'Del' en la Biblia

Todos los caminos del hombre son limpios ante sus propios ojos, Pero el SEÑOR sondea los espíritus.

Todas las cosas hechas por el SEÑOR tienen su propio fin, Hasta el impío, para el día del mal.

Con misericordia y verdad se expía la culpa, Y con el temor del SEÑOR {el hombre} se aparta del mal.

Cuando los caminos del hombre son agradables al SEÑOR, Aun a sus enemigos hace que estén en paz con él.

La mente del hombre planea su camino, Pero el SEÑOR dirige sus pasos.

Decisión divina {hay} en los labios del rey; En el juicio no debe errar su boca.

El peso y las balanzas justas son del SEÑOR; Todas las pesas de la bolsa son obra Suya.

El furor del rey es {como} mensajero de muerte, Pero el hombre sabio lo aplacará.

En el resplandor del rostro del rey hay vida, Y su favor es como nube de lluvia tardía.

La senda de los rectos es apartarse del mal; El que guarda su camino preserva su alma.

El corazón del sabio enseña a su boca Y añade persuasión a sus labios.

El apetito del trabajador para él trabaja, Porque su boca lo impulsa.

La suerte se echa en el regazo, Pero del SEÑOR {viene} toda decisión.

El que se burla del pobre afrenta a su Hacedor; El que se regocija de la desgracia no quedará sin castigo.

El comienzo del pleito es {como} el soltar de las aguas; Deja, pues, la riña antes de que empiece.

¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar sabiduría Cuando no tiene entendimiento?

El que engendra un necio, para su tristeza {lo engendra,} Y el padre del necio no tiene alegría.

El impío recibe soborno bajo el manto Para pervertir las sendas del derecho.

En presencia del que tiene entendimiento está la sabiduría, Pero los ojos del necio están en los extremos de la tierra.

Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre; Arroyo que fluye, la fuente de la sabiduría.

Los labios del necio provocan riña, Y su boca llama a los golpes.

La boca del necio es su ruina, Y sus labios una trampa para su alma.

Las palabras del chismoso son como bocados deliciosos, Y penetran hasta el fondo de las entrañas.

También el que es negligente en su trabajo Es hermano del que destruye.

El nombre del SEÑOR es torre fuerte, A ella corre el justo y está a salvo.

La fortuna del rico es su ciudad fortificada, Y como muralla alta en su imaginación.

Antes de la destrucción el corazón del hombre es altivo, Pero a la gloria precede la humildad.

El espíritu del hombre puede soportar su enfermedad, Pero el espíritu quebrantado, ¿quién lo puede sobrellevar?

El corazón del prudente adquiere conocimiento, Y el oído del sabio busca el conocimiento.

La dádiva del hombre le abre camino Y lo lleva ante la presencia de los grandes.

El que halla esposa halla algo bueno Y alcanza el favor del SEÑOR.

La insensatez del hombre pervierte su camino, Y su corazón se irrita contra el SEÑOR.

Muchos buscan el favor del generoso, Y todo hombre es amigo del que da.

Todos los hermanos del pobre lo aborrecen, ¡Cuánto más sus amigos se alejarán de él! {Los} persigue {con} palabras, {pero} ellos se han ido.

La discreción del hombre le hace lento para la ira, Y su gloria es pasar por alto una ofensa.

Como rugido de león es la ira del rey, Y su favor como rocío sobre la hierba.

Casa y riqueza son herencia de los padres, Pero la mujer prudente {viene} del SEÑOR.

El que se apiada del pobre presta al SEÑOR, Y El lo recompensará por su buena obra.

Muchos son los planes en el corazón del hombre, Mas el consejo del SEÑOR permanecerá.

El temor del SEÑOR {conduce} a la vida, Para poder dormir satisfecho, sin ser tocado por el mal.

Como rugido de león es el furor del rey, El que lo provoca a ira pone en peligro su propia vida.

{Como} aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre, Y el hombre de entendimiento lo sacará.

El rey que se sienta sobre el trono del juicio, Disipa con sus ojos todo mal.

Tómale la ropa al que sale fiador del extraño; Y tómale prenda por los extranjeros.

Por el SEÑOR son ordenados los pasos del hombre, ¿Cómo puede, pues, el hombre entender su camino?

Lámpara del SEÑOR es el espíritu del hombre Que escudriña lo más profundo de su ser.

Los azotes que hieren limpian del mal, Y los golpes llegan a lo más profundo del cuerpo.

{Como} canales de agua es el corazón del rey en la mano del SEÑOR; El lo dirige donde le place.

Todo camino del hombre es recto ante sus ojos, Pero el SEÑOR sondea los corazones.

Los proyectos del diligente ciertamente son ventaja, Pero todo el que se apresura, ciertamente {llega} a la pobreza.

Torcido es el camino del pecador Mas el proceder del limpio es recto.

Mejor es vivir en un rincón del terrado Que en una casa con mujer rencillosa.

El alma del impío desea el mal; Su prójimo no halla favor a sus ojos.

El justo observa la casa del impío, Llevando al impío a la ruina.

El que cierra su oído al clamor del pobre, También él clamará y no recibirá respuesta.

El hombre que se aparta del camino del saber Reposará en la asamblea de los muertos.

Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio, Pero el necio todo lo disipa.

``Altivo," ``arrogante" {y} ``escarnecedor," son los nombres Del que obra con orgullo insolente.

El deseo del perezoso lo mata, Porque sus manos rehúsan trabajar;

Se prepara al caballo para el día de la batalla, Pero la victoria es del SEÑOR.

La recompensa de la humildad {y} el temor del SEÑOR Son la riqueza, el honor y la vida.

Espinos {y} lazos hay en el camino del perverso; El que cuida su alma se alejará de ellos.

El rico domina a los pobres, Y el deudor es esclavo del acreedor.

Los ojos del SEÑOR guardan el conocimiento, Pero El confunde las palabras del engañador.

Fosa profunda es la boca de las mujeres extrañas; El que es maldito del SEÑOR caerá en ella.

La necedad está ligada al corazón del niño, {Pero} la vara de la disciplina lo alejará de ella.

No comas el pan del egoísta, Ni desees sus manjares;

No hables a oídos del necio, Porque despreciará la sabiduría de tus palabras.

Aplica tu corazón a la instrucción Y tus oídos a las palabras del conocimiento.

No escatimes la disciplina del niño; Aunque lo castigues con vara, no morirá.

Lo castigarás con vara, Y librarás su alma del Seol.

No envidie tu corazón a los pecadores, Antes {vive} siempre en el temor del SEÑOR.

El padre del justo se regocijará en gran manera, Y el que engendra un sabio se alegrará en él.

Y serás como el que se acuesta en medio del mar, O como el que se acuesta en lo alto de un mástil.

Come miel, hijo mío, porque es buena; Sí, la miel del panal es dulce a tu paladar.

No aceches, oh impío, la morada del justo; No destruyas su lugar de descanso;

He pasado junto al campo del perezoso Y junto a la viña del hombre falto de entendimiento,

Quita al malo {de} delante del rey, Y su trono se afianzará en la justicia.

Porque es mejor que te digan: ``Sube acá," A que te humillen delante del príncipe A quien tus ojos han visto.

El viento del norte trae la lluvia, Y la lengua murmuradora, el semblante lleno de ira.

Mejor es vivir en un rincón del terrado Que en una casa con mujer rencillosa.

{Como} las piernas que penden del lisiado, Así es el proverbio en boca de los necios.

Las palabras del chismoso son como bocados deliciosos, Y penetran hasta el fondo de las entrañas.

No te gloríes del día de mañana, Porque no sabes qué traerá el día.

Pesada es la piedra y pesada la arena, Pero la provocación del necio es más pesada que ambas.

Fieles son las heridas del amigo, Pero engañosos los besos del enemigo.

El ungüento y el perfume alegran el corazón, Y dulce para su amigo es el consejo del hombre.

Tómale la ropa al que sale fiador del extraño; Y tómale prenda por la mujer desconocida.

Como el agua {refleja} el rostro, Así el corazón del hombre {refleja} al hombre.

El Seol y el Abadón nunca se sacian; Tampoco se sacian los ojos del hombre.

El que roba a su padre o a su madre Y dice: ``No es transgresión," Es compañero del hombre destructor.

El orgullo del hombre lo humillará, Pero el de espíritu humilde obtendrá honores.

Muchos buscan el favor del gobernante, Pero del SEÑOR {viene} la justicia para el hombre.

Palabras de Agur, hijo de Jaqué: el oráculo. Declaración del hombre a Itiel, a Itiel y a Ucal.

Y no he aprendido sabiduría, Ni tengo conocimiento del Santo.

No hables mal del esclavo ante su amo, No sea que te acuse y seas hallado culpable.

Al ojo que se burla del padre Y escarnece a la madre, Lo sacarán los cuervos del valle, Y lo comerán los aguiluchos.

El rastro del águila en el cielo, El rastro de la serpiente sobre la roca, El rastro del barco en medio del mar, Y el rastro del hombre en la doncella.

Palabras del rey Lemuel, oráculo que le enseñó su madre.

Abre tu boca, juzga con justicia, Y defiende los derechos del afligido y del necesitado.