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'De' en la Biblia

Oye, oh SEÑOR, justicia; está atento a mi clamor; escucha mi oración hecha sin labios de engaño.

De delante de tu rostro salga mi juicio; vean tus ojos la rectitud.

Haz maravillosas tus misericordias, salvador de los que en ti confían, de los que se levantan contra tu diestra.

De delante de los malos que me oprimieron, de mis enemigos que me cercan por la vida.

de los hombres con tu mano, oh SEÑOR, de los hombres de mundo, cuya parte es en esta vida, y cuyo vientre está lleno de tu despensa: sacian a sus hijos, y dejan el resto a su familia.

Dolores del Seol me rodearon, me previnieron lazos de muerte.

En mi angustia llamé al SEÑOR, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.

Y la tierra fue conmovida y tembló; y los fundamentos de los montes se estremecieron, y se removieron porque él se enojó.

Subió humo en su nariz, y de su boca fuego quemante; carbones se encendieron de él.

Y bajó a los cielos, y descendió; y había oscuridad debajo de sus pies.

Puso tinieblas por su escondedero, en sus alrededores de su tabernáculo oscuridad de aguas, nubes de los cielos.

Y tronó en los cielos el SEÑOR, y el Altísimo dio su voz; granizo y carbones de fuego.

Y aparecieron las honduras de las aguas, y se descubrieron los cimientos del mundo por tu reprensión, oh SEÑOR, por el soplo del viento de tu nariz.

Me anticiparon en el día de mi quebrantamiento; mas el SEÑOR me fue por bordón.

El SEÑOR me pagará conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos me volverá.

Por cuanto guardé los caminos del SEÑOR, y no me volví impío apostatando de mi Dios.

Porque todos sus juicios estuvieron delante de mí, y no eché de mí sus estatutos.

Y fui perfecto para con él, y me he guardado de mi iniquidad.

Y me pagó el SEÑOR conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos delante de sus ojos.

Los heriré, y no podrán levantarse; caerán debajo de mis pies.

Y me diste la cerviz de mis enemigos, y destruí a los que me aborrecían.

Y los molí como polvo delante del viento; los esparcí como lodo de las calles.

Me libraste de contiendas de pueblo; me pusiste por cabecera de gentiles; pueblo que no conocí, me sirvió.

Al oír de mí, me obedeció; los hijos de extraños se sometieron a mí aun contra su voluntad;

El Dios que me da las venganzas, y sujetó pueblos debajo de mí.

Y él, como un novio que sale de su tálamo; se alegra, como un gigante, para correr el camino.

De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta la extremidad de ellos; y no hay quien se esconda de su calor.

Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que licor de panales.

Detén asimismo a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré perfecto, y estaré limpio de gran rebelión.

Por tanto le adelantarás en bendiciones de bien; corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.

Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira; el SEÑOR los deshará en su furor, y fuego los consumirá.

Su fruto aniquilarás de la tierra, y su simiente de entre los hijos de los hombres.

Dios mío, clamo de día, y no oyes; y de noche, y no puedo estar en silencio.

Sobre ti fui echado desde la matriz; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.

No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude.

Heme escurrido como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron; mi corazón fue como cera, desliéndose en medio de mis entrañas.

Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar; y me has puesto en el polvo de la muerte.

Porque perros me han rodeado, me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies.

Libra de la espada mi alma; del poder del perro mi vida.

Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre en espíritu, ni de él escondió su rostro; y cuando clamó a él, le oyó.

Comerán y adorarán todos los gruesos de la tierra; delante de él se arrodillarán todos los que descienden al polvo, y ninguno puede vivificar su propia alma.

Esta es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Jacob. (Selah.)

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.

¿Quién es este Rey de gloria? El SEÑOR de los ejércitos, él es el Rey de la gloria. (Selah.)

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