'Del' en la Biblia
Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, que lo visites?
Porque demandando la sangre se acordó de ellos: No se olvidó del clamor de los pobres.
Por cuanto se alaba el malo del deseo de su alma, Y bendice al codicioso ó quien Jehová aborrece.
Tú lo tienes visto: porque tú miras el trabajo, y la vejación, para vengar le por tu mano: A ti se acoge el pobre, Tú eres el amparo del huérfano.
Quebranta el brazo del malo: Del maligno buscarás su maldad, hasta que ninguna halles.
Sobre los malos lloverá lazos; Fuego y azufre, con vientos de torbellinos, será la porción del cáliz de ellos.
Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, Ahora me levantaré, dice Jehová: Pondrélos en salvo del que contra ellos se engríe.
El consejo del pobre habéis escarnecido, Por cuanto Jehová es su esperanza.
Para las obras humanas, por la palabra de tus labios Yo me he guardado de las vías del destructor.
Guárdame como lo negro de la niñeta del ojo, Escóndeme con la sombra de tus alas,
Levántate, oh Jehová; Prevén su encuentro, póstrale: Libra mi alma del malo con tu espada;
Dolores del sepulcro me rodearon, Previniéronme lazos de muerte.
Y cabalgó sobre un querubín, y voló: Voló sobre las alas del viento.
Y aparecieron las honduras de las aguas, Y descubriéronse los cimientos del mundo, A tu reprensión, oh Jehová, Por el soplo del viento de tu nariz.
Y molílos como polvo delante del viento; Esparcílos como lodo de las calles.
Por toda la tierra salió su hilo, Y al cabo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol.
Del un cabo de los cielos es su salida, Y su giro hasta la extremidad de ellos: Y no hay quien se esconda de su calor.
Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.
Al Músico principal: Salmo de David. OIGATE Jehová en el día de conflicto; Defiéndate el nombre del Dios de Jacob.
Estos confían en carros, y aquéllos en caballos: Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.
Por cuanto el rey confía en Jehová, Y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido.
Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y desecho del pueblo.
Empero tú eres el que me sacó del vientre, El que me haces esperar desde que estaba á los pechos de mi madre.
Libra de la espada mi alma; Del poder del perro mi única.
Sálvame de la boca del león, Y óyeme librándome de los cuernos de los unicornios.
Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó á él, oyóle.
El recibirá bendición de Jehová, Y justicia del Dios de salud.
Jehová, la habitación de tu casa he amado, Y el lugar del tabernáculo de tu gloria.
Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Ocultaráme en lo reservado de su pabellón; Pondráme en alto sobre una roca.
Voz de Jehová que quebranta los cedros; Y quebrantó Jehová los cedros del Líbano.
Oh Jehová, hiciste subir mi alma del sepulcro; Dísteme vida, para que no descendiese á la sepultura.
Y no me encerraste en mano del enemigo; Hiciste estar mis pies en anchura.
Los esconderás en el secreto de tu rostro de las arrogancias del hombre: Los pondrás en un tabernáculo á cubierto de contención de lenguas.
Tema á Jehová toda la tierra: Teman de él todos los habitadores del mundo.
El rey no es salvo con la multitud del ejército: No escapa el valiente por la mucha fuerza.
Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.
Muchos son los males del justo; Mas de todos ellos lo librará Jehová.
Sean como el tamo delante del viento; Y el ángel de Jehová los acose.
Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, Que libras al afligido del más fuerte que él, Y al pobre y menesteroso del que le despoja?
No se alegren de mí mis enemigos injustos: Ni los que me aborrecen sin causa hagan del ojo.
Al Músico principal: Salmo de David, siervo del Señor. LA iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.
Embriagarse han de la grosura de tu casa; Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
Calla á Jehová, y espera en él: No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades.
Mejor es lo poco del justo, Que las riquezas de muchos pecadores.
Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, Y aprueba su camino.
Apártate del mal, y haz el bien, Y vivirás para siempre.
La boca del justo hablara sabiduría; Y su lengua proferirá juicio.
Hazme saber, Jehová, mi fin, Y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuánto tengo de ser del mundo.
Líbrame de todas mis rebeliones; No me pongas por escarnio del insensato.
E hízome sacar de un lago de miseria, del lodo cenagoso; Y puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
Entonces dije: He aquí, vengo; En el envoltorio del libro está escrito de mí:
Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor: Mullirás toda su cama en su enfermedad.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: Cuándo vendré, y pareceré delante de Dios!
Dios mío, mi alma está en mí abatida: Acordaréme por tanto de ti desde tierra del Jordán, Y de los Hermonitas, desde el monte de Mizhar.
Diré á Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
JUZGAME, oh Dios, y aboga mi causa: Líbrame de gente impía, del hombre de engaño é iniquidad.
Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?
Nos hiciste retroceder del enemigo, Y saqueáron nos para sí los que nos aborrecían.
Por la voz del que me vitupera y deshonra, Por razón del enemigo y del que se venga.
Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, O alzado nuestras manos á dios ajeno,
¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón.
Tus saetas agudas Con que caerán pueblos debajo de ti, Penetrarán en el corazón de los enemigos del Rey.
Y las hijas de Tiro vendrán con presente; Implorarán tu favor los ricos del pueblo.
Toda ilustre es de dentro la hija del rey: De brocado de oro es su vestido.
Serán traídas con alegría y gozo: Entrarán en el palacio del rey.
Del río sus conductos alegrarán la ciudad de Dios, El santuario de las tiendas del Altísimo.
Los príncipes de los pueblos se juntaron Al pueblo del Dios de Abraham: Porque de Dios son los escudos de la tierra; El es muy ensalzado.
Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra Es el monte de Sión, á los lados del aquilón, La ciudad del gran Rey.
Al Músico principal: Salmo para los hijos de Coré. OID esto, pueblos todos; Escuchad, habitadores todos del mundo:
Empero Dios redimirá mi vida del poder de la sepultura, Cuando me tomará. (Selah.)
Salmo de Asaph. EL Dios de dioses, Jehová, ha hablado, Y convocado la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.
Porque mía es toda bestia del bosque, Y los millares de animales en los collados.
Conozco todas las aves de los montes, Y en mi poder están las fieras del campo.
Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto ú ofrenda del todo quemada: Entonces ofrecerán sobre tu altar becerros.
Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo: Porque Dios ha esparcido los huesos del que asentó campo contra ti: Los avergonzaste, porque Dios los desechó.
A causa de la voz del enemigo, Por la opresión del impío; Porque echaron sobre mí iniquidad, Y con furor me han amenazado.
Apresuraríame á escapar Del viento tempestuoso, de la tempestad.
El enviará desde los cielos, y me salvará De la infamia del que me apura; (Selah) Dios enviará su misericordia y su verdad.
Alegraráse el justo cuando viere la venganza: Sus pies lavará en la sangre del impío.
Porque tú has sido mi refugio, Y torre de fortaleza delante del enemigo.
Al Músico principal: Salmo de David. ESCUCHA, oh Dios, mi voz en mi oración: Guarda mi vida del miedo del enemigo.
Escóndeme del secreto consejo de los malignos; De la conspiración de los que obran iniquidad:
Dichoso el que tú escogieres, é hicieres llegar á ti, Para que habite en tus atrios: Seremos saciados del bien de tu casa, De tu santo templo.
Destilan sobre las estancias del desierto; Y los collados se ciñen de alegría.
Como es lanzado el humo, los lanzarás: Como se derrite la cera delante del fuego, Así perecerán los impíos delante de Dios.
La tierra tembló; También destilaron los cielos á la presencia de Dios: Aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel.
Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, La cabelluda mollera del que camina en sus pecados.
Sácame del lodo, y no sea yo sumergido: Sea yo libertado de los que me aborrecen, y del profundo de las aguas.
Porque persiguieron al que tú heriste; Y cuentan del dolor de los que tú llagaste.
Sean raídos del libro de los vivientes, Y no sean escritos con los justos.
Dios mío, líbrame de la mano del impío, De la mano del perverso y violento.
Vendré á las valentías del Señor Jehová: Haré memoria de sola tu justicia.
Para Salomón. OH Dios, da tus juicios al rey, Y tu justicia al hijo del rey.
Juzgará los afligidos del pueblo, Salvará los hijos del menesteroso, Y quebrantará al violento.
Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, Y salvará las almas de los pobres.
Y vivirá, y darásele del oro de Seba; Y oraráse por él continuamente; Todo el día se le bendecirá.
Sus ojos están salidos de gruesos: Logran con creces los antojos del corazón.
He aquí estos impíos, Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.
Como sueño del que despierta, Así, Señor, cuando despertares, menospreciarás sus apariencias.
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