16640 casos

'De' en la Biblia

Y envió Mardoqueo cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y de verdad,

para confirmar estos días de Purim en sus tiempos señalados, según les había constituido Mardoqueo el judío y la reina Esther, según ellos habían tomado sobre sí y sobre su simiente, para conmemorar el fin de los ayunos y de su clamor.

Y el mandato de Esther confirmó estas palabras dadas acerca de Purim, y fue escrito en el libro.

Y todos los hechos de su poder y autoridad, y la declaración de la grandeza de Mardoqueo, con que el rey le engrandeció, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Media y de Persia?

Porque Mardoqueo el judío fue segundo después del rey Asuero, y grande entre los judíos, y estimado por la multitud de sus hermanos, procurando el bien de su pueblo, y hablando paz para toda su simiente.

Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado a Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.

Y un día vinieron los hijos de Dios a presentarse delante de Jehová, entre los cuales vino también Satanás.

Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Y respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.

Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado de mal?

¿No le has tú cercado a él, y a su casa, y a todo lo que tiene en derredor? El trabajo de sus manos has bendecido, y su hacienda ha crecido sobre la tierra.

Y aconteció un día que sus hijos e hijas estaban bebiendo y comiendo en casa de su hermano el primogénito,

y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos,

y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para traerte la noticia.

Aún estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y los criados, y los consumió; solamente escapé yo para traerte la noticia.

Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y dieron sobre los camellos, y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para traerte la noticia.

Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito;

y he aquí un gran viento que vino del lado del desierto, y azotó las cuatro esquinas de la casa, y cayó sobre los jóvenes, y murieron; solamente escapé yo para traerte la noticia.

Y otro día aconteció que vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos para presentarse delante de Jehová.

Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella.

Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que aún retiene su integridad, a pesar de que tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?

Y tomó Job un tiesto para rascarse con él, y se sentó en medio de ceniza.

Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían concertado de venir juntos para condolerse de él y para consolarle.

Y cuando alzaron los ojos desde lejos y no lo conocieron, alzaron su voz, y lloraron; y cada uno de ellos rasgó su manto, y esparcieron polvo hacia el cielo sobre sus cabezas.

Sea aquel día sombrío, y no cuide de él Dios desde arriba, ni claridad sobre él resplandezca.

Aféenlo tinieblas y sombra de muerte; repose sobre él nublado, que lo haga horrible como día caliginoso.

Ocupe la oscuridad aquella noche; no sea contada entre los días del año, ni venga en el número de los meses.

Oscurézcanse las estrellas de su alba; espere la luz, y no venga, ni vea los párpados de la mañana:

Por cuanto no cerró las puertas del vientre de mi madre, ni escondió de mis ojos la miseria.

con los reyes y con los consejeros de la tierra, que edifican para sí lugares desolados;

o con los príncipes que poseían el oro, que llenaban sus casas de plata.

Allí los impíos dejan de perturbar, y allí descansan los de agotadas fuerzas.

¿Para qué se da luz al trabajado, y vida al amargado de alma,

¿Es éste tu temor, tu confianza, tu esperanza, y la integridad de tus caminos?

Perecen por el aliento de Dios, y por el soplo de su furor son consumidos.

El rugido del león, y la voz del león, y los dientes de los leoncillos son quebrantados.

El león viejo perece por falta de presa, y los hijos del león son dispersados.

El asunto también me era a mí oculto; mas mi oído ha percibido algo de ello.

En imaginaciones de visiones nocturnas, cuando el sueño cae sobre los hombres,

y un espíritu pasó por delante de mí, que hizo se erizara el pelo de mi carne.

Se paró un fantasma delante de mis ojos, cuyo rostro yo no conocí, y quedo, oí que decía:

¡Cuánto más en los que habitan en casas de barro, cuyo fundamento está en el polvo, y que serán quebrantados por la polilla!

De la mañana a la tarde son destruidos, y se pierden para siempre, sin haber quien lo considere.

Ahora, pues, da voces, si habrá quien te responda; ¿Y a cuál de los santos te volverás?

Sus hijos están lejos de la seguridad, en la puerta son quebrantados, y no hay quien los libre.

Su mies comen los hambrientos, y la sacan de entre los espinos, y el atracador devora su hacienda.

Porque la aflicción no sale del polvo, ni la molestia brota de la tierra.

De día tropiezan con las tinieblas, y a mediodía andan a tientas como de noche.

Mas Él libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos, y de la mano violenta;

En el hambre te redimirá de la muerte, y en la guerra, del poder de la espada.

Asimismo echarás de ver que tu descendencia será numerosa, y tu prole como la hierba de la tierra.

El atribulado ha de ser consolado por su compañero; mas se ha abandonado el temor del Omnipotente.

que al tiempo del calor son deshechas, y al calentarse, desaparecen de su lugar;

se apartan de la senda de su rumbo, van menguando y se pierden.

Miraron los caminantes de Tema, los caminantes de Seba esperaron en ellas;

¿Acaso yo os he dicho: Traedme, y pagad por mí de vuestra hacienda;

libradme de la mano del opresor, y redimidme del poder de los violentos?

¡Cuán fuertes son las palabras de rectitud! Pero, ¿qué reprende vuestra censura?

¿Pensáis censurar las palabras, y los discursos de un desesperado, que son como el viento?

Ahora, pues, si queréis, miradme, y ved si miento delante de vosotros.

Como el siervo anhela la sombra, y como el jornalero espera la paga de su trabajo,

así he tenido que poseer meses de vanidad, y noches de congoja me fueron asignadas.

Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré, y se acabará la noche? Y estoy lleno de devaneos hasta el alba.

Los ojos de los que me ven, no me verán más; fijarás en mí tus ojos, y dejaré de ser.

Por tanto yo no refrenaré mi boca; hablaré en la angustia de mi espíritu, y me quejaré con la amargura de mi alma.

Desvanezco; no he de vivir para siempre; déjame, pues mis días son vanidad.

¿Hasta cuándo no te apartarás de mí, y no me soltarás ni siquiera para que trague mi saliva?

Pequé, ¿qué te hago yo, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me has puesto como blanco tuyo, de modo que soy una carga para mí mismo?

¿Y por qué no perdonas mi rebelión, y quitas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, y si me buscares de mañana, ya no estaré.

¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, y las palabras de tu boca serán como un viento impetuoso?

Si tus hijos pecaron contra Él, Él los echó en el lugar de su pecado.

Si tú de mañana buscares a Dios, y suplicares al Todopoderoso;

Si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti, y hará próspera la morada de tu justicia.

¿No te enseñarán ellos, te hablarán, y de su corazón sacarán palabras?

Tales son los caminos de todos los que se olvidan de Dios; y la esperanza del impío perecerá:

Se apoyará él sobre su casa, mas no permanecerá; se asirá de ella, mas no resistirá.

A manera de un árbol, está verde delante del sol, y sus renuevos salen sobre su huerto;

Si le arrancaren de su lugar, éste le negará entonces, diciendo: Nunca te vi.

He aquí éste es el gozo de su camino; y de la tierra brotarán otros.

Reina Valera Gómez (© 2010)