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'Los' en la Biblia

Respóndeme presto, oh Jehová que desmaya mi espíritu: No escondas de mí tu rostro, Y venga yo á ser semejante á los que descienden á la sepultura.

Y por tu misericordia disiparás mis enemigos, Y destruirás todos los adversarios de mi alma: Porque yo soy tu siervo.

Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende: Toca los montes, y humeen.

Envía tu mano desde lo alto; Redímeme, y sácame de las muchas aguas, De la mano de los hijos de extraños;

Tú, el que da salud á los reyes, El que redime á David su siervo de maligna espada.

Y la terribilidad de tus valentías dirán los hombres; Y yo recontaré tu grandeza.

Para notificar á los hijos de los hombre sus valentías, Y la gloria de la magnificencia de su reino.

Porque fortificó los cerrojos de tus puertas; Bendijo á tus hijos dentro de ti.

Enviará su palabra, y los derretirá: Soplará su viento, y fluirán las aguas.

Aleluya. ALABAD á Jehová desde los cielos: Alabadle en las alturas.

Alabadle, cielos de los cielos, Y las aguas que están sobre los cielos.

Y las hizo ser para siempre por los siglos; Púso les ley que no será quebrantada.

Los montes y todos los collados; El árbol de fruto, y todos los cedros;

Los reyes de la tierra y todos los pueblos; Los príncipes y todos los jueces de la tierra;

Los mancebos y también las doncellas; Los viejos y los niños,

El ensalzó el cuerno de su pueblo; Aláben le todos sus santos, los hijos de Israel, El pueblo á él cercano. Aleluya.

Alégrese Israel en su Hacedor: Los hijos de Sión se gocen en su Rey.

Gozarse han los píos con gloria: Cantarán sobre sus camas.

Clama en los principales lugares de concurso; En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones:

Para librarte del mal camino, De los hombres que hablan perversidades;

Porque los rectos habitarán la tierra, Y los perfectos permanecerán en ella;

Ella es árbol de vida á los que de ella asen: Y bienaventurados son los que la mantienen.

Con su ciencia se partieron los abismos, Y destilan el rocío los cielos.

Porque los labios de la extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite;

Y no oí la voz de los que me adoctrinaban, Y á los que me enseñaban no incliné mi oído!

Pues que los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, Y él considera todas sus veredas.

No tendrá respeto á ninguna redención; Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.

Porque á muchos ha hecho caer heridos; Y aun los más fuertes han sido muertos por ella.

En los altos cabezos, junto al camino, A las encrucijadas de las veredas se para;

Todas ellas son rectas al que entiende, Y razonables á los que han hallado sabiduría.

Yo, la sabiduría, habito con la discreción, Y hallo la ciencia de los consejos.

Por mí dominan los príncipes, Y todos los gobernadores juzgan la tierra.

Antes de los abismos fuí engendrada; Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.

Antes que los montes fuesen fundados, Antes de los collados, era yo engendrada:

Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; Cuando señalaba por compás la sobrefaz del abismo;

Con él estaba yo ordenándolo todo; Y fuí su delicia todos los días, Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.

Huélgome en la parte habitable de su tierra; Y mis delicias son con los hijos de los hombres.

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