119 casos

'Dios' en la Biblia

Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado a Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.

Y un día vinieron los hijos de Dios a presentarse delante de Jehová, entre los cuales vino también Satanás.

Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado de mal?

Aún estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y los criados, y los consumió; solamente escapé yo para traerte la noticia.

Y otro día aconteció que vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos para presentarse delante de Jehová.

Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que aún retiene su integridad, a pesar de que tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?

Sea aquel día sombrío, y no cuide de él Dios desde arriba, ni claridad sobre él resplandezca.

¿Para qué se da luz al hombre que no sabe por dónde va, y al cual Dios ha acorralado?

Perecen por el aliento de Dios, y por el soplo de su furor son consumidos.

¡Quién me diera que viniese mi petición, y que me otorgase Dios lo que anhelo;

y que agradara a Dios destruirme; que desatara su mano, y acabara conmigo!

¿Acaso pervertirá Dios el derecho, o el Todopoderoso pervertirá la justicia?

Si tú de mañana buscares a Dios, y suplicares al Todopoderoso;

Tales son los caminos de todos los que se olvidan de Dios; y la esperanza del impío perecerá:

He aquí, Dios no desechará al perfecto, ni tampoco ayudará a los malhechores.

Si Dios no retira su ira, los ayudadores soberbios serán abatidos debajo de Él.

Diré a Dios: No me condenes; hazme entender por qué contiendes conmigo.

Mas ¡oh quién diera que Dios hablara, y abriera sus labios contra ti,

y que te declarara los secretos de la sabiduría, que son de doble valor que las riquezas! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.

Yo soy uno de quien su amigo se mofa, que invoca a Dios, y Él le responde; con todo, el justo y perfecto es escarnecido.

Prosperan las tiendas de los ladrones, y los que provocan a Dios viven seguros; en cuyas manos Él ha puesto cuanto tienen.

Mas yo hablaría con el Todopoderoso, y querría razonar con Dios.

¿Habéis de hablar iniquidad por Dios? ¿Habéis de hablar por Él engaño?

¿Haréis acepción de su persona? ¿Contenderéis vosotros por Dios?

Tú también disipas el temor, y menosprecias la oración delante de Dios.

¿Oíste tú el secreto de Dios, que detienes en ti solo la sabiduría?

¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios? ¿Tienes acaso alguna cosa oculta cerca de ti?

para que vuelvas tu espíritu contra Dios, y saques tales palabras de tu boca?

Por cuanto él extendió su mano contra Dios, y se ensoberbeció contra el Todopoderoso,

Me ha entregado Dios al mentiroso, y en las manos de los impíos me hizo estremecer.

Mis amigos me escarnecen; mis ojos derramarán lágrimas ante Dios.

¡Oh que alguien intercediera por el hombre ante Dios, como el hombre intercede por su prójimo!

Ciertamente tales son las moradas del impío, Y éste será el lugar del que no conoció a Dios.

sabed ahora que Dios me ha derribado, y me ha envuelto en su red.

¿Por qué me perseguís como Dios, y no os hartáis de mi carne?

y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios;

Devoró riquezas, mas las vomitará; de su vientre las sacará Dios.

Cuando se pusiere a llenar su vientre, Dios enviará sobre él el furor de su ira, y la hará llover sobre él y sobre su comida.

Ésta es la porción de Dios para el hombre impío, y la herencia que Dios le ha señalado.

Sus casas están libres de temor, y no hay azote de Dios sobre ellos.

Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros, pues no queremos el conocimiento de tus caminos.

¡Oh cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada, y viene sobre ellos su quebranto, y Dios en su ira les reparte dolores!

Dios guardará la iniquidad para los hijos de ellos: Él le dará su pago, para que conozca.

¿Traerá el hombre provecho a Dios, podrá el sabio ser de provecho a sí mismo?

¿No está Dios en la altura de los cielos? Mira lo encumbrado de las estrellas, cuán elevadas están.

¿Y dirás tú: Qué sabe Dios? ¿Puede Él juzgar a través de la densa oscuridad?

Que decían a Dios: Apártate de nosotros. ¿Y qué les había hecho el Omnipotente?

Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, y alzarás a Dios tu rostro.

Cuando fueren abatidos, dirás tú: Ensalzamiento habrá; y Dios salvará al humilde de ojos.

¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla.

Dios ha enervado mi corazón, y me ha turbado el Omnipotente.

De la ciudad gimen los hombres, y claman las almas de los heridos de muerte; mas Dios no puso estorbo.

Vive Dios, el cual ha quitado mi derecho, y el Omnipotente, que amargó el alma mía;

¿Oirá Dios su clamor cuando la tribulación sobre él viniere?

¿Se deleitará en el Omnipotente? ¿Invocará a Dios en todo tiempo?

Yo os enseñaré por la mano de Dios; no esconderé lo que hay para con el Omnipotente.

Ésta es para con Dios la porción del impío, y la herencia que los violentos han de recibir del Omnipotente.

Dios, pues, descargará sobre él, y no perdonará; hará él por huir de su mano.

Dios entiende el camino de ella, y Él conoce su lugar.

¡Quién me volviese como en los meses pasados, como en los días cuando Dios me guardaba,

Como fui yo en los días de mi juventud, cuando el secreto de Dios estaba en mi tienda;

Porque Dios desató mi cuerda, y me afligió, por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.

Porque ¿qué galardón me daría de arriba Dios, y qué heredad el Omnipotente desde las alturas?

¿qué haré yo cuando Dios se levante? Y cuando Él me pida cuentas, ¿qué le responderé yo?

Porque temí el castigo de Dios, contra cuya alteza yo no tendría poder.

Esto también sería maldad que debiera ser castigada por el juez; porque habría negado al Dios soberano.

Entonces Eliú hijo de Baraquel, buzita, de la familia de Ram, se encendió en ira contra Job; se encendió en ira por cuanto él se justificaba más a sí mismo que a Dios. 567

Para que no digáis: Nosotros hemos hallado sabiduría: Lo derriba Dios, no el hombre.

He aquí en esto no has hablado justamente: Yo te responderé que mayor es Dios que el hombre.

Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; mas el hombre no entiende.

Que le diga que Dios tuvo de él misericordia, que lo libró de descender al sepulcro, que halló redención:

He aquí, todas estas cosas hace Dios, dos y tres veces con el hombre;

Porque Job ha dicho: Yo soy justo, y Dios me ha quitado mi derecho.

Porque ha dicho: De nada sirve al hombre deleitarse a sí mismo en Dios.

Por tanto, varones entendidos, oídme; lejos esté de Dios la impiedad, y del Omnipotente la iniquidad.

Sí, por cierto, Dios no hará injusticia, y el Omnipotente no pervertirá el derecho.

No carga, pues, Él al hombre más de lo justo, para que vaya con Dios a juicio.

De seguro conviene que se diga a Dios: He llevado ya castigo, no ofenderé ya más.

Reina Valera Gómez (© 2010)