Most Popular Bible Verses in 2 Samuel

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1

Y llevó también David consigo los varones que con él habían estado, cada uno con su familia; los cuales moraron en las ciudades de Hebrón.

2

Ahora pues, dirás así a mi siervo David: Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Yo te tomé de la majada, de detrás de las ovejas, para que fueras príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel;

3

Y David le dijo: ¿Qué ha acontecido? Te ruego que me lo digas. Y él respondió: El pueblo huyó de la batalla, y también muchos del pueblo cayeron y están muertos; también Saúl y Jonatán su hijo murieron.

4

Entonces el rey y los suyos fueron a Jerusalén al jebuseo que habitaba en la tierra; el cual habló a David, diciendo: Tú no entrarás acá, si no echares a los ciegos y los cojos; pensando: No entrará acá David.

5

Y le preguntó David: ¿De dónde vienes? Y él respondió: Me he escapado del campamento de Israel.

6

Y cuando tus días fueren cumplidos, y durmieres con tus padres, yo afirmaré tu simiente después de ti, la cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino.

7

Y aconteció a la vuelta de un año, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y a sus siervos con él, y a todo Israel; y destruyeron a los amonitas, y pusieron cerco a Rabá; mas David se quedó en Jerusalén.

8

Y el joven que le daba las nuevas respondió: Casualmente vine al monte de Gilboa, y hallé a Saúl que estaba recostado sobre su lanza, y venían tras él carros y gente de a caballo.

9

el cuarto, Adonías hijo de Haguit; el quinto, Sefatías hijo de Abital;

10

Y cuando él miró atrás, me vio y me llamó; y yo dije: Heme aquí.

11

Y dijo David a aquel joven que le daba las nuevas: ¿Cómo sabes que Saúl está muerto, y Jonatán su hijo?

12

Y lloraron y lamentaron, y ayunaron hasta la tarde, por Saúl y por Jonatán su hijo, y por el pueblo del SEÑOR, y por la casa de Israel; porque habían caído a espada.

13

Yo entonces me puse sobre él, y lo maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída; y tomé la diadema que tenía en su cabeza, y el brazalete que traía en su brazo, y se los he traído acá a mi señor.

14

Entonces oyendo Toi, rey de Hamat, que David había derrotado todo el ejército de Hadad-ezer,

15

El rey entonces salió, con toda su casa a pie; y dejó el rey diez mujeres concubinas para que guardaran la casa.

16

Entonces David tirando de sus vestidos, los rompió; y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él.

17

Y él me dijo: ¿Quién eres tú? Y yo le respondí: Soy amalecita.

18

Y el furor del SEÑOR se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios.

19

(Dijo también que enseñaran el arco a los hijos de Judá. He aquí así está escrito en el libro de la rectitud):

20

Y él me volvió a decir: Yo te ruego que te pongas sobre mí, y me mates, porque me toman angustias, y aún toda mi alma está en mí.

21

Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues que tu boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido del SEÑOR.

23

Mas él no la quiso oír; antes pudiendo más que ella la forzó, y se echó con ella.

24

Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido del SEÑOR?

25

Entonces llamó David a uno de los jóvenes, y le dijo: Ve, y mátalo. Y él lo hirió, y murió.

26

Y David dijo a aquel joven que le había traído las nuevas: ¿De dónde eres tú? Y él respondió: Yo soy hijo de un extranjero, amalecita.

27

Pero fueron vistos por un joven, el cual lo dijo a Absalón; sin embargo los dos se dieron prisa a caminar, y llegaron a casa de un hombre en Bahurim, que tenía un pozo en su patio, dentro del cual ellos descendieron.

28

Y Absalón dijo a Husai: ¿Esta es tu misericordia para con tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu amigo?

29

¡La gloria de Israel, muertos sobre tus collados! ¡Cómo han caído los valientes!

30

Montes de Gilboa, ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas; porque allí fue desechado el escudo de los valientes, el escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite.

31

Sin sangre de los muertos, sin grosura de los valientes, la saeta de Jonatán nunca retrocedía, ni la espada de Saúl se tornó vacía.

32

No lo denunciéis en Gat, no deis las nuevas en las plazas de Ascalón; para que no se alegren las hijas de los filisteos, para que no salten de gozo las hijas de los incircuncisos.

33

Saúl y Jonatán, amados y deseados en su vida, en su muerte tampoco fueron apartados. Más ligeros que águilas, más fuertes que leones.

34

Pero David tomó la fortaleza de Sion, la cual es la ciudad de David.

35

Hijas de Israel, llorad por Saúl, que os vestía de escarlata en sus placeres, que adornaba vuestras ropas con ornamentos de oro.

36

¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla! ¡Jonatán, muerto en tus alturas!

37

Y que yo he venido ahora para decir esto al rey mi señor, es porque el pueblo me ha puesto miedo. Mas tu sierva dijo en si: Hablaré ahora al rey; por ventura hará el rey la palabra de su sierva.

38

Mas por cuanto con este negocio hiciste blasfemar a los enemigos del SEÑOR, el hijo que te ha nacido morirá ciertamente.

39

y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he talado todos tus enemigos, y te he hecho nombre grande, como el nombre de los grandes que están en la tierra.

40

Tú pues le labrarás las tierras, tú con tus hijos, y tus siervos, y encerrarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para mantenerse; y Mefi-boset el hijo de tu señor comerá pan perpetuamente a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos.

41

Entonces Ahimaas hijo de Sadoc dijo: Yo correré ahora, y daré las nuevas al rey de cómo el SEÑOR ha defendido su causa de la mano de sus enemigos.

43

Asael hermano de Joab fue de los treinta; Elhanán hijo de Dodo de Belén;

44

Los hijos, pues, de Rimón el beerotita, Recab y Baana, fueron y entraron en el mayor calor del día en casa de Is-boset, el cual estaba durmiendo en su cámara la siesta.

45

Porque delante de mí tengo todas sus ordenanzas; y atento a sus fueros, no me retiraré de ellos.

46

Y vinieron los varones de Judá, y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá. Y dieron aviso a David, diciendo: Los de Jabes de Galaad fueron los que sepultaron a Saúl.

47

envió Toi a Joram su hijo al rey David, a saludarle pacíficamente y a bendecirle, porque había peleado con Hadad-ezer y lo había vencido; porque Toi era enemigo de Hadad-ezer. Y Joram llevaba en su mano vasos de plata, y vasos de oro, y de bronce;

48

Y se entristeció David por haber herido el SEÑOR a Uza; y fue llamado aquel lugar Pérez-uza (rotura de Uza), hasta hoy.

49

Porque yo tu siervo conozco haber pecado, y he venido hoy el primero de toda la casa de José, para descender a recibir a mi señor el rey.

50

Y dijo: Si los Sirios me fueren superiores, tú me ayudarás; y si los hijos de Amón pudieren más que tú, yo te daré ayuda.

51

Y dijo David aquel día: ¿Quién llegará hasta los canales, y herirá al jebuseo, y a los cojos y ciegos, a los cuales el alma de David aborrece? Por esto se dijo: Ciego ni cojo no entrará en casa.

52

Además yo pondré lugar a mi pueblo Israel, y yo lo plantaré, para que habite en su lugar, y nunca más sea removido, ni los hijos de la iniquidad le aflijan más, como antes,

53

el sexto, Itream, de Egla mujer de David. Estos le nacieron a David en Hebrón.

54

Y David lo convidó, y le hizo comer y beber delante de sí, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa.

55

Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán, muy dulce fuiste para conmigo; maravilloso fue tu amor hacia mí, que sobrepasó el amor de las mujeres.

56

Y Natán se volvió a su casa. Y el SEÑOR hirió al niño que la mujer de Urías había dado a luz a David, y enfermó gravemente.

57

Salió, pues, el rey con todo el pueblo a pie, y se pararon en un lugar distante.

58

Y Husai respondió a Absalón: No; antes al que eligiere el SEÑOR y este pueblo y todos los varones de Israel, de aquel seré yo, y con aquel me quedaré.

59

Y edificó allí David un altar al SEÑOR, y sacrificó holocaustos y pacíficos; y el SEÑOR se aplacó con la tierra, y cesó la plaga de Israel.

60

desde el día que puse jueces sobre mi pueblo Israel. Y yo te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo el SEÑOR te hace saber, que él te quiere hacer casa a ti.

61

Estos cuatro le habían nacido al gigante en Gat, los cuales cayeron por la mano de David, y por la mano de sus siervos.

62

Y temiendo David al SEÑOR aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca del SEÑOR?

63

Y levantándose los ancianos de su casa fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan.

64

Y envió David mensajeros a los de Jabes de Galaad, diciéndoles: Benditos seáis vosotros del SEÑOR, que habéis hecho esta misericordia con vuestro señor Saúl en haberle dado sepultura.

65

La cosa no es así; mas un hombre del monte de Efraín, que se llama Seba hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey David; entregad a ese solamente, y me iré de la ciudad. Y la mujer dijo a Joab: He aquí su cabeza te será echada desde el muro.

66

Y Joab hijo de Sarvia era general de su ejército; y Josafat hijo de Ahilud, escritor de crónicas;

67

Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefi-boset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.

68

La aborreció luego Amnón de tan grande aborrecimiento, que el odio con que la aborreció después fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: Levántate y vete.

70

Pues el rey oirá, para librar a su sierva de mano del hombre que me quiere raer a mí, y a mi hijo juntamente, de la heredad de Dios.

71

Y tenía Mefi-boset un hijo pequeño, que se llamaba Micaía. Y toda la familia de la casa de Siba eran siervos de Mefi-boset.

72

Y tomando la mujer de la casa una manta, la extendió sobre la boca del pozo, y tendió sobre ella del trigo majado, para que el negocio no fuera entendido.

73

de los sirios, de los moabitas, de los amonitas, de los filisteos, de los amalecitas, y del despojo de Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba.

74

Y ella le respondió: No hay razón; mayor mal es éste de echarme, que el que me has hecho. Mas él no la quiso oír;

75

Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y haga el SEÑOR lo que bien le pareciere.

76

los cuales el rey David dedicó al SEÑOR, con el oro y la plata que tenía dedicado de todos los gentiles que había sometido;

77

Y al séptimo día murió el niño; pero sus siervos no osaban hacerle saber que el niño había muerto, diciendo entre sí: Cuando el niño aun vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿pues cuánto más mal le hará, si le dijéremos que el niño ha muerto?

78

Ahora pues, el SEÑOR haga con vosotros misericordia y verdad; y yo también os haré bien por esto que habéis hecho.

79

(Y tenía ella sobre sí una ropa de colores, traje que las hijas vírgenes de los reyes vestían.) Y su criado la echó pues fuera, y cerró la puerta tras ella.

80

Estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón,

81

Y David iba creciendo y aumentándose, y el SEÑOR Dios de los ejércitos estaba con él.

82

Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías delante de la fuerza de la batalla, y desamparadle, para que sea herido y muera.

83

Y ganó David fama cuando, volviendo de la derrota de los Sirios, hirió dieciocho mil hombres en el valle de la sal.

84

Y fui perfecto para con él, y me guardé de mi iniquidad.

85

Y aconteció, que cuando Joab cercó la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.

86

Entonces entraron ellos en medio de la casa en hábito de mercaderes de grano, y le hirieron en la quinta costilla, y se escaparon Recab y Baana su hermano.

87

Y respondió Joab: Hoy no llevarás las nuevas; las llevarás otro día; no darás hoy la nueva, porque el hijo del rey ha muerto.

88

Los cuales como entraron en la casa, estando él en su cama en su cámara de dormir, le hirieron y mataron, y le cortaron la cabeza. Y tomando la cabeza caminaron toda la noche por el camino de la campiña.

89

Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías.

90

Y luego que el rey David oyó todo esto, estuvo muy enojado.

91

No quiso, pues, David traer a sí el arca del SEÑOR a la ciudad de David; mas la llevó David a casa de Obed-edom el geteo.

92

Asimismo puso David guarnición en Edom, por toda Edom puso guarnición; y todos los idumeos fueron siervos de David. Y el SEÑOR salvó a David por dondequiera que fue.

93

Por lo cual ahora no se apartará la espada de tu casa perpetuamente; por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías el heteo para que fuera tu mujer.

94

Mas David viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto.

95

Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon con Joab, y cayeron algunos del pueblo de los siervos de David; y murió también Urías el heteo.

96

¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió él en Tebes? ¿Por qué os habéis acercado tanto al muro? Entonces tú le dirás: También tu siervo Urías el heteo ha muerto.

98

Llegando luego los criados de Absalón a la casa a la mujer, le dijeron: ¿Dónde están Ahimaas y Jonatán? Y la mujer les respondió: Ya han pasado el vado de las aguas. Y como ellos los buscaron y no los hallaron volvieron a Jerusalén.

100

Y David moró en la fortaleza y le puso por nombre la Ciudad de David; y edificó alrededor, desde Milo hacia adentro.

101

Y sacó el pueblo que estaba en ella, y lo puso debajo de sierras, y de trillos de hierro, y de hachas de hierro; y los hizo pasar por hornos de ladrillos; y lo mismo hizo a todas las ciudades de los hijos de Amón. Se volvió luego David con todo el pueblo a Jerusalén.

102

Y consoló David a Betsabé su mujer, y se llegó a ella, durmió con ella; y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón (pacífico), al cual amó el SEÑOR;

103

El atalaya dio luego voces, y lo hizo saber al rey. Y el rey dijo: Si es solo, buenas nuevas trae. En tanto que él venía acercándose,

104

Y como había guerra entre la casa de Saúl y la de David, aconteció que Abner hijo de Ner se esforzaba por la casa de Saúl.

105

Mas Abner hijo de Ner, general del ejército de Saúl, tomó a Is-boset hijo de Saúl, y lo hizo pasar a Mahanaim.

106

Así David y toda la casa de Israel llevaban el arca del SEÑOR con gritos y sonido de shofar.

107

Y cuando los que llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, sacrificaban un buey y un carnero grueso.

108

Y oyendo los filisteos que habían ungido a David por rey sobre Israel, todos los filisteos subieron a buscar a David; lo cual cuando David lo oyó, vino a la fortaleza.

109

si el rey comenzare a enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis a la ciudad peleando? ¿No sabíais lo que suelen arrojar del muro?

110

Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y él muerto, te levantaste y comiste pan.

111

Entonces envió Joab, e hizo saber a David todos los negocios de la guerra.

112

Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabares de contar al rey todos los negocios de la guerra,

113

Entonces Tamar tomó ceniza, y la esparció sobre su cabeza, y rasgó su ropa de colores de que estaba vestida, y puestas sus manos sobre su cabeza, se fue gritando.

114

y Benaía hijo de Joiada, estaba a cargo de los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran sacerdotes.

115

Y tomó David más concubinas y mujeres de Jerusalén después que vino de Hebrón, y le nacieron más hijos e hijas.

116

Y estuvo el arca del SEÑOR en casa de Obed-edom el geteo tres meses; y bendijo el SEÑOR a Obed-edom y a toda su casa.

117

De cuarenta años era Is-boset hijo de Saúl, cuando comenzó a reinar sobre Israel; y reinó dos años. Sólo la casa de Judá seguía a David.

118

E Hiram rey de Tiro envió también embajadores a David, y madera de cedro, carpinteros, y canteros para los muros, los cuales edificaron la casa de David.

119

Y oyendo la mujer de Urías que su marido Urías había muerto, hizo luto por su marido.

120

Después de esto aconteció, que David hirió a los filisteos, y los humilló; y tomó David a Meteg-ama de mano de los filisteos.

121

Y todos sus siervos pasaban a su lado, y todos los cereteos y peleteos; y todos los geteos, seiscientos hombres que habían venido a pie con él desde Gat, iban delante del rey.

122

Así dijo el SEÑOR: He aquí yo despertaré sobre ti mal de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista de este sol.

123

Sama de Harodi, Elica de Harodi;

124

Y fue dado aviso al rey David, diciendo: El SEÑOR ha bendecido la casa de Obed-edom, y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y trajo el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David con regocijo.

125

Y Joab peleaba contra Rabá de los hijos de Amón, y tomó la ciudad real.

126

Y fue el mensajero, y llegando, contó a David todas las cosas a que Joab le había enviado.

127

David entonces dijo: ¿Qué tenéis vosotros conmigo, hijos de Sarvia, que me habéis de ser hoy adversarios? ¿Ha de morir hoy alguno en Israel? ¿No conozco yo que hoy soy rey sobre Israel?

128

Y Saúl había tenido una concubina que se llamaba Rizpa, hija de Aja. Y dijo Is-boset a Abner: ¿Por qué te has llegado a la concubina de mi padre?

129

Esfuércense pues ahora vuestras manos, y sed valientes; pues que muerto Saúl vuestro señor, los de la casa de Judá me han ungido por rey sobre ellos.

130

Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro; y tu trono será firme eternalmente.

131

Así haga Dios a Abner y así le añada, si como ha jurado el SEÑOR a David no hiciere yo así con él,

132

Entonces Is-boset envió, y la quitó a su marido Paltiel, hijo de Lais.

133

Y repartió a todo el pueblo, y a toda la multitud de Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, y un pedazo de carne, y un frasco de vino. Y se fue todo el pueblo, cada uno a su casa.

134

Y Abner hijo de Ner salió de Mahanaim a Gabaón con los siervos de Is-boset hijo de Saúl.

135

antes llamando a su criado que le servía le dijo: Echame ésta allá fuera, y tras ella cierra la puerta.

136

Y respondió Itai al rey, diciendo: Vive Dios, y vive mi señor el rey, que, o para muerte o para vida, donde mi señor el rey estuviere, allí estará también tu siervo.

137

Y lo proclamó rey sobre Galaad, sobre Gesuri, sobre Jezreel, sobre Efraín, sobre Benjamín, y sobre todo Israel.

138

Y cuando David hubo acabado de ofrecer los holocaustos y pacíficos, bendijo al pueblo en el nombre del SEÑOR de los ejércitos.

139

Y Ahitofel dijo a Absalón: Entra a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se esforzarán las manos de todos los que están contigo.

140

Y Joab dijo a Cusi: Ve tú, y di al rey lo que has visto. Y Cusi hizo reverencia a Joab, y corrió.

141

Y habló Abner con los ancianos de Israel, diciendo: Ayer y anteayer procurabais que David fuera rey sobre vosotros;

143

Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá misericordia de mí, de manera que viva el niño?

144

Y pasado el luto, envió David y la recogió en su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Mas esto que David había hecho, fue desagradable a los ojos del SEÑOR.

145

Entonces David se levantó de tierra, y se lavó y se ungió, y mudó sus ropas, y entró a la Casa del SEÑOR, y adoró. Y después vino a su casa, y demandó, y le pusieron pan, y comió.

146

¿Y a quién había yo de servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti.

147

Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel, y delante del sol.

149

ahora, pues, hacedlo; porque el SEÑOR ha hablado a David, diciendo: Por la mano de mi siervo David libraré a mi pueblo Israel de mano de los filisteos, y de mano de todos sus enemigos.

150

Y tomó la corona de su rey de su cabeza, la cual pesaba un talento de oro, y tenía piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Y trajo muy grande despojo de la ciudad.

151

Entonces los hijos de Amón, viendo que los Sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai, y se entraron en la ciudad. Y volvió Joab de los hijos de Amón, y se vino a Jerusalén.

152

mas el pobre no tenía más que una sola cordera, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado, y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija.

153

Y luego que llegó Joab y todo el ejército que con él estaba, fue dado aviso a Joab, diciendo: Abner hijo de Ner ha venido al rey, y él le ha despedido, y se fue en paz.

154

Y el consejo que daba Ahitofel en aquellos días, era como si consultaran la palabra de Dios. Tal era el consejo de Ahitofel, así con David como con Absalón.

155

Entonces el rey respondió, y dijo a la mujer: Yo te ruego que no me encubras nada de lo que yo te preguntare. Y la mujer dijo: Hable mi señor el rey.

156

pero mi misericordia no se apartará de él, como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti.

157

Y trajeron la cabeza de Is-boset a David en Hebrón, y dijeron al rey: He aquí la cabeza de Is-boset hijo de Saúl tu enemigo, que procuraba matarte; y el SEÑOR ha vengado hoy a mi señor el rey, de Saúl y de su simiente.

158

Y todos los de la tierra lloraron en alta voz; y pasó todo el pueblo el arroyo de Cedrón; y después pasó el rey, y todo el pueblo pasó, al camino que va al desierto.

159

Y se acercó Joab, y el pueblo que estaba con él, para pelear con los Sirios; mas ellos huyeron delante de él.

160

Junta pues ahora el pueblo que queda, y asienta campamento contra la ciudad, y tómala; para que tomando yo la ciudad, no se llame de mi nombre.

161

Y se enojó Abner en gran manera por las palabras de Is-boset, y dijo: ¿Soy yo cabeza de perros respecto de Judá? Yo he hecho hoy misericordia con la casa de Saúl tu padre, con sus hermanos, y con sus amigos, y no te he entregado en las manos de David; ¿y tú me culpas hoy de iniquidad con estamujer?

162

Y Absalón constituyó a Amasa, sobre el ejército en lugar de Joab, el cual Amasa fue hijo de un varón de Israel llamado Itra, el cual se había unido a Abigail hija de Nahas, hermana de Sarvia, madre de Joab.

163

Y entró el rey David, y se sentó delante del SEÑOR, y dijo: Señor DIOS, ¿Quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me traigas hasta aquí?

164

Y Abisai hijo de Sarvia respondió y dijo: ¿No ha de morir por esto Simei, que maldijo al ungido del SEÑOR?

165

Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.

166

Y cada uno echó mano de la cabeza de su compañero, y le metió su espada por el costado de su compañero, y cayeron a una; y fue llamado aquel lugar, Helcat-hazurim (la heredad de los fuertes), el cual está en Gabaón.

167

Y le dijo su hermano Absalón: ¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Pues calla ahora, hermana mía; tu hermano es; no pongas tu corazón en este negocio. Y se quedó Tamar desconsolada en casa de Absalón su hermano.

168

Después de esto aconteció que David consultó al SEÑOR, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Y el SEÑOR le respondió: Sube. Y David volvió a decir: ¿A dónde subiré? Y él le dijo: A Hebrón.

169

Y entendió David que el SEÑOR le había confirmado por rey sobre Israel, y que había ensalzado su reino por amor de su pueblo Israel.

170

Ibhar, Elisúa, Nefeg,

171

La mujer fue luego a todo el pueblo con su sabiduría; y ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicri, y la echaron a Joab. Y él tocó el shofar, y se esparcieron todos de la ciudad, cada uno a su estancia. Y Joab volvió al rey a Jerusalén.

172

Entonces David se levantó, y todo el pueblo que estaba con él, y pasaron el Jordán antes que amaneciera; ni siquiera faltó uno que no pasara el Jordán.

173

Y fue el número de los días que David reinó en Hebrón sobre la casa de Judá, siete años y seis meses.

174

Y dijo el rey a Itai, el geteo: ¿Para qué vienes tú también con nosotros? Vuélvete y quédate con el rey; porque tú eres extranjero, y desterrado también de tu lugar.

175

Y moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía perpetuamente a la mesa del rey; y era cojo de ambos pies.

176

Y vino David a Baal-perazim, y allí los venció David, y dijo: Rompió el SEÑOR mis enemigos delante de mí, como quien rompe aguas. Y por esto llamó el nombre de aquel lugar Baal-perazim. \'

177

Y David llegó a Mahanaim, y Absalón pasó el Jordán con todos los varones de Israel.

178

Entonces pusieron una tienda a Absalón sobre el terrado, y entró Absalón a las concubinas de su padre, en ojos de todo Israel.

179

y Sadoc hijo de Ahitob, y Ahimelec hijo de Abiatar, eran sacerdotes; y Seraías era escriba;

180

Y Joab hijo de Sarvia, y los criados de David, salieron y los encontraron junto al estanque de Gabaón; y cuando se juntaron, se pararon los unos a un lado del estanque, y los otros al otro lado.

181

Y cuando el arca del SEÑOR llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl estaba mirando desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y bailaba con toda su fuerza delante del SEÑOR; y le menospreció en su corazón.

182

Y aconteció pasados dos años, que Absalón tenía esquiladores en Bala-hazor, que está junto a Efraín; y convidó Absalón a todos los hijos del rey.

183

Y cuando David llegó a Mahanaim, Sobi hijo de Nahas de Rabá de los hijos de Amón, y Maquir hijo de Amiel de Lodebar, y Barzilai galaadita de Rogelim,

184

Y envió Hadad-ezer, y sacó los Sirios que estaban al otro lado del río, los cuales vinieron a Helam, llevando por capitán a Sobac general del ejército de Hadad-ezer.

185

Entonces dijo Absalón a Ahitofel: Dadnos consejo sobre qué haremos.

186

Y acaeció que levantándose David de su cama a la hora de la tarde, se paseaba por el terrado de la casa real, cuando vio desde el terrado una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.

187

¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Tú pues conoces a tu siervo, Señor DIOS.

188

Y he aquí, también iba Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban el arca del pacto de Dios; y asentaron el arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar después que hubo acabado de salir de la ciudad todo el pueblo.

189

Y juntando David todo el pueblo fue contra Rabá, y la combatió, y la tomó.

190

Y vino uno de camino al hombre rico; y él no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar al caminante que había venido, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la aderezó para el varón que había venido.

191

Y él respondió: Sea lo que fuere, yo correré. Entonces Joab le dijo: Corre. Corrió, pues, Ahimaas por el camino de la llanura, y pasó delante de Cusi.

192

Entonces envió Joab mensajeros a David, diciendo: Yo he peleado contra Rabá, y he tomado la ciudad de las aguas.

193

Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive el SEÑOR, que el que tal hizo es digno de muerte;

194

Y dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por causa de Jonatán?

195

Mas viendo los Sirios que habían caído delante de Israel, se volvieron a juntar.

196

También Mefi-boset hijo de Saúl descendió a recibir al rey; no había lavado sus pies, ni había cortado su barba, ni tampoco había lavado sus vestidos, desde el día que el rey salió hasta el día que vino en paz.

197

Y dijo el rey a Simei: No morirás. Y el rey se lo juró.

198

Se levantó luego Joab, y fue a Gesur, y volvió a Absalón a Jerusalén.

199

Jafía, Elisama, Eliada, y Elifelet.

200

Y dejaron allí sus ídolos, los cuales quemó David y los suyos.

201

Y él no pudo responder palabra a Abner, porque le temía.

202

Entonces se levantaron, y en número de doce, pasaron de Benjamín de la parte de Is-boset hijo de Saúl; y doce de los siervos de David.

203

Tu sierva pues dice: Que sea ahora la respuesta de mi señor el rey para descanso; pues que mi señor el rey es como un ángel de Dios para discernir el bien y el mal, y el SEÑOR tu Dios sea contigo.

204

Y los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías el heteo.

205

Entonces consultó David al SEÑOR, diciendo: ¿Iré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos? Y el SEÑOR respondió a David: Ve, porque ciertamente entregaré a los filisteos en tus manos.

206

Y consultando David al SEÑOR, él le respondió: No subas; sino rodéalos, y vendrás a ellos por delante de los morales;

207

Y aun ayer y anteayer, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, tú sacabas y volvías a Israel. Además el SEÑOR te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás sobre Israel príncipe.

208

Y David respondió a Recab y a su hermano Baana, hijos de Rimón Beerotita, y les dijo: Vive el SEÑOR que ha rescatado mi alma de toda angustia,

209

trasladando el reino de la casa de Saúl, y confirmando el trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Beerseba.

210

Y aun te ha parecido poco esto, Señor DIOS, sino que hablas también de la casa de tu siervo en lo por venir, y que sea ésta la condición de un hombre, Señor DIOS.

211

¿Y quién como tu pueblo, como Israel, en la tierra? Un gentil por amor del cual Dios fuera a redimírselo por pueblo, y le pusiera nombre, e hiciera con vosotros, grandes y espantosas obras en tu tierra, por causa de tu pueblo el que tú rescataste de Egipto, de los gentiles y de sus dioses.

212

Y hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; mas David se iba fortificando, y la casa de Saúl iba en disminución.

213

Entonces el rey dijo a Joab: He aquí yo hice esto; por tanto ve, y haz volver al joven Absalón.

214

Y dijo Abner a Joab: Levántense ahora los jóvenes, y maniobren delante de nosotros. Y Joab respondió: Levántense.

215

Y aconteció aquella noche, que vino palabra del SEÑOR a Natán, diciendo:

216

Mas los Sirios huyeron delante de Israel; e hirió David de los Sirios setecientos carros, y cuarenta mil hombres de a caballo; hirió también a Sobac general del ejército, y murió allí.

217

Y los filisteos volvieron a venir, y se extendieron en el valle de Refaim.

218

Y envió Abner mensajeros a David de su parte, diciendo: ¿De quién es la tierra? Y que le dijeran: Haz pacto conmigo, y he aquí que mi mano será contigo para volver a ti todo Israel.

219

En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses; y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá.

220

Y David lo hizo así, como el SEÑOR se lo había mandado; e hirió a los filisteos desde Gabaa hasta llegar a Gaza.

221

Y Joab se postró en tierra sobre su rostro, y adoró, y bendijo al rey, y dijo: Hoy ha entendido tu siervo que he hallado gracia en tus ojos, rey señor mío; pues que ha hecho el rey la palabra de su siervo.

222

yo te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además de esto te di la casa de Israel y de Judá. Y si esto es poco, yo te añadiré tales y tales cosas.

223

Después de esto envió David mensajeros a Is-boset hijo de Saúl, diciendo: Restitúyeme a mi mujer Mical, la cual yo desposé conmigo por cien prepucios de filisteos.

224

Y fue dado aviso a David, y juntó a todo Israel, y pasando el Jordán vino a Helam; y los Sirios se pusieron en orden contra David, y pelearon con él.

225

Y hubo aquel día una batalla muy recia, donde Abner y los varones de Israel fueron vencidos por los siervos de David.

226

Después de esto aconteció, que murió el rey de los hijos de Amón; y reinó en lugar suyo Hanún su hijo.

227

Todas estas grandezas has obrado por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo.

228

Y vino Absalón al rey, y le dijo: He aquí, tu siervo tiene ahora esquiladores; yo ruego que venga el rey y sus siervos con tu siervo.

229

Y estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, Abisai, y Asael. Este Asael era tan ligero de pies como un corzo del monte.

230

Mirad, yo me detendré en los campos del desierto, hasta que venga respuesta de vosotros que me dé aviso.

231

Y vinieron los filisteos, y se extendieron por el valle de Refaim (de los gigantes).

232

El cual Asael siguió a Abner, yendo tras de él sin apartarse a diestra ni a siniestra.

233

Era David de treinta años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años.

234

Por tanto tú te has engrandecido, SEÑOR Dios; por cuanto no hay otro como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.

235

Y asentó campamento Israel con Absalón en tierra de Galaad.

236

¿Cuánto más a los malos hombres que mataron a un hombre justo en su casa, y sobre su cama? Ahora pues, ¿no he de demandar su sangre de vuestras manos, y quitaros de la tierra?

237

que cuando uno me dio nuevas, diciendo: He aquí Saúl ha muerto imaginándose que traía buenas nuevas, yo lo prendí, y le maté en Siclag en pago de la nueva.

238

Y David dijo: Bien; yo haré pacto contigo; mas una cosa te pido, y es que no me vengas a ver sin que primero traigas a Mical la hija de Saúl, cuando vinieres a verme.

239

El rico tenía numerosas ovejas y vacas;

240

Con el misericordioso eres misericordioso, y con el valeroso y perfecto eres recto;

241

Entonces Sadoc y Abiatar volvieron el arca de Dios a Jerusalén; y se estuvieron allá.

242

¿Por qué pues tuviste en poco la palabra del SEÑOR, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías el heteo heriste a espada, y tomaste por tu mujer a su mujer, y a él mataste con la espada de los hijos de Amón.

243

Porque tú has confirmado a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh SEÑOR, fuiste a ellos por Dios.

244

Y el atalaya volvió a decir: Me parece el correr del primero como el correr de Ahimaas hijo de Sadoc. Y respondió el rey: Ese es hombre de bien, y viene con buena nueva.

245

Y si dijere: No me agradas; aquí estoy, haga de mí lo que bien le pareciere.

246

Vino, pues, Abner a David en Hebrón, y con él veinte hombres; y David hizo banquete a Abner y a los que con él habían venido.

247

trajeron a David y al pueblo que estaba con él, camas, tazas, vasijas de barro, trigo, cebada, harina, y trigo tostado, habas, lentejas, y garbanzos tostados,

248

Metieron, pues, el arca del SEÑOR, y la pusieron en su lugar en medio de una tienda que David le había tendido; y sacrificó David holocaustos y pacíficos delante del SEÑOR.

249

Luego que oyó el hijo de Saúl que Abner había muerto en Hebrón, las manos se le descoyuntaron, y fue atemorizado todo Israel.

250

Y cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió la mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes daban sacudidas.

251

Y se levantó David, y fue con todo el pueblo que tenía consigo, de Baala de Judá, para hacer pasar de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre del SEÑOR de los ejércitos, que mora en ella entre los querubines.

252

y cuando oyeres un estruendo que irá por las copas de los morales, entonces te moverás; porque el SEÑOR saldrá delante de ti a herir el campamento de los filisteos.

253

Y envió el SEÑOR a Natán ante David, el cual viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre.

254

Y el rey dijo: ¿El joven Absalón tiene paz? Y Ahimaas respondió: Yo vi un grande alboroto cuando Joab envió al siervo del rey y a mí tu siervo; mas no sé qué era.

255

Y aconteció que, estando ya el rey asentado en su casa, después que el SEÑOR le había dado reposo de todos sus enemigos de alrededor,

256

Y le nacieron a Absalón tres hijos, y una hija que se llamó Tamar, la cual era hermosa de ver.

257

Mas Absalón no habló con Amnón ni malo ni bueno, bien que Absalón aborrecía a Amnón, porque había forzado a Tamar su hermana.

259

dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo moro en casas de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.

261

Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, desnudándose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se desnudara un hombre vacío!

262

Entonces dijo a sus siervos: Bien sabéis las tierras de Joab junto a mi lugar, donde tiene sus cebadas; id, y prenderles fuego; y los siervos de Absalón prendieron fuego a las tierras.

263

Y después que ellos partieron, aquellos salieron del pozo, y se fueron, y dieron aviso al rey David; y le dijeron: Levantaos y daos prisa a pasar las aguas, porque Ahitofel ha dado tal consejo contra vosotros.

264

¿Ayer viniste, y he de hacer hoy que mudes lugar para ir con nosotros? Yo voy como voy; tú vuélvete, y haz volver a tus hermanos; en ti hay misericordia y verdad.

265

miel, manteca, ovejas, y quesos de vacas, para que comieran; porque dijeron entre si: Aquel pueblo está hambriento, y cansado, y tendrá sed en el desierto.

266

Vino, pues, Joab al rey, y se lo hizo saber. Entonces llamó a Absalón, el cual vino al rey, e inclinó su rostro a tierra delante del rey; y el rey besó a Absalón.

267

Y Abner volvió a decir a Asael: Apartate de en pos de mí, porque te heriré derribándote en tierra, y después ¿cómo levantaré mi rostro a tu hermano Joab?

268

Entonces Abner le dijo: Apartate a la derecha o a la izquierda, y agárrate alguno de los jóvenes, y toma para ti sus despojos. Pero Asael no quiso apartarse de en pos de él.

270

Y Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte.

271

Entonces David mandó a los jóvenes, y ellos los mataron, y les cortaron las manos y los pies, y los colgaron sobre el estanque, en Hebrón. Luego tomaron la cabeza de Is-boset, y la enterraron en el sepulcro de Abner en Hebrón.

272

El rey entonces dijo a Cusi: ¿El joven Absalón tiene paz? Y Cusi respondió: Como aquel joven sean los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levantan contra ti para mal.

273

Y había Absalón dado orden a sus criados, diciendo: Ahora bien, mirad cuando el corazón de Amnón estará alegre del vino, y cuando yo os dijere: Herid a Amnón, entonces matadle, y no temáis; que yo os lo he mandado. Esforzaos pues, y sed valientes.

274

Viendo, pues, todos los reyes siervos de Hadad-ezer que habían caído delante de Israel, hicieron paz con Israel, y les sirvieron; y de allí en adelante temieron los Sirios socorrer a los hijos de Amón.

275

También Barzilai el galaadita descendió de Rogelim, y pasó el Jordán con el rey, para acompañarle al otro lado del Jordán.

276

Y cuando se afeitaba la cabeza (lo cual lo afeitaba al fin de cada año, pues le causaba molestia, y por eso se lo afeitaba), pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos según el peso del rey.

277

Mas el rey dijo: Váyase a su casa, y no vea mi rostro. Y Absalón volvió a su casa, y no vio el rostro del rey.

278

Y nacieron hijos a David en Hebrón; su primogénito fue Amnón, de Ahinoam la jezreelita;

279

Hirió también a los de Moab, y los midió con cordel, haciéndolos echar por tierra; y los midió en dos cordeles, el uno para muerte, y otro cordel entero para vida; y fueron los moabitas siervos llevando presente.

280

Y su marido salió con ella, siguiéndola y llorando hasta Bahurim. Y le dijo Abner: Anda, vuélvete. Entonces él se volvió.

281

Mas Joab y Abisai siguieron a Abner; y se les puso el sol cuando llegaron al collado de Amma, que está delante de Gía, junto al camino del desierto de Gabaón.

282

Ve y di a mi siervo David: Así dijo el SEÑOR: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more?

283

Entonces Ahimaas dijo en alta voz al rey: Paz. Y se inclinó a tierra delante del rey, y dijo: Bendito sea el SEÑOR Dios tuyo, que ha entregado a aquellos hombres que habían levantado sus manos contra mi señor el rey.

284

Y Joab respondió: Vive Dios que si no hubieras hablado, ya desde esta mañana el pueblo hubiera dejado de seguir a sus hermanos.

285

Ahora pues, SEÑOR Dios, la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, despiértala eternalmente, y haz conforme a lo que has dicho.

286

Y estuvo Absalón por espacio de dos años en Jerusalén, y no vio el rostro del rey.

287

Y David subió allá, y con él sus dos mujeres, Ahinoam la jezreelita y Abigail, la que fue mujer de Nabal del Carmelo.

288

Entonces David respondió a Mical: Delante del SEÑOR, que me eligió por encima de tu padre y de toda su casa, mandándome que fuera príncipe sobre el pueblo del SEÑOR, sobre Israel, danzaré delante del SEÑOR.

289

Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías el heteo. Y Joab envió Urías a David.

290

Y no queriendo él irse, lo hirió Abner con el regatón de la lanza por la quinta costilla, y le salió la lanza por las espaldas, y cayó allí, y murió en aquel mismo sitio. Y todos los que venían por aquel lugar donde Asael había caído y estaba muerto, se detenían.

291

Dijo aún el rey a Sadoc sacerdote: ¿No eres tú el vidente? Vuélvete en paz a la ciudad; y con vosotros vuestros dos hijos, tu hijo Ahimaas, y Jonatán hijo de Abiatar.

292

y que él pagará la cordera con cuatro tantos, porque hizo tal cosa, y no tuvo pesar.

293

Y dijo David: Yo haré misericordia con Hanún hijo de Nahas, como su padre la hizo conmigo. Y envió David sus siervos a consolarlo por su padre. Pero cuando llegaron los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón,

294

Y pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en Gabaa; y Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo.

295

Y como Absalón lo importunara, dejó ir con él a Amnón y a todos los hijos del rey.

296

Y le dijo David: Si pasares conmigo, me serás de carga;

297

Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo pacto con ellos en Hebrón delante del SEÑOR; y ungieron a David por rey sobre Israel.

298

Y mandó Absalón por Joab, para enviarlo al rey; mas no quiso venir a él; ni aunque envió por segunda vez, quiso él venir.

299

Entonces dijo Absalón: Si no, te ruego que venga con nosotros Amnón mi hermano. Y el rey le respondió: ¿Para qué ha de ir contigo?

300

su segundo Quileab, de Abigail la que era mujer de Nabal, el del Carmelo; el tercero, Absalón, hijo de Maaca, hija de Talmai rey de Gesur;

301

Y Absalón respondió a Joab: He aquí, yo he enviado por ti, diciendo que vinieras acá, a fin de enviarte yo al rey a que le dijeras: ¿Para qué vine de Gesur? Mejor me fuera estar aún allá. Vea yo ahora la cara del rey; y si hay en mí iniquidad, máteme.

302

Y envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías el heteo.

303

Dios es el que con virtud me corrobora, y el que despeja mi camino;

304

Y respondió el rey a Absalón: No, hijo mío, no vamos todos, para que no te seamos gravosos. Y aunque porfió con él, no quiso ir, mas lo bendijo.

305

Asimismo hirió David a Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba, yendo él a extender su término hasta el río Eufrates.

306

Y dijo Abner a David: Yo me levantaré e iré, y juntaré a mi señor el rey a todo Israel, para que hagan pacto contigo, y tú reines como deseas. David despidió luego a Abner, y él se fue en paz.

307

Y tomó David de ellos mil setecientos de a caballo, y veinte mil hombres de a pie; y desjarretó David los caballos de todos los carros, excepto cien carros de ellos que reservó.

308

Y Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo lisiado de los pies de edad de cinco años, que cuando la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán vino de Jezreel, le tomó su ama y huyó; y como iba huyendo de prisa, cayó el niño y quedó cojo. Su nombre era Mefi-boset.

309

Y luego vino Cusi, y dijo: Reciba nueva mi señor el rey, que hoy el SEÑOR ha defendido tu causa de la mano de todos los que se habían levantado contra ti.

310

Y se juntaron los hijos de Benjamín en un escuadrón con Abner, y e hicieron alto en la cumbre del collado.

312

Absalón huyó luego. Entre tanto, alzando sus ojos el joven que estaba de atalaya, miró, y he aquí mucho pueblo que venía a sus espaldas por el camino hacia el monte.

313

Entonces Ahimaas hijo de Sadoc volvió a decir a Joab: Sea lo que fuere, yo correré ahora tras Cusi. Y Joab dijo: Hijo mío, ¿para qué has tú de correr, pues que no hallarás premio por las nuevas?

314

¿No estarán allí contigo Sadoc y Abiatar sacerdotes? Por tanto, todo lo que oyeres en la casa del rey, darás aviso de ello a Sadoc y a Abiatar sacerdotes.

315

Ahora pues, quiere, y bendice a la casa de tu siervo, para que perpetuamente permanezca delante de ti; pues que tú, el SEÑOR Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.

316

Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado palabra en alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado que apaciente mi pueblo de Israel, para decir: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedros?

317

Y Abner dio voces a Joab, diciendo: ¿Consumirá la espada perpetuamente? ¿No sabes tú que al final habrá amargura? ¿Hasta cuándo no has de decir al pueblo que se vuelvan de seguir a sus hermanos?

318

Y Urías respondió a David: El arca, e Israel y Judá, están debajo de tiendas; y mi señor Joab, y los siervos de mi señor sobre la faz del campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.

320

Y me pagó el SEÑOR conforme a mi justicia, y conforme a mi limpieza delante de sus ojos.

321

Y cuando lo llevaban de la casa de Abinadab que estaba en Gabaa, con el arca de Dios, Ahío iba delante del arca.

322

Y la mujer dijo: Te ruego que hable tu criada una palabra a mi señor el rey. Y él dijo: Habla.

323

Entregó luego lo que quedó del pueblo en mano de Abisai su hermano, y lo puso en orden para encontrar a los amonitas.

324

Y tenía el hijo de Saúl dos varones, los cuales eran capitanes de compañía, el nombre de uno era Baana, y el del otro Recab, hijos de Rimón beerotita, de los hijos de Benjamín (porque Beerot era contada con Benjamín;

325

Y Abner miró atrás, y dijo: ¿No eres tú Asael? Y él respondió: Sí.

326

Eliaba de Saalbón, Jonatán de los hijos de Jasén;

327

Heles de Palti, Ira, hijo de Iques, de Tecoa;

328

Y dijo el mensajero a David: Prevalecieron contra nosotros los varones, que salieron a nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta.

329

Y he aquí los siervos de David y Joab, que venían del campo, y traían consigo gran presa. Mas Abner ya no estaba con David en Hebrón, pues ya lo había él despedido, y él se había ido en paz.

330

Y habló también Abner a los de Benjamín; y fue también Abner a Hebrón a decirle a David todo el parecer de los de Israel y de toda la casa de Benjamín.

331

Entonces dijo David a Joab, y a todo el pueblo que con él estaba: Romped vuestros vestidos, y ceñíos de cilicio, y haced duelo delante de Abner. Y el rey iba detrás del féretro.

332

Y como todo el pueblo viniera a dar de comer pan a David siendo aún de día, David juró, diciendo: Así me haga Dios y así me añada, si antes que se ponga el sol gustare yo pan, o cualquier otra cosa.

334

Y viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, enviaron los hijos de Amón y tomaron a sueldo a los Sirios de la casa de Rehob, y a los Sirios de Soba, veinte mil hombres de a pie; y del rey de Maaca mil hombres, y de Is-tob doce mil hombres.

335

Ciertamente no he habitado en casas desde el día que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo.

336

Se levantó por tanto Joab, y vino a Absalón a su casa, y le dijo: ¿Por qué han puesto fuego tus siervos a mis tierras?

337

Porque tú, SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón para orar delante de ti esta oración.

338

Y Abner y los suyos caminaron por la campiña toda aquella noche, y pasando el Jordán cruzaron por todo Bet-horón, y llegaron a Mahanaim.

339

Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Yo estoy embarazada.

340

Entonces Joab tocó el shofar, y todo el pueblo se detuvo, y no siguió más a los de Israel, ni peleó más.

341

¿Sabes tú que Abner hijo de Ner ha venido para engañarte, y a saber tu salida y tu entrada, y para saber todo lo que tú haces?

342

Y Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, enalbardó su asno, y se levantó, y se fue a su casa en su ciudad; y ordenó su casa, y se ahorcó y murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.

343

Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, que el SEÑOR está contigo.

344

E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?

345

Porque así será engrandecido tu nombre para siempre, para que se diga: El SEÑOR de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David sea firme delante de ti.

346

Y David dijo al mensajero: Dirás así a Joab: No tengas pesar de esto, que de igual y semejante manera suele consumir la espada; esfuerza la batalla contra la ciudad, hasta que la derribes. Y tú aliéntale.

347

Y el rey dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aun ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies.

348

Y al llegar Mefi-boset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, se postró sobre su rostro, y adoró. Y dijo David: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu siervo.

349

Y vinieron los sirios de Damasco a dar ayuda a Hadad-ezer rey de Soba; y David hirió de los Sirios veintidós mil hombres.

350

Y aún me haré más vil que esta vez, y seré bajo a mis propios ojos; y delante de las criadas que dijiste, delante de ellas seré honrado.

351

Puso luego David guarnición en Siria, la de Damasco, y fueron los Sirios siervos de David llevando presente. Y el SEÑOR salvó a David por dondequiera que fue.

353

Y después que Absalón huyó y se fue a Gesur, estuvo allá tres años.

354

Asimismo de Beta y de Beerot, ciudades de Hadad-ezer, tomó el rey David gran cantidad de bronce.

355

Tú me diste asimismo el escudo de tu salud, y tu mansedumbre me ha multiplicado.

356

Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.

357

Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual cuando lo llamaron que viniera a David, el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo.

358

Y estando aún ellos en el camino, llegó a David el rumor que decía: Absalón ha dado muerte a todos los hijos del rey, que ninguno de ellos ha quedado.

359

Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de casa del rey, le fue enviada comida real.

360

Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te haré volver todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás pan a mi mesa perpetuamente.

361

Y tomó David los escudos de oro que traían los siervos de Hadad-ezer, y los llevó a Jerusalén.

362

Entonces el rey le dijo: ¿Y ese dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar.

363

e Ira, el jaireo, fue sacerdote de David.

364

estos beerotitas habían huido a Gitaim, y habían sido peregrinos allí hasta entonces.)

365

los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún su señor: ¿Te parece que por honrar David a tu padre te ha enviado consoladores? ¿No ha enviado David sus siervos a ti para reconocer e inspeccionar la ciudad, para destruirla?

366

Y cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y asimismo de la guerra.

367

Así quedó Joab sobre todo el ejército de Israel; y Benaía hijo de Joiada sobre los cereteos y peleteos;

368

Elifelet hijo de Ahasbai hijo de Maaca; Eliam hijo de Ahitofel de Gelón;

369

Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como soy yo?

370

Entonces Hanún tomó los siervos de David, y les rapó la mitad de la barba, y les cortó los vestidos por la mitad hasta las nalgas, y los despachó.

371

Lo cual cuando se le hizo saber a David, envió a encontrarles, porque ellos estaban en extremo avergonzados; y el rey mandó a decirles: Estaos en Jericó hasta que os vuelva a nacer la barba, y entonces regresaréis.

372

y que trocara la forma de las palabras, Joab tu siervo lo ha hecho; mas mi señor es sabio, conforme a la sabiduría de un ángel de Dios, para saber lo que se hace en la tierra.

373

Y el rey dijo a Barzilai: Pasa conmigo, y yo te daré de comer conmigo en Jerusalén.

374

Y envió el rey David, y lo tomó de casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar.

375

Y salió Joab de la presencia de David, y envió mensajeros tras Abner, los cuales le hicieron volver desde el pozo de Sira, sin saberlo David.

376

Y era Barzilai muy viejo, de ochenta años, el cual había dado provisión al rey cuando estaba en Mahanaim, porque era hombre muy rico.

377

Entonces Joab vino al rey, y le dijo: ¿Qué has hecho? He aquí vino Abner a ti; ¿por qué pues dejaste que se fuera?

378

Caiga sobre la cabeza de Joab, y sobre toda la casa de su padre; que nunca falte de la casa de Joab quien padezca flujo, ni leproso, ni quien ande con báculo, ni quien muera a espada, ni quien tenga falta de pan.

379

Miraron, y no hubo quien los librara; aun al SEÑOR, mas no les respondió.

380

Entonces David dijo a Itai: Ven pues, y pasa. Y pasó Itai, el geteo, y todos sus varones, y todos sus pequeños.

381

el que hace mis pies como de ciervas, y el que me asienta en mis alturas;

382

Lo cual cuando lo oyó David, envió a Joab con todo el ejército de los valientes.

383

Viendo, pues, Joab que había escuadrones delante y detrás de él, entresacó de todos los escogidos de Israel, y se puso en orden contra los Sirios.

384

Joab, pues, y Abisai su hermano mataron a Abner, porque él había dado muerte a Asael, hermano de ellos en la batalla de Gabaón.

385

Yo soy hoy día de edad de ochenta años, que ya no haré diferencia entre lo bueno y lo malo. ¿Tomará gusto ahora tu siervo en lo que comiere o bebiere? ¿Oiré más la voz de los cantores y de las cantoras? ¿Para qué, pues, sería aún tu siervo molesto a mi señor el rey?

386

Cuando David supo después esto, dijo: Limpio estoy yo y mi reino, ante el SEÑOR, para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner.

387

Y Mefi-boset dijo al rey: Y aun tómelas él todas, pues que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa.

388

Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa.

389

Y saliendo los hijos de Amón, ordenaron sus escuadrones a la entrada de la puerta; mas los Sirios de Soba, y de Rehob, y de Is-tob, y de Maaca, estaban aparte en el campo.

390

Viva el SEÑOR, y sea bendita mi peña; sea ensalzado el Dios, que es la roca de mi salvación.

391

Pero él ha calumniado a tu siervo delante de mi señor el rey; mas mi señor el rey es como un ángel de Dios; haz pues lo que bien te pareciere.

392

Selec de Amón, Naharai de Beerot, escudero de Joab hijo de Sarvia;

393

Y todo el pueblo pasó el Jordán; y luego que el rey hubo también pasado, el rey besó a Barzilai, y lo bendijo; y él se volvió a su casa.

394

el que enseña mis manos para la pelea, y da que con mis brazos quiebre el arco de bronce.

395

Y en los días de David hubo hambre por tres años consecutivos. Y David consultó al SEÑOR, y el SEÑOR le dijo: Es por Saúl, y por aquella casa de sangre; porque mató a los gabaonitas.

396

Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú pusiste a tu siervo entre los convidados de tu mesa. ¿Qué justicia pues tengo aún para quejarme más contra el rey?

397

Y volvió el furor del SEÑOR a encenderse contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijera: Ve, cuenta a Israel y a Judá.

398

Tú me diste la cerviz de mis enemigos, de mis aborrecedores, y que yo los talara.

399

Pasará tu siervo un poco el Jordán con el rey; ¿por qué me ha de dar el rey tan grande recompensa?

400

Abiezer de Anatot, Mebunai de Husa;

401

Y cuando David pasó un poco de la cumbre del monte, he aquí Siba, el criado de Mefi-boset, que lo salía a recibir con un par de asnos enalbardados, y sobre ellos doscientos panes, y cien hilos de pasas, y cien panes de higos secos, y un cuero de vino.

402

Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí, para que no titubearan mis rodillas.

403

Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él cometiere iniquidad, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres;

405

Y el rey dijo: ¿No ha sido la mano de Joab contigo en todas estas cosas? Y la mujer respondió y dijo: Por la vida de tu alma, rey señor mío, que no hay que apartarse a derecha ni a izquierda de todo lo que mi señor el rey ha hablado; porque tu siervo Joab, él me mandó, y él puso en boca de tu sierva todas estas palabras;

406

y al tercer día aconteció, que vino uno del campamento de Saúl, rotos sus vestidos, y tierra sobre su cabeza; y llegando a David, se postró en tierra, y adoró.

408

Y David dijo a Urías: Estáte aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.

409

Y aconteció después de la muerte de Saúl, cuando regresó David de la matanza de los amalecitas, que estuvo dos días en Siclag;

410

Aconteció después de esto, que Absalón se hizo de carros y gente de a caballo, y cincuenta que corrieran delante de él.

411

Y David estaba sentado entre las dos puertas; y el atalaya había ido al terrado de sobre la puerta en el muro, y alzando sus ojos, miró, y vio a uno que corría solo.

412

Entonces Ahitofel dijo a Absalón: Yo escogeré ahora doce mil hombres, y me levantaré, y seguiré a David esta noche;

413

Y habló David al SEÑOR las palabras de este cántico, el día que el SEÑOR le había librado de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl.

414

Y conociendo Joab hijo de Sarvia, que el corazón del rey estaba por Absalón,

415

Salmón de Hahoh, Maharai de Netofat;

416

Estas son las postreras palabras de David. Dijo David hijo de Jessé, dijo aquel varón que fue levantado alto, el ungido del Dios de Jacob, el dulce cantor de Israel:

417

Y vinieron todas las tribus de Israel a David en Hebrón, y hablaron, diciendo: He aquí nosotros somos tus huesos y tu carne.

418

David, pues, reconoció el pueblo que tenía consigo, y puso sobre ellos capitanes de millares y de centenas.

419

y Adoram sobre los tributos; y Josafat hijo de Ahilud, el escritor de las crónicas;

420

Porque yo guardé los caminos del SEÑOR; y no me aparté impíamente de mi Dios.

422

Heleb hijo de Baana de Netofat, Itai hijo de Ribai de Gabaa de los hijos de Benjamín;

424

Aconteció después de esto, que teniendo Absalón hijo de David una hermana hermosa que se llamaba Tamar, se enamoró de ella Amnón hijo de David.

425

Y acaeció estar allí un varón de Belial que se llamaba Seba, hijo de Bicri, varón de Jemini, el cual tocó el shofar diciendo: No tenemos nosotros parte en David, ni heredad en el hijo de Jessé. Israel, ¡cada uno a sus estancias!

426

Y David volvió a juntar todos los escogidos de Israel, treinta mil.

428

Estos son los nombres de los valientes que tuvo David: El que se sentaba en cátedra de sabiduría, principal de los tres: Adino el eznita, que en una ocasión se halló haber matado ochocientos enemigos.

430

Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel varón. Así dijo el SEÑOR, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl;

431

Y David subió la cuesta de las olivas; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta, y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, y lloraban mientras subían.

432

Otra guerra hubo en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, hirió a Goliat, el geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar.

433

con el limpio eres limpio, mas con el perverso eres adversario.

434

Sama de Arar, Ahíam hijo de Sarar de Arar.

435

Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré al SEÑOR mi Dios holocaustos que no me cuestan nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.

436

Y dieron aviso a David, diciendo: Ahitofel también está con los que conspiraron con Absalón. Entonces dijo David: Enloquece ahora, oh SEÑOR, el consejo de Ahitofel.

437

Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, el SEÑOR se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía el pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Entonces el ángel del SEÑOR estaba junto a la era de Arauna, el jebuseo.

438

Dios es mi Fuerte, en él confiaré; mi escudo, y el cuerno de mi salud; mi defensa, y mi refugio; mi salvador, que me librarás de violencia.

439

Porque de cierto morimos, y somos como aguas derramadas por tierra, que no pueden volver a recogerse; ni Dios hace acepción de personas, mas busca la manera para no echar de si al desechado.

440

Y estaba Amnón angustiado hasta enfermar, por Tamar su hermana; porque por ser ella virgen, parecía a Amnón que sería cosa dificultosa hacerle algo.

441

Porque ¿qué Dios hay sino el SEÑOR? ¿O quién es fuerte sino nuestro Dios?

442

Vino, pues, Gad a David, y le denunció, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿O que huyas tres meses delante de tus enemigos, y que ellos te persigan? ¿O que tres días haya pestilencia en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué responderé al que me envió.

443

Y cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, he aquí Husai, el arquita, que le salió al encuentro, trayendo rota su ropa, y tierra sobre su cabeza.

444

envió Joab a Tecoa, y tomó de allá una mujer astuta, y le dijo: Yo te ruego que te enlutes, y te vistas de ropas de luto, y no te unjas con óleo, antes sé como mujer que hace mucho tiempo que trae luto por algún muerto;

445

Y no había varón en todo Israel tan hermoso como Absalón, de alabar en gran manera; desde la planta de su pie hasta la coronilla no había en él defecto.

447

Y vino el rey David hasta Bahurim; y he aquí, salía uno de la familia de la casa de Saúl, el cual se llamaba Simei, hijo de Gera; y salía maldiciendo,

448

Y puso la tercera parte del pueblo bajo la mano de Joab, y otra tercera bajo la mano de Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab, y la otra tercera parte bajo la mano de Itai, el geteo. Y dijo el rey al pueblo: Yo también saldré con vosotros.

449

Y se levantaba Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino de la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba a sí, y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel.

450

Y Joab dio la cuenta del número del pueblo al rey; y fueron los de Israel ochocientos mil hombres valientes que sacaban espada; y de los de Judá quinientos mil hombres.

451

Y dijo el rey a Joab, general del ejército que tenía consigo: Rodea todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beerseba, y contad el pueblo, para que yo sepa el número del pueblo.

452

Y después que David hubo contado el pueblo, le hirió su corazón; y dijo David al SEÑOR: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh SEÑOR, te ruego que traspases la iniquidad de tu siervo, porque yo he obrado muy locamente.

453

y Seba, el escriba; y Sadoc y Abiatar, los sacerdotes;

455

Abi-albón de Arbat, Azmavet de Barhum;

456

Y Gad vino a David aquel día, y le dijo: Sube, y haz un altar al SEÑOR en la era de Arauna, el jebuseo.

457

Y Absalón se encontró con los siervos de David; e iba Absalón sobre un mulo, y el mulo pasó debajo de un espeso y grande alcornoque, y se le asió la cabeza al alcornoque, y quedó entre el cielo y la tierra; pues el mulo en que iba pasó delante.

458

¿No será así mi casa para con Dios? bien que a toda mi salud, y a toda mi voluntad no se hará producir todavía. Mas él ha hecho conmigo pacto perpetuo ordenado en todas las cosas, y será guardado;

459

Entonces David dijo a Gad: En grande angustia estoy; ruego que caigamos en la mano del SEÑOR, porque sus misericordias son muchas, y que no caiga yo en manos de hombres.

460

Y el rey mandó a Joab a Abisai y a Itai, diciendo: Tratad benignamente por amor de mí al joven Absalón. Y todo el pueblo oyó cuando mandó el rey acerca de Absalón a todos los capitanes.

461

Entonces el rey llamó a los gabaonitas, y les habló. (Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del residuo de los amorreos, a los cuales los hijos de Israel habían hecho juramento; mas Saúl había procurado matarlos con motivo de celo por los hijos de Israel y de Judá).

462

Y dijo el rey a Siba: ¿Qué es esto? Y Siba respondió: Los asnos son para la familia del rey, en que suban; los panes y la pasa para que coman los criados, y el vino, para que beban los que se cansaren en el desierto.

463

Y envió el SEÑOR pestilencia en Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres.

464

Mas tomó el rey dos hijos de Rizpa hija de Aja, los cuales ella había dado a luz a Saúl, a saber, a Armoni y a Mefi-boset; y cinco hijos de Mical hija de Saúl, los cuales ella había dado a luz a Adriel, hijo de Barzilai, el meholatita;

465

Y Amnón tenía un amigo que se llamaba Jonadab, hijo de Simea, hermano de David; y era Jonadab hombre muy astuto.

466

Y el rey David deseó ver a Absalón; porque ya estaba consolado acerca de Amnón que había muerto.

467

Y al finalizar un periodo predeterminado de cuarenta años aconteció que Absalón dijo al rey: Yo te ruego me permitas que vaya a Hebrón, a pagar mi voto que he prometido al SEÑOR.

468

Pero dijo el rey a Sadoc: Vuelve el arca de Dios a la ciudad; que si yo hallare gracia en los ojos del SEÑOR, él me volverá, y me hará ver a ella y a su tabernáculo.

469

Y los filisteos volvieron a hacer la guerra a Israel, y David descendió y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó.

470

Subió sobre el querubín, y voló; se apareció sobre las alas del viento.

471

y daré sobre él, que él estará cansado y flaco de manos; lo atemorizaré, y todo el pueblo que está con él huirá, y heriré al rey solo.

472

vio el atalaya otro que corría; y dio voces el atalaya al portero, diciendo: He aquí un hombre que corre solo. Y el rey dijo: Este también trae noticias.

473

Entonces levantándose David, rasgó sus vestidos, y se echó en tierra, y todos sus siervos tenían rasgados sus vestidos.

475

Después, Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón esforzado, grande en hechos, de Cabseel. Este hirió dos leones de Moab: y él mismo descendió, e hirió un león en medio de un foso en el tiempo de la nieve.

476

Mas Absalón huyó, y se fue a Talmai hijo de Amiud, rey de Gesur. Y David lloraba por su hijo todos los días.

477

Y Jonadab le dijo: Acuéstate en tu cama, y finge que estás enfermo; y cuando tu padre viniere a visitarte, dile: Te ruego que venga mi hermana Tamar, para que me conforte con alguna comida, y aderece delante de mí alguna vianda, para que viéndola yo, la coma de su mano.

478

Y vinieron luego a la fortaleza de Tiro, y a todas las ciudades de los heveos y de los cananeos; y salieron al mediodía de Judá, a Beerseba.

479

Y se volvió aquel día la salvación en luto para todo el pueblo; porque oyó decir el pueblo aquel día que el rey tenía dolor por su hijo.

480

Y por la mañana, cuando David se hubo levantado, vino palabra del SEÑOR a Gad profeta, vidente de David, diciendo:

482

Subió humo de sus narices, y de su boca fuego consumidor, por el cual se encendieron carbones.

483

Y el rey y todo el pueblo que con él estaba, llegaron fatigados, y descansaron allí.

484

Entró pues aquella mujer de Tecoa al rey, y postrándose en tierra sobre su rostro adoró, y dijo: Oh rey, salve.

485

Hesrai del Carmelo, Paarai de Arbi;

486

Y vino el aviso a David, diciendo: El corazón del varón de Israel se va tras Absalón.

487

Y aconteció que cuando Husai, el arquita, compañero especial de David llegó a Absalón, le dijo Husai: ¡Viva el rey, viva el rey!

488

Y los criados de Absalón hicieron con Amnón como Absalón lo había mandado. Se levantaron luego todos los hijos del rey, y subieron todos en sus mulos, y huyeron.

489

Y éste le dijo: Hijo del rey, ¿por qué de día en día vas así enflaqueciendo? ¿No me lo descubrirás a mí? Y Amnón le respondió: Yo amo a Tamar la hermana de Absalón mi hermano.

490

Ira de Itri, Gareb de Itri;

491

Y como la luz de la mañana cuando sale el sol, de la mañana resplandeciente sin nubes; como resplandor por llovizna sobre la yerba de la tierra:

492

También envió Absalón por Ahitofel, el gilonita, del consejo de David, a Gilo su ciudad, mientras hacía sus sacrificios. Y fue hecha una grande conjuración, y el pueblo con Absalón se iba aumentando.

493

Y en vida Absalón había tomado y levantado una columna, la cual está en el valle del rey; porque había dicho entre si: Yo no tengo hijo que conserve la memoria de mi nombre. Y llamó aquella columna de su nombre; y así se llamó el Lugar \'

494

Y Arauna dijo a David: Tome y sacrifique mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto; y trillos y otros aderezos de bueyes para leña;

495

Tomando luego Rizpa hija de Aja cilicio, se lo tendió sobre el peñasco, desde el principio de la siega hasta que llovió sobre ellos agua del cielo; y no dejó a ninguna ave del cielo asentarse sobre ellos de día, ni bestias del campo de noche.

496

Y Jonatán y Ahimaas estaban junto a la fuente de Rogel, porque no podían ellos mostrarse viniendo a la ciudad; y fue allá una criada, la cual les dio el aviso; y ellos fueron, y dieron aviso al rey David.

497

Estos tres que eran de los treinta principales descendieron y vinieron en tiempo de la siega a David a la cueva de Adulam; y el campamento de los filisteos estaba puesto en el valle de Refaim.

498

Entonces Abisai hijo de Sarvia, dijo al rey: ¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor el rey? Yo te ruego que me dejes pasar, y le quitaré la cabeza.

499

cuando las cuerdas del Seol me ciñieron, y los lazos de muerte me tomaron descuidado,

500

Y decía Simei, maldiciéndole: Sal, sal, varón sanguinario, y hombre de Belial;

501

Así se fueron de en pos de David todos los varones de Israel, y seguían a Seba hijo de Bicri; mas los que eran de Judá fueron adheridos a su rey, desde el Jordán hasta Jerusalén.

502

Así tornaré todo el pueblo a ti; y cuando ellos hubieren vuelto, (pues aquel hombre es el que tú quieres) todo el pueblo estará en paz.

503

Y el rey respondió: ¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? El maldice así, porque el SEÑOR le ha dicho que maldiga a David; ¿quién pues le dirá: Por qué lo haces así?

504

mas si volvieres a la ciudad, y dijeres a Absalón: Rey, yo seré tu siervo; como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo tuyo, entonces tú disiparás el consejo de Ahitofel.

505

Entonces Absalón y todos los de Israel dijeron: El consejo de Husai, el arquita, es mejor que el consejo de Ahitofel. Porque el SEÑOR había mandado que el acertado consejo de Ahitofel fuera disipado, para que el SEÑOR hiciera venir el mal sobre Absalón.

506

Esta palabra fue recta en ojos Absalón y de todos los ancianos de Israel.

507

Y caminaron toda aquella noche Joab y los suyos, y amanecieron en Hebrón.

508

Y Jonadab, hijo de Simea hermano de David, habló y dijo: No diga mi señor que han matado a todos los jóvenes hijos del rey, ya que sólo Amnón ha muerto; porque en la boca de Absalón estaba puesto desde el día que Amnón forzó a Tamar su hermana.

509

David entonces estaba en la fortaleza, y la guarnición de los filisteos estaba en Belén.

510

Después de éste fue Eleazar, hijo de Dodo de Ahohi, uno de los tres valientes que estaban con David, cuando desafiaron a los filisteos que se habían juntado allí a la batalla, y subieron los de Israel.

511

Entonces David fue, y tomó los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo, de los varones de Jabes de Galaad, que los habían hurtado de la plaza de Bet-sán, donde los habían colgado los filisteos, cuando deshicieron los filisteos a Saúl en Gilboa;

512

Salió, pues, el pueblo al campo contra Israel, y se dio la batalla en el bosque de Efraín.

513

E Isbi-benob, el cual era de los hijos del gigante, y el peso de cuya lanza era de trescientos siclos de bronce, y tenía él ceñida una nueva espada, este había determinado herir a David.

514

todo lo da el rey Arauna al Rey. Luego dijo Arauna al rey: El SEÑOR tu Dios te sea propicio.

515

Mas Barzilai dijo al rey: ¿Cuántos son los días del tiempo de mi vida, para que yo suba con el rey a Jerusalén?

516

Después de éste fue Sama, hijo de Age, el araita; que habiéndose juntado los filisteos en una aldea, había allí una heredad de tierra llena de lentejas, y el pueblo había huido delante de los filisteos.

518

Y pasando el Jordán acamparon en Aroer, a la mano derecha de la ciudad que está en medio del arroyo de Gad y junto a Jazer.

519

Benaía, el piratonita, Hidai del arroyo de Gaas;

520

Y él pasó por todas las tribus de Israel hasta Abel y Bet-maaca y todo Barim; y se juntaron, y lo siguieron también.

521

Y he aquí toda la parentela se ha levantado contra tu sierva, diciendo: Entrega al que mató a su hermano, para que le hagamos morir por la vida de su hermano a quien él mató, y quitemos también el heredero. Así apagarán el ascua que me ha quedado, no dejando a mi marido nombre ni reliquia sobre la tierra.

522

Y Joab respondió al rey: Añada El SEÑOR tu Dios al pueblo cien veces tanto como son, y que lo vea mi señor el rey; mas ¿para qué quiere esto mi señor el rey?

523

Dijo luego Husai a Sadoc y a Abiatar sacerdotes: Así y así aconsejó Ahitofel a Absalón y a los ancianos de Israel; y yo aconsejé así y así.

524

Y Absalón y todo el pueblo, los varones de Israel, entraron en Jerusalén, y con él Ahitofel.

525

Mas el pueblo dijo: No saldrás; porque si nosotros huyéremos, no harán caso de nosotros; y aunque la mitad de nosotros muera, no harán caso de nosotros; mas tú ahora vales tanto como diez mil de nosotros. Por tanto, será mejor que tú nos des ayuda desde la ciudad.

526

Joab también volvió de seguir a Abner, y juntando todo el pueblo, faltaron de los siervos de David diecinueve hombres, y Asael.

527

Y David dijo al SEÑOR, cuando vio al ángel que hería al pueblo: Yo pequé, yo hice la iniquidad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y contra la casa de mi padre.

528

Después hubo otra guerra en Gat, donde hubo un varón de grande altura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro en todos; y también era de los hijos del gigante.

529

Porque tu siervo hizo voto cuando estaba en Gesur en Siria, diciendo: Si el SEÑOR me volviere a Jerusalén, yo serviré al SEÑOR.

530

Y dijo David a Abisai y a todos sus siervos: He aquí, mi hijo que ha salido de mis entrañas, acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Jemini? Dejadle que maldiga, que el SEÑOR se lo ha dicho.

531

Igal hijo de Natán de Soba, Bani de Gadi;

532

El era el más noble de los tres, y el capitán de ellos; mas no llegó a los tres primeros.

533

Y Simei hijo de Gera, hijo de Jemini, que era de Bahurim, se dio prisa a venir con los varones de Judá a recibir al rey David;

534

Se acostó, pues, Amnón, y fingió que estaba enfermo, y vino el rey a visitarle; y dijo Amnón al rey: Yo te ruego que venga mi hermana Tamar, y haga delante de mí dos hojuelas, que coma yo de su mano.

535

Entonces Amnón dijo a Tamar: Trae la comida a la alcoba, para que yo coma de tu mano. Y tomando Tamar las hojuelas que había aderezado, las llevó a su hermano Amnón a la alcoba.

536

Y él dijo: Rey señor mío, mi siervo me ha engañado; pues había tu siervo dicho: Enalbardaré un asno, y subiré en él, e iré al rey; porque tu siervo es cojo.

537

Y David subió, conforme al dicho de Gad, que el SEÑOR le había mandado.

538

Y de esta manera hacía con todo Israel que venía al rey a juicio; y así robaba Absalón el corazón de los de Israel.

539

Entonces le acometeremos en cualquier lugar que pudiere hallarse, y daremos sobre él como cuando el rocío cae sobre la tierra, y ni uno dejaremos de él, y de todos los que con él están.

540

cuando tuve angustia, invoqué al SEÑOR, y clamé a mi Dios; y desde su templo él oyó mi voz; cuando mi clamor llegó a sus oídos.

541

Y el rey David envió a Sadoc y a Abiatar sacerdotes, diciendo: Hablad a los ancianos de Judá y decidles: ¿Por qué seréis vosotros los postreros en volver el rey a su casa, ya que la palabra de todo Israel ha venido al rey de volverle a su casa?

542

Y mirando Arauna, vio al rey y a sus siervos que pasaban a él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó delante del rey hacia tierra.

543

Tomando después a Absalón, le echaron en un gran foso en el bosque, y levantaron sobre él un montón muy grande de piedras; y todo Israel huyó, cada uno a sus estancias.

544

Y luego que vino él a Jerusalén a recibir al rey, el rey le dijo: Mefi-boset, ¿por qué no fuiste conmigo?

545

Los consumí, y los herí, y no se levantaron; y cayeron debajo de mis pies.

546

Y Abisai hermano de Joab, hijo de Sarvia, fue el principal de tres; el cual alzó su lanza contra trescientos, los cuales mató; y tuvo nombre entre los tres.

547

y con él venían mil hombres de Benjamín; asimismo Siba criado de la casa de Saúl, con sus quince hijos y sus veinte siervos, los cuales pasaron el Jordán delante del rey.

548

Y luego que llegó David a su casa en Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar la casa, y las puso en una casa bajo guardia, y les dio de comer; pero nunca más se llegó a ellas, sino que quedaron encerradas hasta que murieron en viudez de por vida.

549

Y respondió Joab: No es razón que yo te ruegue. Y tomando tres dardos en su mano, los hincó en el corazón de Absalón, que aun estaba vivo en medio del alcornoque.

550

mas los de Belial serán todos ellos como espinas arrancadas, las cuales nadie toma con la mano;

551

Y como David y los suyos iban por el camino, Simei iba por el lado del monte delante de él, andando y maldiciendo, y arrojando piedras delante de él, y esparciendo polvo.

552

Y el rey le dijo: ¿Para qué hablas más palabras? Yo he determinado que tú y Siba se dividan las tierras.

553

Y tu sierva tenía dos hijos y los dos riñeron en el campo; y no habiendo quien los separara, hirió el uno al otro, y lo mató.

554

Entonces aparecieron los manantiales del mar, y los fundamentos del mundo fueron descubiertos, a la reprensión del SEÑOR, al resoplido del aliento de su nariz.

555

Entonces el rey les dijo: Yo haré lo que a vosotros pareciere bien. Y se puso el rey a la entrada de la puerta, mientras salía todo el pueblo de ciento en ciento y de mil en mil.

556

Puso tinieblas alrededor de sí a modo de tabernáculos; aguas negras y espesas nubes.

557

Y dijo al rey: No me impute mi señor mi iniquidad, ni tengas memoria de los males que tu siervo hizo el día que mi señor el rey salió de Jerusalén, para guardarlos el rey en su corazón;

558

Mas los siervos de David hirieron de los de Benjamín y de los de Abner, trescientos sesenta hombres, los cuales murieron. Tomaron luego a Asael, y lo sepultaron en el sepulcro de su padre en Belén.

559

Después vinieron a Galaad, y a la tierra baja de Hodsi; y de allí vinieron a Danjaán y alrededor de Sidón.

561

Por ventura el SEÑOR mirará mi aflicción, y me dará el SEÑOR bien por sus maldiciones de hoy.

562

Entonces fue Tamar a casa de su hermano Amnón, el cual estaba acostado; tomó harina, amasó e hizo hojuelas delante de él, y las aderezó.

563

Entonces el rey dijo a Siba: He aquí, sea tuyo todo lo que tiene Mefi-boset. Y respondió Siba inclinándose: Rey señor mío, halle yo gracia delante de ti.

565

Atravesó después la barca para pasar la familia del rey, y para hacer lo que le quisiera. Entonces Simei hijo de Gera se postró delante del rey pasando él el Jordán.

566

Yo te ruego que dejes volver a tu siervo, y que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. He aquí tu siervo Quimam; que pase él con mi señor el rey, y hazle lo que bien te pareciere.

567

Y estando ellos junto a la grande peña que está en Gabaón, les salió Amasa al encuentro. Y Joab estaba ceñido sobre su ropa que tenía puesto, sobre la cual tenía ceñido una espada pegado a sus lomos en su vaina, el cual salió y se le cayó.

568

Luego que fue apartado del camino, pasaron todos los que seguían a Joab, para ir tras Seba hijo de Bicri.

569

Y después que hubieron andado toda la tierra, volvieron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte días.

570

Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti esta era, para edificar en ella altar al SEÑOR, a fin de que la mortandad cese del pueblo.

571

Porque, ¿dónde iría yo con mi deshonra? Y aun tú serías estimado como uno de los locos de Israel. Te ruego, pues, ahora que hables al rey, que no me negará a ti.

572

Y todo el pueblo porfiaba en todas las tribus de Israel, diciendo: El rey nos ha librado de mano de nuestros enemigos, y él nos ha salvado de mano de los filisteos; y ahora ha huido, de la tierra por Absalón.

573

Dijo ella entonces: Te ruego, oh rey, que te acuerdes del SEÑOR tu Dios, que no dejes a los vengadores \'

574

Me sacó a anchura; me libró, porque había puesto su voluntad en mí.

575

Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te oiga por el rey.

576

Entonces estos tres valientes rompieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén, que estaba a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino la derramó al SEÑOR, diciendo:

577

Y Joab respondió al hombre que le daba la nueva: Y viéndolo tú, ¿por qué no le heriste luego allí echándole a tierra? Y sobre mí, que te hubiera dado diez siclos de plata, y un talabarte.

578

y los entregó en manos de los gabaonitas, y ellos los descoyuntaron colgándoles de un madero en el monte delante del SEÑOR; y murieron juntos aquellos siete, los cuales fueron muertos en el tiempo de la siega, en los primeros días, en el principio de la siega de las cebadas.

579

Y añadió Husai: Tú sabes que tu padre y los suyos son hombres valientes, y que están ahora con amargura de ánimo, como la osa en el campo cuando le han quitado los hijos. Además, tu padre es hombre de guerra, y no pasará la noche con el pueblo.

580

Ella entonces le respondió: No, hermano mío, no me hagas fuerza; porque no se hace así en Israel. No hagas tal locura.

581

Y bajó los cielos, y descendió; una oscuridad debajo de sus pies.

582

Y entrando Joab en casa del rey, le dijo: Hoy has avergonzado el rostro de todos tus siervos, que han hoy librado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y la vida de tus mujeres, y la vida de tus concubinas,

583

Por tanto, ahora no ponga mi señor el rey en su corazón tal palabra que dice: Todos los hijos del rey han muerto; porque sólo Amnón ha muerto.

584

Y Joab dijo a Amasa: ¿Tienes paz, hermano mío? Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, para besarlo.

585

Pero la palabra del rey pudo más que Joab, y que los capitanes del ejército. Salió, pues, Joab, con los capitanes del ejército, de delante del rey, para ir a contar el pueblo de Israel.

586

Dénsenos siete varones de sus hijos, para que los descoyuntamos colgándoles de un madero al SEÑOR en Gabaa de Saúl, el escogido del SEÑOR. Y el rey dijo: Yo los daré.

587

Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que vinieran a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia!

588

y echando piedras contra David, y contra todos los siervos del rey David; y todo el pueblo, y todos los hombres valientes estaban a su diestra y a su siniestra.

589

Entonces la mujer dijo: ¿Por qué pues piensas tú otro tanto contra el pueblo de Dios? Que hablando el rey esta palabra, es como culpado, por cuanto el rey no hace volver a su fugitivo.

590

y entrando al rey, habla con él de esta manera. Y puso Joab las palabras en su boca.

591

Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai, el husatita, hirió a Saf, que era de los hijos del gigante.

592

y sepultaron los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán en tierra de Benjamín, en Sela, en el sepulcro de Cis su padre; e hicieron todo lo que el rey había mandado. Después se aplacó Dios con la tierra.

593

Asimismo diréis a Amasa: ¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Así me haga Dios, y así me añada, si no fueres general del ejército delante de mí para siempre, en lugar de Joab.

594

Y dijo Absalón: Yo te ruego que llames también a Husai, el arquita, para que asimismo oigamos lo que él dirá.

596

Así aun el hombre valiente, cuyo corazón sea como corazón de león, sin duda desmayará; porque todo Israel sabe que tu padre es hombre valiente, y que los que están con él son esforzados.

597

Y David tuvo deseo, y dijo: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén, que está a la puerta!

598

Y el rey libró a Mefi-boset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, por el juramento del SEÑOR que hubo entre ellos, entre David y Jonatán hijo de Saúl.

599

Mas el rey, cubierto el rostro, clamaba en alta voz: ¡Hijo mío Absalón, Absalón, hijo mío, hijo mío!

600

Y Absalón, a quien habíamos ungido sobre nosotros, ha muerto en la batalla. ¿Por qué pues os estáis ahora quedos en orden a hacer volver al rey?

601

La tierra se removió, y tembló; los fundamentos de los cielos fueron movidos, y se quebrantaron, porque él se airó.

602

Y el hombre dijo a Joab: Aunque yo me pesara en mis manos mil siclos de plata, no extendería yo mi mano contra el hijo del rey; porque nosotros lo oímos cuando el rey te mandó a ti, a Abisai y a Itai, diciendo: Mirad que ninguno toque al joven Absalón.

603

Ve, y di a David: Así dijo el SEÑOR: Tres cosas te ofrezco; tú escogerás una de ellas, para que yo la haga.

604

Por tanto enviad inmediatamente, y dad aviso a David, diciendo: No te quedes esta noche en los llanos del desierto, sino pasa luego el Jordán, para que el rey no sea consumido, y todo el pueblo que con él está.

605

Mas Abisai hijo de Sarvia le socorrió, e hirió al filisteo, y lo mató. Entonces los varones de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a batalla, para que no apagues la lámpara de Israel.

606

Y vinieron y lo cercaron en Abel de Bet-maaca, y pusieron baluarte contra la ciudad; y el pueblo se puso al muro; y todo el pueblo que estaba con Joab trabajaba para derribar la muralla.

607

Así inclinó el corazón de todos los varones de Judá, como el de un varón, para que enviaran a decir al rey: Vuelve tú, y todos tus siervos.

608

Y cuando él acabó de hablar, he aquí los hijos del rey que vinieron, y alzando su voz lloraron. Y también el mismo rey y todos sus siervos lloraron con muy grandes lamentos.

609

El rey entonces pasó a Gilgal, y con él pasó Quimam; y todo el pueblo de Judá pasaron al rey con la mitad del pueblo de Israel.

610

Y los siervos del rey dijeron al rey: He aquí, tus siervos están listos a todo lo que nuestro señor el rey eligiere.

611

Y dijo Jonadab al rey: He allí los hijos del rey que vienen; porque así es como tu siervo ha dicho.

612

Entonces se levantó el rey, y se sentó a la puerta; y fue declarado a todo el pueblo, diciendo: He aquí el rey está sentado a la puerta. Y vino todo el pueblo delante del rey; mas Israel había huido, cada uno a sus estancias.

613

Mas yo aconsejo que todo Israel se junte a ti, desde Dan hasta Beerseba, que será en multitud como la arena que está a la orilla del mar, y que tú en persona vayas a la batalla.

614

Este, levantándose, hirió a los filisteos, hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada. Aquel día el SEÑOR hizo gran salvación; y se volvió el pueblo en pos de él solamente a tomar el despojo.

615

Y dijo el rey: ¿Dónde está el hijo de tu señor? Y Siba respondió al rey: He aquí él se ha quedado en Jerusalén, porque ha dicho: Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre.

616

Entonces el rey dijo a la mujer: Vete a tu casa, que yo mandaré acerca de ti.

617

Entonces salieron en pos de él los hombres de Joab, y los cereteos y peleteos, y todos los hombres valientes salieron de Jerusalén para ir tras Seba hijo de Bicri.

618

Entonces Husai dijo a Absalón: El consejo que ha dado esta vez Ahitofel no es bueno.

619

Y el rey dijo: ¿Qué tienes? Y ella respondió: Yo soy una mujer viuda y mi marido ha muerto.

620

Y cuando ella se las puso delante para que comiera, él la asió con fuerza, diciéndole: Ven, hermana mía acuéstate conmigo.

621

Extendió su mano de lo alto, y me arrebató, y me sacó de las aguas impetuosas.

622

Y acontecía que, cuando alguno se llegaba para inclinarse a él, él extendía su mano, y lo tomaba, y lo besaba.

623

el SEÑOR te ha dado el pago de toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del cual tú has reinado; mas el SEÑOR ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalón; y he aquí tú eres tomado en tu maldad, porque eres varón sanguinario.

624

Urías, el heteo. Entre todos treinta y siete.

625

Yo soy de las pacíficas y fieles de Israel; y tú procuras destruir una ciudad que es madre de Israel; ¿por qué destruyes la heredad del SEÑOR?

626

arrojó saetas, y los desbarató; relampagueó, y los consumió.

627

Por otra parte, habría yo hecho traición contra mi alma (pues que al rey nada se le esconde), y tú mismo estarías en contra.

628

Y David envió a Tamar a su casa, diciendo: Ve ahora a casa de Amnón tu hermano, y hazle de comer.

629

Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos, y huyamos, porque no podremos escapar de otra manera delante de Absalón; daos prisa a andar, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad a filo de espada.

630

Me pagó el SEÑOR conforme a mi justicia; y conforme a la limpieza de mis manos, me dio la paga.

631

Y Amasa no se cuidó de la espada que Joab tenía en la mano; y él le hirió con la espada en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai persiguieron a Seba hijo de Bicri.

632

Y si se refugia en alguna ciudad, todos los de Israel traerán sogas a aquella ciudad, y la arrastraremos hasta el arroyo, que nunca más parezca piedra de ella.

633

Y dijo David a Abisai: Seba hijo de Bicri nos hará ahora más mal que Absalón; toma pues tú los siervos de tu señor, y ve tras él, no sea que halle las ciudades fortificadas, y se nos vaya de delante.

634

Vosotros sois mis hermanos; mis huesos y mi carne sois; ¿por qué pues seréis vosotros los postreros en volver al rey?

635

Y los gabaonitas le respondieron: No tenemos nosotros pleito sobre plata ni sobre oro con Saúl, y con su casa; ni queremos que muera hombre de Israel. Y él les dijo: Lo que vosotros dijereis os haré.

636

Tomó luego la sartén, y las sacó delante de él; mas él no quiso comer. Y dijo Amnón: Echad fuera de aquí a todos. Y todos se salieron de allí.

637

Y fueron con Absalón doscientos hombres de Jerusalén por él convidados, los cuales iban en su integridad, sin saber nada.

638

Y el rey dijo: Al que hablare contra ti, tráelo a mí, que no te tocará más.

639

Y Joab respondió, diciendo: Nunca tal, nunca tal me acontezca, que yo destruya ni deshaga.

640

Que yo ahora aún soy tierno rey ungido; y estos hombres, los hijos de Sarvia, muy duros me son; el SEÑOR dé el pago al que mal hace, conforme a su malicia.

641

Y viéndolo uno, avisó a Joab, diciendo: He aquí que he visto a Absalón colgado de un alcornoque.

642

Y el rey dijo: Ve en paz. Y él se levantó, y se fue a Hebrón.

643

Dijo, pues, David a los gabaonitas: ¿Qué os haré, y con qué haré reconciliación para que bendigáis a la heredad del SEÑOR?

644

Y fue dicho a David lo que hacía Rizpa hija de Aja, concubina de Saúl.

645

Y cuando Husai vino a Absalón, le habló Absalón, diciendo: Así ha dicho Ahitofel; ¿seguiremos su consejo, o no? Di tú.

646

Me libró de fuertes enemigos, de aquellos que me aborrecían, los cuales eran más fuertes que yo.

647

Tú me libraste de contiendas de pueblos; tú me guardaste para que fuera cabeza de gentiles; pueblos que no conocía, me sirvieron.

648

Y el rey dijo a Amasa: Júntame los varones de Judá para el tercer día, y hállate tú aquí presente.

649

He aquí él estará ahora escondido en alguna cueva, o en algún otro lugar; y si al principio cayeren algunos de los tuyos, lo oirá quien lo oyere, y dirá: El pueblo que sigue a Absalón ha sido derrotado.

650

amando a los que te aborrecen, y aborreciendo a los que te aman; porque hoy has declarado que no estimas tus príncipes y siervos; porque yo entiendo hoy que si Absalón viviera, y todos nosotros todos estuviéramos muertos hoy, entonces esto sería recto en tus ojos.

651

Volvió, pues, el rey, y vino hasta el Jordán. Y Judá vino a Gilgal, a recibir al rey y hacerlo pasar el Jordán.

652

Y ellos respondieron al rey: Aquel hombre que nos destruyó, y que maquinó contra nosotros; asolaremos, que no quede nada de él en todo el término de Israel.

653

Entró el pueblo aquel día en la ciudad escondidamente, como suele entrar a escondidas el pueblo avergonzado que ha huido de la batalla.

654

Este deshonró a Israel, y lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David.

655

Y he aquí que están con ellos sus dos hijos, Ahimaas el de Sadoc, y Jonatán el de Abiatar; por mano de ellos me enviaréis aviso de todo lo que oyereis.

656

Del resplandor de su presencia se encendieron ascuas ardientes.

657

sino que el que quiere tocar en ellas, se arma de hierro y de asta de lanza, y son quemadas del todo en su lugar.

658

Entonces Joab tocó el shofar, y el pueblo se volvió de seguir a Israel, porque Joab detuvo al pueblo.

659

Entonces una mujer sabia dio voces en la ciudad, diciendo: Oíd, oíd; os ruego que digáis a Joab se acerque hasta acá, para que yo hable con él.

660

Y sepultaron a Abner en Hebrón; y alzando el rey su voz, lloró junto al sepulcro de Abner; y lloró también todo el pueblo.

661

Lejos sea de mí, oh SEÑOR, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Estos tres valientes hicieron esto.

662

De los treinta fue el más noble; pero no llegó a los tres primeros. Y lo puso David en su consejo.

663

Levántate pues ahora, y sal fuera, y habla al corazón de tus siervos; porque juro por el SEÑOR, que si no sales, ni aun uno quede contigo esta noche; y de esto te pesará más que de todos los males que te han sobrevenido desde tu juventud hasta ahora.

664

El entonces se paró en medio de la heredad de tierra, y la defendió, e hirió a los filisteos; y el SEÑOR hizo una gran salvación.

665

Entonces volvió ella a hablar, diciendo: Antiguamente solían hablar, diciendo: Quien preguntare, pregunte en Abel; y así concluían.

666

Y el rey dijo: Pues pase conmigo Quimam, y yo haré con él como bien te parezca; y todo lo que tú pidieres de mí, yo lo haré.

667

Y allí cayó el pueblo de Israel delante de los siervos de David, y fue hecha allí una gran matanza de veinte mil hombres.

668

y tomó los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo; y juntaron también los huesos de los descoyuntados que fueron colgados de un madero,

669

Y he aquí todos los varones de Israel vinieron al rey, y le dijeron: ¿Por qué los varones de Judá, nuestros hermanos, te han hurtado, y han hecho pasar el Jordán al rey y a su familia, y a todos los varones de David con él?

670

Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y tuvo nombre entre los tres valientes.

671

Así se vino Husai compañero especial de David a la ciudad; y Absalón entró en Jerusalén.

672

Y la mujer de Tecoa dijo al rey: Rey señor mío, la iniquidad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sin culpa.

673

Cercándolo luego diez jóvenes escuderos de Joab, hirieron a Absalón, y le mataron.

674

Y Amasa se había revolcado en su sangre en medio del camino; y viendo aquel hombre que todo el pueblo se detenía, apartó a Amasa del camino al campo, y echó sobre él una vestidura, porque veía que todos los que venían se paraban junto a él.

675

Y extendiéndose allí la batalla por la faz de toda la tierra, fueron más los que consumió el bosque de los del pueblo, que los que consumió la espada aquel día.

676

Los cuales me tomaron descuidado en el día de mi calamidad; mas el SEÑOR fue mi bordón.

677

Y endechando el rey al mismo Abner, decía: ¡Murió Abner como muere un loco!

678

El que engrandece la salud de su rey, y hace misericordia a su ungido David, y a su simiente, para siempre.

679

Y cuando él se acercó a ella, dijo la mujer: ¿Eres tú Joab? Y él respondió: Yo soy. Y ella le dijo: Oye las palabras de tu sierva. Y él respondió: Oigo.

680

También hirió él a un egipcio, hombre de grande estatura; y tenía el egipcio una lanza en su mano; mas descendió a él con un palo, y arrebató al egipcio la lanza de la mano, y lo mató con su propia lanza.

681

Perseguí a mis enemigos, y los quebranté; y no me volví hasta que los acabé.

682

Tus manos no estaban atadas, ni tus pies ligados con grillos. Caíste como los que caen delante de malos hombres. Y todo el pueblo volvió a llorar sobre él.

683

Y uno de los criados de Joab se paró junto a él, diciendo: Cualquiera que amare a Joab y a David vaya en pos de Joab.

684

Yo los quebranté como a polvo de la tierra; como a lodo de las plazas los desmenucé, y los disipé.

685

Entonces respondieron los varones de Israel, y dijeron a los de Judá: Nosotros tenemos en el rey diez partes, y en el mismo David más que vosotros; ¿por qué pues nos habéis tenido en poco? ¿No hablamos nosotros primero en volver a nuestro rey? Mas al fin la razón de los varones de Judá fue más fuerte que el de los varones de Israel.

686

Y el rey dijo: Pasa, y ponte allí. Y él pasó, y se paró.

687

Los extraños temblaban ante mi mandamiento; apenas oían algo de mí me obedecían.

688

Fue, pues, Amasa a juntar a Judá; pero se detuvo más del tiempo que le había sido señalado.

689

Y todos los varones de Judá respondieron a todos los varones de Israel: Porque el rey es nuestro pariente. Mas ¿por qué os enojáis vosotros de eso? ¿Hemos nosotros comido algo del rey? ¿Hemos recibido de él algún don?

690

Entonces el rey dijo a sus siervos: ¿No sabéis que ha caído hoy en Israel un príncipe, y un gran hombre?

691

Así entendió todo el pueblo, y agradó a sus ojos; porque todo lo que el rey hacía agradaba ante los ojos de todo el pueblo.

692

El Dios que me ha dado venganzas, y sujeta los pueblos debajo de mí.

693

Y todo el pueblo y aun todo Israel entendieron aquel día, que no había venido del rey que Abner hijo de Ner muriera.

694

Los extraños desfallecían, y temblaban en sus encerramientos.

695

Que me saca de entre mis enemigos; tú me sacaste en alto de entre los que se levantaron contra mí; me libraste del varón de violencia.