'Se' en la Biblia
Porque en vano se tenderá la red Ante los ojos de toda ave;
Comerán pues del fruto de su camino, Y se hartarán de sus consejos.
Que se alegran haciendo mal, Que se huelgan en las perversidades del vicio;
Que desampara el príncipe de su mocedad, Y se olvida del pacto de su Dios.
Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar á ella.
Con su ciencia se partieron los abismos, Y destilan el rocío los cielos.
Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el consejo;
Oye, hijo mío, y recibe mis razones; Y se te multiplicarán años de vida.
Cuando anduvieres no se estrecharán tus pasos; Y si corrieres, no tropezarás.
No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón.
Porque no se harten los extraños de tu fuerza, Y tus trabajos estén en casa del extraño;
Y gimas en tus postrimerías, Cuando se consumiere tu carne y tu cuerpo,
Ve á la hormiga, oh perezoso Mira sus caminos, y sé sabio;
¿Tomará el hombre fuego en su seno, Sin que sus vestidos se quemen?
¿Andará el hombre sobre las brasas, Sin que sus pies se abrasen?
Como el ave que se apresura al lazo, Y no sabe que es contra su vida, Hasta que la saeta traspasó su hígado.
No se aparte á sus caminos tu corazón; No yerres en sus veredas.
En los altos cabezos, junto al camino, A las encrucijadas de las veredas se para;
Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; Y todas las cosas que se pueden desear, no son de comparar con ella.
El que corrige al escarnecedor, afrenta se acarrea: El que reprende al impío, se atrae mancha.
Porque por mí se aumentarán tus días, Y años de vida se te añadirán.
La memoria del justo será bendita: Mas el nombre de los impíos se pudrirá.
En los labios del prudente se halla sabiduría: Y vara á las espaldas del falto de cordura.
En el bien de los justos la ciudad se alegra: Mas cuando los impíos perecen, hay fiestas.
El hombre no se afirmará por medio de la impiedad: Mas la raíz de los justos no será movida.
Mejor es el que es menospreciado y tiene servidores, Que el que se precia, y carece de pan.
El que labra su tierra, se hartará de pan: Mas el que sigue los vagabundos es falto de entendimiento.
La mano de los diligentes se enseñoreará: Mas la negligencia será tributaria.
El justo aborrece la palabra de mentira: Mas el impío se hace odioso é infame.
Hay quienes se hacen ricos, y no tienen nada: Y hay quienes se hacen pobres, y tienen muchas riquezas.
La luz de los justos se alegrará: Mas apagaráse la lámpara de los impíos.
La esperanza que se prolonga, es tormento del corazón: Mas árbol de vida es el deseo cumplido.
El que anda con los sabios, sabio será; Mas el que se allega á los necios, será quebrantado.
Los necios se mofan del pecado: Mas entre los rectos hay favor.
El corazón conoce la amargura de su alma; Y extraño no se entrometerá en su alegría.
El sabio teme, y se aparta del mal: Mas el necio se arrebata, y confía.
El que presto se enoja, hará locura: Y el hombre malicioso será aborrecido.
Los simples heredarán necedad: Mas los cuerdos se coronarán de sabiduría.
Los malos se inclinarán delante de los buenos, Y los impíos á las puertas del justo.
El que tarde se aira, es grande de entendimiento: Mas el corto de espíritu engrandece el desatino.
El escarnecedor no ama al que le reprende; Ni se allega á los sabios.
El corazón alegre hermosea el rostro: Mas por el dolor de corazón el espíritu se abate.
El hombre iracundo mueve contiendas: Mas el que tarde se enoja, apaciguará la rencilla.
Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; Mas en la multitud de consejeros se afirman.
Con misericordia y verdad se corrige el pecado: Y con el temor de Jehová se apartan del mal los hombres.
Corona de honra es la vejez, Que se hallará en el camino de justicia.
Mejor es el que tarde se aira que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.
La suerte se echa en el seno: Mas de Jehová es el juicio de ella.
El siervo prudente se enseñoreará del hijo que deshonra, Y entre los hermanos partirá la herencia.
El que escarnece al pobre, afrenta á su Hacedor: Y el que se alegra en la calamidad, no quedará sin castigo.
Piedra preciosa es el cohecho en ojos de sus dueños: A donde quiera que se vuelve, da prosperidad.
Mejor es se encuentre un hombre con una osa á la cual han robado sus cachorros, Que con un fatuo en su necedad.
El que da mal por bien, No se apartará el mal de su casa.
El que comienza la pendencia es como quien suelta las aguas: Deja pues la porfía, antes que se enmarañe.
El que engendra al necio, para su tristeza lo engendra: Y el padre del fatuo no se alegrará.
SEGUN su antojo busca el que se desvía, Y se entremete en todo negocio.
No toma placer el necio en la inteligencia, Sino en lo que su corazón se descubre.
Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre, Y antes de la honra es el abatimiento.
Del fruto de la boca del hombre se hartará su vientre; Hartaráse del producto de sus labios.
La insensatez del hombre tuerce su camino; Y contra Jehová se aira su corazón.
Todos los hermanos del pobre le aborrecen: Cuánto más sus amigos se alejarán de él! Buscará la palabra y no la hallará.
Castiga á tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se excite tu alma para destruirlo.
Hiere al escarnecedor, y el simple se hará avisado; Y corrigiendo al entendido, entenderá ciencia.
El testigo perverso se burlará del juicio; Y la boca de los impíos encubrirá la iniquidad.
Honra es del hombre dejarse de contienda: Mas todo insensato se envolverá en ella.
El rey que se sienta en el trono de juicio, Con su mirar disipa todo mal.
El que compra dice: Malo es, malo es: Mas en apartándose, se alaba.
Los pensamientos con el consejo se ordenan: Y con industria se hace la guerra.
Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio; Y cuando se amonestare al sabio, aprenderá ciencia.
El hombre que se extravía del camino de la sabiduría, Vendrá á parar en la compañía de los muertos.
El caballo se apareja para el día de la batalla: Mas de Jehová es el salvar.
El rico y el pobre se encontraron: A todos ellos hizo Jehová.
Espinas y lazos hay en el camino del perverso: El que guarda su alma se alejará de ellos.
Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
El rico se enseñoreará de los pobres; Y el que toma prestado, siervo es del que empresta.
Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, También á mí se me alegrará el corazón;
Mis entrañas también se alegrarán, Cuando tus labios hablaren cosas rectas.
Oye tú, hijo mío, y sé sabio, Y endereza tu corazón al camino.
Mucho se alegrará el padre del justo: Y el que engendró sabio se gozará con él.
Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura.
Con sabiduría se edificará la casa, Y con prudencia se afirmará;
Y con ciencia se henchirán las cámaras De todo bien preciado y agradable.
Porque siete veces cae el justo, y se torna á levantar; Mas los impíos caerán en el mal.
Cuando cayere tu enemigo, no te huelgues; Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón:
Porque su quebrantamiento se levantará de repente; Y el quebrantamiento de ambos, ¿quién lo comprende?
Aparta al impío de la presencia del rey, Y su trono se afirmará en justicia.
Porque mejor es que se te diga, Sube acá, Que no que seas humillado delante del príncipe Que miraron tus ojos.
Como nubes y vientos sin lluvia, Así es el hombre que se jacta de vana liberalidad.
Con larga paciencia se aplaca el príncipe; Y la lengua blanda quebranta los huesos.
Responde al necio según su necedad, Porque no se estime sabio en su opinión.
Como el que se corta los pies y bebe su daño, Así es el que envía algo por mano de un necio.
Las puertas se revuelven en sus quicios: Así el perezoso en su cama.
El que pasando se deja llevar de la ira en pleito ajeno, Es como el que toma al perro por las orejas.
Sin leña se apaga el fuego: Y donde no hay chismoso, cesa la contienda.
Cual ave que se va de su nido, Tal es el hombre que se va de su lugar.
Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, Y tendré qué responder al que me deshonrare.
El que bendice á su amigo en alta voz, madrugando de mañana, Por maldición se le contará.
Hierro con hierro se aguza; Y el hombre aguza el rostro de su amigo.
Como un agua se parece á otra, Así el corazón del hombre al otro.
El sepulcro y la perdición nunca se hartan: Así los ojos del hombre nunca están satisfechos.
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