3450 casos

'Tú' en la Biblia

Haciendo estar atento tu oído á la sabiduría; Si inclinares tu corazón á la prudencia;

Entonces andarás por tu camino confiadamente, Y tu pie no tropezará.

Y él me enseñaba, y me decía: Mantenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás:

Engrandécela, y ella te engrandecerá: Ella te honrará, cuando la hubieres abrazado.

Hijo mío, está atento á mis palabras; Inclina tu oído á mis razones.

No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón.

HIJO mío, está atento á mi sabiduría, Y á mi inteligencia inclina tu oído;

Aleja de ella tu camino, Y no te acerques á la puerta de su casa;

HIJO mío, si salieres fiador por tu amigo, Si tocaste tu mano por el extraño,

Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, Ya que has caído en la mano de tu prójimo: Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.

Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre de escudo.

Di á la sabiduría: eres mi hermana; Y á la inteligencia llama parienta:

Por tanto he salido á encontrarte, Buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.

Si no tuvieres para pagar, ¿Por qué han de quitar tu cama de debajo de ti?

Vomitarás la parte que comiste, Y perderás tus suaves palabras.

Oye , hijo mío, y sé sabio, Y endereza tu corazón al camino.

Si dijeres: Ciertamente no lo supimos; ¿No lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, Y dará al hombre según sus obras.

Come, hijo mío, de la miel, porque es buena, Y del panal dulce á tu paladar:

Tal será el conocimiento de la sabiduría á tu alma: Si la hallares tendrá recompensa, Y al fin tu esperanza no será cortada.

No salgas á pleito presto, No sea que no sepas qué hacer al fin, Después que tu prójimo te haya dejado confuso.

No sea que te deshonre el que lo oyere, Y tu infamia no pueda repararse.

Y abundancia de leche de las cabras para tu mantenimiento, y para mantenimiento de tu casa, Y para sustento de tus criadas.

CUANDO fueres á la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oir que para dar el sacrificio de los necios: porque no saben que hacen mal.

No te des priesa con tu boca, ni tu corazón se apresure á proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y sobre la tierra: por tanto, sean pocas tus palabras.

No sueltes tu boca para hacer pecar á tu carne; ni digas delante del ángel, que fué ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se aire á causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?

Bueno es que tomes esto, y también de estotro no apartes tu mano; porque el que á Dios teme, saldrá con todo.

Porque tu corazón sabe, como también dijiste mal de otros muchas veces.

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