'Hay' en la Biblia
Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y púsose delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Ruégote que recibas algún presente de tu siervo.
Si tratáremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos pues ahora, y pasémonos al ejército de los Siros: si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muert
Después salió Jehú á los siervos de su señor, y dijéronle: ¿Hay paz? ¿para qué entró á ti aquel loco? Y él les dijo: Vosotros conocéis al hombre y sus palabras.
Y el atalaya que estaba en la torre de Jezreel, vió la cuadrilla de Jehú, que venía, y dijo: Yo veo una cuadrilla. Y Joram dijo: Toma uno de á caballo, y envía á reconocerlos, y que les diga: ¿Hay paz?
Fué pues el de á caballo á reconocerlos, y dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú le dijo: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? vuélvete tras mí. El atalaya dió luego aviso, diciendo: El mensajero llegó hasta ellos, y no vuelve.
Entonces envió otro de á caballo, el cual llegando á ellos, dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú respondió: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? vuélvete tras mí.
Y en viendo Joram á Jehú, dijo: ¿Hay paz, Jehú? Y él respondió: ¿Qué paz, con las fornicaciones de Jezabel tu madre, y sus muchas hechicerías?
Jehová, no hay semejante á ti, ni hay Dios sino tú, según todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos.
¿Y qué gente hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se redimiera un pueblo, para hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando las gentes de delante de tu pueblo, que tú rescataste de Egipto?
Del oro, de la plata, del metal, y del hierro, no hay número. Levántate pues, y á la obra; que Jehová será contigo.
Jehová Dios de Israel, no hay Dios semejante á ti en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia á tus siervos que caminan delante de ti de todo su corazón;
Si pecaren contra ti, (pues no hay hombre que no peque,) y te airares contra ellos, y los entregares delante de sus enemigos, para que los que los tomaren los lleven cautivos á tierra de enemigos, lejos ó cerca,
Esforzaos empero vosotros, y no desfallezcan vuestras manos; que salario hay para vuestra obra.
Mas Josaphat dijo: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, para que por él preguntemos?
Y el rey de Israel respondió á Josaphat: Aun hay aquí un hombre por el cual podemos preguntar á Jehová: mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino siempre mal. Este es Michêas, hijo de Imla. Y respondió Josaphat: No hable así el rey.
Sea pues con vosotros el temor de Jehová; guardad y haced: porque en Jehová nuestro Dios no hay iniquidad, ni acepción de personas, ni recibir cohecho.
Y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y te enseñoreas en todos los reinos de las Gentes? ¿no está en tu mano tal fuerza y potencia, que no hay quien te resista?
Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros: no sabemos lo que hemos de hacer, mas á ti volvemos nuestros ojos.
Así dice Ciro rey de los Persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha encargado que le edifique casa en Jerusalem, que es en Judá. ¿Quién de vosotros hay de todo su pueblo? Jehová su Dios sea con él, y suba.
¿Quién hay entre vosotros de todo su pueblo? Sea Dios con él, y suba á Jerusalem que está en Judá, y edifique la casa á Jehová Dios de Israel,(él es el Dios,) la cual está en Jerusalem.
Entonces respondió Sechânías hijo de Jehiel, de los hijos Elam, y dijo á Esdras: Nosotros hemos prevaricado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra: mas hay aún esperanza para Israel sobre esto.
Mas el pueblo es mucho, y el tiempo lluvioso, y no hay fuerza para estar en la calle: ni la obra es de un día ni de dos, porque somos muchos los que hemos prevaricado en este negocio.
Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos; y he aquí que nosotros sujetamos nuestros hijos y nuestras hijas á servidumbre, y hay algunas de nuestras hijas sujetas: mas no hay facultad en nuestras manos
Entonces envié yo á decirles: No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas.
Tú, oh Jehová, eres solo; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, y toda su milicia, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.
Y dijo Memucán delante del rey y de los príncipes: No solamente contra el rey ha pecado la reina Vasthi, sino contra todos los príncipes, y contra todos los pueblos que hay en todas las provincias del rey Assuero.
Y dijo Amán al rey Assuero: Hay un pueblo esparcido y dividido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no observan las leyes del rey; y al rey no viene provecho de dejarlos.
Y Jehová dijo á Satán: ¿No has considerado á mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios, y apartado de mal?
Y Jehová dijo á Satán: ¿No has considerado á mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado de mal, y que aun retiene su perfección, habiéndome tú incitado contra él, para que lo arruinara sin caus
Y sabrás que hay paz en tu tienda; Y visitarás tu morada, y no pecarás.
¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿No puede mi paladar discernir las cosas depravadas?
No hay entre nosotros árbitro Que ponga su mano sobre nosotros ambos.
Sobre saber tú que no soy impío, Y que no hay quien de tu mano libre?
Entre nosotros también hay cano, también hay viejo Mucho mayor en días que tu padre.
Estruendos espantosos hay en sus oídos; En la paz le vendrá quien lo asuele.
No hay conmigo sino escarnecedores, En cuya acrimonia se detienen mis ojos.
Temed vosotros delante de la espada; Porque sobreviene el furor de la espada á causa de las injusticias, Para que sepáis que hay un juicio.
Sus casas seguras de temor, Ni hay azote de Dios sobre ellos.
Por tanto hay lazos alrededor de ti, Y te turba espanto repentino;
El pues acabará lo que ha determinado de mí: Y muchas cosas como estas hay en él.
Yo os enseñaré en orden á la mano de Dios: No esconderé lo que hay para con el Omnipotente.
A las tinieblas puso término, Y examina todo á la perfección, Las piedras que hay en la oscuridad y en la sombra de muerte.
¿No hay quebrantamiento para el impío, Y extrañamiento para los que obran iniquidad?
Ciertamente espíritu hay en el hombre, E inspiración del Omnipotente los hace que entiendan.
Os he pues prestado atención, Y he aquí que no hay de vosotros quien redarguya á Job, Y responda á sus razones.
Yo soy limpio y sin defecto; Y soy inocente, y no hay maldad en mí.
¿Qué hombre hay como Job, Que bebe el escarnio como agua?
Si pues hay en ti entendimiento, oye esto: Escucha la voz de mis palabras.
No hay tinieblas ni sombra de muerte Donde se encubran los que obran maldad.
Tocante á ella anunciará el trueno, su compañero, Que hay acumulación de ira sobre el que se eleva.
Viniendo de la parte del norte la dorada claridad. En Dios hay una majestad terrible.
Haciendo llover sobre la tierra deshabitada, Sobre el desierto, donde no hay hombre,
Nadie hay tan osado que lo despierte: ¿Quién pues podrá estar delante de mí?
¿Quién me ha anticipado, para que yo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo es mío.
No hay sobre la tierra su semejante, Hecho para nada temer.
Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti.
Muchos dicen de mi vida: No hay para él salud en Dios. (Selah.)
Porque no hay en su boca rectitud: Sus entrañas son pravedades; Sepulcro abierto su garganta: Con su lengua lisonjearán.
Porque en la muerte no hay memoria de ti: ¿Quién te loará en el sepulcro?
Jehová Dios mío, si yo he hecho esto, Si hay en mis manos iniquidad;
El malo, por la altivez de su rostro, no busca á Dios: No hay Dios en todos sus pensamientos.
Al Músico principal: Salmo de David. DIJO el necio en su corazón: No hay Dios. Corrompiéronse, hicieron obras abominables; No hay quien haga bien.
Todos declinaron, juntamente se han corrompido: No hay quien haga bien, no hay ni siquiera uno.
Me mostrarás la senda de la vida: Hartura de alegrías hay con tu rostro; Deleites en tu diestra para siempre.
Porque ¿qué Dios hay fuera de Jehová? ¿Y qué fuerte fuera de nuestro Dios?
No hay dicho, ni palabras, Ni es oída su voz.
Del un cabo de los cielos es su salida, Y su giro hasta la extremidad de ellos: Y no hay quien se esconda de su calor.
Tu siervo es además amonestado con ellos: En guardarlos hay grande galardón.
Dios mío, clamo de día, y no oyes; Y de noche, y no hay para mí silencio.
No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; Porque no hay quien ayude.
¿Qué provecho hay en mi muerte, cuando yo descienda al hoyo? ¿Te alabará el polvo? ¿anunciará tu verdad?
Bienaventurado el hombre á quien no imputa Jehová la iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay superchería.
Temed á Jehová, vosotros sus santos; Porque no hay falta para los que le temen.
Al Músico principal: Salmo de David, siervo del Señor. LA iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.
No hay sanidad en mi carne á causa de tu ira; Ni hay paz en mis huesos á causa de mi pecado.
Porque mis lomos están llenos de irritación, Y no hay sanidad en mi carne.
Al Músico principal: sobre Mahalath: Masquil de David. DIJO el necio en su corazón: No hay Dios. Corrompiéronse é hicieron abominable maldad: No hay quien haga bien.
Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, Por ver si hay algún entendido Que busque á Dios.
Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido: No hay quien haga bien, no hay ni aun uno.
Día y noche la rodean sobre sus muros; E iniquidad y trabajo hay en medio de ella.
Agravios hay en medio de ella, Y el fraude y engaño no se apartan de sus plazas.
Condenados sean á muerte, Desciendan vivos al infierno: Porque maldades hay en su compañía, entre ellos.
Ablandan más que manteca su boca, Pero guerra hay en su corazón: Suavizan sus palabras más que el aceite, Mas ellas son cuchillos.
Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay fruto para el justo; Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.
Estoy hundido en cieno profundo, donde no hay pie: He venido á abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.
Diciendo: Dios lo ha dejado: Perseguid y tomadle, porque no hay quien le libre.
Porque no hay ataduras para su muerte; Antes su fortaleza está entera.
Y dicen: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en lo alto?
No vemos ya nuestras señales: No hay más profeta; Ni con nosotros hay quien sepa hasta cuándo.
Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, Ni obras que igualen tus obras.
Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto. Y que en él no hay injusticia.
Hacienda y riquezas hay en su casa; Y su justicia permanece para siempre.
Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos: La diestra de Jehová hace proezas.
Mucha paz tienen los que aman tu ley; Y no hay para ellos tropiezo.
Empero hay perdón cerca de ti, Para que seas temido.
Espere Israel á Jehová; Porque en Jehová hay misericordia. Y abundante redención con él.
Tienen orejas, y no oyen; Tampoco hay espíritu en sus bocas.
Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
Aguzaron su lengua como la serpiente; Veneno de áspid hay debajo de sus labios. (Selah.)
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