20729 casos

'De' en la Biblia

Tú dices: Mi doctrina es pura, y yo soy limpio delante de tus ojos.

y que te declarara los secretos de la sabiduría! Porque mereces dos tantos según lo establecido; y sabe que Dios te ha olvidado por tu iniquidad.

si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, y no consintieres que more maldad en tus habitaciones;

entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, y serás firme y no temerás;

y en mitad de la siesta se levantará bonanza; resplandecerás, y serás como la misma mañana;

La antorcha es tenida en poco en el pensamiento del próspero; la cual se aparejó contra las caídas de los pies.

Las tiendas de los ladrones están en paz; y los que provocan a Dios, y los que traen dioses en sus manos viven seguros.

Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, que ellas te enseñarán; y a las aves de los cielos, que ellas te lo mostrarán;

¿Qué cosa de todas éstas no entiende que la mano del SEÑOR la hizo?

El hace andar a los consejeros desnudos de consejo, y hace enloquecer a los jueces.

El suelta la atadura de los reyes, y les ata el cinto a sus lomos.

El derrama menosprecio sobre los príncipes, y debilita la fuerza de los esforzados.

El quita el corazón de las cabezas del pueblo de la tierra, y les hace que se pierdan vagando sin camino;

Que ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; sois todos vosotros médicos nulos.

Mejor sería que callarais del todo, porque os fuera en lugar de sabiduría.

Oíd, pues, ahora mi disputa, y estad atentos a los argumentos de mis labios.

¿Habéis de hablar iniquidad por Dios? ¿Habéis de hablar por él engaño?

¿Habéis vosotros de hacerle honra? ¿Habéis de pleitear vosotros por Dios?

¿Sería bueno que él os escudriñare? ¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún hombre?

De cierto su alteza os había de espantar, y su pavor había de caer sobre vosotros.

Vuestras memorias serán comparadas a la ceniza, y vuestros cuerpos como cuerpos de lodo.

Concédame por lo menos éstas dos cosas; y entonces no me escondede tu rostro:

¿A la hoja arrebatada has de quebrantar? ¿Y a una arista seca has de perseguir?

¿Por qué escribes contra mí amarguras, y me haces cargo de las iniquidades de mi juventud?

Pones además mis pies en el cepo, y guardas todos mis caminos, imprimiéndolo a las raíces de mis pies.

Si tú lo dejares, él dejará de ser; entre tanto deseará, como el jornalero, su día.

Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán.

Así el hombre yace, y no se tornará a levantar; hasta que no haya cielo no despertarán, ni levantarán de su sueño.

¡Oh quién me diera que me escondieras en el Seol, que me encubrieras hasta apaciguarse tu ira, que me pusieras plazo, y de mí te acordaras!

Entonces llamarás, y yo te responderé, a la obra de tus manos desearás.

Y ciertamente el monte que cae se deshace, y las peñas son traspasadas de su lugar;

las piedras son quebrantadas con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra, de tal manera haces perder al hombre la esperanza.

Sus hijos serán honrados, y él no lo sabrá; o serán afligidos, y no entendede ellos.

¿Por ventura el sabio responderá sabiduría ventosa, y llenará su vientre de viento solano?

Tú también disipas el temor, y menoscabas la oración delante de Dios.

Porque tu boca declaró tu iniquidad, pues has escogido el hablar de los astutos.

¿Oíste tú por ventura el secreto de Dios, que detienes en ti solo la sabiduría?

¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios? ¿Tienes acaso alguna cosa oculta cerca de ti?

que respondas a Dios con tu espíritu, y sacas tales palabras de tu boca?

He aquí que en sus santos no confía, y ni los cielos son limpios delante de sus ojos,

lo que los sabios nos contaron de sus padres, y no lo encubrieron;

a los cuales fue dada la tierra a ellos sólos, y no pasó extraño por medio de ellos.

Todos los días del impío, él es atormentado de dolor, y el número de años es escondido al violento.

El no creerá que ha de volver de las tinieblas, y siempre está mirando a la espada.

él le acometerá en la cerviz, en lo grueso de las hombreras de sus escudos;

El será cortado antes de su tiempo, y sus renuevos no reverdecerán.

Porque la congregación de los hipócritas será asolada, y fuego consumirá las tiendas de soborno.

Concibieron dolor, y dieron a luz iniquidad; y las entrañas de ellos meditan engaño.

También yo hablaría como vosotros. Deseo que vuestra alma estuviera en lugar de la mía, que yo os tendría compañía en las palabras, y sobre vosotros movería mi cabeza.

Mas si hablo, mi dolor no cesa; y si dejo de hablar, no se aparta de mí.

Me ha entregado Dios al mentiroso, y en las manos de los impíos me hizo temblar.

Me quebrantó de quebranto sobre quebranto; corrió contra mí como un gigante.

Yo cosí cilicio sobre mi piel, y cargué mi cabeza de polvo.

a pesar de no haber injusticia en mis manos, y de haber sido limpia mi oración.

Porque a éstos has tú escondido su corazón de entendimiento; por tanto, no los ensalzarás.

El que denuncia lisonjas a su prójimo, los ojos de sus hijos desfallezcan.

El me ha puesto por refrán de los pueblos, y delante de ellos he sido como tamboril.

Los rectos se maravillarán de esto, y el inocente se despertará contra el hipócrita.

Oh tú, que despedazas tu alma con tu furor, ¿será dejada la tierra por tu causa, y serán traspasadas de su lugar las peñas?

Ciertamente la luz de los impíos será apagada, y no resplandecerá la centella de su fuego.

Los pasos de su potencia serán acortados, y su mismo consejo lo echará a perder.

De todas partes lo asombrarán temores, y con sus mismos pies lo ahuyentarán.

Comerán los ramos de su cuero, y el primogénito de la muerte tragará sus miembros.

Su confianza será arrancada de su tienda, y al rey de los espantos será conducido.

En su tienda morará como si no fuera suya; piedra de azufre será esparcida sobre su morada.

Su memoria perecerá de la tierra, y no tendrá nombre por las calles.

Ya me habéis vituperado diez veces; ¿no os avergonzáis de descomediros delante de mí?

Vinieron sus tropas a una, y trillaron sobre mí su camino, y asentaron campamento en derredor de mi tienda.

Hizo alejar de mí mis hermanos, y ciertamente mis conocidos se extrañaron de mí.

Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; forastero fui yo en sus ojos.

Llamé a mi siervo, y no respondió; de mi propia boca le suplicaba.

Mi espíritu vino a ser extraño a mi mujer, aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.

Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos; y he escapado con la piel de mis dientes.

¿Por qué me perseguís como Dios, y no os saciáis de mis carnes?

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