'Los' en la Biblia

El camino de los rectos es apartarse del mal: Su alma guarda el que guarda su camino.

Mejor es humillar el espíritu con los humildes, Que partir despojos con los soberbios.

Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee: Mas la erudición de los necios es necedad.

Panal de miel son los dichos suaves. Suavidad al alma y medicina á los huesos.

El hombre perverso levanta contienda; Y el chismoso aparta los mejores amigos.

El siervo prudente se enseñoreará del hijo que deshonra, Y entre los hermanos partirá la herencia.

El crisol para la plata, y la hornaza para el oro: Mas Jehová prueba los corazones.

Corona de los viejos son los hijos de los hijos; Y la honra de los hijos, sus padres.

El corazón alegre produce buena disposición: Mas el espíritu triste seca los huesos.

En el rostro del entendido aparece la sabiduría: Mas los ojos del necio vagan hasta el cabo de la tierra.

Ciertamente no es bueno condenar al justo, Ni herir á los príncipes que hacen lo recto.

Los labios del necio vienen con pleito; Y su boca á cuestiones llama.

El corazón del entendido adquiere sabiduría; Y el oído de los sabios busca la ciencia.

El presente del hombre le ensancha el camino, Y le lleva delante de los grandes.

La suerte pone fin á los pleitos, Y desparte los fuertes.

El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte: Y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar.

Todos los hermanos del pobre le aborrecen: ­Cuánto más sus amigos se alejarán de él! Buscará la palabra y no la hallará.

No conviene al necio el deleite: ­Cuánto menos al siervo ser señor de los príncipes!

La casa y las riquezas herencia son de los padres: Mas de Jehová la mujer prudente.

Contentamiento es á los hombres hacer misericordia: Pero mejor es el pobre que el mentiroso.

El testigo perverso se burlará del juicio; Y la boca de los impíos encubrirá la iniquidad.

Aparejados están juicios para los escarnecedores, Y azotes para los cuerpos de los insensatos.

Hay oro y multitud de piedras preciosas: Mas los labios sabios son vaso precioso.

Los pensamientos con el consejo se ordenan: Y con industria se hace la guerra.

De Jehová son los pasos del hombre: ¿Cómo pues entenderá el hombre su camino?

Lazo es al hombre el devorar lo santo, Y andar pesquisando después de los votos.

El rey sabio esparce los impíos. Y sobre ellos hace tornar la rueda.

La gloria de los jóvenes es su fortaleza, Y la hermosura de los viejos la vejez.

COMO los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová: A todo lo que quiere lo inclina.

Todo camino del hombre es recto en su opinión: Mas Jehová pesa los corazones.

Altivez de ojos, y orgullo de corazón, Y el brillo de los impíos, son pecado.

Los pensamientos del solícito ciertamente van á abundancia; Mas todo presuroso, indefectiblemente á pobreza.

La rapiña de los impíos los destruirá; Por cuanto no quisieron hacer juicio.

Considera el justo la casa del impío: Cómo los impíos son trastornados por el mal.

Alegría es al justo hacer juicio; Mas quebrantamiento á los que hacen iniquidad.

El hombre que se extravía del camino de la sabiduría, Vendrá á parar en la compañía de los muertos.

El rescate del justo es el impío, Y por los rectos el prevaricador.

La ciudad de los fuertes tomó el sabio, Y derribó la fuerza en que ella confiaba.

El sacrificio de los impíos es abominación: ­Cuánto más ofreciéndolo con maldad!

El avisado ve el mal, y escóndese: Mas los simples pasan, y reciben el daño.

El rico se enseñoreará de los pobres; Y el que toma prestado, siervo es del que empresta.

Los ojos de Jehová miran por la ciencia; Mas él trastorna las cosas de los prevaricadores.

Inclina tu oído, y oye las palabras de los sabios, Y pon tu corazón á mi sabiduría:

Para hacerte saber la certidumbre de las razones verdaderas, Para que puedas responder razones de verdad á los que á ti enviaren?

Porque Jehová juzgará la causa de ellos, Y despojará el alma de aquellos que los despojaren.

No estés entre los que tocan la mano, Entre los que fían por deudas.

¿Has visto hombre solícito en su obra? delante de los reyes estará; No estará delante de los de baja suerte.

No traspases el término antiguo, Ni entres en la heredad de los huérfanos:

No tenga tu corazón envidia de los pecadores, Antes persevera en el temor de Jehová todo tiempo:

No estés con los bebedores de vino, Ni con los comedores de carne:

También ella, como robador, acecha, Y multiplica entre los hombres los prevaricadores.

¿Para quién será el ay? ¿para quién el ay? ¿para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?

Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura.

NO tengas envidia de los hombres malos, Ni desees estar con ellos:

El pensamiento del necio es pecado: Y abominación á los hombres el escarnecedor.

Si dejares de librar los que son tomados para la muerte, Y los que son llevados al degolladero;

Si dijeres: Ciertamente no lo supimos; ¿No lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, Y dará al hombre según sus obras.

Porque siete veces cae el justo, y se torna á levantar; Mas los impíos caerán en el mal.

No te entrometas con los malignos, Ni tengas envidia de los impíos;

Porque para el malo no habrá buen fin, Y la candela de los impíos será apagada.

Teme á Jehová, hijo mío, y al rey; No te entrometas con los veleidosos:

También estas cosas pertenecen á los sabios. Tener respeto á personas en el juicio no es bueno.

El que dijere al malo, Justo eres, Los pueblos lo maldecirán, y le detestarán las naciones:

Mas los que lo reprenden, serán agradables, Y sobre ellos vendrá bendición de bien.

Besados serán los labios Del que responde palabras rectas.

TAMBIÉN estos son proverbios de Salomón, los cuales copiaron los varones de Ezechîas, rey de Judá.

Para la altura de los cielos, y para la profundidad de la tierra, Y para el corazón de los reyes, no hay investigación.

No te alabes delante del rey, Ni estés en el lugar de los grandes:

Como frío de nieve en tiempo de la siega, Así es el mensajero fiel á los que lo envían: Pues al alma de su señor da refrigerio.

Con larga paciencia se aplaca el príncipe; Y la lengua blanda quebranta los huesos.

Como el que se corta los pies y bebe su daño, Así es el que envía algo por mano de un necio.

Espinas hincadas en mano del embriagado, Tal es el proverbio en la boca de los necios.

El grande cría todas las cosas; y da la paga al insensato, Y la da á los transgresores.

Como escoria de plata echada sobre el tiesto, Son los labios enardecidos y el corazón malo.

Otro parece en los labios al que aborrece; Mas en su interior pone engaño.

Fieles son las heridas del que ama; Pero importunos los besos del que aborrece.

El avisado ve el mal, y escóndese, Mas los simples pasan, y llevan el daño.

El sepulcro y la perdición nunca se hartan: Así los ojos del hombre nunca están satisfechos.

Saldrá la grama, aparecerá la hierba, Y segaránse las hierbas de los montes.

Los corderos para tus vestidos, Y los cabritos para el precio del campo:

El hombre pobre y robador de los pobres, Es lluvia de avenida y sin pan.

Los que dejan la ley, alaban á los impíos: Mas los que la guardan, contenderán con ellos.

Los hombres malos no entienden el juicio: Mas los que buscan á Jehová, entienden todas las cosas.

El que aumenta sus riquezas con usura y crecido interés, Para que se dé á los pobres lo allega.

El que hace errar á los rectos por el mal camino, Él caerá en su misma sima: Mas los perfectos heredarán el bien.

Cuando los justos se alegran, grande es la gloria; Mas cuando los impíos son levantados, es buscado el hombre.

El que encubre sus pecados, no prosperará: Mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia.

El príncipe falto de entendimiento multiplicará los agravios: Mas el que aborrece la avaricia, prolongará sus días.

El que labra su tierra, se hartará de pan: Mas el que sigue los ociosos, se hartará de pobreza.

Cuando los impíos son levantados, esconderáse el hombre: Mas cuando perecen, los justos se multiplican.

Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra: Mas cuando domina el impío, el pueblo gime.

Conoce el justo la causa de los pobres: Mas el impío no entiende sabiduría.

Los hombres escarnecedores enlazan la ciudad: Mas los sabios apartan la ira.

Los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto: Mas los rectos buscan su contentamiento.

El pobre y el usurero se encontraron: Jehová alumbra los ojos de ambos.

El rey que juzga con verdad á los pobres, Su trono será firme para siempre.

Cuando los impíos son muchos, mucha es la prevaricación; Mas los justos verán la ruina de ellos.

Abominación es á los justos el hombre inicuo; Y abominación es al impío el de rectos caminos.

¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?

Toda palabra de Dios es limpia: Es escudo á los que en él esperan.