338 casos

'Para' en la Biblia

Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere un poco su furor. Bienaventurados todos los que en Él confían.

Pero alégrense todos los que en ti confían; para siempre den voces de júbilo, porque tú los defiendes: En ti se regocijen los que aman tu nombre.

Asimismo ha preparado para él armas de muerte; ha labrado sus saetas para los que persiguen.

Reprendiste naciones, destruiste al malo, raíste el nombre de ellos eternamente y para siempre.

Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos, y las ciudades que derribaste; su memoria pereció con ellas.

Para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión, y me goce en tu salvación.

Acecha en oculto, como el león desde su cueva; acecha para arrebatar al pobre; arrebata al pobre trayéndolo a su red.

Tú lo has visto; porque tú miras la maldad y la vejación, para cobrar venganza con tu mano: En ti se refugia el pobre, tú eres el amparo del huérfano.

Para juzgar al huérfano y al oprimido, a fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.

Porque he aquí, los malos tensan el arco, preparan sus saetas sobre la cuerda, para asaetear en oculto a los rectos de corazón.

Tú, Jehová, las guardarás; las preservarás de esta generación para siempre.

para que no diga mi enemigo: Lo he vencido: Mis enemigos se alegrarán, si yo resbalare;

Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios.

Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen.

Ahora han cercado nuestros pasos; tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra.

Y fui íntegro para con Él, y me guardé de mi maldad.

Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, y recto para con el hombre íntegro.

Y me has dado la cerviz de mis enemigos, para que yo destruya a los que me aborrecen.

Y éste, como un novio que sale de su tálamo, se alegra cual gigante para correr el camino.

Vida te demandó, y le diste largura de días eternamente y para siempre.

Dios mío, clamo de día, y no me escuchas; y de noche, y no hay para mí sosiego.

Comerán los pobres, y serán saciados: Alabarán a Jehová los que le buscan: Vivirá vuestro corazón para siempre.

Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.

«Salmo de David» A ti clamaré, oh Jehová, Roca mía; no te desentiendas de mí; Para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden a la fosa.

Oh Jehová, hiciste subir mi alma del sepulcro; me diste vida, para que no descendiese a la fosa.

Por tanto a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.

Inclina a mí tu oído, líbrame presto; sé tú mi Roca fuerte, mi fortaleza para salvarme.

¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado para los que en ti confían, delante de los hijos de los hombres!

Bendito Jehová, porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fuerte.

No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento: Cuya boca ha de ser sujetada con cabestro y con freno, para que no lleguen a ti.

Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; sin causa hicieron hoyo para mi alma.

me devolvieron mal por bien, para abatir a mi alma.

Muévete y levántate para mi juicio, para mi causa, Dios mío y Señor mío.

Los impíos han desenvainado la espada y entesado su arco, para derribar al pobre y al menesteroso, para matar a los de recto proceder.

Conoce Jehová los días de los perfectos; y la heredad de ellos será para siempre.

En todo tiempo tiene misericordia, y presta; y su simiente es para bendición.

Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella.

«Salmo de David, para recordar» Jehová, no me reprendas en tu furor, ni me castigues en tu ira.

Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor: no calles ante mis lágrimas; porque peregrino soy para contigo, y advenedizo, como todos mis padres.

Sean avergonzados y confundidos a una los que buscan mi vida para destruirla; vuelvan atrás y sean avergonzados los que mi mal desean.

Y si vienen a verme, hablan mentira; su corazón acumula iniquidad para sí; y al salir fuera, la divulgan.

«Al Músico principal: Masquil para los hijos de Coré» Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía.

«Al Músico principal; para los hijos de Coré: Masquil» Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.

Nos has hecho retroceder ante el enemigo, y los que nos aborrecían nos han saqueado para sí.

Nos pusiste como a ovejas para comida, y nos esparciste entre las naciones.

Pero por causa de ti nos matan cada día; somos contados como ovejas para el matadero.

Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no nos deseches para siempre.

«Al Músico principal: sobre Sosanim: para los hijos de Coré: Masquil: Canción de amores» Rebosa mi corazón palabra buena: Refiero yo al Rey mis obras: Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.

Te has hermoseado más que los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto Dios te ha bendecido para siempre.

Haré que tu nombre sea recordado en todas las generaciones; por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre.

Como lo oímos, así hemos visto en la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: Dios la afirmará para siempre. (Selah)

Observad atentamente su antemuro; mirad sus palacios; para que lo contéis a la generación venidera.

«Al Músico principal: Salmo para los hijos de Coré» Oíd esto, pueblos todos; escuchad, todos los habitantes del mundo:

Para que viva en adelante para siempre, y nunca vea corrupción.

En su interior piensan que sus casas serán eternas, y sus habitaciones para generación y generación; dan sus nombres a sus tierras.

Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo.

Contra ti, contra ti sólo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos: Para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.

Reina Valera Gómez (© 2010)