'Al' en la Biblia
Si dijeren: Ven con nosotros, pongamos asechanzas para derramar sangre, acechemos sin motivo al inocente;
los tragaremos vivos como el sepulcro, y enteros, como los que caen al abismo.
que abandona al compañero de su juventud, y se olvida del pacto de su Dios.
porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere.
No envidies al hombre injusto, ni escojas ninguno de sus caminos.
Sus pies descienden a la muerte, sus pasos conducen al infierno.
para que no des a los extraños tu honor, y tus años al cruel;
Prenderán al impío sus propias iniquidades, y detenido será con las cuerdas de su pecado;
el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal,
No tienen en poco al ladrón, aunque hurte para saciar su alma cuando tiene hambre;
Al atardecer, ya que anochecía, en la oscuridad y tinieblas de la noche.
Y he aquí, una mujer le sale al encuentro, con atavío de ramera y astuta de corazón,
Se fue en pos de ella luego, como va el buey al degolladero, o como el necio a las prisiones para ser castigado;
Camino al infierno es su casa, que desciende a las cámaras de la muerte.
Está en las alturas junto al camino, a las encrucijadas de las veredas se pone de pie;
Todas ellas son rectas al que entiende, y razonables a los que han hallado sabiduría.
cuando al mar puso sus límites, para que las aguas no pasasen su mandamiento; cuando estableció los fundamentos de la tierra;
El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta: El que reprende al impío, se atrae mancha.
No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; corrige al sabio, y te amará.
Da consejo al sabio, y será más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber.
Dice al que es simple: Ven acá. A los faltos de cordura, dice:
Los proverbios de Salomón. El hijo sabio alegra al padre; pero el hijo necio es tristeza de su madre.
Jehová no dejará padecer hambre al alma del justo; mas arrojará la sustancia de los impíos.
Hacer maldad es como diversión al insensato; pero el hombre entendido tiene sabiduría.
El camino de Jehová es fortaleza al íntegro; pero es destrucción a los que hacen iniquidad.
Al que retiene el grano, el pueblo lo maldecirá; mas bendición será sobre la cabeza del que lo vende.
El bueno alcanzará favor de Jehová; mas Él condenará al hombre de malos pensamientos.
El camino del necio es derecho en su opinión; mas el que obedece al consejo es sabio.
El necio al punto da a conocer su ira: Mas el que disimula la injuria es prudente.
Ninguna adversidad acontecerá al justo; mas los impíos serán llenos de males.
La justicia guarda al de perfecto camino; mas la impiedad trastornará al pecador.
Busca el escarnecedor la sabiduría, y no la halla; mas al hombre entendido la sabiduría le es fácil.
Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.
El que oprime al pobre, afrenta a su Hacedor; mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra.
Abominación es a Jehová el camino del impío; mas Él ama al que sigue la justicia.
La reprensión es molesta al que abandona el camino; y el que aborreciere la corrección, morirá.
El escarnecedor no ama al que le reprende; ni se junta con los sabios.
El hijo sabio alegra al padre; mas el hombre necio menosprecia a su madre.
La necedad es alegría al falto de entendimiento; mas el hombre entendido camina con rectitud.
El camino de la vida es hacia arriba al entendido, para apartarse del infierno abajo.
Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo, y aun al impío para el día malo.
Los labios justos son el contentamiento de los reyes; y aman al que habla lo recto.
Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee; mas la instrucción de los necios es necedad.
Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina a los huesos.
Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte.
El malo está atento al labio inicuo; y el mentiroso escucha a la lengua detractora.
El que escarnece al pobre, afrenta a su Hacedor; y el que se alegra de la calamidad, no quedará impune.
No conviene al necio la altilocuencia: ¡Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso!
Aprovecha la reprensión al hombre entendido, más que cien azotes al necio.
El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a Jehová.
El que engendra al necio, para su tristeza lo engendra; y el padre del necio no tiene alegría.
Ciertamente no es bueno condenar al justo, ni herir a los príncipes que hacen lo recto.
No es bueno tener respeto a la persona del impío, para hacer caer al justo de su derecho.
El espíritu del hombre soportará su enfermedad; mas ¿quién soportará al espíritu angustiado?
No conviene al necio el deleite: ¡Cuánto menos al siervo ser señor de los príncipes!
Hiere al escarnecedor, y el simple se hará avisado; y corrigiendo al entendido, entenderá ciencia.
Honra es al hombre el apartarse de contienda; mas todo insensato se envolverá en ella.
Quítale su ropa al que salió por fiador del extraño; y tómale prenda al fiador de la mujer extraña.
Sabroso es al hombre el pan de mentira; mas después su boca será llena de cascajo.
La herencia adquirida de prisa al principio, su postrimería no será bendita.
Lazo es al hombre el devorar lo santo; y reflexionar después de haber hecho los votos.
Misericordia y verdad guardan al rey; y con clemencia se sustenta su trono.
El que cierra su oído al clamor del pobre; también él clamará, y no será oído.
Alegría es al justo el hacer juicio; mas destrucción vendrá a los que hacen iniquidad.
Instruye al niño en el camino que debe andar; y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
El ojo misericordioso será bendito, porque da de su pan al necesitado.
Echa fuera al escarnecedor, y saldrá la contienda, y cesará el pleito y la afrenta.
La necedad está ligada al corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de él.
El que oprime al pobre para acrecentar su riqueza, y que da al rico, ciertamente vendrá a pobreza.
No robes al pobre, porque es pobre, ni oprimas en la puerta al afligido;
¿Has de poner tus ojos en lo que no es nada? Porque las riquezas se harán alas, como alas de águila, y volarán al cielo.
No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá.
Oye tú, hijo mío, y sé sabio, y endereza tu corazón al camino.
No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa; Se entra suavemente,
mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor.
Al que piensa hacer el mal, le llamarán hombre de malos pensamientos.
Si dejares de librar a los que son llevados a la muerte, y a los que son llevados al matadero.
Así será a tu alma el conocimiento de la sabiduría; si la hallares tendrá recompensa, y al fin tu esperanza no será cortada.
Teme a Jehová, hijo mío, y al rey; no te entremetas con los que son inestables;
El que dijere al malo: Justo eres, los pueblos lo maldecirán, y le detestarán las naciones;
No digas: Como me hizo, así le haré; Pagaré al hombre según su obra.
Pasé junto al campo del perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento;
Quita las escorias de la plata, y saldrá vaso al fundidor.
Aparta al impío de la presencia del rey, y su trono se afirmará en justicia.
No entres apresuradamente en pleito, no sea que no sepas qué hacer al fin, después que tu prójimo te haya avergonzado.
Como zarcillo de oro y joyel de oro fino, es el que reprende al sabio que tiene oído dócil.
Como frío de nieve en tiempo de la siega, así es el mensajero fiel a los que lo envían; pues al alma de su señor da refrigerio.
El que canta canciones al corazón afligido, es como el que quita la ropa en tiempo de frío, o el que sobre el jabón echa vinagre.
Como el agua fría al alma sedienta, así son las buenas nuevas de lejanas tierras.
Como la nieve en el verano, y la lluvia en la siega, así no conviene al necio la honra.
No respondas al necio conforme a su necedad, para que no seas tú también como él.
Responde al necio según su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión.
Como quien liga la piedra en la honda, así hace el que al necio da honra.
El grande Dios que creó todas las cosas; da la paga al insensato, y da la paga a los transgresores.
El que pasando se deja llevar de la ira en pleito ajeno, es como el que toma al perro por las orejas.
El hombre saciado desprecia el panal de miel; pero al hombre hambriento todo lo amargo es dulce.
El ungüento y el perfume alegran el corazón; y el amigo al hombre con el cordial consejo.
No abandones a tu amigo, ni al amigo de tu padre; ni entres en casa de tu hermano el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejos.
Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, y tendré qué responder al que me agravie.
Quítale su ropa al que salió fiador por el extraño; y al que fió por la extraña, tómale prenda.