14383 casos

'Que' en la Biblia

Y te tornaré en desierto y en oprobio entre los gentiles que están alrededor de ti, a los ojos de todo transeúnte.

Y serás oprobio, y deshonra, y castigo, y espanto a los gentiles que están alrededor de ti, cuando yo hiciere en ti juicios en furor e ira, y en reprensiones de ira. Yo, el SEÑOR, he hablado.

Cuando arrojare yo sobre ellos las perniciosas saetas del hambre, que serán para destrucción, las cuales yo enviaré para destruiros, entonces aumentaré el hambre sobre vosotros, y quebrantaré entre vosotros el sustento del pan.

Enviaré, pues, sobre vosotros hambre, y malas bestias que te destruyan; y pestilencia y sangre pasarán por ti; y meteré sobre ti cuchillo. Yo, el SEÑOR, he hablado.

Y dirás: Montes de Israel, oíd palabra del Señor DIOS: Así dijo el Señor DIOS a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles: He aquí que yo, yo hago venir sobre vosotros cuchillo, y destruiré vuestros altos.

Y vuestros altares serán asolados, y vuestras imágenes del sol serán quebradas; y haré que caigan vuestros muertos delante de vuestros ídolos.

En todas vuestras provincias las ciudades serán desiertas, y los altos serán asolados, para que sean asolados y se hagan desiertos vuestros altares; y vuestros ídolos serán quebrados, y cesarán; y vuestras imágenes del sol serán destruidas, y serán desechas vuestras obras.

Y los muertos caerán en medio de vosotros; y sabréis que soy el SEÑOR.

Mas dejaré que haya de vosotros quien escape del cuchillo entre los gentiles, cuando fuereis esparcidos por las tierras.

Y los que de vosotros escaparen, se acordarán de mí entre los gentiles entre los cuales serán cautivos; porque yo me quebranté a causa de su corazón fornicario, que se apartó de mí, y a causa de sus ojos, que fornicaron tras sus ídolos; y serán confusos en su misma presencia, a causa de los males que hicieron en todas sus abominaciones.

Y sabrán que yo soy el SEÑOR, y que no en vano dije que les había de hacer este mal.

El que estuviere lejos, morirá de pestilencia; y el que estuviere cerca caerá a cuchillo; y el que quedare, y el cercado, morirá de hambre; así cumpliré en ellos mi enojo.

Y sabréis que yo soy el SEÑOR, cuando sus muertos estarán en medio de sus ídolos, en derredor de sus altares, en todo collado alto, y en todas las cumbres de los montes, y debajo de todo árbol sombrío, y debajo de toda encina espesa, lugares donde dieron olor suave a todos sus ídolos.

Y extenderé mi mano sobre ellos, y tornaré la tierra asolada y espantosa, más que el desierto de Diblat, en todas sus habitaciones; y sabrán que yo soy el SEÑOR.

Y mi ojo no te perdonará, ni tendré misericordia; antes pondré sobre ti tus caminos, y tus abominaciones estarán en medio de ti; y sabréis que yo soy el SEÑOR.

Así dijo el Señor DIOS: Un mal, he aquí que viene un mal.

Viene el fin, el fin viene; se ha despertado contra ti; he aquí que viene.

Y mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia; según tus caminos pondré sobre ti, y tus abominaciones serán en medio de ti; y sabréis que yo soy el SEÑOR el que hiero.

He aquí el día, he aquí que viene; la mañana ha salido; la vara ha florecido, la soberbia ha reverdecido.

El tiempo es venido, se acercó el día; el que compra, no se alegre, y el que vende, no llore, porque la ira está sobre toda su multitud.

Porque el que vende no tornará a lo vendido, aunque queden vivos; porque la visión es dada sobre toda su multitud, y no será cancelada; y ninguno en su iniquidad de vida, se esforzará.

De fuera cuchillo, de dentro pestilencia y hambre; el que estuviere en el campo morirá a cuchillo; y al que estuviere en la ciudad, lo consumirá hambre y pestilencia.

Y los que escaparen de ellos, estarán sobre los montes como palomas de los valles, gimiendo todos, cada uno por su iniquidad.

El rey se enlutará, y el príncipe se vestirá de asolamiento, y las manos del pueblo de la tierra serán conturbadas. Según su camino haré con ellos, y con los juicios de ellos los juzgaré; y sabrán que yo soy el SEÑOR.

Y aconteció en el sexto año, en el mes sexto, a los cinco del mes, que estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, y allí cayó sobre mí la mano del Señor DIOS.

Y miré, y he aquí una semejanza que parecía de fuego; desde donde parecían sus lomos para abajo, era fuego; y desde sus lomos para arriba parecía como un resplandor, como la vista de ámbar.

Y aquella semejanza extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el aquilón, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que hacía celar.

Y he aquí, allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo.

Y me dijo: Hijo de hombre, ¿no ves lo que éstos hacen, las grandes abominaciones que la Casa de Israel hace aquí, para alejarme de mi Santuario? Mas vuélvete aún, y verás abominaciones mayores.

Y me dijo: Entra, y ve las malvadas abominaciones que éstos hacen allí.

Y entré, y miré, y he aquí imágenes de todas serpientes, y animales; la abominación, y todos los ídolos de la Casa de Israel, que estaban pintados en la pared alrededor.

Y me dijo: Hijo de hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la Casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas? Porque dicen ellos : No nos ve el SEÑOR; el SEÑOR ha dejado la tierra.

Y me dijo: Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que hacen éstos.

Y me llevó a la entrada de la puerta de la Casa del SEÑOR, que está al aquilón; y he aquí mujeres que estaban allí sentadas endechando a Tamuz.

Y me dijo: ¿No ves, hijo de hombre? Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que éstas.

Y me dijo: ¿No has visto, hijo de hombre? ¿Es cosa liviana para la Casa de Judá hacer las abominaciones que hacen aquí? Después que han llenado la tierra de maldad, y se tornaron a irritarme, he aquí que ponen hedor a mis narices.

Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que está vuelta al aquilón, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lienzos, el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y entrados, se pararon junto al altar de bronce.

Y la gloria del Dios de Israel se alzó de sobre el querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la Casa; y llamó al varón vestido de lienzos, que tenía a su cintura el tintero de escribano.

Y le dijo el SEÑOR: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y pon una señal en la frente a los varones que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.

Matad viejos, mozos y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; mas a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no llegaréis; y habéis de comenzar desde mi Santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del Templo.

Y aconteció que, habiéndolos herido, yo quedé, y me postré sobre mi rostro, y clamé, y dije: ¡Ah, Señor DIOS! ¿Has de destruir todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén?

Y he aquí que el varón vestido de lienzos, que tenía el tintero a su cintura, respondió una palabra diciendo: He hecho conforme a todo lo que me mandaste.

Y miré, y he aquí sobre el cielo que estaba sobre la cabeza de los querubines, como una piedra de zafiro, que parecía como semejanza de un trono que se mostró sobre ellos.

Y aconteció que, cuando mandó al varón vestido de lienzos, diciendo: Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines, él entró, y se paró entre las ruedas.

Y un querubín extendió su mano de entre los querubines al fuego que estaba entre los querubines, y tomó fuego , y lo puso en las palmas del que estaba vestido de lienzos, el cual lo tomó y se salió.

Cuando andaban, sobre sus cuatro costados andaban; no se tornaban cuando andaban, sino que al lugar adonde se volvía el primero, en pos de él iban; ni se tornaban cuando andaban.

Estos eran los animales que vi debajo del Dios de Israel en el río de Quebar; y conocí que eran querubines.

Y la figura de sus rostros eran los rostros que vi junto al río de Quebar, su parecer y su ser; cada uno caminaba en derecho de su rostro.

Y me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que maquinan perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo;

Y cayó sobre mí el Espíritu del SEÑOR, y me dijo: Di: Así dijo el SEÑOR: Así habéis hablado, oh Casa de Israel, y las cosas que suben a vuestro espíritu, yo las he entendido.

Por tanto, así ha dicho el Señor DIOS: Vuestros muertos que habéis puesto en medio de ella, ellos son la carne, y ella es la caldera; mas yo os sacaré a vosotros de en medio de ella.

A cuchillo caeréis; en el término de Israel os juzgaré, y sabréis que yo soy el SEÑOR.

Esta no os será por caldera, ni vosotros seréis en medio de ella la carne; en el término de Israel os tengo que juzgar.

Y sabréis que yo soy el SEÑOR, porque no habéis andado en mis ordenanzas, ni habéis hecho según mis juicios, sino según los juicios de los gentiles que están en vuestros alrededores.

Y aconteció que, estando yo profetizando, Pelatías hijo de Benaía murió. Entonces caí sobre mi rostro, y clamé con gran voz, y dije: ¡Ah, Señor DIOS! ¿harás tú consumación del remanente de Israel?

para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis juicios y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.

Y la gloria del SEÑOR se fue de en medio de la ciudad, y paró sobre el monte que está al oriente de la ciudad.

Luego me levantó el Espíritu, y me volvió a llevar en visión del Espíritu de Dios a la tierra de los caldeos, a los cautivos. Y se fue de mí la visión que había visto.

Y hablé a los cautivos todas las palabras del SEÑOR que él me había mostrado.

Hijo de hombre, ¿nunca te preguntaron los de la Casa de Israel, aquella casa rebelde. ¿Qué haces?

Diles pues : Así dijo el Señor DIOS: Al príncipe en Jerusalén es esta carga, y a toda la Casa de Israel que está en medio de ellos.

Y al príncipe que está en medio de ellos llevarán a cuestas de noche, y saldrán; horadarán la pared para sacarlo por ella; cubrirá su rostro para no ver con sus ojos la tierra.

Y a todos los que estuvieren alrededor de él para su ayuda, y a todas sus compañías esparciré a todos los vientos, y desenvainaré espada en pos de ellos.

Y sabrán que yo soy el SEÑOR, cuando los esparciere entre los gentiles, y los dispersare por la tierra.

Y haré que de ellos queden pocos en número, del cuchillo, y del hambre, y de la pestilencia, para que cuenten todas sus abominaciones entre los gentiles adonde llegaren; y sabrán que yo soy el SEÑOR.

y dirás al pueblo de la tierra: Así dijo el Señor DIOS sobre los moradores de Jerusalén, y sobre la tierra de Israel: Su pan comerán con temor, y con espanto beberán sus aguas; porque su tierra será asolada de su plenitud, por la violencia de todos los que en ella moran.

Y las ciudades habitadas serán asoladas, y la tierra será desierta; y sabréis que yo soy el SEÑOR.

Hijo de hombre, ¿qué refrán es éste que tenéis vosotros en la tierra de Israel, diciendo: Se prolongarán los días, y perecerá toda visión?

Porque yo, el SEÑOR, hablaré; y se cumplirá la palabra que yo hablaré; no se dilatará más; antes en vuestros días, oh casa rebelde, hablaré palabra, y la cumpliré, dijo el Señor DIOS.

Hijo de hombre, he aquí que los de la Casa de Israel dicen: La visión que éste ve es para muchos días, y para lejanos tiempos profetiza éste.

Diles por tanto: Así dijo el Señor DIOS: No se dilatarán más todas mis palabras; se cumplirá la palabra que yo hablaré, dijo el Señor DIOS.

Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di a los que profetizan de su propio corazón: Oíd palabra del SEÑOR.

Así dijo el Señor DIOS: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y nada vieron!

Nunca subistes a los portillos, ni echasteis vallado para que la Casa de Israel, estuviera firme en la batalla en el día del SEÑOR.

Vieron vanidad y adivinación de mentira. Dicen: Dijo el SEÑOR; y el SEÑOR nunca los envió; y hacen esperar que se confirme la palabra.

Y será mi mano contra los profetas que ven vanidad, y adivinan mentira, no estarán en la congregación de mi pueblo, ni serán escritos en el libro de la Casa de Israel, ni a la tierra de Israel volverán; y sabréis que yo soy el Señor DIOS.

Por tanto, y por cuanto engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz; y uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la pañetaban con lodo suelto;

di a los pañetadores con lodo suelto, que caerá; vendrá lluvia inundante, y daré piedras de granizo que la hagan caer, y viento tempestuoso la romperá.

Y he aquí, cuando la pared haya caído, no os dirán: ¿Dónde está la embarradura con que pañetasteis?

Por tanto, así dijo el Señor DIOS: Y haré que la rompa viento tempestuoso con mi ira, y lluvia inundante vendrá con mi furor, y piedras de granizo con mi enojo para consumir.

Así derribaré la pared que vosotros pañetasteis con lodo suelto, y la echaré a tierra, y será descubierto su cimiento, y caerá, y seréis consumidos en medio de ella; y sabréis que yo soy el SEÑOR.

Cumpliré así mi furor en la pared y en los que la pañetaron con lodo suelto; y os diré: No existe la pared, ni aquellos que la pañetaron,

los profetas de Israel que profetizan a Jerusalén, y ven para ella visión de paz, no habiendo paz, dijo el Señor DIOS.

Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro a las hijas de tu pueblo que profetizan de su propio corazón, y profetiza contra ellas,

Y di: Así dijo el Señor DIOS: ¡Ay de aquellas que cosen almohadillas a todos codos de manos, y hacen veletes sobre la cabeza de toda edad para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para mantener así vuestra propia vida?

¿Y habéis de profanarme entre mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, matando las almas que no deben morir, y dando vida a las almas que no deben vivir, mintiendo a mi pueblo que escucha la mentira?

Por tanto, así dijo el Señor DIOS: He aquí yo estoy contra vuestras almohadillas, con que cazáis ahí las almas volando; yo las arrancaré de vuestros brazos, y soltaré las almas, las almas volando que cazáis.

Romperé asimismo vuestros veletes, y libraré mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más en vuestra mano para caza; y sabréis que yo soy el SEÑOR.

Por cuanto entristecisteis con mentira el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío, para que no se apartase de su mal camino, infundiéndole ánimo;

por tanto, no veréis vanidad, ni más adivinaréis adivinación; y libraré mi pueblo de vuestra mano; y sabréis que yo soy el SEÑOR.

Hijo de hombre, estos hombres han hecho subir sus inmundicias sobre su corazón, y han establecido el tropezadero de su maldad delante de su rostro; ¿cuando me preguntaren, les tengo que responder?

Háblales por tanto, y diles: Así dijo el Señor DIOS: Cualquier varón de la Casa de Israel que hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropezadero de su maldad delante de su rostro, y viniere al profeta, yo, el SEÑOR, responderé al que así viniere en la multitud de sus ídolos;

para tomar a la Casa de Israel en su corazón, que se han apartado de mí todos ellos en sus ídolos.

Por tanto, di a la Casa de Israel: Así dijo el Señor DIOS: Convertíos, y haced que se conviertan de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones.

Porque cualquier hombre de la Casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí, y hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido delante de su rostro el tropezadero de su maldad, y viniere al profeta para preguntarle por mí, yo, el SEÑOR, le responderé por mí mismo ;

y pondré mi rostro contra aquel varón, y le pondré por señal y por refranes, y yo lo cortaré de entre mi pueblo; y sabréis que yo soy el SEÑOR.

para que no yerren más los de la Casa de Israel de en pos de mí; ni más se contaminen en todas sus rebeliones; y me sean por pueblo, y yo les sea por Dios, dijo el Señor DIOS.

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