16711 casos

'De' en la Biblia

El lugar seco será tornado en estanque, y el secadal en manaderos de aguas; en la habitación de chacales, en su cama, será lugar de cañas y de juncos.

ACONTECIO en el año catorce del rey Ezechîas, que Sennachêrib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fuertes de Judá, y tomólas.

Y el rey de Asiria envió á Rabsaces con grande ejército desde Lachîs á Jerusalem al rey Ezechîas: y asentó el campo á los caños de la pesquera de arriba, en el camino de la heredad del Lavador.

Y salió á él Eliacim hijo de Hilcías mayordomo, y Sebna, escriba, y Joah hijo de Asaph, canciller.

A los cuales dijo Rabsaces: Ahora pues, diréis á Ezechîas: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es ésta en que confías?

He aquí que confías en este bordón de caña frágil, en Egipto, sobre el cual si alguien se apoyare, entrarásele por la mano, y se la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él confían.

Y si me dijeres, En Jehová nuestro Dios confiamos; ¿no es éste aquel cuyos altos y cuyos altares hizo quitar Ezechîas, y dijo á Judá y á Jerusalem: Delante de este altar adoraréis?

Ahora pues yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si pudieres tú dar caballeros que cabalguen sobre ellos.

¿Cómo pues harás volver el rostro de un capitán de los más pequeños siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto por sus carros y hombres de á caballo?

Púsose luego en pie Rabsaces, y gritó á grande voz en lengua judáica, diciendo: Oid las palabras del gran rey, el rey de Asiria.

Ni os haga Ezechîas confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará: no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria.

No escuchéis á Ezechîas: porque el rey de Asiria dice así: Haced conmigo paz, y salid á mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo;

Hasta que yo venga y os lleve á una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas.

Mirad no os engañe Ezechîas diciendo: Jehová nos librará. ¿Libraron los dioses de las gentes cada uno á su tierra de la mano del rey de Asiria?

¿Dónde está el dios de Hamath y de Arphad? ¿dónde está el dios de Sepharvaim? ¿libraron á Samaria de mi mano?

¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras, que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano á Jerusalem?

Entonces Eliacim hijo de Hilcías mayordormo, y Sebna escriba, y Joah hijo de Asaph canciller, vinieron á Ezechîas rotos sus vestidos, y contáronle las palabras de Rabsaces.

ACONTECIO pues, que el rey Ezechîas, oído esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de saco vino á la casa de Jehová.

Y envió á Eliacim mayordomo, y á Sebna escriba, y á los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de sacos, á Isaías profeta, hijo de Amoz.

Los cuales le dijeron: Ezechîas dice así: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia, es este día: porque los hijos han llegado hasta la rotura, y no hay fuerza en la que pare.

Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras de Rabsaces, al cual envió el rey de Asiria su señor á blasfemar al Dios vivo, y á reprender con las palabras que oyó Jehová tu Dios: alza pues oración tú por las reliquias que aun han quedado.

Vinieron pues los siervos de Ezechîas á Isaías.

Y díjoles Isaías: Diréis así á vuestro señor: Así dice Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.

Vuelto pues Rabsaces, halló al rey de Asiria que batía á Libna; porque ya había oído que se había apartado de Lachîs.

Mas oyendo decir de Tirhakah rey de Etiopía: He aquí que ha salido para hacerte guerra: en oyéndolo, envió mensajeros á Ezechîas, diciendo:

Diréis así á Ezechîas rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalem no será entregada en mano del rey de Asiria.

He aquí que tú oiste lo que hicieron los reyes de Asiria á todas las tierras, que las destruyeron; ¿y escaparás tú?

¿Libraron los dioses de las gentes á los que destruyeron mis antepasados, á Gozán, y Harán, Rezeph, y á los hijos de Edén que moraban en Thelasar?

¿Dónde está el rey de Amath, y el rey de Arphad, el rey de la ciudad de Sepharvaim, de Henah, y de Hivah?

Y tomó Ezechîas las cartas de mano de los mensajeros, y leyólas; y subió á la casa de Jehová, y las extendió delante de Jehová.

Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira: y oye todas las palabras de Sennachêrib, el cual ha enviado á blasfemar al Dios viviente.

Ciertamente, oh Jehová, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus comarcas,

Y entregaron los dioses de ellos al fuego: porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, leño y piedra: por eso los deshicieron.

Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres Jehová.

Entonces Isaías hijo de Amoz, envió á decir á Ezechîas: Jehová Dios de Israel dice así: Acerca de lo que me rogaste sobre Sennachêrib rey de Asiria,

Esto es lo que Jehová habló de él: Hate menospreciado, y ha hecho escarnio de ti la virgen hija de Sión: meneó su cabeza á tus espaldas la hija de Jerusalem.

¿A quién injuriaste y á quién blasfemaste? ¿contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel.

Por mano de tus siervos denostaste al Señor, y dijiste: Yo con la multitud de mis carros subiré á las alturas de los montes, á las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus hayas escogidas; vendré después á lo alto de su límite, al monte de su Car

Yo cavé, y bebí las aguas; y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de lugares atrincherados.

¿No has oído decir que de mucho tiempo ha yo lo hice, que de días antiguos lo he formado? Helo hecho venir ahora, y será para destrucción de ciudades fuertes en montones de ruinas.

Y sus moradores, cortos de manos, quebrantados y confusos, serán como grama del campo y hortaliza verde, como hierba de los tejados, que antes de sazón se seca.

Y esto te será por señal: Comerás este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo: y el año tercero sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto.

Y el residuo de la casa de Judá que hubiere escapado, tornará á echar raíz abajo, y hará fruto arriba.

Porque de Jerusalem saldrán reliquias, y del monte de Sión salvamento: el celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella: no vendrá delante de ella escudo, ni será echado contra ella baluarte.

Pues yo ampararé á esta ciudad para salvarla por amor de mí, y por amor de David mi siervo.

Entonces Sennachêrib rey de Asiria partiéndose se fué, y volvióse, é hizo su morada en Nínive.

Y acaeció, que estando orando en el templo de Nisroch su dios, Adremelech y Sarezer, sus hijos, le hirieron á cuchillo, y huyeron á la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo.

Y dijo: Oh Jehová, ruégote te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezechîas con gran lloro.

Entonces fué palabra de Jehová á Isaías, diciendo:

Ve, y di á Ezechîas: Jehová Dios de David tu padre dice así: Tu oración he oído, y visto tus lágrimas: he aquí que yo añado á tus días quince años.

Y te libraré, y á esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y á esta ciudad ampararé.

Y esto te será señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho:

He aquí que yo vuelvo atrás la sombra de los grados, que ha descendido en el reloj de Achâz por el sol, diez grados. Y el sol fué tornado diez grados atrás, por los cuales había ya descendido.

Escritura de Ezechîas rey de Judá, de cuando enfermó y sanó de su enfermedad.

Yo dije: En el medio de mis días iré á las puertas del sepulcro: Privado soy del resto de mis años.

Dije: No veré á JAH, á JAH en la tierra de los que viven: Ya no veré más hombre con los moradores del mundo.

Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como el tejedor corté mi vida; cortaráme con la enfermedad; Me consumirás entre el día y la noche.

Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos: De la mañana á la noche me acabarás.

¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré recapacitando en la amargura de mi alma todos los años de mi vida.

Oh Señor, sobre ellos vivirán tus piedades, Y á todos diré consistir en ellas la vida de mi espíritu; Pues tú me restablecerás, y me harás que viva.

He aquí amargura grande me sobrevino en la paz: Mas á ti plugo librar mi vida del hoyo de corrupción. Porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.

Jehová para salvarme; Por tanto cantaremos nuestros salmos En la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.

Había asimismo dicho Ezechîas: ¿Qué señal tendré de que he de subir á la casa de Jehová?

EN aquel tiempo Merodachbaladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes á Ezechîas; porque había oído que había estado enfermo, y que había convalecido.

Y holgóse con ellos Ezechîas, y enseñoles la casa de su tesoro, plata y oro, y especierías, y ungüentos preciosos, y toda su casa de armas, y todo lo que se pudo hallar en sus tesoros: no hubo cosa en su casa y en todo su señorío, que Ezechîas no les most

Entonces Isaías profeta vino al rey Ezechîas, y díjole: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido á ti? Y Ezechîas respondió: De tierra muy lejos han venido á mí, de Babilonia.

Entonces dijo Isaías á Ezechîas: Oye palabra de Jehová de los ejércitos:

De tus hijos que hubieren salido de ti, y que engendraste, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.

Y dijo Ezechîas á Isaías: La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y verdad en mis días.

Hablad al corazón de Jerusalem: decidle á voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.

Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo de decir á voces? Toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo:

La hierba se seca, y la flor se cae; porque el viento de Jehová sopló en ella: ciertamente hierba es el pueblo.

Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalem; levántala, no temas; di á las ciudades de Judá: ­Veis aquí el Dios vuestro!

He aquí que el Señor Jehová vendrá con fortaleza, y su brazo se enseñoreará: he aquí que su salario viene con él, y su obra delante de su rostro.

¿Quién midió las aguas con su puño, y aderezó los cielos con su palmo, y con tres dedos allegó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza, y con peso los collados?

¿A quién demandó consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, ó le enseñó ciencia, ó le mostró la senda de la prudencia?

He aquí que las naciones son reputadas como la gota de un acetre, y como el orín del peso: he aquí que hace desaparecer las islas como polvo.

Como nada son todas las gentes delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es.

El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se corrompa; búscase un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva.

¿Quién despertó del oriente al justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante de él naciones, é hízolo enseñorear de reyes; entrególos á su espada como polvo, y á su arco como hojarascas arrebatadas?

Las islas vieron, y tuvieron temor, los términos de la tierra se espantaron: congregáronse, y vinieron.

Porque te tomé de los extremos de la tierra, y de sus principales te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú, te escogí, y no te deseché.

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