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Y llevó también David consigo los hombres que con él habían estado, cada uno con su familia; los cuales moraron en las ciudades de Hebrón.
Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así dice Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel;
Y David le dijo: ¿Qué ha acontecido? Te ruego que me lo digas. Y él respondió: El pueblo huyó de la batalla, y también muchos del pueblo cayeron y son muertos; también Saúl y Jonatán su hijo murieron.
Y el rey y sus hombres fueron a Jerusalén a los jebuseos que habitaban en la tierra; los cuales hablaron a David, diciendo: Tú no entrarás acá, al menos que eches a los ciegos y a los cojos (pensando: No entrará acá David).
Y le preguntó David: ¿De dónde vienes? Y él respondió: Me he escapado del campamento de Israel.
Y cuando tus días fueren cumplidos, y durmieres con tus padres, yo estableceré tu simiente después de ti, la cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino.
Y aconteció a la vuelta del año, en el tiempo que salen los reyes a la batalla, que David envió a Joab, y a sus siervos con él, y a todo Israel; y destruyeron a los hijos de Amón, y pusieron sitio a Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén.
Y el joven que le daba las nuevas respondió: Casualmente vine al monte de Gilboa, y hallé a Saúl que estaba recostado sobre su lanza, y venían tras él carros y gente de a caballo.
El cuarto, Adonías hijo de Haguit; el quinto, Sefatías hijo de Abital;
Y cuando él miró hacia atrás, me vio y me llamó; y yo dije: Heme aquí.
Y dijo David a aquel joven que le daba las nuevas: ¿Cómo sabes que han muerto Saúl y Jonatán su hijo?
Y lloraron y lamentaron, y ayunaron hasta la tarde, por Saúl y por Jonatán su hijo, por el pueblo de Jehová y por la casa de Israel, porque habían caído a espada.
Yo entonces me puse sobre él, y lo maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída; y tomé la corona que tenía en su cabeza, y el brazalete que traía en su brazo, y los he traído acá a mi señor.
Entonces oyendo Toi, rey de Hamat, que David había herido todo el ejército de Hadad-ezer,
El rey entonces salió, con toda su familia en pos de él. Y dejó el rey diez mujeres concubinas para que guardasen la casa.
Entonces David trabando de sus vestiduras, las rasgó; y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él.
Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por su atrevimiento, y cayó allí muerto junto al arca de Dios.
(Dijo también que enseñasen a usar el arco a los hijos de Judá. He aquí que está escrito en el libro de Jaser).
Y él me volvió a decir: Yo te ruego que te pongas sobre mí, y me mates, porque se ha apoderado de mí la angustia, y mi vida aún está toda en mí.
Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues que tu boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido de Jehová.
Mas él no la quiso oír, sino que pudiendo más que ella la forzó, y se acostó con ella.
Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová?
Entonces llamó David a uno de los jóvenes, y le dijo: Acércate y mátalo. Y él lo hirió, y murió.
Y David dijo a aquel joven que le había traído las nuevas: ¿De dónde eres tú? Y él respondió: Yo soy hijo de un extranjero, amalecita.
Pero fueron vistos por un joven, el cual lo hizo saber a Absalón; sin embargo, los dos se dieron prisa a caminar, y llegaron a casa de un hombre en Bahurim, que tenía un pozo en su patio, dentro del cual se metieron.
Y Absalón dijo a Husai: ¿Éste es tu agradecimiento para con tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu amigo?
¡Ha perecido la gloria de Israel sobre tus alturas! ¡Cómo han caído los valientes!
Montes de Gilboa, ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas; porque allí fue desechado el escudo de los valientes, el escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite.
Sin la sangre de los muertos, sin la grosura de valientes, el arco de Jonatán nunca volvió atrás, ni la espada de Saúl volvió vacía.
No lo anunciéis en Gat, no deis las nuevas en las plazas de Ascalón; para que no se alegren las hijas de los filisteos, para que no salten de gozo las hijas de los incircuncisos.
Saúl y Jonatán, amados y queridos en su vida, en su muerte tampoco fueron separados: Más ligeros que águilas, más fuertes que leones.
Hijas de Israel, llorad por Saúl, que os vestía de escarlata y delicadeza, que adornaba vuestras ropas con ornamentos de oro.
¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla! ¡Jonatán, muerto en tus alturas!
Y el que yo haya venido ahora para decir esto al rey mi señor, se debe a que el pueblo me atemorizó. Mas tu sierva dijo: Hablaré ahora al rey; quizá él hará lo que su sierva diga.
Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido morirá ciertamente.
y he estado contigo por dondequiera que has andado, y he talado de delante de ti a todos tus enemigos, y he engrandecido tu nombre, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.
Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y tú almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer, y Mefiboset el hijo de tu señor comerá siempre pan a mi mesa. Y Siba tenía quince hijos y veinte siervos.
Entonces Ahimaas hijo de Sadoc dijo: ¿Correré ahora, y daré las nuevas al rey de cómo Jehová ha defendido su causa de la mano de sus enemigos?
Asael hermano de Joab fue de los treinta; Elhanán hijo de Dodo de Belén;
Los hijos, pues, de Rimón beerotita, Recab y Baana, fueron y entraron en el mayor calor del día en casa de Isboset, el cual estaba durmiendo en su cámara la siesta.
Porque delante de mí han estado todos sus juicios; y no me he apartado de sus estatutos.
Y vinieron los varones de Judá, y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá. Y dieron aviso a David, diciendo: Los de Jabes de Galaad son los que sepultaron a Saúl.
envió Toi a Joram su hijo al rey David, a saludarle pacíficamente y a bendecirle, porque había peleado con Hadad-ezer y lo había vencido; porque Toi era enemigo de Hadad-ezer. Y Joram trajo en su mano vasos de plata, y vasos de oro, y vasos de bronce;
Y David se disgustó por haber herido Jehová a Uza, y llamó aquel lugar Pérez-uza, hasta hoy.
Porque yo tu siervo reconozco haber pecado, y he venido hoy el primero de toda la casa de José, para descender a recibir a mi señor el rey.
Y dijo: Si los sirios me fueren superiores, tú me ayudarás; y si los hijos de Amón pudieren más que tú, yo te daré ayuda.
Y dijo David aquel día: Cualquiera que vaya hasta los canales, y hiera al jebuseo, y a los cojos y ciegos, a los cuales el alma de David aborrece, será capitán. Por esto se dijo: Ni el ciego ni el cojo entrará en la casa.
Además yo fijaré lugar a mi pueblo Israel, y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como antes,
el sexto, Itream, de Egla esposa de David. Éstos nacieron a David en Hebrón.
Y David lo convidó, y le hizo comer y beber delante de sí, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa.
Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán, que me fuiste muy dulce: Más maravilloso me fue tu amor, que el amor de las mujeres.
Y Natán se volvió a su casa. Y Jehová hirió al niño que la esposa de Urías había dado a luz de David, y enfermó gravemente.
Salió, pues, el rey con todo el pueblo que le seguía, y se pararon en un lugar distante.
Y Husai respondió a Absalón: No; antes al que eligiere Jehová y este pueblo y todos los varones de Israel, de aquél seré yo, y con aquél quedaré.
Y edificó allí David un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová escuchó la intercesión por la tierra, y cesó la plaga en Israel.
desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel. Y a ti te he dado descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber, que Él te hará casa.
Estos cuatro le habían nacido al gigante en Gat, los cuales cayeron por la mano de David, y por la mano de sus siervos.
Y temiendo David a Jehová aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová?
Y levantándose los ancianos de su casa fueron a él para hacerlo levantar de tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan.
Y envió David mensajeros a los de Jabes de Galaad, diciéndoles: Benditos seáis vosotros de Jehová, que habéis hecho esta misericordia con vuestro señor Saúl en haberle dado sepultura.
La cosa no es así; mas un hombre del monte de Efraín, que se llama Seba hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey David: entregad a ése solamente, y me iré de la ciudad. Y la mujer dijo a Joab: He aquí su cabeza te será arrojada desde el muro.
Y Joab hijo de Sarvia era general de su ejército; y Josafat hijo de Ahilud, el cronista;
Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefiboset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.
Luego la aborreció Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: Levántate y vete.
Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó toda la noche acostado en tierra.
Pues el rey oirá, para librar a su sierva de la mano del hombre que me quiere destruir a mí, y a mi hijo juntamente, de la heredad de Dios.
Y tenía Mefiboset un hijo pequeño, que se llamaba Micaías. Y toda la familia de la casa de Siba eran siervos de Mefiboset.
Y tomando la mujer de la casa una manta, la extendió sobre la boca del pozo, y tendió sobre ella el grano trillado; y nada se supo del asunto.
De Siria, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos, de Amalec, y del despojo de Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba.
Y ella le respondió: No hay razón; mayor mal es éste de echarme fuera, que el que me has hecho. Mas él no la quiso oír.
Esfuérzate y mostremos hombría por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y que haga Jehová lo que bien le pareciere.
los cuales el rey David dedicó a Jehová, con la plata y el oro que tenía dedicado de todas las naciones que había sometido:
Y aconteció que al séptimo día murió el niño. Y los siervos de David temían hacerle saber que el niño había muerto, y decían entre sí: Cuando el niño aún vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto?
Ahora pues, Jehová haga con vosotros misericordia y verdad; y yo también os haré bien por esto que habéis hecho.
Y llevaba ella sobre sí un vestido de diversos colores, traje que vestían las hijas vírgenes de los reyes. Entonces su criado la echó fuera, y puso el cerrojo a la puerta tras ella.
Éstos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón,
Y David iba avanzando y engrandeciéndose, y Jehová Dios de los ejércitos era con él.
Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más duro de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.
Y David ganó fama cuando regresó de herir de los sirios a dieciocho mil hombres en el valle de la Sal.
Y aconteció que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.
Y ellos entraron hasta el medio de la casa, como que iban a llevar trigo, y le hirieron en la quinta costilla. Y Recab y Baana su hermano escaparon.
Y respondió Joab: Hoy no llevarás las nuevas; las llevarás otro día; no darás hoy la nueva, porque el hijo del rey ha muerto.
Porque cuando entraron en la casa, él estaba en su cama en su cámara de dormir, y lo hirieron y mataron, y le cortaron la cabeza, y habiéndola tomado, caminaron toda la noche por el camino del Arabá.
Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías.
Así que David no quiso traer a sí el arca de Jehová a la ciudad de David; mas la llevó David a casa de Obed-edom geteo.
Y puso guarnición en Edom, por toda Edom puso guarnición; y todos los edomitas fueron siervos de David. Y Jehová guardó a David por dondequiera que él fue.
Por lo cual ahora la espada jamás se apartará de tu casa; por cuanto me menospreciaste, y tomaste la esposa de Urías heteo para que fuese tu esposa.
Mas David viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto.
Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon contra Joab, y cayeron algunos del pueblo de los siervos de David; y murió también Urías heteo.
¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió en Tebes? ¿Por qué os acercasteis al muro? Entonces tú le dirás: También tu siervo Urías heteo ha muerto.
Y reinó David sobre todo Israel; y David administraba derecho y justicia a todo su pueblo.
Llegando luego los criados de Absalón a la casa a la mujer, le dijeron: ¿Dónde están Ahimaas y Jonatán? Y la mujer les respondió: Ya han pasado el vado de las aguas. Y como ellos los buscaron y no los hallaron se volvieron a Jerusalén.
Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.
Y David moró en la fortaleza y le puso por nombre la Ciudad de David. Y edificó alrededor, desde Milo hacia adentro.
Sacó además el pueblo que estaba en ella, y lo puso debajo de sierras, y de trillos de hierro, y de hachas de hierro; y los hizo pasar por hornos de ladrillos; y lo mismo hizo a todas las ciudades de los hijos de Amón. Se volvió luego David con todo el pueblo a Jerusalén.
Y consoló David a su esposa Betsabé, y entrando a ella, durmió con ella; y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó Jehová.
El atalaya dio luego voces, y lo hizo saber al rey. Y el rey dijo: Si viene solo, buenas nuevas trae. En tanto que él venía acercándose,
Y como había guerra entre la casa de Saúl y la de David, aconteció que Abner se esforzaba por la casa de Saúl.
Mas Abner hijo de Ner, general de ejército de Saúl, tomó a Isboset hijo de Saúl, y lo llevó a Mahanaim,
Así David y toda la casa de Israel traían el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta.
Y cuando los que llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, él sacrificó un buey y un carnero grueso.
Y oyendo los filisteos que habían ungido a David por rey sobre Israel, subieron todos los filisteos para buscar a David; y oyéndolo David, descendió a la fortaleza.
si el rey comenzare a enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis tanto a la ciudad cuando peleabais? ¿No sabíais lo que suelen arrojar desde el muro?
Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Viviendo aún el niño, ayunabas y llorabas por él; y muerto el niño, te levantaste y comiste pan.
Entonces envió Joab, e hizo saber a David todo lo concerniente a la guerra.
Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabares de contar al rey todos los asuntos de la guerra,
Entonces Tamar tomó ceniza, y la esparció sobre su cabeza, y rasgó su vestido de colores que llevaba puesto, y puesta su mano sobre su cabeza, se fue gritando.
y Benaía hijo de Joiada, estaba sobre los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los príncipes.
Y tomó David más concubinas y esposas de Jerusalén después que vino de Hebrón, y le nacieron más hijos e hijas.
Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa.
De cuarenta años era Isboset hijo de Saúl, cuando comenzó a reinar sobre Israel; y reinó dos años. Pero la casa de Judá siguió a David.
E Hiram rey de Tiro envió embajadores a David, y madera de cedro, y carpinteros, y canteros para los muros, y edificaron una casa a David.
Y oyendo la esposa de Urías que su marido Urías había muerto, hizo duelo por su marido.
Después de esto, aconteció que David hirió a los filisteos y los sometió; y tomó David a Metegama de mano de los filisteos.
Y todos sus siervos pasaban a su lado, con todos los cereteos y peleteos; y todos los geteos, seiscientos hombres que habían venido a pie desde Gat, iban delante del rey.
Así dice Jehová: He aquí yo levantaré sobre ti el mal de tu misma casa, y tomaré a tus esposas delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual se acostará con tus esposas a la vista de este sol.
Sama harodita, Elica harodita;
Y fue dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom, y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y trajo con alegría el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David.
Y Joab peleaba contra Rabá de los hijos de Amón, y tomó la ciudad real.
Y fue el mensajero, y llegando, contó a David todas las cosas a que Joab le había enviado.
David entonces dijo: ¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia, para que hoy me seáis adversarios? ¿Ha de morir hoy alguno en Israel? ¿No conozco yo que hoy soy rey sobre Israel?
Y había tenido Saúl una concubina que se llamaba Rispa, hija de Aja. Y dijo Isboset a Abner: ¿Por qué has entrado a la concubina de mi padre?
Esfuércense, pues, ahora vuestras manos, y sed valientes; pues que muerto Saúl vuestro señor, los de la casa de Judá me han ungido por rey sobre ellos.
Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro; y tu trono será estable eternamente.
Así haga Dios a Abner y aun le añada, si como ha jurado Jehová a David no hiciere yo así con él,
Entonces Isboset envió, y la quitó a su marido Paltiel, hijo de Lais.
Y repartió a todo el pueblo, y a toda la multitud de Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, y un pedazo de carne, y un frasco de vino. Y se fue todo el pueblo, cada uno a su casa.
Y Abner hijo de Ner salió de Mahanaim a Gabaón con los siervos de Isboset hijo de Saúl.
Entonces llamando a su criado que le servía, le dijo: Échame a ésta fuera de aquí, y cierra la puerta tras ella.
Y respondió Itai al rey, diciendo: Vive Dios, y vive mi señor el rey, que, o para muerte o para vida, donde mi señor el rey estuviere, allí estará también tu siervo.
y lo hizo rey sobre Galaad, y sobre Aser, y sobre Jezreel, y sobre Efraín, y sobre Benjamín, y sobre todo Israel.
Y cuando David hubo acabado de ofrecer los holocaustos y ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová de los ejércitos.
Y Ahitofel dijo a Absalón: Entra a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se esforzarán las manos de todos los que están contigo.
Y Joab dijo al etíope: Ve tú, y di al rey lo que has visto. Y el etíope hizo reverencia a Joab, y corrió.
Y habló Abner con los ancianos de Israel, diciendo: Hace tiempo procurabais que David fuese rey sobre vosotros.
Y envió un mensajero por mano de Natán profeta, y llamó su nombre Jedidia, a causa de Jehová.
Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, para que viva el niño?
Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y ella vino a ser su esposa, y le dio a luz un hijo. Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.
Entonces David se levantó de tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Y después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió.
¿Y a quién había yo de servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti.
Porque tú lo hiciste en secreto; pero yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol.
Mas ahora que ya ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo iré a él, mas él no volverá a mí.
Ahora, pues, hacedlo; porque Jehová ha hablado a David, diciendo: Por la mano de mi siervo David libraré a mi pueblo Israel de mano de los filisteos, y de mano de todos sus enemigos.
Y quitó la corona de la cabeza de su rey, la cual pesaba un talento de oro, y tenía piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Y sacó muy grande botín de la ciudad.
Entonces los hijos de Amón, viendo que los sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai, y entraron en la ciudad. Y volvió Joab de los hijos de Amón, y vino a Jerusalén.
pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija.
Y luego que llegó Joab y todo el ejército que con él estaba, fue dado aviso a Joab, diciendo: Abner hijo de Ner ha venido al rey, y él le ha despedido, y se fue en paz.
Y el consejo que daba Ahitofel en aquellos días, era como si consultaran la palabra de Dios. Tal era el consejo de Ahitofel, tanto con David como con Absalón.
Entonces él respondió, y dijo a la mujer: Yo te ruego que no me encubras nada de lo que yo te preguntare. Y la mujer dijo: Hable mi señor el rey.
Pero mi misericordia no se apartará de él, como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti.
Y trajeron la cabeza de Isboset a David en Hebrón, y dijeron al rey: He aquí la cabeza de Isboset hijo de Saúl tu enemigo, que procuraba matarte; y Jehová ha vengado hoy a mi señor el rey, de Saúl y de su simiente.
Y todo el país lloró en alta voz; pasó luego toda la gente el torrente de Cedrón; asimismo pasó el rey, y todo el pueblo pasó, al camino que va al desierto.
Y se acercó Joab, y el pueblo que con él estaba, para pelear con los sirios; mas ellos huyeron delante de él.
Reúne, pues, ahora el pueblo que queda, y acampa contra la ciudad, y tómala tú; no sea que tomando la ciudad yo, sea llamada de mi nombre.
Y se enojó Abner en gran manera por las palabras de Isboset, y dijo: ¿Soy yo cabeza de perro (que respecto a Judá he hecho hoy misericordia a la casa de Saúl tu padre, a sus hermanos, y a sus amigos, y no te he entregado en las manos de David), para que tú hoy me hagas cargo de pecado acerca de esta mujer?
Y Absalón constituyó a Amasa, sobre el ejército en lugar de Joab, Amasa era hijo de un varón de Israel llamado Itra, el cual había entrado a Abigail hija de Nahas, hermana de Sarvia, madre de Joab.
Y entró el rey David, y se puso delante de Jehová, y dijo: Señor Jehová, ¿Quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me traigas hasta aquí?
Pero Abisai hijo de Sarvia, respondió y dijo: ¿No ha de morir por esto Simeí, que maldijo al ungido de Jehová?
Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.
Y cada uno echó mano de la cabeza de su compañero, y le metió su espada por el costado, cayendo así a una; por lo que fue llamado aquel lugar, Helcat-asurim, el cual está en Gabaón.
Y le dijo su hermano Absalón: ¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Pues calla ahora, hermana mía; tu hermano es; no te angusties por esto. Y se quedó Tamar desconsolada en casa de Absalón su hermano.
Después de esto aconteció que David consultó a Jehová, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Y Jehová le respondió: Sube. Y David volvió a decir: ¿A dónde subiré? Y Él le dijo: A Hebrón.
Y entendió David que Jehová le había confirmado por rey sobre Israel, y que había enaltecido su reino por amor de su pueblo Israel.
Ibhar, Elisúa, Nefeg, Jafía,
La mujer fue luego a todo el pueblo con su sabiduría; y ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicri, y la arrojaron a Joab. Y él tocó la trompeta, y se retiraron de la ciudad, cada uno a su tienda. Y Joab se volvió al rey a Jerusalén.
Entonces David se levantó, y todo el pueblo que con él estaba, y pasaron el Jordán antes que amaneciese; ni siquiera faltó uno que no pasase el Jordán.
Y fue el número de los días que David reinó en Hebrón sobre la casa de Judá, siete años y seis meses.
Y dijo el rey a Itai geteo: ¿Para qué vienes tú también con nosotros? Vuélvete y quédate con el rey; porque tú eres extranjero, y desterrado también de tu lugar.
Y moraba Mefiboset en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y era cojo de ambos pies.
Y vino David a Baal-perazim, y allí los venció David, y dijo: Irrumpió Jehová contra mis enemigos delante de mí, como rompimiento de aguas. Y por esto llamó el nombre de aquel lugar Baal-perazim.
Y David llegó a Mahanaim, y Absalón pasó el Jordán con toda la gente de Israel.
Entonces pusieron una tienda a Absalón sobre el terrado, y entró Absalón a las concubinas de su padre, en ojos de todo Israel.
y Sadoc hijo de Ahitob, y Ahimelec hijo de Abiatar, eran sacerdotes; y Seraías era escriba;
Y Joab hijo de Sarvia, y los siervos de David, salieron y los encontraron junto al estanque de Gabaón: y se sentaron los unos a un lado del estanque, y los otros al otro lado del estanque.
Y cuando el arca de Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde una ventana, y vio al rey David saltando y danzando delante de Jehová; y le menospreció en su corazón.
Y aconteció pasados dos años, que Absalón tenía esquiladores en Baal-hazor, que está junto a Efraín; y convidó Absalón a todos los hijos del rey.
Y sucedió que cuando David llegó a Mahanaim, Sobi hijo de Nahas de Rabá de los hijos de Amón, y Maquir hijo de Amiel de Lodebar, y Barzilai galaadita de Rogelim,
Y envió Hadad-ezer, y sacó a los sirios que estaban al otro lado del río, los cuales vinieron a Helam, llevando por jefe a Sobac general del ejército de Hadad-ezer.
Entonces dijo Absalón a Ahitofel: Consultad qué debemos hacer.
Y sucedió que levantándose David de su cama a la hora de la tarde, se paseaba por el terrado de la casa real, cuando vio desde el terrado a una mujer que se estaba lavando, la cual era muy hermosa.
¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, Señor Jehová.
Y he aquí, también iba Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban el arca del pacto de Dios; y asentaron el arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar después que hubo acabado de salir de la ciudad todo el pueblo.
Y David reuniendo a todo el pueblo, fue contra Rabá, y combatió contra ella, y la tomó.
Y vino uno de camino al hombre rico; y él no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la corderita de aquel hombre pobre, y la aderezó para aquél que había venido a él.
Mas él respondió: Sea como fuere, yo correré. Entonces le dijo: Corre. Corrió, pues, Ahimaas por el camino de la llanura, y pasó delante del etíope.
Entonces envió Joab mensajeros a David, diciendo: Yo he peleado contra Rabá, y he tomado la ciudad de las aguas.
Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte.
Y dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán?
Mas viendo los sirios que habían caído delante de Israel, se volvieron a reunir.
También Mefiboset hijo de Saúl descendió a recibir al rey; no había lavado sus pies, ni había cortado su barba, ni tampoco había lavado sus vestiduras, desde el día que el rey salió hasta el día que vino en paz.
Y dijo el rey a Simeí: No morirás. Y el rey se lo juró.
Se levantó luego Joab, y fue a Gesur, y volvió a Absalón a Jerusalén.
Elisama, Eliada y Elifelet.
Entonces se levantaron, y en número de doce, pasaron de Benjamín de la parte de Isboset hijo de Saúl; y doce de los siervos de David.
Tu sierva, pues, dice: Que la palabra de mi señor el rey sea para consuelo; pues que mi señor el rey es como un ángel de Dios para escuchar lo bueno y lo malo. Así Jehová tu Dios sea contigo.
pero los arqueros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías heteo.
Entonces consultó David a Jehová, diciendo: ¿Iré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos? Y Jehová respondió a David: Ve, porque ciertamente entregaré los filisteos en tus manos.
Y consultando David a Jehová, Él le respondió: No subas; sino rodéalos, y vendrás a ellos por delante de los árboles de moras.
Y aun antes de ahora, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, tú eras quien sacaba y metía a Israel. Además Jehová te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel.
Y David respondió a Recab y a su hermano Baana, hijos de Rimón beerotita, y les dijo: Vive Jehová que ha redimido mi alma de toda angustia,
trasladando el reino de la casa de Saúl, y confirmando el trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Beerseba.
Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues que también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es así el proceder del hombre, Señor Jehová?
¿Y qué nación hay en la tierra como tu pueblo Israel, al cual Dios fue y redimió por pueblo para sí, y para darle nombre, y para hacer por vosotros grandes y temibles obras, por tu tierra, por amor de tu pueblo que tú redimiste de Egipto, de las naciones y de sus dioses?
Y hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, y la casa de Saúl se iba debilitando.
Entonces el rey dijo a Joab: He aquí yo hago esto: ve, y haz volver al joven Absalón.
Y dijo Abner a Joab: Levántense ahora los jóvenes, y maniobren delante de nosotros. Y Joab respondió: Levántense.
Y aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo:
Mas los sirios huyeron delante de Israel; e hirió David de los sirios la gente de setecientos carros, y cuarenta mil hombres de a caballo; hirió también a Sobac general del ejército, y murió allí.
Y los filisteos volvieron a subir, y se extendieron en el valle de Refaim.
Y envió Abner mensajeros a David de su parte, diciendo: ¿De quién es la tierra? Y que le dijesen: Haz alianza conmigo, y he aquí que mi mano será contigo para volver a ti a todo Israel.
En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá.
Y David lo hizo así, como Jehová se lo había mandado; e hirió a los filisteos desde Geba hasta llegar a Gezer.
Y Joab se postró en tierra sobre su rostro, e hizo reverencia, y después que bendijo al rey, dijo: Hoy ha entendido tu siervo que he hallado gracia en tus ojos, rey señor mío; pues que ha hecho el rey lo que su siervo ha dicho.
y te di la casa de tu señor, y las esposas de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, yo te habría añadido tales y tales cosas.
Y David envió mensajeros a Isboset hijo de Saúl, diciendo: Restitúyeme a mi esposa Mical, la cual yo desposé conmigo por cien prepucios de filisteos.
Y cuando fue dado aviso a David, reunió a todo Israel, y pasando el Jordán vino a Helam. Y los sirios se pusieron en orden de batalla contra David, y pelearon contra él.
Y hubo aquel día una batalla muy recia, y Abner y los hombres de Israel fueron vencidos por los siervos de David.
Después de esto, aconteció que murió el rey de los hijos de Amón, y reinó en lugar suyo Hanún su hijo.
Todas estas grandezas has obrado por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo.
Y vino Absalón al rey, y le dijo: He aquí, tu siervo tiene ahora esquiladores; yo ruego que venga el rey y sus siervos con tu siervo.
Y estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, y Abisai, y Asael. Este Asael era tan ligero de pies como una gacela del campo.
Mirad, yo me detendré en las llanuras del desierto, hasta que venga respuesta de vosotros que me dé aviso.
Y vinieron los filisteos, y se extendieron por el valle de Refaim.
Y Asael persiguió a Abner, yendo tras de él sin apartarse ni a derecha ni a izquierda de seguir a Abner.
Treinta años tenía David cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años.
Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
Y acampó Israel con Absalón en tierra de Galaad.
¿Cuánto más a los malos hombres que mataron a un hombre justo en su casa, y sobre su cama? Ahora pues, ¿no he de demandar yo su sangre de vuestras manos, y quitaros de la tierra?
que cuando uno me dio nuevas, diciendo: He aquí Saúl es muerto, pensando que traía buenas nuevas, yo lo prendí, y le maté en Siclag en pago de la nueva.
Y David dijo: Bien; yo haré alianza contigo; pero una cosa requiero de ti, y es: Que no mirarás mi rostro, a menos que primero traigas a Mical la hija de Saúl, cuando vinieres a verme.
Entonces Sadoc y Abiatar volvieron el arca de Dios a Jerusalén; y se quedaron allí.
¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por tu esposa a su esposa, y a él mataste con la espada de los hijos de Amón.
Porque tú te has confirmado a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová, fuiste a ellos por Dios.
Y el atalaya volvió a decir: Me parece el correr del primero como el correr de Ahimaas hijo de Sadoc. Y respondió el rey: Ése es hombre de bien, y viene con buena nueva.
Pero si Él dijere así: No me agradas; aquí estoy, que haga de mí lo que bien le pareciere.
Vino pues Abner a David en Hebrón, y con él veinte hombres; y David hizo banquete a Abner y a los que con él habían venido.
trajeron a David y al pueblo que estaba con él, camas, y tazas, y vasijas de barro, y trigo, y cebada, y harina, y grano tostado, habas, lentejas, y garbanzos tostados,
Metieron, pues, el arca de Jehová, y la pusieron en su lugar en medio de una tienda que David le había levantado: y sacrificó David holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová.
Luego que oyó el hijo de Saúl que Abner había sido muerto en Hebrón, sus manos se le debilitaron, y fue atemorizado todo Israel.
Y cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes tropezaron.
Y se levantó David, y fue con todo el pueblo que tenía consigo, de Baala de Judá, para hacer pasar de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los ejércitos, que mora entre los querubines.
Y cuando oyeres un estruendo que irá por las copas de los árboles de moras, entonces te moverás; porque Jehová saldrá delante de ti para herir al ejército de los filisteos.
Y Jehová envió a Natán a David, el cual viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre.
Y el rey dijo: ¿El joven Absalón tiene paz? Y Ahimaas respondió: Vi yo un grande alboroto cuando envió Joab al siervo del rey y a mí tu siervo; mas no sé qué era.
Y aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor,
Y le nacieron a Absalón tres hijos, y una hija que se llamó Tamar. Ella era una mujer de hermoso semblante.
Mas Absalón no habló con Amnón ni malo ni bueno, bien que Absalón aborrecía a Amnón, porque había forzado a Tamar su hermana.
Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de abeto; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos.
dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo moro en edificios de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.
Entonces el rey se estremeció, y subió a la sala de la puerta, y lloró; y yendo, decía así: ¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!
Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha sido hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre un cualquiera!
Entonces dijo a sus siervos: Mirad, el campo de Joab está junto al mío, y tiene allí cebada; id, y prendedle fuego; y los siervos de Absalón prendieron fuego al campo.
Y sucedió que después que ellos se marcharon, aquéllos salieron del pozo y fueron y dieron aviso al rey David, y le dijeron: Levantaos y daos prisa a pasar las aguas, porque Ahitofel ha dado tal consejo contra vosotros.
¿Apenas viniste ayer, y he de hacer hoy que andes de un lugar a otro con nosotros? Yo voy sin rumbo; tú vuélvete, y haz volver a tus hermanos; que la misericordia y la verdad sean contigo.
miel, manteca, ovejas, y quesos de vaca, para que comiera David y el pueblo que estaba con él; pues dijeron: El pueblo está hambriento, cansado y sediento en el desierto.
Vino, pues, Joab al rey, y se lo hizo saber. Entonces llamó a Absalón, el cual vino al rey, e inclinó su rostro a tierra delante del rey; y el rey besó a Absalón.
Y Abner volvió a decir a Asael: Apártate de en pos de mí, porque te heriré derribándote en tierra, y después ¿cómo levantaré mi rostro a tu hermano Joab?
Entonces Abner le dijo: Apártate a la derecha o a la izquierda, y agárrate alguno de los jóvenes, y toma para ti sus despojos. Pero Asael no quiso apartarse de en pos de él.
En cuanto a Dios, perfecto es su camino: Purificada es la palabra de Jehová; Escudo es a todos los que en Él esperan.
Por tanto Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte.
Entonces David dio orden a sus jóvenes, y ellos los mataron, y les cortaron las manos y los pies, y los colgaron sobre el estanque, en Hebrón. Pero tomaron la cabeza de Isboset, y la enterraron en el sepulcro de Abner en Hebrón.
El rey entonces dijo al etíope: ¿El joven Absalón tiene paz? Y el etíope respondió: Como aquel joven sean los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levantan contra ti para mal.
Y Absalón había dado orden a sus criados, diciendo: Mirad; cuando el corazón de Amnón esté alegre por el vino, y cuando yo os diga: Herid a Amnón, entonces matadle, no temáis; ¿No os lo he mandado yo? Esforzaos, pues, y sed valientes.
Viendo, pues, todos los reyes que asistían a Hadad-ezer que habían sido derrotados delante de Israel, hicieron paz con Israel y le sirvieron; y de allí en adelante temieron los sirios de socorrer a los hijos de Amón.
También Barzilai galaadita descendió de Rogelim, y pasó el Jordán con el rey, para acompañarle al otro lado del Jordán.
Y cuando se cortaba el cabello (lo cual hacía al fin de cada año, pues le causaba molestia, y por eso se lo cortaba), pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos de peso real.
Mas el rey dijo: Váyase a su casa, y no vea mi rostro. Y se volvió Absalón a su casa, y no vio el rostro del rey.
Y nacieron hijos a David en Hebrón; su primogénito fue Amnón, de Ahinoam jezreelita;
Hirió también a los de Moab, y los midió con cordel, haciéndolos echar por tierra; y midió con dos cordeles para muerte, y un cordel entero para vida; y los moabitas vinieron a ser siervos de David, y le traían tributos.
Y su marido fue con ella, siguiéndola y llorando tras ella hasta Bahurim. Y le dijo Abner: Anda, vuélvete. Entonces él se volvió.
Mas Joab y Abisai siguieron a Abner; y se puso el sol cuando llegaron al collado de Amma, que está delante de Gía, junto al camino del desierto de Gabaón.
Ve y di a mi siervo David: Así dice Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more?
Entonces Ahimaas dijo en alta voz al rey: Paz. Y se inclinó a tierra delante del rey, y dijo: Bendito sea Jehová Dios tuyo, que ha entregado a los hombres que habían levantado sus manos contra mi señor el rey.
Y Joab respondió: Vive Dios que si no hubieras hablado, ya desde esta mañana el pueblo hubiera dejado de seguir a sus hermanos.
Ahora pues, Jehová Dios, la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, confírmala para siempre, y haz conforme a lo que has dicho.
Y estuvo Absalón por espacio de dos años en Jerusalén, y no vio la cara del rey.
Y David subió allá, y con él sus dos esposas, Ahinoam jezreelita y Abigail, la esposa de Nabal el del Carmelo.
Entonces David respondió a Mical: Fue delante de Jehová, quien me eligió en lugar de tu padre y de toda su casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante de Jehová.
Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y lo envió Joab a David.
Y no queriendo él irse, lo hirió Abner con el regatón de la lanza por la quinta costilla, y le salió la lanza por la espalda, y cayó allí, y murió en aquel mismo sitio. Y todos los que pasaban por aquel lugar donde Asael había caído y muerto, se detenían.
Dijo además el rey al sacerdote Sadoc: ¿No eres tú el vidente? Vuelve en paz a la ciudad; y con vosotros vuestros dos hijos, tu hijo Ahimaas, y Jonatán hijo de Abiatar.
Y debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo esta tal cosa, y no tuvo misericordia.
Y dijo David: Yo haré misericordia con Hanún hijo de Nahas, como su padre la hizo conmigo. Y envió David a sus siervos para consolarlo por su padre. Mas llegados los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón,
Y pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en Gabaa; y Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo.
Pero como Absalón le importunaba, dejó ir con él a Amnón y a todos los hijos del rey.
Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo con ellos alianza en Hebrón delante de Jehová; y ungieron a David por rey sobre Israel.
Y mandó Absalón por Joab, para enviarlo al rey; mas no quiso venir a él; y envió aun por segunda vez, y no quiso venir.
Entonces dijo Absalón: Si no, te ruego que venga con nosotros Amnón mi hermano. Y el rey le respondió: ¿Para qué ha de ir contigo?
Su segundo Quileab, de Abigail la esposa de Nabal, el carmelita; el tercero, Absalón, hijo de Maaca, hija de Talmai rey de Gesur:
Y Absalón respondió a Joab: He aquí, yo he enviado por ti, diciendo que vinieses acá, a fin de enviarte yo al rey a que le dijeses: ¿Para qué vine de Gesur? Mejor me fuera estar aún allá. Vea yo ahora el rostro del rey; y si hay en mí pecado, máteme.
Y envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquélla es Betsabé hija de Eliam, esposa de Urías heteo.
Y respondió el rey a Absalón: No, hijo mío, no vamos todos, para que no te seamos carga. Y aunque porfió con él, no quiso ir, mas lo bendijo.
Asimismo hirió David a Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba, yendo él a recuperar su término hasta el río Éufrates.
Y dijo Abner a David: Yo me levantaré e iré, y juntaré a mi señor el rey a todo Israel, para que hagan alianza contigo, y tú reines como deseas. David despidió luego a Abner, y él se fue en paz.
Y les tomó David mil carros y setecientos hombres de a caballo y veinte mil hombres de a pie; y desjarretó David los caballos de todos los carros, excepto los de cien carros que dejó.
Y Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo lisiado de los pies. Tenía cinco años de edad cuando la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán llegó de Jezreel, y su nodriza le tomó y huyó; y sucedió que cuando ella huía apresuradamente, se le cayó el niño y quedó cojo. Su nombre era Mefiboset.
Y luego vino el etíope, y dijo: Reciba nueva mi señor el rey, que hoy Jehová ha defendido tu causa de la mano de todos los que se habían levantado contra ti.
Y se juntaron los hijos de Benjamín en un escuadrón con Abner, y se pararon en la cumbre del collado.
Y envió David mensajeros, y la tomó; y así que hubo entrado a él, él se acostó con ella; pues ella estaba purificada de su inmundicia. Y ella regresó a su casa.
Pero Absalón huyó. Entre tanto, alzando sus ojos el joven que estaba de atalaya, miró, y he aquí mucho pueblo que venía por el camino a sus espaldas, del lado de la montaña.
Entonces Ahimaas hijo de Sadoc volvió a decir a Joab: Sea lo que fuere, yo correré ahora tras el etíope. Y Joab dijo: Hijo mío, ¿para qué has tú de correr, si no recibirás premio por las nuevas?
¿No estarán allí contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar? Por tanto, todo lo que oyeres en la casa del rey, darás aviso de ello a los sacerdotes Sadoc y a Abiatar.
Y ahora, ten a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca para siempre delante de ti; porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.
Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿acaso he hablado palabra con alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado que apaciente mi pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedro?
Y Abner dio voces a Joab, diciendo: ¿Consumirá la espada perpetuamente? ¿No sabes tú que al final será amargura? ¿Hasta cuándo no has de decir al pueblo que se vuelvan de seguir a sus hermanos?
Y Urías respondió a David: El arca, e Israel y Judá, están debajo de tiendas; y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi esposa? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.
Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras serán firmes, ya que has dicho a tu siervo este bien.
Me remuneró por tanto Jehová conforme a mi justicia, y conforme a mi limpieza delante de sus ojos.
Y cuando lo llevaban de la casa de Abinadab que estaba en Gabaa, con el arca de Dios, Ahío iba delante del arca.
Y la mujer dijo: Te ruego que hable tu sierva una palabra a mi señor el rey. Y él dijo: Habla.
Entregó luego el resto del pueblo en mano de Abisai su hermano, y lo puso en orden para enfrentar a los hijos de Amón.
Y el hijo de Saúl tenía dos varones, los cuales eran capitanes de compañía, el nombre de uno era Baana, y el del otro Recab, hijos de Rimón beerotita, de los hijos de Benjamín (porque Beerot era contada con Benjamín;
Elihaba saalbonita, Jonatán de los hijos de Jasén;
Heles paltita, Ira, hijo de Iques, tecoíta;
Y dijo el mensajero a David: Prevalecieron contra nosotros los hombres, que salieron contra nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta;
Y he aquí los siervos de David y Joab, que venían del campo, y traían consigo gran botín. Pero Abner no estaba con David en Hebrón, pues éste lo había despedido, y él se había ido en paz.
Y habló también Abner a los de Benjamín; y fue también Abner a Hebrón a decir a David todo lo que parecía bien a los de Israel y a toda la casa de Benjamín.
Entonces dijo David a Joab, y a todo el pueblo que con él estaba: Rasgad vuestras vestiduras, y ceñíos de cilicio, y haced duelo delante de Abner. Y el rey iba detrás del féretro.
Y como todo el pueblo viniese a dar de comer pan a David siendo aún de día, David juró, diciendo: Así me haga Dios y así me añada, si antes que se ponga el sol gustare yo pan, u otra cualquier cosa.
Y cuando Abner volvió a Hebrón, Joab lo apartó al medio de la puerta, hablando con él apaciblemente, y allí le hirió por la quinta costilla, a causa de la muerte de Asael su hermano, y murió.
Y viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, enviaron los hijos de Amón y tomaron a sueldo a los sirios de la casa de Rehob, y a los sirios de Soba, veinte mil hombres de a pie; y del rey de Maaca mil hombres, y de Istob doce mil hombres.
Ciertamente no he habitado en casas desde el día que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo.
Se levantó por tanto Joab, y vino a casa de Absalón, y le dijo: ¿Por qué han prendido fuego tus siervos a mi campo?
Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón para hacer delante de ti esta súplica.
Y Abner y sus hombres caminaron por el Arabá toda aquella noche, y pasando el Jordán cruzaron por todo Bitrón, y llegaron a Mahanaim.
Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Yo estoy encinta.
Entonces Joab tocó el cuerno, y todo el pueblo se detuvo, y no siguió más a los de Israel, ni peleó más.
Tú conoces a Abner hijo de Ner, que vino para engañarte, y para saber tu salida y tu entrada, y para saber todo lo que tú haces.
Y Ahitofel, viendo que no se había puesto por obra su consejo, enalbardó su asno, y se levantó, y se fue a su casa en su ciudad; y después de disponer acerca de su casa, se ahorcó y murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.
Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová es contigo.
E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?
Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y se diga: Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David sea firme delante de ti.
Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: No tengas pesar de esto, porque la espada consume, tanto a uno, como a otro: Refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.
Y el rey dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies.
Y Mefiboset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, vino a David, y se postró sobre su rostro e hizo reverencia. Y dijo David: Mefiboset. Y él respondió: He aquí tu siervo.
Y vinieron los sirios de Damasco a dar ayuda a Hadad-ezer rey de Soba; y David hirió de los sirios a veintidós mil hombres.
Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo a mis propios ojos; y delante de las criadas que has mencionado, delante de ellas seré honrado.
Puso luego David guarnición en Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos de David, sujetos a tributo. Y Jehová guardó a David por dondequiera que él fue.
Pues por ti he desbaratado ejércitos, por mi Dios he saltado sobre muros.
Asimismo de Beta y de Berotai, ciudades de Hadad-ezer, tomó el rey David gran cantidad de bronce.
Tú me diste asimismo el escudo de tu salvación, y tu benignidad me ha engrandecido.
Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.
Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba. Y cuando le llamaron para que viniese a David, el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo.
Y aconteció que estando ellos aún en camino, llegó a David el rumor que decía: Absalón ha dado muerte a todos los hijos del rey, y ninguno de ellos ha quedado.
Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de casa del rey, vino tras de él comida real.
Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás pan a mi mesa, siempre.
Y tomó David los escudos de oro que traían los siervos de Hadad-ezer, y los llevó a Jerusalén.
Entonces el rey le dijo: ¿Y ése dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar.
e Ira jaireo era un principal de David.
pues los beerotitas habían huido a Gitaim, y han sido peregrinos allí hasta hoy).
los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún su señor: ¿Te parece que por honrar David a tu padre te ha enviado consoladores? ¿No ha enviado David sus siervos a ti por reconocer e inspeccionar la ciudad, para destruirla?
Y cuando Urías vino a él, le preguntó David por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y asimismo de la guerra.
Así quedó Joab sobre todo el ejército de Israel; y Benaía hijo de Joiada sobre los cereteos y peleteos;
Elifelet hijo de Asbai hijo de un maacatita; Eliam hijo de Ahitofel gilonita;
Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?
Entonces Hanún tomó los siervos de David, y les rapó la mitad de la barba, y les cortó las vestiduras por la mitad hasta las nalgas, y los despidió.
Lo cual cuando fue hecho saber a David, envió a encontrarles, porque ellos estaban en extremo avergonzados; y el rey mandó a decirles: Quedaos en Jericó hasta que os vuelva a crecer la barba, y entonces regresad.
Para mudar el aspecto de las cosas, Joab tu siervo ha hecho esto; mas mi señor es sabio, conforme a la sabiduría de un ángel de Dios, para conocer todo lo que hay en la tierra.
Y el rey dijo a Barzilai: Pasa conmigo, y yo te sustentaré conmigo en Jerusalén.
Y envió el rey David, y lo tomó de casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar.
Y saliendo Joab de delante de David, envió mensajeros tras Abner, los cuales le volvieron desde el pozo de Sira, sin que David lo supiera.
Y era Barzilai muy viejo, de ochenta años, el cual había dado provisión al rey cuando estaba en Mahanaim, porque era hombre muy rico.
Entonces Joab vino al rey, y le dijo: ¿Qué has hecho? He aquí Abner vino a ti; ¿por qué, pues, tú lo despediste, y él ya se ha ido?
Caiga sobre la cabeza de Joab, y sobre toda la casa de su padre; que nunca falte de la casa de Joab quien padezca flujo, ni leproso, ni quien ande con báculo, ni quien muera a espada, ni quien tenga falta de pan.
Miraron, y no hubo quien los librase; aun a Jehová, mas no les respondió.
Entonces David dijo a Itai: Ven, pues, y pasa. Y pasó Itai geteo, y todos sus hombres, y todos los pequeños que estaban con él.
Él hace mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas;
Y cuando lo oyó David, envió a Joab con todo el ejército de los valientes.
Viendo, pues, Joab que había escuadrones delante y detrás de él, entresacó de todos los escogidos de Israel, y se puso en orden de batalla contra los sirios.
Joab, pues, y Abisai su hermano mataron a Abner, porque él había dado muerte a Asael, hermano de ellos en la batalla de Gabaón.
Yo soy hoy día de edad de ochenta años, ¿podré distinguir entre lo bueno y lo malo? ¿Tomará gusto ahora tu siervo en lo que coma o beba? ¿Oiré más la voz de los cantores y de las cantoras? ¿Para qué, pues, sería aún tu siervo molesto a mi señor el rey?
Cuando David supo después esto, dijo: Inocente soy yo y mi reino, delante de Jehová, para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner.
Y Mefiboset dijo al rey: Deja que él las tome todas, pues que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa.
Pero Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa.
Y saliendo los hijos de Amón, ordenaron sus escuadrones a la entrada de la puerta; pero los sirios de Soba, y de Rehob, y de Istob, y de Maaca, estaban aparte en el campo.
¡Vive Jehová! y bendita sea mi roca; sea enaltecido el Dios de la roca de mi salvación:
Pero él ha calumniado a tu siervo delante de mi señor el rey; mas mi señor el rey es como un ángel de Dios; haz, pues, lo que bien te pareciere.
Selec amonita, Naharai beerotita, escudero de Joab hijo de Sarvia;
Y todo el pueblo pasó el Jordán; y luego que el rey hubo también pasado, el rey besó a Barzilai, y lo bendijo; y él se volvió a su casa.
Él adiestra mis manos para la batalla, de manera que se doble el arco de acero con mis brazos.
Y hubo hambre en los días de David por tres años consecutivos. Y David consultó a Jehová, y Jehová le dijo: Es por Saúl, y por aquella casa de sangre; porque mató a los gabaonitas.
Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú pusiste a tu siervo entre los convidados a tu mesa. ¿Qué derecho, pues, tengo aún para clamar más al rey?
Y volvió a encenderse el furor de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Ve, cuenta a Israel y a Judá.
Tú me diste la cerviz de mis enemigos, los que me aborrecen, para que yo los destruyese.
Pasará tu siervo un poco más allá del Jordán con el rey; ¿por qué me ha de dar el rey tan grande recompensa?
Abiezer anatotita, Mebunai husatita;
Y cuando David pasó un poco más allá de la cumbre del monte, he aquí Siba, el criado de Mefiboset, que salía a recibirle con un par de asnos enalbardados, y sobre ellos doscientos panes, y cien racimos de pasas, y cien panes de higos secos y un odre de vino.
Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí, para que no titubeasen mis rodillas.
Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres.
Y tú salvas al pueblo afligido; mas tus ojos están sobre los altivos, para abatirlos.
Y el rey dijo: ¿No está contigo la mano de Joab en todas estas cosas? Y la mujer respondió y dijo: Vive tu alma, rey señor mío, que no hay que apartarse a derecha ni a izquierda de todo lo que mi señor el rey ha hablado; porque tu siervo Joab, él me mandó, y él puso en boca de tu sierva todas estas palabras.
Y al tercer día, aconteció que vino uno del campamento de Saúl, rotas sus vestiduras, y tierra sobre su cabeza; y llegando a David, se postró en tierra, e hizo reverencia.
El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha sido en mi lengua.
Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.
Y aconteció después de la muerte de Saúl, que vuelto David de derrotar a los amalecitas, estuvo dos días en Siclag:
Aconteció después de esto, que Absalón se hizo de carros y caballos, y cincuenta que corriesen delante de él.
Estaba David a la sazón sentado entre las dos puertas; y el atalaya había ido al terrado de sobre la puerta en el muro, y alzando sus ojos, miró, y vio a uno que corría solo.
Entonces Ahitofel dijo a Absalón: Déjame escoger ahora doce mil hombres, y me levantaré, y seguiré a David esta noche;
Y habló David a Jehová las palabras de este cántico, el día que Jehová le había librado de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl.
Y conociendo Joab hijo de Sarvia, que el corazón del rey se inclinaba por Absalón,
Éstas son las palabras postreras de David. Dijo David hijo de Isaí, dijo aquel varón que fue levantado en alto, el ungido del Dios de Jacob, el dulce salmista de Israel, dice:
Entonces vinieron todas las tribus de Israel a David en Hebrón y hablaron, diciendo: He aquí nosotros hueso tuyo y carne tuya somos.
Y David pasó revista al pueblo que tenía consigo, y puso sobre ellos tribunos y centuriones.
Porque yo guardé los caminos de Jehová; y no me aparté impíamente de mi Dios.
Porque tú eres mi lámpara, oh Jehová: Jehová da luz a mis tinieblas.
Helec hijo de Baana netofatita, Itai hijo de Ribai de Gabaa de los hijos de Benjamín;
Y dieron aviso a Joab: He aquí el rey llora, y hace duelo por Absalón.
Aconteció después de esto, que teniendo Absalón hijo de David una hermana hermosa que se llamaba Tamar, Amnón hijo de David se enamoró de ella.
Y aconteció que se hallaba allí un hombre de Belial que se llamaba Seba, hijo de Bicri, hombre de Benjamín, el cual tocó la trompeta, y dijo: No tenemos nosotros parte en David, ni heredad en el hijo de Isaí: ¡Cada uno a su tienda, oh Israel!
Y David volvió a juntar a todos los hombres escogidos de Israel, treinta mil.
Éstos son los nombres de los valientes que David tuvo: El tacmonita, que se sentaba en cátedra, principal de los capitanes; éste era Adino el eznita, que blandiendo su lanza mató a ochocientos hombres en una ocasión.
Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.
Entonces dijo Natán a David: Tú eres ese hombre. Así dice Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl,
Y David subió la cuesta del monte de los Olivos; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta, y los pies descalzos. También todo el pueblo que íba con él cubrió cada uno su cabeza y subieron, llorando mientras subían.
Y hubo guerra otra vez en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató al hermano de Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como un rodillo de telar.
Limpio te mostrarás para con el limpio, mas con el perverso te mostrarás rígido.
Sama ararita, Ahiam hijo de Sarar ararita.
Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.
Y dieron aviso a David, diciendo: Ahitofel está entre los que conspiraron con Absalón. Entonces dijo David: Entontece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel.
Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía el pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Entonces el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo.
Dios es mi Roca, en Él confiaré; mi escudo, y el cuerno de mi salvación, mi fortaleza alta y mi refugio; mi Salvador, tú me libras de violencia.
Porque de cierto morimos, y somos como aguas derramadas en la tierra, que no pueden volver a recogerse; y Dios no hace acepción de personas, sino que provee los medios para que su desterrado no quede alejado de Él.
Y estaba Amnón angustiado hasta enfermarse, por Tamar su hermana; porque por ser ella virgen, le parecía a Amnón difícil hacerle alguna cosa.
Porque ¿quién es Dios, sino Jehová? ¿O quién es la Roca, sino nuestro Dios?
Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿O que huyas tres meses delante de tus enemigos, y que ellos te persigan? ¿O que tres días haya pestilencia en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué responderé al que me ha enviado.
Y aconteció que cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, he aquí Husai arquita que le salió al encuentro, trayendo rota su ropa, y tierra sobre su cabeza.
envió Joab a Tecoa, y tomó de allá una mujer astuta, y le dijo: Yo te ruego que finjas tener duelo, y te vistas de ropas de luto, y no te unjas con óleo, antes sé como una mujer que por mucho tiempo ha estado de duelo por algún muerto;
Y no había en todo Israel ninguno tan alabado por su hermosura como Absalón; desde la planta de su pie hasta la coronilla no había en él defecto.
Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y David estaba vestido con un efod de lino.
Y vino el rey David hasta Bahurim; y he aquí salía uno de la familia de la casa de Saúl, el cual se llamaba Simeí, hijo de Gera; y salía maldiciendo,
Y David envió la tercera parte del pueblo al mando de Joab, y otra tercera al mando de Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab, y la otra tercera parte al mando de Itai geteo. Y dijo el rey al pueblo: Yo también saldré con vosotros.
Y se levantaba Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino de la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba a sí, y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel.
Y Joab dio la suma del número del pueblo al rey; y los de Israel fueron ochocientos mil hombres valientes que sacaban espada; y los de Judá fueron quinientos mil hombres.
Y dijo el rey a Joab, general del ejército que estaba con él: Recorre ahora todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beerseba, y cuenta al pueblo, para que yo sepa el número de la gente.
Y después que David hubo contado al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente.
El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel: El que gobierna a los hombres será justo, gobernando en el temor de Dios.
Abi-albon arbatita, Azmavet barhumita;
Y Gad vino a David aquel día, y le dijo: Sube, y haz un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo.
Y se encontró Absalón con los siervos de David: e iba Absalón sobre un mulo, y el mulo se entró debajo de un espeso y grande alcornoque, y se le enredó la cabeza en el alcornoque, y quedó entre el cielo y la tierra; y el mulo en que iba siguió adelante.
Aunque mi casa no es así para con Dios; sin embargo Él ha hecho conmigo un pacto eterno, ordenado en todas las cosas y seguro; pues ésta es toda mi salvación y todo mi deseo, aunque todavía no lo haga Él florecer.
Entonces David dijo a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque grandes son sus misericordias, y no caiga yo en manos de hombres.
Y el rey mandó a Joab y a Abisai y a Itai, diciendo: Tratad benignamente por amor de mí al joven Absalón. Y todo el pueblo oyó cuando el rey dio orden acerca de Absalón a todos los capitanes.
Entonces el rey llamó a los gabaonitas, y les habló. (Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del resto de los amorreos, a los cuales los hijos de Israel habían hecho juramento; pero Saúl había procurado matarlos debido a su celo por los hijos de Israel y de Judá.)
Y dijo el rey a Siba: ¿Qué es esto? Y Siba respondió: Los asnos son para que monte la familia del rey; los panes y las pasas para que coman los criados; y el vino para que beban los que se cansen en el desierto.
Y Jehová envió pestilencia a Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres.
Mas el rey tomó a los dos hijos de Rispa hija de Aja, los cuales ella había dado a luz a Saúl, a Armoni y a Mefiboset; y a los cinco hijos de Mical hija de Saúl, los cuales ella había dado a luz a Adriel, hijo de Barzilai meholatita,
Y Amnón tenía un amigo que se llamaba Jonadab, hijo de Simea, hermano de David; y era Jonadab hombre muy astuto.
Y el rey David deseaba ver a Absalón: porque ya estaba consolado acerca de Amnón que había muerto.
Y al cabo de cuarenta años aconteció que Absalón dijo al rey: Yo te ruego me permitas que vaya a Hebrón, a pagar mi voto que he prometido a Jehová:
Y el rey dijo a Sadoc: Vuelve el arca de Dios a la ciudad; que si yo hallare gracia en los ojos de Jehová, Él me volverá, y me dejará verla y a su tabernáculo:
Y como los filisteos volvieron a hacer guerra contra Israel, descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos, y David se cansó.
Subió sobre el querubín, y voló; se apareció sobre las alas del viento.
y daré sobre él mientras él está cansado y débil de manos; lo atemorizaré, y todo el pueblo que está con él huirá, y mataré al rey solo.
el atalaya vio a otro que corría; y dio voces el atalaya al portero, diciendo: He aquí otro hombre que corre solo. Y el rey dijo: Éste también es mensajero.
Entonces levantándose David, rasgó sus vestiduras, y se echó en tierra, y todos sus criados estaban a su lado con sus vestiduras rasgadas.
Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado; y seré salvo de mis enemigos.
Después, Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón esforzado, grande en proezas, de Cabseel. Éste mató a dos moabitas, fieros como leones; y él mismo descendió, y mató a un león en medio de un foso en tiempo de la nieve.
Mas Absalón huyó, y se fue a Talmai hijo de Amiud, rey de Gesur. Y David lloraba por su hijo todos los días.
Y Jonadab le dijo: Acuéstate en tu cama, y finge que estás enfermo; y cuando tu padre viniere a visitarte, dile: Te ruego que venga mi hermana Tamar, para que me dé de comer, y prepare delante de mí alguna vianda, para que al verla yo la coma de su mano.
Y vinieron luego a la fortaleza de Tiro, y a todas las ciudades de los heveos y de los cananeos; y salieron al sur de Judá, hasta Beerseba.
Y aquel día la victoria se volvió en luto para todo el pueblo; porque aquel día el pueblo oyó decir que el rey tenía dolor por su hijo.
Y por la mañana, cuando David se hubo levantado, vino palabra de Jehová a Gad profeta, vidente de David, diciendo:
Por tanto, yo te daré gracias entre las naciones, oh Jehová, y cantaré a tu nombre.
Humo subió de su nariz, y de su boca fuego consumidor, por el cual se encendieron carbones.
Y el rey y todo el pueblo que con él estaba, llegaron fatigados, y descansaron allí.
Entró, pues, aquella mujer de Tecoa al rey, y postrándose en tierra sobre su rostro hizo reverencia, y dijo: Oh rey, salva.
Hezrai carmelita, Parai arbita;
Y vino el aviso a David, diciendo: El corazón de todo Israel va tras Absalón.
Y sucedió que cuando Husai arquita, amigo de David, llegó a donde estaba Absalón, le dijo Husai: Viva el rey, viva el rey.
Y los criados de Absalón hicieron con Amnón como Absalón había mandado. Luego se levantaron todos los hijos del rey, y subieron cada uno en su mulo, y huyeron.
Y éste le dijo: Hijo del rey, ¿por qué de día en día vas enflaqueciendo así? ¿No me lo descubrirás a mí? Y Amnón le respondió: Yo amo a Tamar la hermana de Absalón mi hermano.
Ira itrita, Gareb itrita;
Y será como la luz de la mañana cuando sale el sol, la mañana sin nubes; como el resplandor tras la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra.
Y Absalón envió por Ahitofel gilonita, consejero de David, a Gilo su ciudad, mientras ofrecía sus sacrificios. Y la conspiración vino a ser grande, pues se iba aumentando el pueblo que seguía a Absalón.
Y en vida, Absalón había tomado y levantado para sí una columna, la cual está en el valle del rey; porque había dicho: Yo no tengo hijo que conserve la memoria de mi nombre. Y llamó aquella columna de su nombre; y así se ha llamado Columna de Absalón, hasta hoy.
Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los trillos y otros pertrechos de los bueyes para leña.
Y Rispa hija de Aja tomó una tela de cilicio, y la tendió sobre una roca, desde el principio de la siega hasta que llovió sobre ellos agua del cielo; y no dejó que ninguna ave del cielo se posase sobre ellos de día, ni fieras del campo de noche.
Y Jonatán y Ahimaas estaban junto a la fuente de Rogel, porque no podían ellos mostrarse viniendo a la ciudad; fue por tanto una criada, y les dio el aviso; y ellos fueron, y lo hicieron saber al rey David.
Y tres de los treinta principales descendieron y vinieron en tiempo de la siega a David a la cueva de Adulam; y el campo de los filisteos estaba en el valle de Refaim.
Entonces Abisai hijo de Sarvia, dijo al rey: ¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor el rey? Yo te ruego que me dejes pasar, y le quitaré la cabeza.
Me rodearon los dolores del infierno, y los lazos de la muerte, delante de mí estuvieron.
Y decía Simeí, maldiciéndole: ¡Fuera, fuera, varón sanguinario, hombre de Belial!
Así se fueron de en pos de David todos los hombres de Israel, y seguían a Seba hijo de Bicri; mas los de Judá fueron adheridos a su rey, desde el Jordán hasta Jerusalén.
Así haré volver a todo el pueblo a ti; y cuando ellos hubieren vuelto (pues aquel hombre es el que tú quieres), todo el pueblo estará en paz.
Y el rey respondió: ¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? Si él así maldice, es porque Jehová le ha dicho que maldiga a David; ¿quién, pues, le dirá: Por qué lo haces así?
pero si regresas a la ciudad y dices a Absalón: Rey, yo seré tu siervo: como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora tu siervo, entonces tú frustrarás por mí el consejo de Ahitofel.
Entonces Absalón y todos los de Israel dijeron: El consejo de Husai arquita es mejor que el consejo de Ahitofel. Porque había Jehová ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se frustrara, para que Jehová hiciese venir el mal sobre Absalón.
Este dicho pareció bien a Absalón y a todos los ancianos de Israel.
Tomaron luego a Asael, y lo sepultaron en el sepulcro de su padre que estaba en Belén. Y caminaron toda aquella noche Joab y sus hombres, y les amaneció en Hebrón.
Y Jonadab, hijo de Simea hermano de David, habló y dijo: No piense mi señor que han dado muerte a todos los jóvenes hijos del rey, que sólo Amnón ha sido muerto; porque por mandato de Absalón esto había sido determinado desde el día que Amnón forzó a Tamar su hermana.
David entonces estaba en la fortaleza, y la guarnición de los filisteos estaba en Belén.
Después de éste, Eleazar, hijo de Dodo el ahohíta, uno de los tres valientes que estaban con David cuando desafiaron a los filisteos que se habían juntado allí a la batalla, y se habían retirado los hombres de Israel.
Entonces David fue, y tomó los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo, de los hombres de Jabes de Galaad, que los habían hurtado de la plaza de Bet-seán, donde los habían colgado los filisteos, cuando deshicieron los filisteos a Saúl en Gilboa.
Salió, pues, el pueblo al campo contra Israel, y se dio la batalla en el bosque de Efraín;
E Isbibenob, que era de los hijos del gigante, y cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y que estaba ceñido de una espada nueva, trató de matar a David;
Todo esto hizo Arauna, como un rey da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio.
Mas Barzilai dijo al rey: ¿Cuántos son los días del tiempo de mi vida, para que yo suba con el rey a Jerusalén?
Después de éste fue Sama, hijo de Age ararita; que habiéndose juntado los filisteos en una aldea, había allí un pequeño terreno lleno de lentejas, y el pueblo había huido delante de los filisteos.
Pero Absalón envió espías por todas las tribus de Israel, diciendo: Cuando oyereis el sonido de la trompeta, diréis: Absalón reina en Hebrón.
Y pasando el Jordán asentaron en Aroer, a la mano derecha de la ciudad que está en medio del valle de Gad y junto a Jazer.
Benaía piratonita, Hidai de los arroyos de Gaas;
Y él pasó por todas las tribus de Israel hasta Abel, y Bet-maaca y todos los de Barim; y se juntaron, y lo siguieron también.
Y he aquí toda la familia se ha levantado contra tu sierva, diciendo: Entrega al que mató a su hermano, para que le hagamos morir por la vida de su hermano a quien él mató, y quitemos también el heredero. Así apagarán el ascua que me ha quedado, no dejando a mi marido nombre ni remanente sobre la tierra.
Y Joab respondió al rey: Añada Jehová tu Dios al pueblo cien veces tanto de lo que son, y que lo vea mi señor el rey; mas ¿para qué quiere esto mi señor el rey?
Dijo luego Husai a Sadoc y a Abiatar sacerdotes: Así y así aconsejó Ahitofel a Absalón y a los ancianos de Israel: y de esta manera aconsejé yo.
Y Absalón y todo el pueblo, los varones de Israel, entraron en Jerusalén, y con él Ahitofel.
Mas el pueblo dijo: No saldrás; porque si nosotros huyéremos, no harán caso de nosotros; y aunque la mitad de nosotros muera, no harán caso de nosotros; pero tú ahora vales tanto como diez mil de nosotros. Será, pues, mejor que tú nos des ayuda desde la ciudad.
Joab también volvió de seguir a Abner, y reuniendo a todo el pueblo, faltaron de los siervos de David diecinueve hombres, y Asael.
Y David dijo a Jehová, cuando vio al ángel que hería al pueblo: Yo pequé, yo hice la maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se torne contra mí, y contra la casa de mi padre.
Después hubo otra guerra en Gat, donde hubo un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era de los hijos del gigante.
Porque tu siervo hizo voto cuando estaba en Gesur en Siria, diciendo: Si Jehová me volviere a Jerusalén, yo serviré a Jehová.
Y dijo David a Abisai y a todos sus siervos: He aquí, mi hijo que ha salido de mis entrañas, acecha a mi vida: ¿cuánto más ahora un hijo de Benjamín? Dejadle que maldiga, que Jehová se lo ha dicho.
Igal hijo de Natán de Soba, Bani gadita;
Él era el más distinguido de los tres, y llegó a ser su jefe; pero no igualó a los tres primeros.
Y Simeí hijo de Gera, hijo de Benjamín, que era de Bahurim, se dio prisa a venir con los hombres de Judá para recibir al rey David;
Se acostó, pues, Amnón, y fingió que estaba enfermo, y vino el rey a visitarle. Y dijo Amnón al rey: Yo te ruego que venga mi hermana Tamar, y haga delante de mí dos hojuelas, para que coma yo de su mano.
Entonces Amnón dijo a Tamar: Trae la comida a la alcoba, para que yo coma de tu mano. Y tomando Tamar las hojuelas que había preparado, las llevó a su hermano Amnón a la alcoba.
Y él dijo: Rey señor mío, mi siervo me ha engañado; pues tu siervo había dicho: Enalbardaré un asno, y subiré en él, e iré al rey; porque tu siervo es cojo.
Y subió David, conforme al dicho de Gad, que Jehová le había mandado.
Y de esta manera hacía con todo Israel que venía al rey para juicio; y así robaba Absalón el corazón de los hombres de Israel.
Entonces le acometeremos en cualquier lugar que pudiere hallarse, y daremos sobre él como cuando el rocío cae sobre la tierra, y ni uno dejaremos de él, y de todos los que con él están.
Tuve angustia, invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios; y Él oyó mi voz desde su templo; llegó mi clamor a sus oídos.
Y el rey David envió a Sadoc y a Abiatar sacerdotes, diciendo: Hablad a los ancianos de Judá y decidles: ¿Por qué seréis vosotros los postreros en hacer volver al rey a su casa, ya que la palabra de todo Israel ha venido al rey, a su casa?
Y mirando Arauna, vio al rey y a sus siervos que pasaban a él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó delante del rey rostro a tierra.
Tomando después a Absalón, le echaron en un gran hoyo en el bosque, y levantaron sobre él un muy grande montón de piedras; y todo Israel huyó, cada uno a su tienda.
Y sucedió que cuando vino a Jerusalén a recibir al rey, el rey le dijo: Mefiboset, ¿por qué no fuiste conmigo?
Los consumí, y los herí, y no se levantarán; han caído debajo de mis pies.
Y Abisai hermano de Joab, hijo de Sarvia, fue el principal de los tres. Y éste alzó su lanza contra trescientos y los mató, y tuvo renombre entre los tres.
y con él venían mil hombres de Benjamín; asimismo Siba criado de la casa de Saúl, con sus quince hijos y sus veinte siervos, los cuales pasaron el Jordán delante del rey.
Y luego que llegó David a su casa en Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar la casa, y las puso en una casa en guarda, y les dio de comer; pero nunca más entró a ellas, sino que quedaron encerradas hasta que murieron en viudez de por vida.
Y respondió Joab: No perderé el tiempo contigo. Y tomando tres dardos en su mano, los clavó en el corazón de Absalón, que aún estaba vivo en medio del alcornoque.
Pero los hijos de Belial serán todos ellos arrancados como espinos, los cuales nadie toma con la mano;
Y como David y los suyos iban por el camino, Simeí iba por el lado del monte delante de él, andando y maldiciendo, y arrojando piedras delante de él, y esparciendo polvo.
Y el rey le dijo: ¿Para qué hablas más palabras? Yo he determinado que tú y Siba os repartáis las tierras.
Y tu sierva tenía dos hijos y los dos riñeron en el campo; y no habiendo quien los separase, hirió el uno al otro, y lo mató.
Entonces aparecieron los cauces del mar, y los fundamentos del mundo fueron descubiertos, a la reprensión de Jehová, al resoplido del aliento de su nariz.
Entonces el rey les dijo: Yo haré lo que bien os pareciere. Y se puso el rey a la entrada de la puerta, mientras salía todo el pueblo de ciento en ciento y de mil en mil.
Puso pabellones de tinieblas alrededor de sí; oscuridad de aguas y densas nubes.
Y dijo al rey: No me impute iniquidad mi señor, ni tengas memoria de los males que tu siervo hizo el día que mi señor el rey salió de Jerusalén, para guardarlos el rey en su corazón;
Mas los siervos de David hirieron de los de Benjamín y de los de Abner, a trescientos sesenta hombres, los cuales murieron.
Después vinieron a Galaad, y a la tierra baja de Absi; y de allí vinieron a Danjaán y alrededor de Sidón.
Cuando me cercaron las ondas de la muerte, y los torrentes de iniquidad me atemorizaron,
Quizá mirará Jehová a mi aflicción, y me dará Jehová bien por sus maldiciones de hoy.
Y fue Tamar a casa de su hermano Amnón, el cual estaba acostado; y tomó harina, y amasó e hizo hojuelas delante de él, y las coció.
Entonces el rey dijo a Siba: He aquí, sea tuyo todo lo que tiene Mefiboset. Y Siba inclinándose, respondió: Rey señor mío, halle yo gracia delante de ti.
Y cruzaron el vado para pasar la familia del rey, y para hacer lo que a él le pareciera. Entonces Simeí hijo de Gera se postró delante del rey cuando él había pasado el Jordán.
Yo te ruego que dejes volver a tu siervo, y que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. He aquí tu siervo Quimam; que pase él con mi señor el rey, y haz a él lo que bien te pareciere.
Y estando ellos cerca de la piedra grande que está en Gabaón, les salió Amasa al encuentro. Y la vestidura que Joab tenía sobrepuesta le estaba ceñida, y sobre ella tenía pegado en sus lomos el cinto con una daga en su vaina, la cual se le cayó cuando él avanzó.
Luego que fue apartado del camino, pasaron todos los que seguían a Joab, para ir tras Seba hijo de Bicri.
Y después que hubieron recorrido toda la tierra, volvieron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte días.
Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la era, para edificar altar a Jehová, para que cese la mortandad del pueblo.
Porque, ¿adónde iría yo con mi deshonra? Y aun tú serías estimado como uno de los perversos en Israel. Te ruego, pues, ahora que hables al rey, que no me negará a ti.
Y todo el pueblo contendía por todas las tribus de Israel, diciendo: El rey nos ha librado de mano de nuestros enemigos, y él nos ha salvado de mano de los filisteos; pero ahora ha huido de la tierra por causa de Absalón.
Dijo ella entonces: Te ruego, oh rey, que te acuerdes de Jehová tu Dios, que no dejes a los cercanos de la sangre aumentar el daño con destruir a mi hijo. Y él respondió: Vive Jehová, que no caerá ni un cabello de la cabeza de tu hijo en tierra.
Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te oiga de parte del rey.
Entonces los tres valientes irrumpieron por el campo de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén, que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó a Jehová, diciendo:
Y Joab respondió al hombre que le daba la nueva: Y viéndolo tú, ¿por qué no le heriste luego allí echándole a tierra? Yo te hubiera dado diez siclos de plata, y un talabarte.
y los entregó en manos de los gabaonitas, y ellos los ahorcaron en el monte delante de Jehová: y murieron juntos aquellos siete, lo cuales fueron muertos en el tiempo de la siega, en los primeros días, en el principio de la siega de las cebadas.
Y añadió Husai: Tú sabes que tu padre y los suyos son hombres valientes, y que están con amargura de ánimo, como la osa en el campo cuando le han quitado sus cachorros. Además, tu padre es hombre de guerra, y no pasará la noche con el pueblo.
Ella entonces le respondió: No, hermano mío, no me fuerces; porque no se debe hacer esto en Israel. No hagas tal vileza.
Inclinó también los cielos, y descendió; y había oscuridad debajo de sus pies.
Y entrando Joab en casa al rey, le dijo: Hoy has avergonzado el rostro de todos tus siervos, que hoy han librado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y la vida de tus esposas, y la vida de tus concubinas,
Por tanto, ahora no ponga mi señor el rey en su corazón esa voz que dice: Todos los hijos del rey han sido muertos; porque sólo Amnón ha sido muerto.
Entonces Joab dijo a Amasa: ¿Tienes paz, hermano mío? Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, para besarlo.
Pero la palabra del rey pudo más que Joab, y que los capitanes del ejército. Salió, pues, Joab, con los capitanes del ejército, de delante del rey, para contar el pueblo de Israel.
dénsenos siete varones de sus hijos, para que los ahorquemos delante de Jehová en Gabaa de Saúl, el escogido de Jehová. Y el rey dijo: Yo los daré.
Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia!
y arrojando piedras contra David, y contra todos los siervos del rey David; y todo el pueblo, y todos los hombres valientes estaban a su derecha y a su izquierda.
Entonces la mujer dijo: ¿Por qué, pues, has pensado tú cosa semejante contra el pueblo de Dios? porque al hablar el rey esta palabra se hace culpable él mismo, ya que el rey no hace volver a su fugitivo.
y entra al rey, y habla con él de esta manera. Y puso Joab las palabras en su boca.
Y sucedió después de esto que hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf, que era de los hijos del gigante.
Y sepultaron los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán en tierra de Benjamín, en Sela, en el sepulcro de Cis su padre; e hicieron todo lo que el rey había mandado. Y Dios fue benévolo con la tierra después de esto.
Asimismo diréis a Amasa: ¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Así me haga Dios, y así me añada, si no has de ser general del ejército delante de mí para siempre, en lugar de Joab.
Y dijo Absalón: Llama también ahora a Husai arquita, para que asimismo oigamos lo que él dirá.
Pues tú me ceñiste de fuerzas para la batalla, y subyugaste debajo de mí a los que contra mí se levantaron.
Y aun el hombre valiente, cuyo corazón es como corazón de león, sin duda desmayará; porque todo Israel sabe que tu padre es hombre valiente, y que los que están con él son hombres valientes.
Y David tuvo deseo, y dijo: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén, que está junto a la puerta!
Y perdonó el rey a Mefiboset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, por el juramento de Jehová que había entre ellos, entre David y Jonatán hijo de Saúl.
Mas el rey, cubierto el rostro, clamaba en alta voz: ¡Hijo mío Absalón, Absalón, hijo mío, hijo mío!
Y Absalón, a quien habíamos ungido sobre nosotros, ha muerto en la batalla. ¿Por qué, pues, estáis callados con respecto a hacer volver al rey?
La tierra se estremeció y tembló; los fundamentos del cielo fueron conmovidos, se estremecieron, porque se indignó Él.
Y el hombre dijo a Joab: Aunque yo recibiera en mis manos mil siclos de plata, no extendería mi mano contra el hijo del rey; porque nosotros oímos cuando el rey te mandó a ti y a Abisai y a Itai, diciendo: Mirad que ninguno toque al joven Absalón.
Ve, y di a David: Así dice Jehová: Tres cosas te propongo; tú escogerás una de ellas, para que yo te la haga.
Por tanto enviad inmediatamente, y dad aviso a David, diciendo: No quedes esta noche en los campos del desierto, sino pasa luego el Jordán, para que no sea destruido el rey, y todo el pueblo que con él está.
pero Abisai hijo de Sarvia le socorrió, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel.
Y vinieron y lo sitiaron en Abel de Bet-maaca, y pusieron baluarte contra la ciudad; y se apoyaba en el muro, y todo el pueblo que estaba con Joab golpeaba la muralla, para derribarla.
Así inclinó el corazón de todos los varones de Judá, como el de un solo hombre, para que enviasen a decir al rey: Vuelve tú, y todos tus siervos.
Y aconteció que cuando él acabó de hablar, he aquí los hijos del rey que vinieron, y alzando su voz lloraron. Y también el mismo rey y todos sus siervos lloraron con muy grandes lamentos.
El rey entonces pasó a Gilgal, y con él pasó Quimam; y todo el pueblo de Judá, con la mitad del pueblo de Israel, pasaron al rey.
Y los siervos del rey dijeron al rey: He aquí, tus siervos están listos para hacer todo lo que nuestro señor el rey requiera.
Y dijo Jonadab al rey: He allí los hijos del rey que vienen; es así como tu siervo ha dicho.
Entonces se levantó el rey, y se sentó a la puerta; y fue declarado a todo el pueblo, diciendo: He aquí el rey está sentado a la puerta. Y vino todo el pueblo delante del rey; mas Israel había huido, cada uno a su tienda.
Aconsejo, pues, que todo Israel se junte a ti, desde Dan hasta Beerseba, en multitud como la arena que está a la orilla del mar, y que tú en persona vayas a la batalla.
Éste, levantándose, hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó y se le quedó pegada a la espada. Aquel día Jehová dio gran victoria; y se volvió el pueblo en pos de él solamente a tomar el despojo.
Y dijo el rey: ¿Dónde está el hijo de tu señor? Y Siba respondió al rey: He aquí él se ha quedado en Jerusalén, porque ha dicho: Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre.
Entonces el rey dijo a la mujer: Vete a tu casa, y yo daré orden acerca de ti.
Entonces salieron en pos de él los hombres de Joab, y los cereteos y peleteos, y todos los valientes; y salieron de Jerusalén para ir tras Seba hijo de Bicri.
Entonces Husai dijo a Absalón: El consejo que ha dado esta vez Ahitofel no es bueno.
Y el rey dijo: ¿Qué tienes? Y ella respondió: Yo a la verdad soy una mujer viuda y mi marido ha muerto.
Y cuando ella se las puso delante para que comiese, él asió de ella, diciéndole: Ven, hermana mía, acuéstate conmigo.
Extendió su mano de lo alto, y me arrebató, y me sacó de copiosas aguas.
Y acontecía que, cuando alguno se acercaba para inclinarse a él, él extendía su mano, y lo tomaba, y lo besaba.
Jehová te ha dado el pago de toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del cual tú has reinado; pero Jehová ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalón; y he aquí, has sido tomado en tu maldad, porque eres hombre sanguinario.
Yo soy de las pacíficas y fieles de Israel; y tú procuras destruir una ciudad que es madre en Israel: ¿Por qué destruyes la heredad de Jehová?
Por otra parte, habría yo hecho traición contra mi vida (pues que al rey nada se le esconde), y tú mismo estarías en contra.
Y David envió a Tamar a su casa, diciendo: Ve ahora a casa de Amnón tu hermano, y hazle de comer.
Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos, y huyamos, porque no podremos escapar delante de Absalón; daos prisa a partir, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad a filo de espada.
Jehová me recompensó conforme a mi justicia; y conforme a la limpieza de mis manos, me dio la paga.
Y como Amasa no se cuidó de la daga que Joab tenía en la mano, éste le hirió con ella en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai fueron en persecución de Seba hijo de Bicri.
Y si se refugiare en alguna ciudad, todos los de Israel traerán sogas a aquella ciudad, y la arrastraremos hasta el arroyo, hasta que no se halle piedra en ella.
Y dijo David a Abisai: Seba hijo de Bicri nos hará ahora más mal que Absalón; toma tú a los siervos de tu señor, y ve tras él, no sea que halle para sí ciudades fortificadas y se nos escape.
Vosotros sois mis hermanos; mis huesos y mi carne sois. ¿Por qué, pues, seréis vosotros los postreros en hacer volver al rey?
Y los gabaonitas le respondieron: No tenemos nosotros querella sobre plata ni sobre oro con Saúl y con su casa; ni queremos que muera hombre de Israel. Y él les dijo: Haré por vosotros lo que digáis.
Tomó luego la sartén, y las sacó delante de él; mas él no quiso comer. Y dijo Amnón: Echad fuera de aquí a todos. Y todos salieron de allí.
Y fueron con Absalón doscientos hombres de Jerusalén por él convidados, los cuales iban inocentemente, sin saber nada.
Y el rey dijo: Al que hablare contra ti, tráelo a mí, que no te tocará más.
Y Joab respondió, diciendo: Nunca tal, nunca tal me acontezca, que yo destruya ni deshaga.
Y yo soy débil hoy, aunque ungido rey; y estos hombres, los hijos de Sarvia, son muy duros para mí; Jehová dé el pago al que mal hace, conforme a su maldad.
Y viéndolo uno, avisó a Joab, diciendo: He aquí que he visto a Absalón colgado de un alcornoque.
Y el rey dijo: Ve en paz. Y él se levantó, y se fue a Hebrón.
Dijo, pues, David a los gabaonitas: ¿Qué haré por vosotros, y con qué haré compensación, para que bendigáis a la heredad de Jehová?
Y fue dicho a David lo que hacía Rispa hija de Aja, concubina de Saúl.
Y cuando Husai vino a Absalón, le habló Absalón, diciendo: Así ha dicho Ahitofel; ¿seguiremos su consejo, o no? Di tú.
Me libró de fuertes enemigos, de aquellos que me aborrecían, los cuales eran más fuertes que yo.
Tú me has librado de las contiendas de mi pueblo: Tú me has guardado para que sea cabeza de naciones: Pueblo que yo no conocía me servirá.
Después dijo el rey a Amasa: Júntame los varones de Judá para dentro de tres días, y hállate tú aquí presente.
He aquí él estará ahora escondido en alguna cueva, o en algún otro lugar; y si al principio cayeren algunos de los tuyos, cualquiera que lo oyere dirá: El pueblo que sigue a Absalón ha sido derrotado.
amando a los que te aborrecen, y aborreciendo a los que te aman: porque hoy has declarado que nada te importan tus príncipes y siervos; pues hoy echo de ver que si Absalón viviera, bien que nosotros todos estuviéramos hoy muertos, entonces estarías contento.
Volvió, pues, el rey, y vino hasta el Jordán. Y Judá vino a Gilgal, a recibir al rey y pasarlo el Jordán.
Y ellos respondieron al rey: De aquel hombre que nos destruyó, y que maquinó contra nosotros, para extirparnos sin dejar nada de nosotros en todo el término de Israel;
Y entró el pueblo aquel día en la ciudad escondidamente, como suele entrar a escondidas el pueblo avergonzado que ha huido de la batalla.
Éste desafió a Israel, y lo mató Jonatán, hijo de Sima hermano de David.
Y he aquí que están con ellos sus dos hijos, Ahimaas el de Sadoc, y Jonatán el de Abiatar; por mano de ellos me enviaréis aviso de todo lo que oyereis.
Por el resplandor de su presencia se encendieron carbones ardientes.
sino que el que quiere tocarlos, se arma de hierro y de asta de lanza, y son del todo quemados en su lugar.
Entonces Joab tocó la trompeta, y el pueblo se volvió de seguir a Israel, porque Joab detuvo al pueblo.
Entonces una mujer sabia dio voces en la ciudad, diciendo: Oíd, oíd; os ruego que digáis a Joab que venga acá, para que yo hable con él.
Y sepultaron a Abner en Hebrón; y alzando el rey su voz, lloró junto al sepulcro de Abner; y lloró también todo el pueblo.
Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto.
De los treinta fue el más distinguido; pero no igualó a los tres primeros. Y David lo puso como jefe de su guardia personal.
Levántate pues, ahora, y sal, y habla bondadosamente a tus siervos; porque juro por Jehová, que si no sales, no quedará ni uno contigo esta noche; y esto te será peor que todos los males que te han sobrevenido desde tu juventud hasta ahora.
Pero él se paró en medio de aquel terreno, y lo defendió, e hirió a los filisteos; y Jehová dio una gran victoria.
Entonces ella volvió a hablar, diciendo: Antiguamente solían hablar, diciendo: Quien preguntare, pregunte en Abel; y así concluían todo asunto.
Y el rey dijo: Pues pase conmigo Quimam, y yo haré con él como bien te parezca; y todo lo que me pidas, yo lo haré por ti.
Y allí cayó el pueblo de Israel delante de los siervos de David, y se hizo una gran matanza de veinte mil hombres.
E hizo llevar de allí los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo; y recogieron también los huesos de los ahorcados.
Y he aquí todos los varones de Israel vinieron al rey, y le dijeron: ¿Por qué los hombres de Judá, nuestros hermanos, te han llevado, y han hecho pasar el Jordán al rey y a su familia, y a todos los varones de David con él?
Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y tuvo nombre entre los tres valientes.
Así se vino Husai amigo de David a la ciudad; y Absalón entró en Jerusalén.
Y la mujer de Tecoa dijo al rey: Rey señor mío, la maldad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sean sin culpa.
Y diez jóvenes escuderos de Joab, rodearon e hirieron a Absalón y lo remataron.
Y Amasa yacía revolcado en su sangre en mitad del camino; y viendo aquel hombre que todo el pueblo se detenía, apartó a Amasa del camino al campo, y echó sobre él una vestidura, porque veía que todos los que venían se detenían junto a él.
Y la batalla se extendió por todo el país; y fueron más los que consumió el bosque aquel día, que los que consumió la espada.
Y endechando el rey al mismo Abner, decía: ¿Había de morir Abner como muere un villano?
Él es la torre de salvación para su rey, y hace misericordia a su ungido, a David, y a su simiente, para siempre.
Y cuando él se acercó a ella, dijo la mujer: ¿Eres tú Joab? Y él respondió: Yo soy. Y ella le dijo: Oye las palabras de tu sierva. Y él respondió: Oigo.
Y mató a un egipcio, hombre de grande estatura; y tenía el egipcio una lanza en su mano; mas descendió a él con un palo, y arrebató la lanza de la mano del egipcio, y lo mató con su propia lanza.
Perseguí a mis enemigos, y los quebranté; y no me volví hasta que los acabé.
Tus manos no estaban atadas, ni tus pies ligados con grillos: Caíste como los que caen delante de malos hombres, así caíste. Y todo el pueblo volvió a llorar sobre él.
Y uno de los hombres de Joab se paró junto a él, y dijo: Cualquiera que ame a Joab y a David vaya en pos de Joab.
Yo los desmenucé como polvo de la tierra; los hollé como a lodo de las calles, y los disipé.
Entonces respondieron los varones de Israel, y dijeron a los de Judá: Nosotros tenemos en el rey diez partes, y en el mismo David más que vosotros; ¿por qué, pues, nos habéis tenido en poco? ¿No hablamos nosotros primero en volver a nuestro rey? Y el razonamiento de los varones de Judá fue más fuerte que el de los varones de Israel.
Fue, pues, Amasa a convocar a los hombres de Judá; pero se detuvo más del tiempo que le había sido señalado.
Y todos los varones de Judá respondieron a todos los de Israel: Porque el rey es nuestro pariente. Mas ¿por qué os enojáis vosotros de eso? ¿Acaso hemos comido algo a costa del rey? ¿Hemos recibido de él algún don?
Y el rey dijo a sus siervos: ¿No sabéis que un príncipe y grande ha caído hoy en Israel?
Y todo el pueblo supo esto, y le agradó; porque todo lo que el rey hacía parecía bien a todo el pueblo.
Es Dios quien por mí hace venganza, y quien sujeta los pueblos debajo de mí,
Y todo el pueblo y todo Israel entendió aquel día, que no provenía del rey el matar a Abner hijo de Ner.
y que me saca de entre mis enemigos: Tú me levantaste en alto sobre los que se levantaron contra mí; me libraste del varón de iniquidades.