajeron a David y al pueblo que estaba con él, camas, tazas, vasijas de barro, trigo, cebada, harina, y trigo tostado, habas, lentejas, y garbanzos tostados,

miel, manteca, ovejas, y quesos de vacas, para que comieran; porque dijeron entre si: Aquel pueblo está hambriento, y cansado, y tendrá sed en el desierto.

David, pues, reconoció el pueblo que tenía consigo, y puso sobre ellos capitanes de millares y de centenas.

Y puso la tercera parte del pueblo bajo la mano de Joab, y otra tercera bajo la mano de Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab, y la otra tercera parte bajo la mano de Itai, el geteo. Y dijo el rey al pueblo: Yo también saldré con vosotros.

Mas el pueblo dijo: No saldrás; porque si nosotros huyéremos, no harán caso de nosotros; y aunque la mitad de nosotros muera, no harán caso de nosotros; mas tú ahora vales tanto como diez mil de nosotros. Por tanto, será mejor que tú nos des ayuda desde la ciudad.

Entonces el rey les dijo: Yo haré lo que a vosotros pareciere bien. Y se puso el rey a la entrada de la puerta, mientras salía todo el pueblo de ciento en ciento y de mil en mil.

Y el rey mandó a Joab a Abisai y a Itai, diciendo: Tratad benignamente por amor de mí al joven Absalón. Y todo el pueblo oyó cuando mandó el rey acerca de Absalón a todos los capitanes.

Salió, pues, el pueblo al campo contra Israel, y se dio la batalla en el bosque de Efraín.

Y allí cayó el pueblo de Israel delante de los siervos de David, y fue hecha allí una gran matanza de veinte mil hombres.

Y extendiéndose allí la batalla por la faz de toda la tierra, fueron más los que consumió el bosque de los del pueblo, que los que consumió la espada aquel día.

Y Absalón se encontró con los siervos de David; e iba Absalón sobre un mulo, y el mulo pasó debajo de un espeso y grande alcornoque, y se le asió la cabeza al alcornoque, y quedó entre el cielo y la tierra; pues el mulo en que iba pasó delante.

Y viéndolo uno, avisó a Joab, diciendo: He aquí que he visto a Absalón colgado de un alcornoque.

Y Joab respondió al hombre que le daba la nueva: Y viéndolo tú, ¿por qué no le heriste luego allí echándole a tierra? Y sobre mí, que te hubiera dado diez siclos de plata, y un talabarte.

Y el hombre dijo a Joab: Aunque yo me pesara en mis manos mil siclos de plata, no extendería yo mi mano contra el hijo del rey; porque nosotros lo oímos cuando el rey te mandó a ti, a Abisai y a Itai, diciendo: Mirad que ninguno toque al joven Absalón.

De otro modo, si yo hubiera hecho traición contra su vida (y no hay nada oculto al rey), tú mismo te hubieras mostrado indiferente.

Y respondió Joab: No es razón que yo te ruegue. Y tomando tres dardos en su mano, los hincó en el corazón de Absalón, que aun estaba vivo en medio del alcornoque.

Cercándolo luego diez jóvenes escuderos de Joab, hirieron a Absalón, y le mataron.

Entonces Joab tocó el shofar, y el pueblo se volvió de seguir a Israel, porque Joab detuvo al pueblo.

Tomando después a Absalón, le echaron en un gran foso en el bosque, y levantaron sobre él un montón muy grande de piedras; y todo Israel huyó, cada uno a sus estancias.

Y en vida Absalón había tomado y levantado una columna, la cual está en el valle del rey; porque había dicho entre si: Yo no tengo hijo que conserve la memoria de mi nombre. Y llamó aquella columna de su nombre; y así se llamó el Lugar \'

Entonces Ahimaas hijo de Sadoc dijo: Yo correré ahora, y daré las nuevas al rey de cómo el SEÑOR ha defendido su causa de la mano de sus enemigos.

Entonces Ahimaas hijo de Sadoc volvió a decir a Joab: Sea lo que fuere, yo correré ahora tras Cusi. Y Joab dijo: Hijo mío, ¿para qué has tú de correr, pues que no hallarás premio por las nuevas?

Y él respondió: Sea lo que fuere, yo correré. Entonces Joab le dijo: Corre. Corrió, pues, Ahimaas por el camino de la llanura, y pasó delante de Cusi.

Y David estaba sentado entre las dos puertas; y el atalaya había ido al terrado de sobre la puerta en el muro, y alzando sus ojos, miró, y vio a uno que corría solo.

Y el atalaya volvió a decir: Me parece el correr del primero como el correr de Ahimaas hijo de Sadoc. Y respondió el rey: Ese es hombre de bien, y viene con buena nueva.

Y luego vino Cusi, y dijo: Reciba nueva mi señor el rey, que hoy el SEÑOR ha defendido tu causa de la mano de todos los que se habían levantado contra ti.

El rey entonces dijo a Cusi: ¿El joven Absalón tiene paz? Y Cusi respondió: Como aquel joven sean los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levantan contra ti para mal.

Entró el pueblo aquel día en la ciudad escondidamente, como suele entrar a escondidas el pueblo avergonzado que ha huido de la batalla.

Y entrando Joab en casa del rey, le dijo: Hoy has avergonzado el rostro de todos tus siervos, que han hoy librado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y la vida de tus mujeres, y la vida de tus concubinas,

Amando á los que te aborrecen, y aborreciendo á los que te aman: porque hoy has declarado que nada te importan tus príncipes y siervos; pues hoy echo de ver que si Absalom viviera, bien que nosotros todos estuviéramos hoy muertos, entonces te contentaras.

Levántate pues ahora, y sal fuera, y habla al corazón de tus siervos; porque juro por el SEÑOR, que si no sales, ni aun uno quede contigo esta noche; y de esto te pesará más que de todos los males que te han sobrevenido desde tu juventud hasta ahora.

Entonces el rey se levantó y se sentó a la puerta. Y cuando avisaron a todo el pueblo, diciendo: He aquí, el rey está sentado a la puerta, entonces todo el pueblo vino delante del rey. Pero {los de} Israel habían huido, cada uno a su tienda.

Y todo el pueblo porfiaba en todas las tribus de Israel, diciendo: El rey nos ha librado de mano de nuestros enemigos, y él nos ha salvado de mano de los filisteos; y ahora ha huido, de la tierra por Absalón.

Public Domain

Biblia del Jubileo 2000 (Grátis) copyright

Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso