'Se' en la Biblia
Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y trasquiló su cabeza, y cayendo en tierra adoró;
Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que el dolor era muy grande.
Perezca el día en que yo nací, Y la noche que se dijo: Varón es concebido.
Maldíganla los que maldicen al día, Los que se aprestan para levantar su llanto.
¿Por qué se da luz al trabajado, Y vida á los de ánimo en amargura,
Que se alegran sobremanera, Y se gozan, cuando hallan el sepulcro?
Recapacita ahora, ¿quién que fuera inocente se perdiera? Y ¿en dónde los rectos fueron cortados?
Y un espíritu pasó por delante de mí, Que hizo se erizara el pelo de mi carne.
De la mañana á la tarde son quebrantados, Y se pierden para siempre, sin haber quien lo considere.
¿Su hermosura, no se pierde con ellos mismos? Mueren, y sin sabiduría.
Empero como las centellas se levantan para volar por el aire, Así el hombre nace para la aflicción.
De día se topan con tinieblas, Y en mitad del día andan á tientas como de noche:
Y vendrás en la vejez á la sepultura, Como el montón de trigo que se coge á su tiempo.
Oh si pesasen al justo mi queja y mi tormento, Y se alzasen igualmente en balanza!
La nube se consume, y se va: Así el que desciende al sepulcro no subirá;
Si fueres limpio y derecho, Cierto luego se despertará sobre ti, Y hará próspera la morada de tu justicia.
Apoyaráse él sobre su casa, mas no permanecerá en pie; Atendráse á ella, mas no se afirmará.
Ciertamente éste será el gozo de su camino; Y de la tierra de donde se traspusiere, nacerán otros.
Ciertamente yo conozco que es así: ¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?
El es sabio de corazón, y poderoso en fortaleza, ¿Quién se endureció contra él, y quedó en paz?
Dios no tornará atrás su ira, Y debajo de él se encorvan los que ayudan á los soberbios.
Pasaron cual navíos veloces: Como el águila que se arroja á la comida.
Contúrbanme todos mis trabajos; Sé que no me darás por libre.
Y estas cosas tienes guardadas en tu corazón; Yo sé que esto está cerca de ti.
El hombre vano se hará entendido, Aunque nazca como el pollino del asno montés.
Y en mitad de la siesta se levantará bonanza; Resplandecerás, y serás como la mañana:
Mas los ojos de los malos se consumirán, Y no tendrán refugio; Y su esperanza será agonía del alma.
Yo soy uno de quien su amigo se mofa, Que invoca á Dios, y él le responde: Con todo, el justo y perfecto es escarnecido.
He aquí, el detendrá las aguas, y se secarán; El las enviará, y destruirán la tierra.
El quita el seso de las cabezas del pueblo de la tierra, Y háceles que se pierdan vagueando sin camino:
Como vosotros lo sabéis, lo sé yo; No soy menos que vosotros.
¿Sería bueno que él os escudriñase? ¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún hombre?
He aquí ahora, si yo me apercibiere á juicio, Sé que seré justificado.
Y el cuerpo mío se va gastando como de carcoma, Como vestido que se come de polilla.
Si se envejeciere en la tierra su raíz, Y su tronco fuere muerto en el polvo,
Las aguas de la mar se fueron, Y agotóse el río, secóse.
Así el hombre yace, y no se tornará á levantar: Hasta que no haya cielo no despertarán, Ni se levantarán de su sueño.
Y ciertamente el monte que cae se deshace, Y las peñas son traspasadas de su lugar;
Las piedras son desgastadas con el agua impetuosa, Que se lleva el polvo de la tierra: de tal manera haces tú perecer la esperanza del hombre.
Para siempre serás más fuerte que él, y él se va; Demudarás su rostro, y enviaráslo.
Mas su carne sobre él se dolerá, Y entristecerse ha en él su alma.
¿Qué sabes tú que no sepamos? ¿Qué entiendes que no se halle en nosotros?
¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio, Y que se justifique el nacido de mujer?
Por cuanto él extendió su mano contra Dios, Y se esforzó contra el Todopoderoso,
No se escapará de las tinieblas: La llama secará sus ramos, Y con el aliento de su boca perecerá.
Si hablo, mi dolor no cesa; Y si dejo de hablar, no se aparta de mí.
Tú me has arrugado; testigo es mi flacura, Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
Abrieron contra mí su boca; Hirieron mis mejillas con afrenta; Contra mí se juntaron todos.
No hay conmigo sino escarnecedores, En cuya acrimonia se detienen mis ojos.
Y mis ojos se oscurecieron de desabrimiento, Y mis pensamientos todos son como sombra.
Los rectos se maravillarán de esto, Y el inocente se levantará contra el hipócrita.
Pusieron la noche por día, Y la luz se acorta delante de las tinieblas.
La luz se oscurecerá en su tienda, Y apagaráse sobre él su lámpara.
Abajo se secarán sus raíces, Y arriba serán cortadas sus ramas.
Sobre su día se espantarán los por venir, Como ocupó el pavor á los que fueron antes.
Sea así que realmente haya yo errado, Conmigo se quedará mi yerro.
Hizo alejar de mí mis hermanos, Y positivamente se extrañaron de mí mis conocidos.
Mis parientes se detuvieron, Y mis conocidos se olvidaron de mí.
Todos mis confidentes me aborrecieron; Y los que yo amaba, se tornaron contra mí.
Mi cuero y mi carne se pegaron á mis huesos; Y he escapado con la piel de mis dientes.
Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! Quién diese que se escribieran en un libro!
Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo:
Al cual yo tengo de ver por mí, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mis riñones se consuman dentro de mí.
Mas debierais decir: ¿Por qué lo perseguimos? Ya que la raíz del negocio en mí se halla.
Si el mal se endulzó en su boca, Si lo ocultaba debajo de su lengua;
Su comida se mudará en sus entrañas, Hiel de áspides será dentro de él.
Cuando se pusiere á henchir su vientre, Dios enviará sobre él el furor de su ira, Y harála llover sobre él y sobre su comida.
Los cielos descubrirán su iniquidad, Y la tierra se levantará contra él.
¿Hablo yo á algún hombre? Y ¿por qué no se ha de angustiar mi espíritu?
¿Por qué viven los impíos, Y se envejecen, y aun crecen en riquezas?
Al son de tamboril y cítara saltan, Y se huelgan al son del órgano.
Las nubes son su escondedero, y no ve; Y por el circuito del cielo se pasea.
Verán los justos y se gozarán; Y el inocente los escarnecerá, diciendo:
Si al norte él obrare, yo no lo veré; Al mediodía se esconderá, y no lo veré.
Empero si él se determina en una cosa, ¿quién lo apartará? Su alma deseó, é hizo.
Hacen apartar del camino á los menesterosos: Y todos los pobres de la tierra se esconden.
Con las avenidas de los montes se mojan, Y abrazan las peñas sin tener abrigo.
A la luz se levanta el matador, mata al pobre y al necesitado, Y de noche es como ladrón.
Mas á los fuertes adelantó con su poder: Levantóse, y no se da por segura la vida.
Le dieron á crédito, y se afirmó: Sus ojos están sobre los caminos de ellos.
¿Cómo pues se justificará el hombre con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer?
Ata las aguas en sus nubes, Y las nubes no se rompen debajo de ellas.
Las columnas del cielo tiemblan, Y se espantan de su reprensión.
Si sus hijos fueren multiplicados, serán para el cuchillo; Y sus pequeños no se hartarán de pan;
Habrála él preparado, mas el justo se vestirá, Y el inocente repartirá la plata.
CIERTAMENTE la plata tiene sus veneros, Y el oro lugar donde se forma.
El hierro se saca del polvo, Y de la piedra es fundido el metal.
Empero ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la prudencia?
No conoce su valor el hombre, Ni se halla en la tierra de los vivientes.
No se dará por oro, Ni su precio será á peso de plata.
El oro no se le igualará, ni el diamante; Ni se trocará por vaso de oro fino.
De coral ni de perlas no se hará mención: La sabiduría es mejor que piedras preciosas.
No se igualará con ella esmeralda de Ethiopía; No se podrá apreciar con oro fino.
Los mozos me veían, y se escondían; Y los viejos se levantaban, y estaban en pie;
La voz de los principales se ocultaba, Y su lengua se pegaba á su paladar:
La bendición del que se iba á perder venía sobre mí; Y al corazón de la viuda daba alegría.
Mi honra se renovaba en mí, Y mi arco se corroboraba en mi mano.
MAS ahora los más mozos de días que yo, se ríen de mí; Cuyos padres yo desdeñara ponerlos con los perros de mi ganado.
Bramaban entre las matas, Y se reunían debajo de las espinas.
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