14369 casos

'Que' en la Biblia

Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea que estaba de Jerusalén sesenta estadios, llamada Emaús.

E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acaecido.

Y aconteció que yendo en comunión entre sí, y preguntándose el uno al otro, el mismo Jesús se llegó, e iba con ellos juntamente.

Y respondiendo el uno, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Tú solo peregrino eres en Jerusalén, y no has sabido las cosas que en ella han acontecido estos días?

Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, el cual fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;

Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora sobre todo esto, hoy es el tercer día que esto ha acontecido.

y no hallando su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, los cuales dijeron que él vive.

¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara (así) en su gloria?

Y llegaron a la aldea a donde iban; y él hizo como que iba más lejos.

Y levantándose en la misma hora, tornáronse a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos.

Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo había sido conocido de ellos en el partir el pan.

Y entre tanto que ellos hablaban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz sea a vosotros.

Entonces ellos espantados y asombrados, pensaban que veían algún espíritu.

Mas él les dice: ¿Por qué estáis turbados, y suben pensamientos a vuestros corazones?

Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; que un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.

y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciera, y resucitara de los muertos al tercer día;

Este vino por testimonio, para que diera testimonio de la luz, para que todos creyeran por él.

Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.

Le dijeron: ¿Pues quién eres? Para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?

Dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.

Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué pues bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta?

éste es el que ha de venir tras mí, el cual es antes de mí; del cual yo no soy digno de desatar la correa del zapato.

Este es del que dije: Tras mí viene un Varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.

Y yo no le conocía; mas el que me envió a bautizar con agua, aquel me dijo: Sobre quien vieres descender el Espíritu, y que permanece sobre él, éste es el que bautiza con Espíritu Santo.

Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.

Y volviéndose Jesús, y viéndolos seguirle, les dice: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que declarado quiere decir Maestro) ¿dónde moras?

Era Andrés el hermano de Simón Pedro, uno de los dos que habían oído de Juan, y le habían seguido.

Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (al Ungido) que declarado es, el Cristo.

Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Piedra).

Le dice Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi.

Respondió Jesús y le dijo: Porque te dije, te vi debajo de la higuera, crees; cosas mayores que éstas verás.

Y le dice Jesús: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.

Su madre dice a los que servían: Haced todo lo que os dijere.

Y estaban allí seis tinajuelas de piedra para agua, conforme a la purificación de los judíos, que cabían en cada una dos o tres cántaros.

Y cuando el maestresala gustó el agua hecha vino, que no sabía de dónde era; (mas los que servían, lo sabían, quienes habían sacado el agua), el maestresala llama al esposo,

Y le dice: Todo hombre pone primero el buen vino, y cuando ya están satisfechos, entonces lo que es peor; mas tú has guardado el buen vino hasta ahora.

Y halló en el Templo a los que vendían bueyes, y ovejas, y palomas, y a los cambiadores de dinero sentados.

y a los que vendían las palomas, dijo: Quitad de aquí esto; no hagáis la Casa de mi Padre casa de mercado.

Por tanto, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron que les había dicho esto; y creyeron a la Escritura, y a la palabra que Jesús había dicho.

Y estando en Jerusalén en la Pascua, en el día de la Fiesta, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.

y no tenía necesidad que alguien le diera testimonio del hombre; porque él sabía lo que había en el hombre.

Y había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los judíos.

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez.

Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Y vinieron a Juan, y le dijeron: Rabí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, del cual tú diste testimonio, he aquí bautiza, y todos vienen a él.

Vosotros mismos me sois testigos que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él.

El que recibe su testimonio, éste ha puesto su sello que Dios es Verdadero.

Vino, pues, a una ciudad de Samaria que se llamaba Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a José su hijo.

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