Versículos Más Populares de la Biblia en Marcos
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Y les dijo:
y diciendo:
Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea proclamando el evangelio de Dios,
Jesús respondió:
Y después de haber resucitado, muy temprano el primer día de la semana, {Jesús} se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado fuera siete demonios.
Pasado el día de reposo, María Magdalena, María, la {madre} de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle.
Cuando uno de los escribas se acercó, los oyó discutir, y reconociendo que les había contestado bien, le preguntó: ¿Cuál mandamiento es el más importante de todos?
Habiendo entrado de nuevo en Capernaúm varios días después, se oyó que estaba en casa.
Cuando salía para seguir su camino, vino uno corriendo, y arrodillándose delante de El, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Y llamando a la multitud y a sus discípulos, les dijo:
Y sucedió en aquellos días que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.
Y se guardaron para sí lo dicho, discutiendo entre sí qué significaría resucitar de entre los muertos.
Jesús le dijo:
Y El les decía:
Y le traían niños para que los tocara; y los discípulos los reprendieron.
Los fariseos, y algunos de los escribas que habían venido de Jerusalén, se reunieron alrededor de El;
Salió Jesús con sus discípulos a las aldeas de Cesarea de Filipo; y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles:
¿No es éste el carpintero, el hijo de María, y hermano de Jacobo, José, Judas y Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros? Y se escandalizaban a causa de El.
Entonces llegaron* a Jericó. Y cuando salía de Jericó con sus discípulos y una gran multitud, un mendigo ciego {llamado} Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino.
Entonces les dijo*:
Y a la hora novena Jesús exclamó con fuerte voz:
Seis días después, Jesús tomó* consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó* aparte, solos, a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos;
Y mientras comían, tomó pan, y habiéndo{lo} bendecido {lo} partió, se {lo} dio a ellos, y dijo:
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y después de tres días resucitar.
Entonces, el Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue recibido en el cielo y se sentó a la diestra de Dios.
Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa, no quería que nadie {lo} supiera, pero no pudo pasar inadvertido;
Pero cuando Jesús vio esto, se indignó y les dijo:
{Jesús} se sentó frente al {arca del} tesoro, y observaba cómo la multitud echaba dinero en el {arca del} tesoro; y muchos ricos echaban grandes cantidades.
Levantándose muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, salió, y se fue a un lugar solitario, y allí oraba.
Cuando se acercaban* a Jerusalén, por Betfagé y Betania, cerca del monte de los Olivos, envió* a dos de sus discípulos,
Los apóstoles se reunieron* con Jesús, y le informaron sobre todo lo que habían hecho y enseñado.
Comenzó a enseñar de nuevo junto al mar; y se llegó a El una multitud tan grande que tuvo que subirse a una barca {que estaba} en el mar, y se sentó; y toda la multitud estaba en tierra a la orilla del mar.
Entraron* en Capernaúm; y enseguida, en el día de reposo entrando {Jesús} en la sinagoga {comenzó a} enseñar.
Y vino* a El un leproso rogándole, y arrodillándose le dijo: Si quieres, puedes limpiarme.
Juan el Bautista apareció en el desierto predicando el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados.
Y les decía:
Y al instante los llamó; y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras El.
Inmediatamente después de haber salido de la sinagoga, fueron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan.
El se marchó de allí y llegó* a su pueblo; y sus discípulos le siguieron*.
Y se le acercaron {algunos} fariseos, {y} para ponerle a prueba, le preguntaban si era lícito a un hombre divorciarse de su mujer.
Y El les dijo*:
Faltaban dos días para la Pascua y para {la fiesta} de los panes sin levadura; y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderle con engaño y matar{le};
Y se le acercaron* Jacobo y Juan, los dos hijos de Zebedeo, diciéndole: Maestro, queremos que hagas por nosotros lo que te pidamos.
Como está escrito en el profeta Isaías: HE AQUI, YO ENVIO MI MENSAJERO DELANTE DE TU FAZ, EL CUAL PREPARARA TU CAMINO.
Y estando El en Betania, sentado {a la mesa} en casa de Simón el leproso, vino una mujer con un frasco de alabastro de perfume muy costoso de nardo puro; {y} rompió el frasco y lo derramó sobre la cabeza de Jesús.
Y cuando ellos llegaron*, le dijeron*: Maestro, sabemos que eres veraz y que no buscas el favor de nadie, porque eres imparcial, y enseñas el camino de Dios con verdad. ¿Es lícito pagar impuesto al César, o no?
Cuando Jesús pasó otra vez en la barca al otro lado, se reunió una gran multitud alrededor de El; así que El se quedó junto al mar.
Cuando salía del templo, uno de sus discípulos le dijo*: Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios!
Y El les dijo:
Entonces llamó* a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos;
E inmediatamente, al salir del agua, vio que los cielos se abrían, y que el Espíritu como paloma descendía sobre El;
El primer día {de la fiesta} de los panes sin levadura, cuando se sacrificaba {el cordero de} la Pascua, sus discípulos le dijeron*: ¿Dónde quieres que vayamos y hagamos los preparativos para que comas la Pascua?
Muy de mañana, los principales sacerdotes prepararon enseguida una reunión con los ancianos, los escribas y todo el concilio; y atando a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.
Juan le dijo: Maestro, vimos a uno echando fuera demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no nos seguía.
Levantándose de allí, {Jesús} se fue* a la región de Judea y al otro lado del Jordán; y se reunieron* de nuevo las multitudes junto a El, y una vez más, como acostumbraba, les enseñaba.
Mientras caminaba junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, hermano de Simón, echando una red en el mar, porque eran pescadores.
Y aconteció que un día de reposo Jesús pasaba por los sembrados, y sus discípulos, mientras se abrían paso, comenzaron a arrancar espigas.
Salieron, pues, los discípulos y llegaron a la ciudad, y encontraron {todo} tal como El les había dicho; y prepararon la Pascua.
Decía también:
Y le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?
Llegaron* a Jerusalén; y entrando {Jesús} en el templo comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo, volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían las palomas;
Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo:
Otra vez entró {Jesús} en una sinagoga; y había allí un hombre que tenía una mano seca.
Entonces comenzó a hablarles en parábolas:
Yendo un poco más adelante vio a Jacobo, el {hijo} de Zebedeo, y a su hermano Juan, los cuales estaban también en la barca, remendando las redes.
Y decía:
Y llegaron* a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo* a sus discípulos:
Llegaron* a Betsaida, y le trajeron* un ciego y le rogaron* que lo tocara.
Y ellos salieron y predicaron por todas partes, colaborando el Señor con ellos, y confirmando la palabra por medio de las señales que la seguían. {Ellas comunicaron inmediatamente a Pedro y a sus compañeros todas estas instrucciones. Y después de esto, Jesús mismo envió por medio de ellos, desde el oriente hasta el occidente, el mensaje sacrosanto e incorruptible de la salvación eterna.}
Había también unas mujeres mirando de lejos, entre las que {estaban} María Magdalena, María, la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé,
Y le enviaron* algunos de los fariseos y de los herodianos para sorprenderle en {alguna} palabra.
El rey Herodes se enteró {de esto,} pues el nombre de Jesús se había hecho célebre, y la {gente} decía: Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos, por eso es que estos poderes milagrosos actúan en él.
Y subió* al monte, llamó* a los que El quiso, y ellos vinieron a El.
Viendo Jesús la fe de ellos, dijo* al paralítico:
Entonces llegaron* su madre y sus hermanos, y quedándose afuera, mandaron llamarle.
Al oír {esto,} Jesús les dijo*:
Después se apareció a los once mismos cuando estaban sentados {a la mesa,} y los reprendió por su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado.
Cuando volvieron a los discípulos, vieron una gran multitud que les rodeaba, y a unos escribas que discutían con ellos.
Y subiendo enseguida a la barca con sus discípulos, fue a la región de Dalmanuta.
Mirándolos Jesús, dijo*:
Y llamándolos junto a sí, Jesús les dijo*:
Enseguida hizo que sus discípulos subieran a la barca y fueran delante de {El} al otro lado, a Betsaida, mientras El despedía a la multitud.
Y en su enseñanza les decía:
Y se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Y les decía:
Jesús dijo:
Y obligaron* a uno que pasaba {y} que venía del campo, Simón de Cirene, el padre de Alejandro y Rufo, a que llevara la cruz de Jesús.
Saliendo de allí, iban pasando por Galilea, y El no quería que nadie {lo} supiera.
Volviendo a salir de la región de Tiro, pasó por Sidón y {llegó} al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis.
Pero él les dijo*: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar donde le pusieron.
Y los escribas que habían descendido de Jerusalén decían: Tiene a Beelzebú; y: Expulsa los demonios por el príncipe de los demonios.
Y designó a doce, para que estuvieran con El y para enviarlos a predicar,
Y llegaron a Capernaúm; y estando ya en la casa, les preguntaba:
Al instante el padre del muchacho gritó y dijo: Creo; ayúda{me en} mi incredulidad.
Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue {a ver} si quizá pudiera hallar algo en ella; cuando llegó a ella, no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos.
Ya al atardecer, como era el día de la preparación, es decir, la víspera del día de reposo,
Los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando; y vinieron* y le dijeron*: ¿Por qué ayunan los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos, pero tus discípulos no ayunan?
E iban por el camino subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos; y estaban perplejos, y los que le seguían tenían miedo. Y tomando aparte de nuevo a los doce, comenzó a decirles lo que le iba a suceder:
Y Jesús le dijo:
Y Jesús les dijo:
Y como no pudieron acercarse a El a causa de la multitud, levantaron el techo {encima} de donde El estaba; y cuando habían hecho una abertura, bajaron la camilla en que yacía el paralítico.
Cuando llegó la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena.
En aquellos días, cuando de nuevo había una gran multitud que no tenía qué comer, {Jesús} llamó a sus discípulos y les dijo*:
Mas El callaba y nada respondía. Le volvió a preguntar el sumo sacerdote, diciéndole: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
También les decía:
Jesús dijo:
Le vistieron* de púrpura, y después de tejer una corona de espinas, se la pusieron;
Y El les dijo:
¿Pagaremos o no pagaremos? Pero El, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo:
Entonces los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al Pretorio, y convocaron* a toda la cohorte {romana}.
y gritando a gran voz, dijo*: ¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te imploro por Dios que no me atormentes.
Y enseguida su fama se extendió por todas partes, por toda la región alrededor de Galilea.
{Se lo} trajeron, y El les dijo*:
Pero cuando los fariseos salieron, enseguida {comenzaron a} tramar con los herodianos en contra de Jesús, {para ver} cómo podrían destruirle.
Entonces el espíritu inmundo, causándole convulsiones, gritó a gran voz y salió de él.
y no permitía que nadie transportara objeto alguno a través del templo.
{Jesús} se le acercó, y tomándola de la mano la levantó, y la fiebre la dejó; y ella les servía.
Y la suegra de Simón yacía enferma con fiebre; y enseguida le hablaron* de ella.
Y {Jesús,} hablando {a la higuera,} le dijo:
Suspirando profundamente en su espíritu, dijo*:
y siempre que se apodera de él, lo derriba, y echa espumarajos, cruje los dientes y se va consumiendo. Y dije a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron.
Y estando sentados {a la mesa} comiendo, Jesús dijo:
Maestro, Moisés nos dejó escrito: SI EL HERMANO DE ALGUNO MUERE y deja mujer Y NO DEJA HIJO, que SU HERMANO TOME LA MUJER Y LEVANTE DESCENDENCIA A SU HERMANO.
--les dijo--
Y al instante Jesús, conociendo en su espíritu que pensaban de esa manera dentro de sí mismos, les dijo*:
Y se habían olvidado de tomar panes; y no tenían consigo en la barca sino sólo un pan.
Enseguida, cuando toda la multitud vio a Jesús, quedó sorprendida, y corriendo hacia El, le saludaban.
Pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.
Y se lo trajeron. Y cuando el espíritu vio a Jesús, al instante sacudió con violencia al muchacho, y {éste,} cayendo a tierra, se revolcaba echando espumarajos.
Y El les encargaba diciendo:
Y el segundo la tomó, y murió sin dejar descendencia; y asimismo el tercero;
Y los discípulos se asombraron de sus palabras. Pero Jesús respondiendo de nuevo, les dijo*:
Hubo siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin dejar descendencia.
Pero estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensaban en sus corazones:
de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y Sidón; una gran multitud, {que} al oír todo lo que {Jesús} hacía, vino a El.
Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y expulsó muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque ellos sabían quién era El.
Los principales sacerdotes y los escribas oyeron {esto} y buscaban cómo destruirle, porque le tenían miedo, pues toda la multitud estaba admirada de su enseñanza.
Entonces le rogaba con insistencia que no los enviara fuera de la tierra.
Y le preguntó:
Y dijo a sus discípulos que le tuvieran lista una barca por causa de la multitud, para que no le oprimieran;
Le golpeaban la cabeza con una caña y le escupían, y poniéndose de rodillas le hacían reverencias.
{y así} los siete, sin dejar descendencia. Y por último murió también la mujer.
Entonces Pedro, acordándose, le dijo*: Rabí, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.
Y El les dijo*:
Y {ya} en la casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre esto.
Y les dijo*:
Y la inscripción de la acusación contra El decía: EL REY DE LOS JUDIOS.
Y El les dio permiso. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se precipitó por un despeñadero al mar, y en el mar se ahogaron.
Y siempre que los espíritus inmundos le veían, caían delante de El y gritaban, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
porque había sanado a muchos, de manera que todos los que tenían aflicciones se le echaban encima para tocarle.
Y El les dijo:
Respondiéndoles {Jesús,} dijo*:
Pero otros decían: Es Elías. Y decían otros: {Es} un profeta, como uno de los profetas {antiguos}.
y le dijo*:
Al ver los escribas de los fariseos que El comía con pecadores y recaudadores de impuestos, decían a sus discípulos: ¿Por qué El come y bebe con recaudadores de impuestos y pecadores?
{Jesús} preguntó al padre:
Y él se levantó, y tomando al instante la camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: Jamás hemos visto cosa semejante.
Y tomando una copa, después de dar gracias, se {la} dio a ellos, y todos bebieron de ella.
Ellos se asombraron aún más, diciendo entre sí: ¿Y quién podrá salvarse?
Y fue por toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando demonios.
y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas, o quién te dio la autoridad para hacer esto?
Pero Jesús les dijo:
¿Mas si decimos: ``De los hombres"? {Pero} temían a la multitud, porque todos consideraban que Juan verdaderamente había sido un profeta.
Y Jesús le dijo*:
Dándose cuenta Jesús, les dijo*:
Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se aparten, yo, sin embargo, no {lo haré.}
Y después de haberse burlado de El, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacaron* para crucificarle.
Y vinieron* a Jesús, y vieron* al que había estado endemoniado, sentado, vestido y en su cabal juicio, el {mismo} que había tenido la legión; y tuvieron miedo.
Cuando Jesús vio que se agolpaba una multitud, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole:
Y {los demonios} le rogaron, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos.
Y cuando dejó a la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron acerca de la parábola.
Y procuraban prenderle, pero temían a la multitud, porque comprendieron que contra ellos había dicho la parábola. Y dejándole, se fueron.
Ellos comenzaron a entristecerse y a decirle uno por uno: ¿Acaso soy yo?
Y se reunieron muchos, tanto que ya no había lugar ni aun a la puerta; y El les exponía la palabra.
Y entró en Jerusalén, {llegó} al templo, y después de mirar todo a su alrededor, salió para Betania con los doce, siendo ya avanzada la hora.
(Porque los fariseos y todos los judíos no comen a menos de que se laven las manos cuidadosamente, observando {así} la tradición de los ancianos;
Y los que cuidaban los cerdos huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. Y {la gente} vino a ver qué era lo que había sucedido.
Y Jesús les dijo:
Y se cumplió la Escritura que dice: Y con los transgresores fue contado.
En la resurrección, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Pues los siete la tuvieron por mujer.
Y levantando la vista, dijo: Veo a los hombres, pero {los} veo como árboles que caminan.
Y al oír {esto} Herodes, decía: Juan, a quien yo decapité, ha resucitado.
Entonces los fariseos y los escribas le preguntaron*: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen con manos inmundas?
y {cuando vuelven} de la plaza, no comen a menos de que se laven; y hay muchas otras cosas que han recibido para observar{las,} como el lavamiento de los vasos, de los cántaros y de las vasijas de cobre.)
Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Bah! Tú que destruyes el templo y en tres días lo reedificas,
Y le observaban {para ver} si lo sanaba en el día de reposo, para poder acusarle.
y vieron que algunos de sus discípulos comían el pan con manos inmundas, es decir, sin lavar.
Y estaba maravillado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor enseñando.
Y ellos dijeron: Moisés permitió {al hombre} escribir CARTA DE DIVORCIO Y REPUDIAR{la}.
Y El le decía:
Les enseñaba muchas cosas en parábolas; y les decía en su enseñanza:
Pero llegó un día oportuno, cuando Herodes, siendo su cumpleaños, ofreció un banquete a sus nobles y comandantes y a los principales de Galilea;
Porque Juan le decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano.
Y tomó* consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a afligirse y a angustiarse mucho.
Los que iban delante y los que le seguían, gritaban: ¿Hosanna! BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR;
Bendito el reino de nuestro padre David que viene; ¿Hosanna en las alturas!
Cuando llegó el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos que {le} escuchaban se asombraban, diciendo: ¿Dónde {obtuvo} éste tales cosas, y cuál es {esta} sabiduría {que} le ha sido dada, y estos milagros que hace con sus manos?
sino que enseguida, al oír {hablar} de El, una mujer cuya hijita tenía un espíritu inmundo, fue y se postró a sus pies.
Pero él, en cuanto salió, comenzó a proclamarlo abiertamente y a divulgar el hecho, a tal punto que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que se quedaba fuera en lugares despoblados; y venían a El de todas partes.
y les dijo*:
porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo mantenía protegido. Y cuando le oía se quedaba muy perplejo, pero le gustaba escucharlo.
Y cuando El salió de la barca, enseguida vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo,
La mujer era gentil, sirofenicia de nacimiento; y le rogaba que echara fuera de su hija al demonio.
Y muchas veces lo ha echado en el fuego y también en el agua para destruirlo. Pero si tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos.
Y El les dijo*:
Y QUE AMARLE CON TODO EL CORAZON Y CON TODO EL ENTENDIMIENTO Y CON TODAS LAS FUERZAS, Y AMAR AL PROJIMO COMO A UNO MISMO, es más que todos los holocaustos y los sacrificios.
Y los que lo habían visto les describieron cómo le había sucedido {esto} al endemoniado, y lo de los cerdos.
Y llamándolos junto a sí, les hablaba en parábolas:
Crucificaron* con El a dos ladrones; uno a su derecha y otro a su izquierda.
Y dijo* al hombre que tenía la mano seca:
Al entrar El en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que lo dejara acompañarle.
Tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera de la aldea; y después de escupir en sus ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó:
Y él se fue, y empezó a proclamar en Decápolis cuán grandes cosas Jesús había hecho por él; y todos se quedaban maravillados.
Y le respondieron, diciendo: {Unos,} Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, uno de los profetas.
y cuando la hija misma de Herodías entró y danzó, agradó a Herodes y a los que se sentaban {a la mesa} con él; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras y te lo daré.
Y le rogaba* con insistencia, diciendo: Mi hijita está al borde de la muerte; {te ruego} que vengas y pongas las manos sobre ella para que sane y viva.
y sus vestiduras se volvieron resplandecientes, muy blancas, tal como ningún lavandero sobre la tierra las puede emblanquecer.
Pero {Pedro} con insistencia repetía: Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y todos decían también lo mismo.
Entonces trajeron* el pollino a Jesús y echaron encima sus mantos, y {Jesús} se sentó sobre él.
Y El le dijo:
Y enseguida Jesús, dándose cuenta de que había salido poder de El, volviéndose entre la gente, dijo:
Cuando ella volvió a su casa, halló que la niña estaba acostada en la cama, y que el demonio había salido.
Entonces Pedro, interviniendo, dijo* a Jesús: Rabí, bueno es estarnos aquí; hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Y Jesús les dijo:
{Todos} comieron y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos, siete canastas.
Cuando entró {Jesús} en {la} casa, sus discípulos le preguntaban en privado: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?
Entonces mandó* a la multitud que se recostara en el suelo; y tomando los siete panes, después de dar gracias, {los} partió y {los} iba dando a sus discípulos para que {los} pusieran delante {de la gente;} y ellos {los} sirvieron a la multitud.
Y {algunos} saduceos (los que dicen que no hay resurrección) se le acercaron*, y le preguntaban, diciendo:
Entonces los fariseos le decían: Mira, ¿por qué hacen lo que no es lícito en el día de reposo?
Ellos les respondieron tal como Jesús {les} había dicho, y les dieron permiso.
Y muchos tendieron sus mantos en el camino, y otros {tendieron} ramas que habían cortado de los campos.
y vino una voz de los cielos, {que decía:} Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido.
Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y en los montes dando gritos e hiriéndose con piedras.
Y después de gritar y de sacudirlo con terribles convulsiones, salió: y {el muchacho} quedó como muerto, tanto, que la mayoría {de ellos} decían: ¡Está muerto!
Enseguida ella se presentó apresuradamente ante el rey con su petición, diciendo: Quiero que me des ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja.
Y al instante el rey envió a un verdugo y {le} ordenó que trajera la cabeza de Juan. Y él fue y lo decapitó en la cárcel,
que tenía su morada entre los sepulcros; y nadie podía ya atarlo ni aun con cadenas;
Y se les apareció Elías junto con Moisés, y estaban hablando con Jesús.
porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie era tan fuerte como para dominarlo.
Pero ella respondió y le dijo*: Es cierto, Señor; {pero} aun los perrillos debajo de la mesa comen las migajas de los hijos.
cuando oyó hablar de Jesús, se llegó {a El} por detrás entre la multitud y tocó su manto.
Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos.
Ellos fueron y encontraron un pollino atado junto a la puerta, afuera en la calle, y lo desataron*.
Ella salió y dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le respondió: La cabeza de Juan el Bautista.
Y estando El sentado en el monte de los Olivos, frente al templo, Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaban en privado:
Y algunos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino?
y había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que al contrario, había empeorado;
Y les decía:
También tenían unos pocos pececillos; y después de bendecirlos, mandó que éstos también los sirvieran.
Sus discípulos le respondieron: ¿Dónde podrá alguien {encontrar lo suficiente para} saciar de pan a éstos aquí en el desierto?
Algunos de los que estaban allí, al oír{lo,} decían: Mirad, a Elías llama.
Cuando sus discípulos oyeron {esto,} fueron y se llevaron el cuerpo y le dieron sepultura.
Y llevaron a Jesús al sumo sacerdote; y se reunieron* todos los principales sacerdotes, los ancianos y los escribas.
Entonces {Jesús} puso otra vez las manos sobre sus ojos, y él miró fijamente y fue restaurado; y lo veía todo con claridad.
Y les dijo:
Y aunque el rey se puso muy triste, sin embargo a causa de {sus} juramentos y de los que se sentaban con él {a la mesa,} no quiso desairarla.
Y sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te oprime, y dices: `` ¿Quién me ha tocado?"
Entonces vino* y los halló* durmiendo, y dijo* a Pedro:
diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios.
Al instante la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su aflicción.
También decía:
Y El les preguntó:
VOZ DEL QUE CLAMA EN EL DESIERTO: ``PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR, HACED DERECHAS SUS SENDAS."
Y saliendo ellas, huyeron del sepulcro, porque un {gran} temblor y espanto se había apoderado de ellas; y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo.
Y El salió de nuevo a la orilla del mar, y toda la multitud venía a El, y les enseñaba.
Viendo el centurión que estaba frente a El, la manera en que expiró, dijo: En verdad este hombre era Hijo de Dios.
Porque Herodes mismo había enviado a prender a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe, pues {Herodes} se había casado con ella.
Y Jesús le dijo:
Y enseguida miraron en derredor, pero ya no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo.
Y Jesús les dijo*:
Cuando se quedó solo, sus seguidores junto con los doce, le preguntaban {sobre} las parábolas.
Y mirándolos en torno con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo* al hombre:
y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre.
Y El les dijo*:
Y he aquí estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual comenzó a gritar,
A la caída de la tarde, después de la puesta del sol, le trajeron todos los que estaban enfermos y los endemoniados.
Llegaron* de nuevo a Jerusalén; y cuando {Jesús} andaba por el templo, se le acercaron* los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos,
Y les enseñaba, diciendo:
Y al pasar, vio a Leví, {hijo} de Alfeo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo*:
Y tomando la palabra, Jesús decía mientras enseñaba en el templo:
Y estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; y estaba entre las fieras, y los ángeles le servían.
En ese momento, mientras todavía estaba El hablando, llegó* Judas, uno de los doce, acompañado de una multitud con espadas y garrotes, de parte de los principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.
Porque enseñaba a sus discípulos, y les decía:
Y {Jesús} le dijo:
Sentándose, llamó a los doce y les dijo*:
Al desembarcar, El vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.
Y sucedió que estando Jesús sentado {a la mesa} en casa de Leví, muchos recaudadores de impuestos y pecadores estaban comiendo con Jesús y sus discípulos; porque había muchos de ellos que le seguían.
Pero id, decid a sus discípulos y a Pedro: ``El va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, tal como os dijo."
Y acudía a él toda la región de Judea, y toda la gente de Jerusalén, y confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán.
Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo El, le dijo*:
Y llegó una viuda pobre y echó dos pequeñas monedas de cobre, o sea, un cuadrante.
Y Jesús le dijo:
Entonces salieron los fariseos y comenzaron a discutir con El, buscando de El una señal del cielo para ponerle a prueba.
Y el escriba le dijo: Muy bien, Maestro; con verdad has dicho que EL ES UNO, Y NO HAY OTRO ADEMAS DE EL;
Estando Pedro abajo en el patio, llegó* una de las sirvientas del sumo sacerdote,
Jesús se retiró al mar con sus discípulos; y una gran multitud de Galilea {le} siguió; y {también} de Judea,
Cierto joven le seguía, vestido {sólo} con una sábana sobre {su cuerpo} desnudo; y lo prendieron*;
Juan estaba vestido de pelo de camello, tenía un cinto de cuero a la cintura, y comía langostas y miel silvestre.
Y vino uno de los oficiales de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle se postró* a sus pies.
Entonces Jesús les dijo:
Y entrando en el sepulcro, vieron a un joven sentado al {lado} derecho, vestido con ropaje blanco; y ellas se asustaron.
Y no pudo hacer allí ningún milagro; sólo sanó a unos pocos enfermos sobre los cuales puso sus manos.
Movido a compasión, extendiendo {Jesús} la mano, lo tocó, y le dijo*:
Y muy de mañana, el primer día de la semana, llegaron* al sepulcro cuando el sol {ya} había salido.
De igual manera, también los principales sacerdotes junto con los escribas, burlándose {de El} entre ellos, decían: A otros salvó, a sí mismo no puede salvarse.
Ahora bien, en cada fiesta él acostumbraba soltarles un preso, el que ellos pidieran.
quien compró un lienzo de lino, y bajándole {de la cruz,} le envolvió en el lienzo de lino y le puso en un sepulcro que había sido excavado en la roca; e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.
Que este Cristo, el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. Y los que estaban crucificados con El {también} le insultaban.
vino José de Arimatea, miembro prominente del concilio, que también esperaba el reino de Dios; y llenándose de valor, entró adonde estaba Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
Dinos, ¿cuándo sucederá esto, y qué señal {habrá} cuando todas estas cosas se hayan de cumplir?
Cuando levantaron los ojos, vieron* que la piedra, aunque era sumamente grande, había sido removida.
Y Jesús les dijo:
Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar:
Y les dijo*:
Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban.
{Jesús} llegó* a una casa, y la multitud se juntó* de nuevo, a tal punto que ellos ni siquiera podían comer.
y les ordenó que no llevaran nada para el camino, sino sólo un bordón; ni pan, ni alforja, ni dinero en el cinto;
También les decía:
¿Por qué habla éste así? Está blasfemando; ¿quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?
Entonces se formó una nube, cubriéndolos, y una voz salió de la nube: Este es mi Hijo amado; a El oíd.
porque decían: No durante la fiesta, no sea que haya un tumulto del pueblo.
Mientras estaba todavía hablando, vinieron* de {casa del} oficial de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas aún al Maestro?
El estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; entonces le despertaron* y le dijeron*: Maestro, ¿no te importa que perezcamos?
Y llamando de nuevo a la multitud, les decía:
Entonces Judas Iscariote, que era uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregarles a Jesús.
Y comenzaron algunos a escupirle, a cubrirle el rostro y a darle de puñetazos, y a decirle: ¡Profetiza! Y los alguaciles le recibieron a bofetadas.
{Entonces} Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
Y todos se asombraron de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva con autoridad! El manda aun a los espíritus inmundos y le obedecen.
Cuando le crucificaron*, se repartieron* sus vestidos, echando suertes sobre ellos {para decidir} lo que cada uno tomaría.
Y se llenaron de gran temor, y se decían unos a otros: ¿Quién, pues, es éste que aun el viento y el mar le obedecen?
Pero Jesús, oyendo lo que se hablaba, dijo* al oficial de la sinagoga:
El les preguntó {de nuevo:}
y levantando los ojos al cielo, suspiró profundamente y le dijo*:
Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo, {hijo} de Alfeo, Tadeo, Simón el cananita;
Adelantándose un poco, se postró en tierra y oraba que si fuera posible, pasara de El aquella hora.
Pero se levantó* una violenta tempestad, y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya se anegaba la barca.
Pero {Jesús} no se lo permitió, sino que le dijo*:
Después de esto, se apareció en forma distinta a dos de ellos cuando iban de camino al campo.
Y envió* a dos de sus discípulos, y les dijo*:
Pero Jesús dijo:
Cuando sus parientes oyeron {esto,} fueron para hacerse cargo de El, porque decían: Está fuera de sí.
Mas El volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo*:
Entonces El tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, {los} bendijo, y partió los panes {y los} iba dando a los discípulos para que se los sirvieran; también repartió los dos peces entre todos.
Le llevaron* al lugar {llamado} Gólgota, que traducido significa: Lugar de la Calavera.
Porque este perfume podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y dado {el dinero} a los pobres. Y la reprendían.
Jacobo, {hijo} de Zebedeo, y Juan hermano de Jacobo (a quienes puso por nombre Boanerges, que significa, hijos del trueno);
y sin parábolas no les hablaba, sino que lo explicaba todo en privado a sus propios discípulos.
Vino* por tercera vez, y les dijo*:
Pero algunos estaban indignados {y se decían} unos a otros: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?
Cuando ellos oyeron que El estaba vivo y que ella le había visto, se negaron a creerlo.
Y al verlos remar fatigados, porque el viento les era contrario, como a la cuarta vigilia de la noche, fue* hacia ellos andando sobre el mar, y quería pasarles de largo.
Nosotros le oímos decir: ``Yo destruiré este templo hecho por manos, y en tres días edificaré otro no hecho por manos."
Y les decía estas palabras claramente. Y Pedro le llevó aparte y comenzó a reprenderle.
Con muchas parábolas como éstas les hablaba la palabra, según podían oír{la;}
Jesús les dijo:
Y no permitió que nadie fuera con El sino {sólo} Pedro, Jacobo y Juan, el hermano de Jacobo.
Y se decían unas a otras: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?
Y dirigiéndose a él, Jesús {le} dijo:
Y cuando era ya muy tarde, sus discípulos se le acercaron, diciendo: El lugar está desierto y ya es muy tarde;
Y cuando oyó que era Jesús el Nazareno, comenzó a gritar y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
Al instante un gallo cantó por segunda vez. Entonces Pedro recordó lo que Jesús le había dicho:
Y vino de nuevo y los halló durmiendo, porque sus ojos estaban muy cargados {de sueño;} y no sabían qué responderle.
Viendo Jesús que él había respondido sabiamente, le dijo:
Entonces les dijo:
Y uno llamado Barrabás había sido encarcelado con los sediciosos que habían cometido homicidio en la insurrección.
Y El les dijo*:
Y predicaba, diciendo: Tras mí viene uno que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar, inclinándome, la correa de sus sandalias.
Jesús, mirando en derredor, dijo* a sus discípulos:
Al instante la niña se levantó y {comenzó a} caminar, pues tenía doce años. Y al momento se quedaron completamente atónitos.
Entonces uno corrió y empapó una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si Elías viene a bajarle.
Pero uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja.
Por la mañana, cuando pasaban, vieron la higuera seca desde las raíces.
Y le trajeron* a uno que era sordo y que hablaba con dificultad, y le rogaron* que pusiera la mano sobre él.
Y dondequiera que El entraba en aldeas, ciudades o campos, ponían a los enfermos en las plazas, y le rogaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que lo tocaban quedaban curados.
Y tomando a la niña por la mano, le dijo*:
Y tomando a un niño, lo puso en medio de ellos; y tomándolo en sus brazos les dijo:
Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto, y llamando al centurión, le preguntó si ya estaba muerto.
Y María Magdalena y María, la {madre} de José, miraban {para saber} dónde le ponían.
Pilato, queriendo complacer a la multitud, les soltó a Barrabás; y después de hacer azotar a Jesús, {le} entregó para que fuera crucificado.
{Y} ella fue y se lo comunicó a los que habían estado con El, que estaban lamentándose y llorando.
porque no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.
Cuando ellos {lo} oyeron, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él buscaba cómo entregarle en un momento oportuno.
Entonces {Jesús,} tomándolo aparte de la multitud, a solas, le metió los dedos en los oídos, y escupiendo, le tocó la lengua {con la saliva;}
Y había una multitud sentada alrededor de El, y le dijeron*: He aquí, tu madre y tus hermanos están afuera {y} te buscan.
Y entrando les dijo*:
Y se asombraron en gran manera, diciendo: Todo lo ha hecho bien; aun a los sordos hace oír y a los mudos hablar.
Pero Jesús les dijo:
Y el que le entregaba les había dado una señal, diciendo: Al que yo bese, ése es; prendedle y llevadle con seguridad.
Y uno de la multitud le respondió: Maestro, te traje a mi hijo que tiene un espíritu mudo,
Pero {la gente} los vio partir, y muchos {los} reconocieron y juntos corrieron allá a pie de todas las ciudades, y llegaron antes que ellos.
Y ellos discurrían entre sí, diciendo: Si decimos: ``Del cielo", El dirá: ``Entonces, ¿por qué no le creísteis?"
las cuales cuando {Jesús} estaba en Galilea, le seguían y le servían; y {había} muchas otras que habían subido con El a Jerusalén.
Pero ellos guardaron silencio, porque en el camino habían discutido entre sí quién {de ellos era} el mayor.
Despidiendo a la multitud, le llevaron* con ellos en la barca, como estaba; y había otras barcas con El.
Y tomándolos en sus brazos, los bendecía, poniendo las manos sobre ellos.
Al oír {esto,} los diez comenzaron a indignarse contra Jacobo y Juan.
Pero ellos no entendían lo que decía, y tenían miedo de preguntarle.
Porque sabía que los principales sacerdotes le habían entregado por envidia.
Y llamando a sus discípulos, les dijo:
Pero los principales sacerdotes incitaron a la multitud para {que le pidiera} que en vez {de Jesús} les soltara a Barrabás.
Al anochecer, la barca estaba en medio del mar, y El {estaba} solo en tierra.
Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote; estaba sentado con los alguaciles, calentándose al fuego.
Fueron* a la casa del oficial de la sinagoga, y {Jesús} vio* el alboroto, y {a los que} lloraban y se lamentaban mucho.
Pero Jesús dijo:
Y Pilato, tomando de nuevo la palabra, les decía: ¿Qué haré, entonces, con el que llamáis el Rey de los judíos?
Y mirando en torno a los que estaban sentados en círculo, a su alrededor, dijo*:
Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos le condenaron, {diciendo} que era reo de muerte.
Y éstos fueron y se lo comunicaron a los demás, pero a ellos tampoco les creyeron.
Pero Jesús no respondió nada más; de modo que Pilato estaba asombrado.
Y al instante se abrieron sus oídos, y desapareció el impedimento de su lengua, y hablaba con claridad.
Y los principales sacerdotes y todo el concilio, procuraban obtener testimonio contra Jesús para darle muerte, pero no lo hallaban.
Y habiendo llegado, inmediatamente se acercó a El diciendo: ¡Rabí! Y le besó.
Pero respondiendo El, les dijo:
Y les mandó que todos se recostaran por grupos sobre la hierba verde.
Entonces la mujer, temerosa y temblando, dándose cuenta de lo que le había sucedido, vino y se postró delante de El y le dijo toda la verdad.
De nuevo Pilato le preguntó, diciendo: ¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te acusan.
Pero cuando ellos le vieron andando sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar;
Entonces les dio órdenes estrictas de que nadie se enterara de esto; y dijo que le dieran de comer a la niña.
Pero él lo negó otra vez. Y poco después los que estaban allí volvieron a decirle a Pedro: Seguro que tú eres {uno} de ellos, pues también eres galileo.
Pero él {lo} negó, diciendo: Ni sé, ni entiendo de qué hablas. Y salió al portal, y un gallo cantó.
Y subió con ellos a la barca, y el viento se calmó; y ellos estaban asombrados en gran manera,
Pero él comenzó a maldecir y a jurar: ¡Yo no conozco a este hombre de quien habláis!
Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos uno a tu derecha y el otro a {tu} izquierda.
Y respondiendo a Jesús, dijeron*: No sabemos. Y Jesús les dijo*:
Entonces Pilato les contestó, diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?
Y se burlaban de El. Pero El, echando fuera a todos, tomó* consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con El, y entró* donde estaba la niña.
porque todos le vieron y se turbaron. Pero enseguida El habló con ellos y les dijo*:
Y subiendo la multitud, comenzó a pedirle que {hiciera} como siempre les había hecho.
Y {Jesús} les ordenó que a nadie se lo dijeran; pero mientras más se lo ordenaba, tanto más ellos lo proclamaban.
Y ellos le dijeron: Podemos. Y Jesús les dijo:
Y Pilato les decía: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho? Y ellos gritaban aún más: ¡Crucifícale!
Y muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
Y recogieron doce cestas llenas de los pedazos, y también de los peces.
Y dirigiéndose Jesús {a ellos,} les dijo:
Y algunos, levantándose, daban falso testimonio contra El, diciendo:
despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y se compren algo de comer.
Y Jesús se detuvo y dijo:
Y El les dijo*:
Entonces el sumo sacerdote levantándose, {se puso} en medio {y} preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?
Porque muchos daban falso testimonio contra El, pero sus testimonios no coincidían.
Y comprobando esto por medio del centurión, le concedió el cuerpo a José,
Entonces el sumo sacerdote, rasgando sus ropas, dijo*: ¿Qué necesidad tenemos de más testigos?
Cuando la sirvienta lo vio, de nuevo comenzó a decir a los que estaban allí: Este es {uno} de ellos.
y al ver a Pedro calentándose, lo miró y dijo*: Tú también estabas con Jesús el Nazareno.
Pero El miraba a su alrededor para ver a la {mujer} que le había tocado.
y recorrieron apresuradamente toda aquella comarca, y comenzaron a traer a los enfermos en sus camillas adonde oían {decir} que El estaba.
Cuando salieron de la barca, enseguida {la gente} reconoció a Jesús,