12318 casos

'La' en la Biblia

Y si la familia de Egipto no subiere, y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que Jehová herirá a las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos.

Éste será el castigo de Egipto, y el castigo de todas las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos.

En aquel tiempo estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ; y las ollas en la casa de Jehová serán como los tazones delante del altar.

Y toda olla en Jerusalén y en Judá será santificada a Jehová de los ejércitos; y todos los que sacrificaren, vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas; y no habrá más cananeo alguno en la casa de Jehová de los ejércitos en aquel tiempo.

Carga de la palabra de Jehová a Israel, por medio de Malaquías.

Y vuestros ojos lo verán, y diréis: Sea Jehová engrandecido sobre la provincia de Israel.

En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que decís: La mesa de Jehová es despreciable.

Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová; y cuando hablan que su alimento es despreciable.

La ley de verdad estuvo en su boca, e iniquidad no fue hallada en sus labios; en paz y en justicia anduvo conmigo, y a muchos hizo apartar de la iniquidad.

Mas vosotros os habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido el pacto de Leví, dice Jehová de los ejércitos.

Por tanto, yo también os he hecho despreciables y bajos ante todo el pueblo, así como vosotros no habéis guardado mis caminos, y en la ley hacéis acepción de personas.

Prevaricó Judá, y en Israel y en Jerusalén se ha cometido abominación; porque Judá ha profanado la santidad de Jehová, que él amó, y se casó con la hija de un dios extraño.

Y esta otra vez haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano.

¿No hizo Él uno, aunque tenía el remanente del espíritu? ¿Y por qué uno? Para que procurara una simiente de Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales contra la esposa de vuestra juventud.

Entonces será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos.

Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra; ni vuestra vid en el campo abortará, dice Jehová de los ejércitos.

Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el impío, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.

Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.

e Isaí engendró al rey David; y el rey David engendró a Salomón de la que fue esposa de Urías,

y Jacob engendró a José, esposo de María, de la cual nació Jesús, quien es llamado Cristo.

De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones; y de David hasta la expatriación a Babilonia son catorce generaciones; y desde la expatriación a Babilonia hasta Cristo son catorce generaciones.

Y tú Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un Guiador, que apacentará a mi pueblo Israel.

Entonces Herodes, llamando en secreto a los sabios, inquirió de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella;

Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.

diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño.

Pero cuando oyó que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá. Y siendo avisado por Dios en un sueño, se fue a la región de Galilea,

y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret; para que se cumpliese lo dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.

Entonces salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la región de alrededor del Jordán;

Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.

Y andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.

Y pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.

ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.

¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí hay una viga en tu propio ojo?

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a perdición y muchos son los que entran por ella.

Cualquiera, pues, que oye estas mis palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; mas Él dormía.

Y cuando Él llegó a la otra ribera, a la región de los gergesenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.

Y los que los apacentaban huyeron; y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había acontecido con los endemoniados.

Y he aquí, toda la ciudad salió a encontrar a Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.

Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados (dijo entonces al paralítico): Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.

Y aconteció que estando Él sentado a la mesa en la casa, he aquí muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos.

Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.

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