'Días' en la Biblia
Y que estos dos días serían en memoria, y celebrados en todas las naciones, y familias, y provincias, y ciudades. Estos días de Purim no pasarán de entre los Judíos, y la memoria de ellos no cesará de su simiente.
Para confirmar estos días de Purim en sus tiempos señalados, según les había constituído Mardochêo Judío y la reina Esther, y como habían ellos tomado sobre sí y sobre su simiente, para conmemorar el fin de los ayunos y de su clamor.
Y acontecía que, habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y santificábalos, y levantábase de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado á Dios en s
Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que el dolor era muy grande.
Ocupe la oscuridad aquella noche; No sea contada entre los días del año, Ni venga en él número de los meses.
CIERTAMENTE tiempo limitado tiene el hombre sobre la tierra, Y sus días son como los días del jornalero.
Y mis días fueron más ligeros que la lanzadera del tejedor, Y fenecieron sin esperanza.
Aburríme: no he de vivir yo para siempre; Déjáme, pues que mis días son vanidad.
Pues nosotros somos de ayer, y no sabemos, Siendo nuestros días sobre la tierra como sombra.
Mis días han sido más ligeros que un correo; Huyeron, y no vieron el bien.
¿Son tus días como los días del hombre, O tus años como los tiempos humanos,
¿No son mis días poca cosa? Cesa pues, y déjame, para que me conforte un poco.
EL HOMBRE nacido de mujer, Corto de días, y harto de sinsabores:
Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti: Tú le pusiste términos, de los cuales no pasará.
Si el hombre muriere, ¿volverá á vivir? Todos los días de mi edad esperaré, Hasta que venga mi mutación.
Entre nosotros también hay cano, también hay viejo Mucho mayor en días que tu padre.
Todos los días del impío, él es atormentado de dolor, Y el número de años es escondido al violento.
MI ALIENTO está corrompido, acórtanse mis días, Y me está aparejado el sepulcro.
Pasáronse mis días, fueron arrancados mis pensamientos, Los designios de mi corazón.
Gastan sus días en bien, Y en un momento descienden á la sepultura.
PUESTO que no son ocultos los tiempos al Todopoderoso, ¿Por qué los que le conocen no ven sus días?
Quién me tornase como en los meses pasados, Como en los días que Dios me guardaba,
Como fué en los días de mi mocedad, Cuando el secreto de Dios estaba en mi tienda;
Y decía yo: En mi nido moriré, Y como arena multiplicaré días.
MAS ahora los más mozos de días que yo, se ríen de mí; Cuyos padres yo desdeñara ponerlos con los perros de mi ganado.
Y ahora mi alma está derramada en mí; Días de aflicción me han aprehendido.
Mis entrañas hierven, y no reposan; Días de aflicción me han sobrecogido.
Y Eliú había esperado á Job en la disputa, porque eran más viejos de días que él.
Y respondió Eliú hijo de Barachêl, Buzita, y dijo: Yo soy menor de días y vosotros viejos; He tenido por tanto miedo, y temido declararos mi opinión.
Yo decía: Los días hablarán, Y la muchedumbre de años declarará sabiduría.
Enterneceráse su carne más que de niño, Volverá á los días de su mocedad.
Si oyeren, y le sirvieren, Acabarán sus días en bien, y sus años en deleites.
¿Has tu mandado á la mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar,
¿Sabíaslo tú porque hubieses ya nacido, O porque es grande el número de tus días?
Dios es el que juzga al justo: Y Dios está airado todos los días contra el impío.
Vida te demandó, y dístele Largura de días por siglos y siglos.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida: Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
Una cosa he demandado á Jehová, ésta buscaré: Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
¿Quién es el hombre que desea vida, Que codicia días para ver bien?
Conoce Jehová los días de los perfectos: Y la heredad de ellos será para siempre.
No serán avergonzados en el mal tiempo; Y en los días de hambre serán hartos.
Hazme saber, Jehová, mi fin, Y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuánto tengo de ser del mundo.
He aquí diste á mis días término corto, Y mi edad es como nada delante de ti: Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. (Selah.)
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
Al Músico principal: de los hijos de Coré: Masquil. OH Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado, La obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.
¿Por qué he de temer en los días de adversidad, Cuando la iniquidad de mis insidiadores me cercare?
Mas tú, oh Dios, harás descender aquéllos al pozo de la sepultura: Los hombres sanguinarios y engañadores no demediarán sus días: Empero yo confiaré en ti.
Todos los días me contristan mis negocios; Contra mí son todos sus pensamientos para mal.
Días sobre días añadirás al rey: Sus años serán como generación y generación.
Consideraba los días desde el principio, Los años de los siglos.
Consumió por tanto en nada sus días, Y sus años en la tribulación.
Y pondré su simiente para siempre, Y su trono como los días de los cielos.
Has acortado los días de su juventud; Hasle cubierto de afrenta. (Selah.)
Porque todos nuestros días declinan á causa de tu ira; Acabamos nuestros años como un pensamiento.
Los días de nuestra edad son setenta años; Que si en los más robustos son ochenta años, Con todo su fortaleza es molestia y trabajo; Porque es cortado presto, y volamos.
Enséñanos de tal modo á contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.
Sácianos presto de tu misericordia: Y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
Alégranos conforme á los días que nos afligiste, Y los años que vimos mal.
Para tranquilizarle en los días de aflicción, En tanto que para el impío se cava el hoyo.
Porque mis días se han consumido como humo; Y mis huesos cual tizón están quemados.
Mis días son como la sombra que se va; Y heme secado como la hierba.
El afligió mi fuerza en el camino; Acortó mis días.
Dije: Dios mío, no me cortes en el medio de mis días: Por generación de generaciones son tus años.
El hombre, como la hierba son sus días, Florece como la flor del campo.
Sean sus días pocos: Tome otro su oficio.
Porque ha inclinado á mí su oído, Invocaré le por tanto en todos mis días.
¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?
Bendígate Jehová desde Sión, Y veas el bien de Jerusalem todos los días de tu vida.
Acordéme de los días antiguos; Meditaba en todas tus obras, Reflexionaba en las obras de tus manos.
El hombre es semejante á la vanidad: Sus días son como la sombra que pasa.
Porque largura de días, y años de vida Y paz te aumentarán.
Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda riquezas y honra.
Con él estaba yo ordenándolo todo; Y fuí su delicia todos los días, Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.
Porque por mí se aumentarán tus días, Y años de vida se te añadirán.
El temor de Jehová aumentará los días: Mas los años de los impíos serán acortados.
Todos los días del afligido son trabajosos: Mas el de corazón contento tiene un convite continuo.
El príncipe falto de entendimiento multiplicará los agravios: Mas el que aborrece la avaricia, prolongará sus días.
Darále ella bien y no mal, Todos los días de su vida.
Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.
Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.
Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias: aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad.
Demás de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho enojo y dolor y miseria.
He aquí pues el bien que yo he visto: Que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte.
Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le responderá con alegría de su corazón.
Si el hombre engendrare ciento, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si su alma no se hartó del bien, y también careció de sepultura, yo digo que el abortivo es mejor que él.
Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales él pasa como sombra? Porque ¿quién enseñará al hombre qué será después de él debajo del sol?
Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días.
Y que el impío no tendrá bien, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no temió delante de la presencia de Dios.
Por tanto alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba, y se alegre; y que esto se le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le dió debajo del sol.
Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad, que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.
ECHA tu pan sobre las aguas; que después de muchos días lo hallarás.
Mas si el hombre viviere muchos años, y en todos ellos hubiere gozado alegría; si después trajere á la memoria los días de las tinieblas, que serán muchos, todo lo que le habrá pasado, dirá haber sido vanidad.
Alégrate, mancebo, en tu mocedad, y tome placer tu corazón en los días de tu juventud; y anda en los caminos de tu corazón, y en la vista de tus ojos: mas sabe, que sobre todas estas cosas te traerá Dios á juicio.
Y ACUÉRDATE de tu Criador en los días de tu juventud, antes que vengan los malos días, y lleguen los años, de los cuales digas, No tengo en ellos contentamiento;
VISION de Isaías hijo de Amoz, la cual vió sobre Judá y Jerusalem, en días de Uzzías, Jotham, Achâz y Ezechîas, reyes de Judá.
ACONTECIO en los días de Achâz hijo de Jotham, hijo de Uzzías, rey de Judá, que Rezín rey de Siria, y Peca hijo de Remalías, rey de Israel, subieron á Jerusalem para combatirla; mas no la pudieron tomar.
Jehová hará venir sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde el día que Ephraim se apartó de Judá, es á saber, al rey de Asiria.
Y en sus palacios gritarán gatos cervales, y chacales en sus casas de deleite: y abocado está á venir su tiempo, y sus días no se alargarán.
¿No era ésta vuestra ciudad alegre, su antigüedad de muchos días? Sus pies la llevarán á peregrinar lejos.
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