'Me' en la Biblia
Yo recitaré el decreto. El SEÑOR me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy.
Con mi voz clamé al SEÑOR, y él me respondió desde el monte de su santidad. (Selah.)
Yo me acosté, y dormí, y desperté; porque el SEÑOR me sustentaba.
Respóndeme cuando llamo, oh Dios de mi justicia. Estando en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración.
En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, SEÑOR, me harás estar confiado.
Oh SEÑOR, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré a ti, y esperaré.
SEÑOR, no me reprendas con tu furor, ni me castigues con tu ira.
SEÑOR Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame;
Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo;
Ten misericordia de mí, SEÑOR. Mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;
para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sion, y me goce en tu salud.
Dice en su corazón: No seré movido en ningún tiempo, porque no me alcanzará el mal.
Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice el SEÑOR: Yo pondré en salvo al que el impío enlaza.
¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
Cantaré al SEÑOR, Porque me ha hecho bien.
Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, así mismo la heredad se hermoseó sobre mí.
Bendeciré al SEÑOR, que me aconseja; aun en las noches me enseña mis riñones.
Me harás saber la senda de la vida; plenitud de alegrías hay con tu rostro; deleites en tu diestra para siempre.
Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has refinado, y nada inicuo hallaste; lo que pensé, no pasó mi boca.
Yo te he invocado, por cuanto tú me oyes, oh Dios: Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
De delante de los malos que me oprimieron, de mis enemigos que me cercan por la vida.
Me cercaron dolores de muerte, y torrentes de Belial me atemorizaron.
Dolores del Seol me rodearon, me previnieron lazos de muerte.
Envió desde lo alto; me tomó, me sacó de las muchas aguas.
Me libró de mi fuerte enemigo, y de los que me aborrecían, aunque ellos eran más fuertes que yo.
Me anticiparon en el día de mi quebrantamiento; mas el SEÑOR me fue por bordón.
Y me sacó a anchura. Me libró, porque se agradó de mí.
El SEÑOR me pagará conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos me volverá.
Por cuanto guardé los caminos del SEÑOR, y no me volví impío apostatando de mi Dios.
Y fui perfecto para con él, y me he guardado de mi iniquidad.
Y me pagó el SEÑOR conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos delante de sus ojos.
Dios es el que me ciñe de fuerza, e hizo perfecto mi camino.
Quien pone mis pies como pies de ciervas, y me hizo estar sobre mis alturas.
Me diste asimismo el escudo de tu salud; y tu diestra me sustentará, y tu mansedumbre me multiplicará.
Y me ceñiste de fortaleza para la pelea; has agobiado mis enemigos debajo de mí.
Y me diste la cerviz de mis enemigos, y destruí a los que me aborrecían.
Me libraste de contiendas de pueblo; me pusiste por cabecera de gentiles; pueblo que no conocí, me sirvió.
Al oír de mí, me obedeció; los hijos de extraños se sometieron a mí aun contra su voluntad;
El Dios que me da las venganzas, y sujetó pueblos debajo de mí.
Mi libertador de mis enemigos; también me hiciste superior a mis adversarios; de varón traidor me libraste.
Los errores, ¿quién los entenderá? De los encubiertos me libra.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has dejado? ¿Por qué estás lejos de mi salud, y de las palabras de mi clamor?
Todos los que me ven, escarnecen de mí; estiran los labios, menean la cabeza, diciendo:
Pero tú eres el que me sacó del vientre, el que me haces esperar en ti desde que estaba a los pechos de mi madre.
Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado.
Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar; y me has puesto en el polvo de la muerte.
Porque perros me han rodeado, me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies.
Contar puedo todos mis huesos; ellos miran, me consideran.
En lugares de delicados pastos me hará yacer; junto a aguas de reposo me pastoreará.
Convertirá mi alma; me guiará por sendas de justicia por su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me confortarán.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida; y en la Casa del SEÑOR reposaré para siempre.
Dálet Tus caminos, oh SEÑOR, me haces saber; tus sendas me enseñas.
Resh Mira mis enemigos, que se han multiplicado, y con odio injusto me han aborrecido.
Taf Integridad y rectitud me guardarán; porque a ti he esperado.
No me he sentado con los varones de falsedad; ni entré con los hipócritas.
Aborrecí la congregación de los malignos, y con los impíos nunca me senté.
Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me esconderá en el escondrijo de su tienda; en roca me pondrá alto.
Mi corazón me ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh SEÑOR.
No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido; no me dejes y no me desampares, Dios de mi salud.
Porque mi padre y mi madre me dejaron, y el SEÑOR me recogió.
No me entregues a la voluntad de mis enemigos; porque se han levantado contra mí testigos falsos, y quien habla calumnia.
No me arrebates a una con los malos, y con los que hacen iniquidad; los cuales hablan paz con su prójimo, y la maldad está en su corazón.
Te ensalzaré, oh SEÑOR; porque me has ensalzado; y no hiciste alegrar mis enemigos de mí.
SEÑOR Dios mío, clamé a ti, y me sanaste.
Oh SEÑOR, hiciste subir mi alma del Seol; me diste vida de mi descendimiento a la sepultura.
Has tornado mi endecha en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.
Porque tú eres mi roca y mi castillo; y por tu Nombre me guiarás, y me encaminarás.
Me sacarás de la red que han escondido para mí; porque tú eres mi fortaleza.
En tu mano encomendaré mi espíritu; tú me rescatarás, oh SEÑOR, Dios de verdad.
Me gozaré y alegraré en tu misericordia; porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias;
y no me encerraste en mano del enemigo; hiciste estar mis pies en anchura.
De todos mis enemigos he sido oprobio, y de mis vecinos en gran manera, y horror a mis conocidos; los que me ven fuera, huyen de mí.
Tú eres mi escondedero; de la angustia me guardarás; con clamores de libertad me rodearás. (Selah.)
Dálet Busqué al SEÑOR, y él me oyó; y me libró de todos mis temores.
Disputa, oh SEÑOR, con los que contra mí contienden; pelea con los que me combaten.
Se levantaron testigos falsos; me demandaron lo que no sabía;
me devolvieron mal por bien, hasta volver solo a mi alma.
Mas yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se revolvía en mi seno.
Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.
Pero ellos se alegraron en mi cojera, y se juntaron; se juntaron contra mí los verdugos, y yo no lo entendía; me despedazaban, y no cesaban;
No se alegren de mí mis enemigos sin por qué; ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.
La rebelión del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.
No venga pie de soberbia contra mí; y mano de impíos no me mueva.
SEÑOR, no me reprendas en tu furor, ni me castigues en tu ira.
Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor; y aun la misma luz de mis ojos no está conmigo.
Por tanto denunciaré mi iniquidad; me acongojaré por mi pecado.
Porque mis enemigos son vivos y fuertes; y se han aumentado los que me aborrecen sin causa;
y pagando mal por bien me son contrarios, por seguir yo lo bueno.
No me desampares, oh SEÑOR; Dios mío, no te alejes de mí.
Enmudecí en silencio, me callé aun de lo bueno; y se alborotó mi dolor.
Líbrame de todas mis rebeliones; no me pongas por escarnio del loco.
Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; y puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
Sacrificio y presente no te agrada; me has labrado oídos; holocausto y expiación no has demandado.
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; y tu ley está en medio de mis entrañas.
Tú, SEÑOR, no detengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
Porque me han cercado males hasta no haber cuanto; me han asido mis iniquidades, y no puedo ver; se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
Sean asolados en pago de su afrenta los que me dicen: ¡Ea, ea!
Congregados murmuraban contra mí todos los que me aborrecían; contra mí pensaban mal, diciendo de mí:
En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, y me has asentado delante de ti para siempre.
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