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'La' en la Biblia

Y Machîr tomó por mujer la hermana de Huppim y Suppim, cuya hermana tuvo por nombre Maachâ:) y el nombre del segundo fué Salphaad. Y Salphaad tuvo hijas.

Y su hija fué Seera, la cual edificó á Beth-oron la baja y la alta, y á Uzzen-seera.

Y la heredad y habitación de ellos fué Beth-el con sus aldeas: y hacia el oriente Naarán, y á la parte del occidente Gezer y sus aldeas: asimismo Sichêm con sus aldeas, hasta Asa y sus aldeas;

Y á la parte de los hijos de Manasés, Beth-seán con sus aldeas, Thanach con sus aldeas, Megiddo con sus aldeas, Dor con sus aldeas. En estos lugares habitaron los hijos de José, hijo de Israel.

Y Saharaim engendró hijos en la provincia de Moab, después que dejó á Husim y á Baara que eran sus mujeres.

Y en Gabaón habitaron Abiga-baón, la mujer del cual se llamó Maachâ:

Y Azarías hijo de Hilcías, hijo de Mesullam, hijo de Sadoc, hijo de Meraioth, hijo de Achîtob, príncipe de la casa de Dios;

Y sus hermanos, cabezas de las casas de sus padres, en número de mil setecientos sesenta, hombres de grande eficacia en la obra del ministerio en la casa de Dios.

Y hasta ahora entre las cuadrillas de los hijos de Leví han sido estos los porteros en la puerta del rey que está al oriente.

Y Sallum hijo de Core, hijo de Abiasath, hijo de Corah, y sus hermanos los Coraitas por la casa de su padre, tuvieron cargo de la obra del ministerio, guardando las puertas del tabernáculo; y sus padres fueron sobre la cuadrilla de Jehová guardas de la en

Y Zacarías hijo de Meselemia era portero de la puerta del tabernáculo del testimonio.

Así ellos y sus hijos eran porteros por sus turnos á las puertas de la casa de Jehová, y de la casa del tabernáculo.

Porque cuatro principales de los porteros Levitas estaban en el oficio, y tenían cargo de las cámaras, y de los tesoros de la casa de Dios.

Estos moraban alrededor de la casa de Dios, porque tenían cargo de la guardia, y el de abrir aquélla todas las mañanas.

Y otros de ellos tenían cargo de la vajilla, y de todos los vasos del santuario, y de la harina, y del vino, y del aceite, y del incienso, y de los aromas.

Y algunos de los hijos de Coath, y de sus hermanos, tenían el cargo de los panes de la proposición, los cuales ponían por orden cada sábado.

Y agravóse la batalla sobre Saúl, y le alcanzaron los flecheros, y fué de los flecheros herido.

Entonces dijo Saúl á su escudero: Saca tu espada, y pásame con ella, porque no vengan estos incircuncisos, y hagan escarnio de mí; mas su escudero no quiso, porque tenía gran miedo. Entonces Saúl tomó la espada, y echóse sobre ella.

Y luego que le hubieron desnudado, tomaron su cabeza y sus armas, y enviáronlo todo á la tierra de los Filisteos por todas partes, para que fuese denunciado á sus ídolos y al pueblo.

Y pusieron sus armas en el templo de su dios, y colgaron la cabeza en el templo de Dagón.

Y vinieron todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y David hizo con ellos alianza delante de Jehová; y ungieron á David por rey sobre Israel, conforme á la palabra de Jehová por mano de Samuel.

Entonces se fué David con todo Israel á Jerusalem, la cual es Jebus; y allí era el Jebuseo habitador de aquella tierra.

Y los moradores de Jebus dijeron á David: No entrarás acá. Mas David tomó la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David.

Y David habitó en la fortaleza, y por esto le llamaron la ciudad de David.

Y edificó la ciudad alrededor, desde Millo hasta la cerca: y Joab reparó el resto de la ciudad.

Estos son los principales de los valientes que David tuvo, y los que le ayudaron en su reino, con todo Israel, para hacerle rey sobre Israel, conforme á la palabra de Jehová.

Pusiéronse ellos en medio de la haza, y la defendieron, y vencieron á los Filisteos; y favoreciólos Jehová con grande salvamento.

Y tres de los treinta principales descendieron á la peña á David, á la cueva de Adullam, estando el campo de los Filisteos en el valle de Raphaim.

Y David estaba entonces en la fortaleza, y había á la sazón guarnición de Filisteos en Beth-lehem.

David deseó entonces, y dijo: ­Quién me diera á beber de las aguas del pozo de Beth-lehem, que está á la puerta!

Y aquellos tres rompieron por el campo de los Filisteos, y sacaron agua del pozo de Beth-lehem, que está á la puerta, y tomaron y trajéronla á David: mas él no la quiso beber, sino que la derramó á Jehová, y dijo:

Guárdeme mi Dios de hacer esto: ¿había yo de beber la sangre de estos varones con sus vidas, que con peligro de sus vidas la han traído? Y no la quiso beber. Esto hicieron aquellos tres valientes.

El mismo venció á un Egipcio, hombre de cinco codos de estatura: y el Egipcio traía una lanza como un enjullo de tejedor; mas él descendió á él con un bastón, y arrebató al Egipcio la lanza de la mano, y matólo con su misma lanza.

ESTOS son los que vinieron á David á Siclag, estando él aún encerrado por causa de Saúl hijo de Cis, y eran de los valientes ayudadores de la guerra.

También de los de Gad se huyeron á David, estando en la fortaleza en el desierto, muy valientes hombres de guerra para pelear, dispuestos á hacerlo con escudo y pavés: sus rostros como rostros de leones, y ligeros como las cabras monteses.

Asimismo algunos de los hijos de Benjamín y de Judá vinieron á David á la fortaleza.

Entonces se envistió el espíritu en Amasai, príncipe de treinta, y dijo: Por ti, oh David, y contigo, oh hijo de Isaí. Paz, paz contigo, y paz con tus ayudadores; pues que también tu Dios te ayuda. Y David los recibió, y púsolos entre los capitanes de la

También se pasaron á David algunos de Manasés, cuando vino con los Filisteos á la batalla contra Saúl, aunque no les ayudaron; porque los sátrapas de los Filisteos, habido consejo, lo despidieron, diciendo: Con nuestras cabezas se pasará á su señor Saúl.

Y este es el número de los principales que estaban á punto de guerra, y vinieron á David en Hebrón, para traspasarle el reino de Saúl, conforme á la palabra de Jehová:

De los hijos de Simeón, valientes y esforzados hombres para la guerra, siete mil y ciento.

Y Sadoc, mancebo valiente y esforzado, con veinte y dos de los principales de la casa de su padre.

De los hijos de Benjamín hermanos de Saúl, tres mil; porque aun en aquel tiempo muchos de ellos tenían la parte de la casa de Saúl.

De la media tribu de Manasés, diez y ocho mil, los cuales fueron tomados por lista para venir á poner á David por rey.

Y de la otra parte del Jordán, de los Rubenitas y de los de Gad y de la media tribu de Manasés, ciento y veinte mil con toda suerte de armas de guerra.

Y dijo todo el congreso que se hiciese así, porque la cosa parecía bien á todo el pueblo.

Y subió David con todo Israel á Baala de Chîriath-jearim, que es en Judá, para pasar de allí el arca de Jehová Dios que habita entre los querubines, sobre la cual su nombre es invocado.

Y lleváronse el arca de Dios de la casa de Abinadab en un carro nuevo; y Uzza y su hermano guiaban el carro.

Y como llegaron á la era de Chidón, Uzza extendió su mano al arca para tenerla, porque los bueyes se desmandaban.

Y no trajo David el arca á su casa en la ciudad de David, sino llevóla á casa de Obed-edom Getheo.

Y el arca de Dios estuvo en casa de Obed-edom, en su casa, tres meses: y bendijo Jehová la casa de Obed-edom, y todas las cosas que tenía.

Y así que oyeres venir un estruendo por las copas de los morales, sal luego á la batalla: porque Dios saldrá delante de ti, y herirá el campo de los Filisteos.

Y la fama de David fué divulgada por todas aquellas tierras: y puso Jehová temor de David sobre todas las gentes.

HIZO también casas para sí en la ciudad de David, y labró un lugar para el arca de Dios, y tendióle una tienda.

Pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios hizo en nosotros rotura, por cuanto no le buscamos según la ordenanza.

Y los hijos de los Levitos trajeron el arca de Dios puesta sobre sus hombros en las barras, como lo había mandado Moisés conforme á la palabra de Jehová.

Asimismo dijo David á los principales de los Levitas, que constituyesen de sus hermanos cantores, con instrumentos de música, con salterios, y arpas, y címbalos, que resonasen, y alzasen la voz con alegría.

Y Mathithías, Eliphelehu, Micnías, Obed-edom, Jehiel, y Azazías, cantaban con arpas en la octava sobresaliendo.

Y Chênanías, principal de los Levitas, estaba para la entonación; pues él presidía en el canto, porque era entendido.

Y como el arca del pacto de Jehová llegó á la ciudad de David, Michâl, hija de Saúl, mirando por una ventana, vió al rey David que saltaba y bailaba; y menospreciólo en su corazón.

ASI trajeron el arca de Dios, y asentáronla en medio de la tienda que David había tendido para ella: y ofrecieron holocaustos y pacíficos delante de Dios.

Jehová, él es nuestro Dios; Sus juicios en toda la tierra.

Diciendo: A ti daré la tierra de Canaán, Suerte de vuestra herencia;

Cantad á Jehová, toda la tierra, Anunciad de día en día su salud.

Tributad á Jehová la gloria debida á su nombre: Traed ofrenda, y venid delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de su santidad.

Temed en su presencia, toda la tierra: El mundo será aún establecido, para que no se conmueva.

Resuene la mar, y la plenitud de ella: Alégrese el campo, y todo lo que contiene.

Entonces cantarán los árboles de los bosques delante de Jehová, Porque viene á juzgar la tierra.

Para que sacrificasen continuamente, á mañana y tarde, holocaustos á Jehová en el altar del holocausto, conforme á todo lo que está escrito en la ley de Jehová, que él prescribió á Israel;

Por tanto, ahora dirás á mi siervo David: Así dijo Jehová de los ejércitos: Yo te tomé de la majada, de detrás del ganado, para que fueses príncipe sobre mi pueblo Israel;

Y he sido contigo en todo cuanto has andado, y he talado á todos tus enemigos de delante de ti, y hete hecho grande nombre, como el nombre de los grandes que son en la tiera.

Y será que, cuando tus días fueren cumplidos para irte con tus padres, levantaré tu simiente después de ti, la cual será de tus hijos, y afirmaré su reino.

Yo le seré por padre, y él me será por hijo: y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fué antes de ti;

Y aun esto, oh Dios, te ha parecido poco, pues que has hablado de la casa de tu siervo para más lejos, y me has mirado como á un hombre excelente, oh Jehová Dios.

¿Y qué gente hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se redimiera un pueblo, para hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando las gentes de delante de tu pueblo, que tú rescataste de Egipto?

Ahora pues, Jehová, la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, sea firme para siempre, y haz como has dicho.

Permanezca pues, y sea engrandecido tu nombre para siempre, á fin de que se diga: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, es Dios para Israel. Y sea la casa de tu siervo David firme delante de ti.

Y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti: porque tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre.

Y puso David guarnición en Siria la de Damasco, y los Siros fueron hechos siervos de David, trayéndole presentes: porque Jehová salvaba á David donde quiera que iba.

Los cuales el rey David dedicó á Jehová, con la plata y oro que había tomado de todas las naciones, de Edom, de Moab, de los hijos de Ammón, de los Filisteos, y de Amalec.

A más de esto Abisai hijo de Sarvia hirió en el valle de la Sal dieciocho mil Idumeos.

Y dijo David: Haré misericordia con Hanán hijo de Naas, porque también su padre hizo conmigo misericordia. Así David envió embajadores que lo consolasen de la muerte de su padre. Mas venidos los siervos de David en la tierra de los hijos de Ammón á Hanán,

Los príncipes de los hijos de Ammón dijeron á Hanán: ¿A tu parecer honra David á tu padre, que te ha enviado consoladores? ¿no vienen antes sus siervos á ti para escudriñar, é inquirir, y reconocer la tierra?

Fuéronse pues, y dada que fué la nueva á David de aquellos varones, él envió á recibirlos, porque estaban muy afrentados. E hízoles decir el rey: Estaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y entonces volveréis.

Y viendo los hijos de Ammón que se habían hecho odiosos á David, Hanán y los hijos de Ammón enviaron mil talentos de plata, para tomar á sueldo carros y gente de á caballo de Siria de los ríos, y de la Siria de Maachâ, y de Soba.

Y tomaron á sueldo treinta y dos mil carros, y al rey de Maachâ y á su pueblo, los cuales vinieron y asentaron su campo delante de Medeba. Y juntáronse también los hijos de Ammón de sus ciudades, y vinieron á la guerra.

Y los hijos de Ammón salieron, y ordenaron su tropa á la entrada de la ciudad; y los reyes que habían venido, estaban por sí en el campo.

Y viendo Joab que la haz de la batalla estaba contra él delante y á las espaldas, escogió de todos los más aventajados que había en Israel, y ordenó su escuadrón contra los Sirios.

Puso luego el resto de la gente en mano de Abisai su hermano, ordenándolos en batalla contra los Ammonitas.

Y los hijos de Ammón, viendo que los Siros habían huído, huyeron también ellos delante de Abisai su hermano, y entráronse en la ciudad. Entonces Joab se volvió á Jerusalem.

Y viendo los Siros que habían caído delante de Israel, enviaron embajadores, y trajeron á los Siros que estaban de la otra parte del río, cuyo capitán era Sophach, general del ejército de Adarezer.

Y ACONTECIO á la vuelta del año, en el tiempo que suelen los reyes salir á la guerra, que Joab sacó las fuerzas del ejército, y destruyó la tierra de los hijos de Ammón, y vino y cercó á Rabba. Mas David estaba en Jerusalem: y Joab batió á Rabba, y destru

Y tomó David la corona de su rey de encima de su cabeza, y hallóla de peso de un talento de oro, y había en ella piedras preciosas; y fué puesta sobre la cabeza de David. Y Además de esto sacó de la ciudad un muy gran despojo.

Mas el mandamiento del rey pudo más que Joab. Salió por tanto Joab, y fué por todo Israel; y volvió á Jerusalem, y dió la cuenta del número del pueblo á David.

Escógete, ó tres años de hambre; ó ser por tres meses deshecho delante de tus enemigos, y que la espada de tus adversarios te alcance; ó por tres días la espada de Jehová y pestilencia en la tierra, y que el ángel de Jehová destruya en todo el término de

Entonces David dijo á Gad: Estoy en grande angustia: ruego que yo caiga en la mano de Jehová; porque sus misericordias son muchas en extremo, y que no caiga yo en manos de hombres.

Y alzando David sus ojos, vió al ángel de Jehová, que estaba entre el cielo y la tierra, teniendo un espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalem. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de sacos.

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