'Mas' en la Biblia
Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá.
Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí: Mi gloria, y el que ensalza mi cabeza.
Tú diste alegría en mi corazón, Más que tienen ellos en el tiempo que se multiplicó su grano y su mosto.
Mas Jehová permanecerá para siempre: Dispuesto ha su trono para juicio.
Pon, oh Jehová, temor en ellos: Conozcan las gentes que son no más que hombres. (Selah.)
Para juzgar al huérfano y al pobre, A fin de que no vuelva más á hacer violencia el hombre de la tierra.
Cercando andan los malos, Mientras son exaltados los más viles de los hijos de los hombres.
Mas yo en tu misericordia he confiado: Alegraráse mi corazón en tu salud.
Aquel á cuyos ojos es menospreciado el vil; Mas honra á los que temen á Jehová: Y habiendo jurado en daño suyo, no por eso muda.
Libróme de mi poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían, aunque eran ellos más fuertes que yo.
Asaltáronme en el día de mi quebranto: Mas Jehová fué mi apoyo.
Clamaron, y no hubo quien salvase: Aun á Jehová, mas no los oyó.
Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.
Estos confían en carros, y aquéllos en caballos: Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.
Ellos arrodillaron, y cayeron; Mas nosotros nos levantamos, y nos enhestamos.
Porque trazaron el mal contra ti: Fraguaron maquinaciones, mas no prevalecerán.
Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y desecho del pueblo.
Mas tú, Jehová, no te alejes; Fortaleza mía, apresúrate para mi ayuda.
Porque un momento será su furor; Mas en su voluntad está la vida: Por la tarde durará el lloró, Y á la mañana vendrá la alegría.
Aborrecí á los que esperan en vanidades ilusorias; Mas yo en Jehová he esperado.
Mas yo en ti confié, oh Jehová: Yo dije: Dios mío eres tú.
Muchos dolores para el impío; Mas el que espera en Jehová, lo cercará misericordia.
Muchos son los males del justo; Mas de todos ellos lo librará Jehová.
Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, Que libras al afligido del más fuerte que él, Y al pobre y menesteroso del que le despoja?
Mas yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de saco; Afligí con ayuno mi alma, Y mi oración se revolvía en mi seno.
Porque los malignos serán talados, Mas los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.
Porque los brazos de los impíos serán quebrados: Mas el que sostiene á los justos es Jehová.
Mas los impíos perecerán, Y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros Serán consumidos: se disiparán como humo.
El impío toma prestado, y no paga; Mas el justo tiene misericordia, y da.
Porque Jehová ama la rectitud, Y no desampara sus santos: Mas la simiente de los impíos será extirpada.
Mas los transgresores fueron todos á una destruídos: La postrimería de los impíos fué talada.
Mas yo, como si fuera sordo no oía; Y estaba como un mudo, que no abre su boca.
Porque me han cercado males hasta no haber cuento: Hanme comprendido mis maldades, y no puedo levantar la vista: Hanse aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falta.
Mas tú, Jehová, ten misericordia de mí, y hazme levantar, Y daréles el pago.
Haste hermoseado más que los hijos de los hombres; La gracia se derramó en tus labios: Por tanto Dios te ha bendecido para siempre.
Mas el hombre no permanecerá en honra: Es semejante á las bestias que perecen.
Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.
Purifícame con hisopo, y será limpio: Lávame, y seré emblanquecido más que la nieve.
Amaste el mal más que el bien; La mentira más que hablar justicia. (Selah.)
Mas yo estoy como oliva verde en la casa de Dios: En la misericordia de Dios confío perpetua y eternalmente.
Mas tú, hombre, al parecer íntimo mío, Mi guía, y mi familiar:
Ablandan más que manteca su boca, Pero guerra hay en su corazón: Suavizan sus palabras más que el aceite, Mas ellas son cuchillos.
Mas tú, oh Dios, harás descender aquéllos al pozo de la sepultura: Los hombres sanguinarios y engañadores no demediarán sus días: Empero yo confiaré en ti.
Que no oye la voz de los que encantan, Por más hábil que el encantador sea.
Mas tú, Jehová, te reirás de ellos, Te burlarás de todas las gentes.
Desde el cabo de la tierra clamaré á ti, cuando mi corazón desmayare: A la peña más alta que yo me conduzcas.
Mas los que para destrucción buscaron mi alma, Caerán en los sitios bajos de la tierra.
Mas Dios los herirá con saeta; De repente serán sus plagas.
Palabras de iniquidades me sobrepujaron: Mas nuestras rebeliones tú las perdonarás.
Con tremendas cosas, en justicia, nos responderás tú, Oh Dios de nuestra salud, Esperanza de todos los términos de la tierra, Y de los más remotos confines de la mar.
Mas ciertamente me oyó Dios; Antendió á la voz de mi súplica.
Mas los justos se alegrarán: gozarse han delante de Dios, Y saltarán de alegría.
El Dios que hace habitar en familia los solos; Que saca á los aprisionados con grillos: Mas los rebeldes habitan en sequedad.
Los carros de Dios son veinte mil, y más millares de ángeles. El Señor entre ellos, como en Sinaí, así en el santuario.
Hanse aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa; Hanse fortalecido mis enemigos, los que me destruyen sin por qué: He venido pues á pagar lo que no he tomado.
Y agradará á Jehová más que sacrificio de buey, O becerro que echa cuernos y uñas.
Mas yo siempre esperaré, Y añadiré sobre toda tu alabanza.
Mas yo, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos.
Mas yo era ignorante, y no entendía: Era como una bestia acerca de ti.
Mi carne y mi corazón desfallecen: Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
No vemos ya nuestras señales: No hay más profeta; Ni con nosotros hay quien sepa hasta cuándo.
Mas Dios es el juez: A éste abate, y á aquel ensalza.
Mas yo anunciaré siempre, Cantaré alabanzas al Dios de Jacob.
Ilustre eres tú; fuerte, más que los montes de caza.
¿Desechará el Señor para siempre, Y no volverá más á amar?
Cuando vino sobre ellos el furor de Dios, Y mató los más robustos de ellos, Y derribo los escogidos de Israel.
Mas le lisonjeaban con su boca, Y con su lengua le mentían:
Mas tentaron y enojaron al Dios Altísimo, Y no guardaron sus testimonios;
Mas mi pueblo no oyó mi voz, E Israel no me quiso á mí.
Han dicho: Venid, y cortémoslos de ser pueblo, Y no haya más memoria del nombre de Israel.
Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, Lento para la ira, y grande en misericordia y verdad;
Ama Jehová las puertas de Sión Más que todas las moradas de Jacob.
Libre entre los muertos, Como los matados que yacen en el sepulcro, Que no te acuerdas más de ellos, Y que son cortados de tu mano.
Mas yo á ti he clamado, oh Jehová; Y de mañana mi oración te previno.
Mas yo quebrantaré delante de él á sus enemigos, Y heriré á sus aborrecedores.
Mas no quitaré de él mi misericordia, Ni falsearé mi verdad.
Mas tú desechaste y menospreciaste á tu ungido; Y te has airado con él.
Los días de nuestra edad son setenta años; Que si en los más robustos son ochenta años, Con todo su fortaleza es molestia y trabajo; Porque es cortado presto, y volamos.
Caerán á tu lado mil, Y diez mil á tu diestra: Mas á ti no llegará.
Mas tú, Jehová, para siempre eres Altísimo.
Jehová en las alturas es más poderoso Que el estruendo de las muchas aguas, Más que las recias ondas de la mar.
Mas Jehová me ha sido por refugio; Y mi Dios por roca de mi confianza.
Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos: Mas Jehová hizo los cielos.
Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre, Y tu memoria para generación y generación.
Mas tú eres el mismo, Y tus años no se acabarán.
Que pasó el viento por ella, y pereció: Y su lugar no la conoce más.
Mas la misericordia de Jehová desde el siglo y hasta el siglo sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos;
Y multiplicó su pueblo en gran manera, E hízolo fuerte más que sus enemigos.
Y él les dió lo que pidieron; Mas envió flaqueza en sus almas.
Muchas veces los libró; Mas ellos se rebelaron á su consejo, Y fueron humillados por su maldad.
Mas clamaron á Jehová en su angustia, Y salvólos de sus aflicciones.
Porque grande más que los cielos es tu misericordia, Y hasta los cielos tu verdad.
En pago de mi amor me han sido adversarios: Mas yo oraba.
Maldigan ellos, y bendice tú: Levántense, mas sean avergonzados, y regocíjese tu siervo.
Tienen boca, mas no hablarán; Tienen ojos, mas no verán;
Orejas tienen, mas no oirán; Tienen narices, mas no olerán;
Manos tienen, mas no palparán; Tienen pies, mas no andarán; No hablarán con su garganta.
Mas nosotros bendeciremos á JAH, Desde ahora para siempre. Aleluya.
Castigóme gravemente JAH: Mas no me entregó á la muerte.
Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí: Mas tu siervo meditaba en tus estatutos.
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