Y respondió Dios a Moisés: YO SOY El que Soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY (YHWH) me ha enviado a vosotros.

Y todas las almas de los que salieron del muslo de Jacob, fueron setenta. Y José estaba en Egipto.

Te acordarás del día de reposo, para santificarlo:

Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:

No tendrás dioses ajenos delante de mí.

Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean alargados sobre la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.

No cometerás homicidio.

No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

No hurtarás

Y apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas detrás del desierto, y vino a Horeb, monte de Dios.

Después de esto Moisés y Aarón entraron a la presencia del Faraón, y le dijeron: El SEÑOR Dios de Israel, dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto.

Yo soy el SEÑOR tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de siervos.

No cometerás adulterio.

Ahora pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.

Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá como suelen salir los siervos.

porque en seis días hizo el SEÑOR los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto el SEÑOR bendijo el día del sábado y lo santificó.

Y pasando el SEÑOR por delante de él, proclamó: YO SOY el SEÑOR, YO SOY fuerte, misericordioso, y lleno de gracia; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad;

No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy el SEÑOR tu Dios, fuerte, celoso, que visito la iniquidad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, de los que me aborrecen,

No tomarás el Nombre del SEÑOR tu Dios en vano; porque no dará por inocente el SEÑOR al que tomare su Nombre en vano.

No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

y dijo: Si oyeres atentamente la voz del SEÑOR tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad, de las que envié a los egipcios, te enviaré a ti; porque yo soy el SEÑOR tu Sanador.

Si algunos riñeren, e hirieren a alguna mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, será penado conforme a lo que le impusiere el marido de la mujer y pagará por jueces.

Seis días se hará obra, mas el día séptimo os será santo, sábado de reposo al SEÑOR; cualquiera que en él hiciere obra, morirá.

Entonces el pueblo se puso de lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios.

Y habló el SEÑOR a Moisés, y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo:

A la hechicera no darás la vida.

Dan y Neftalí, Gad y Aser.

Isacar, Zabulón y Benjamín;

No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

Mas viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se juntó entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, aquel varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.

Por esto creerán que se te ha aparecido el SEÑOR Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob.

¿Quién como tú, oh SEÑOR, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en loores, hacedor de maravillas?

Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico al SEÑOR, y dijeron: Cantaré yo al SEÑOR, porque se ha magnificado grandemente, echando en el mar al caballo y al que en él subía.

Y los hijos de Israel crecieron, y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo; y se llenó la tierra de ellos.

Y dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros; y si ellos me preguntan: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé?

Y se le apareció el Angel del SEÑOR en una llama de fuego en medio de un zarzal; y él miró, y vio que el zarzal ardía en fuego, y el zarzal no se consumía.

Y el rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: ¿Por qué habéis hecho esto, que habéis dado la vida a los niños?

Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación.

Y vino Amalec y peleó con Israel en Refidim.

Y dirás al Faraón: El SEÑOR ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito.

Estos son los nombres de los hijos de Israel, que entraron en Egipto con Jacob; cada uno entró con su familia.

Y no pudiendo tenerle más escondido, tomó una arquilla de juncos, y la calafateó con pez y betún, y colocó en ella al niño, y lo puso en un carrizal a la orilla del río.

Al mes tercero de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en aquel día vinieron al desierto de Sinaí.

Y vosotros seréis mi reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.

Y aconteció, que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, mientras descendía del monte, no sabía él que la tez de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con El.

Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se junte con nuestros enemigos, y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra.

Caiga sobre ellos temblor y espanto; a la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; hasta que haya pasado tu pueblo, oh SEÑOR, hasta que haya pasado este pueblo que tú compraste.

Un varón de la familia de Leví fue, y tomó por mujer una hija de Leví;

Se levantó entretanto un nuevo rey sobre Egipto, que no conocía a José; el cual dijo a su pueblo:

He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros.

Pero cuanto más los molestaban, tanto más se multiplicaban y crecían; tanto que ellos se fastidiaban de los hijos de Israel.

Y el SEÑOR dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros.

Y habló el SEÑOR a Moisés y a Aarón, diciendo:

y me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi Nombre el SEÑOR (YHWH) no me notifiqué a ellos.

porque no te inclinarás a dios ajeno; que el SEÑOR, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.

Cuando asistáis a las hebreas, y veáis el sexo, si fuere hijo, matadlo; y si fuere hija, entonces viva.

y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo, y en todo su servicio, al cual los obligaban con dureza.

No hagáis junto a mí dioses de plata, ni dioses de oro os haréis.

Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza;

Entonces el Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo: Echad en el río todo hijo que naciere, y a toda hija dad la vida.

Y Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó, y se fortaleció en gran manera.

Y las parteras por haber temido a Dios, él les hizo casas.

Y le dijo además el SEÑOR: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y cuando la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve.

Y las parteras respondieron al Faraón: Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; porque son robustas, y dan a luz antes que la partera venga a ellas.

Mas las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, y daban la vida a los niños.

Y tomaron del hollín del horno, y se pusieron delante de Faraón, y la esparció Moisés hacia el cielo; y vino una sarna que echaba vejigas, así en los hombres como en las bestias.

Y mandó el Faraón aquel mismo día a los cuadrilleros del pueblo que estaban encargados del pueblo, y a los gobernadores, diciendo:

Y los hijos de Israel lo hicieron así: y recogieron unos más, otros menos.

Y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios: y vosotros sabréis que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que os saco de debajo de las cargas de Egipto.

No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás del todo sus imágenes.

Y cuando mañana te preguntare tu hijo, diciendo: ¿Qué es esto? Le dirás: El SEÑOR nos sacó con mano fuerte de Egipto, de casa de servidumbre;

Y enseñales las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer.

Por siete días no se hallará levadura en vuestras casas, porque cualquiera que comiere leudado, así extranjero como natural de la tierra, aquella alma será cortada de la congregación de Israel.

Si el Faraón os respondiere diciendo: Mostrad milagro; dirás a Aarón: Toma tu vara, y échala delante del Faraón, para que se convierta en dragón.

Y el SEÑOR dijo a Moisés: Desciende, requiere al pueblo que no traspasen el término para ver al SEÑOR, porque caerá multitud de ellos.

Hasta que los magos no podían estar delante de Moisés a causa de la sarna, porque hubo sarna en los magos y en todos los egipcios.

No será así: id ahora vosotros los varones, y servid al SEÑOR; porque esto es lo que vosotros demandasteis. Y los echaron de delante del Faraón.

Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, en el lugar de tu morada, que tú has aparejado, oh SEÑOR; en el santuario del Señor, que han afirmado tus manos.

y endureciéndose el Faraón en no dejarnos ir, el SEÑOR mató en la tierra de Egipto a todo primogénito, desde el primogénito humano hasta el primogénito de la bestia; y por esta causa yo sacrifico al SEÑOR todo macho que abre matriz, y rescato todo primogénito de mis hijos.

Que si tú llegas a afligirle, y él a mí clamare, ciertamente oiré yo su clamor;

Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en cualquier lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi Nombre, vendré a ti, y te bendeciré.

El primer día os será santa convocación, y asimismo el séptimo día os será santa convocación; ninguna obra se hará en ellos, solamente lo que toda persona hubiere de comer, esto solamente se aderece para vosotros.

Si esto hicieres, y Dios te mandare, tú podrás persistir, y todo este pueblo se irá también en paz a su lugar.

Y se paró una hermana suya a lo lejos, para ver lo que le acontecería.

Y también los sacerdotes que se acercan al SEÑOR, se santifiquen, para que el SEÑOR no haga en ellos estrago.

Y os meteré en la tierra, por la cual alcé mi mano que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad. Yo soy el SEÑOR.

Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno; y él volvió a meter su mano en su seno; y volviéndola a sacar del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne.

Si aconteciere, que no te creyeren, ni oyeren la voz de la primera señal, creerán a la voz de la postrera.

Y dijo Moisés al Faraón: Señálame: ¿cuándo oraré por ti, y por tus siervos, y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti, y de tus casas, y que solamente se queden en el río?

Y guardaréis la fiesta de los ázimos, porque en aquel mismo día saqué vuestros ejércitos de la tierra de Egipto; por tanto guardaréis este día por vuestras edades por ordenanza perpetua.

Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo, para que vaya al Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?

Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para traer la langosta, a fin de que suba sobre la tierra de Egipto, y consuma toda la hierba de la tierra, y todo lo que el granizo dejó.

Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo; y entren los hijos de Israel por en medio del mar en seco.

El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido ahora delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.

De aquí en adelante no daréis hornija al pueblo para hacer ladrillo, como ayer y antes de ayer; vayan ellos y recojan hornija por sí mismos.

Y le harás cuatro anillos de oro, los cuales pondrás en las cuatro esquinas que corresponden a sus cuatro pies.

Y el SEÑOR le dijo: Ve, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; mas los sacerdotes y el pueblo no traspasen el término para subir al SEÑOR, para que no haga entre ellos estrago.

pues echó cada uno su vara, las cuales se volvieron dragones; mas la vara de Aarón tragó las varas de ellos.

y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.

Te será, pues, como una señal sobre tu mano, y por un memorial delante de tus ojos: Que el SEÑOR nos sacó de Egipto con mano fuerte.

Y el SEÑOR endureció el corazón del Faraón, y no los oyó, como el SEÑOR lo había dicho a Moisés.

Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este vuestro servicio?

Entonces llamó también el Faraón sabios y encantadores; e hicieron también lo mismo los encantadores de Egipto con su adoración al fuego;

Ven por tanto ahora, y te enviaré al Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto.

En el mes primero, el día catorce del mes por la tarde, comeréis los panes sin levadura, hasta el veintiuno del mes por la tarde.

Y la hija del Faraón descendió a lavarse al río, y paseándose sus doncellas por la ribera del río, vio ella la arquilla en el carrizal, y envió una criada suya a que la tomara.

El SEÑOR reinará por los siglos de los siglos.

Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Este será mi aceite de la santa unción para vuestras edades.

y he dicho: Yo os haré subir de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, y del heteo, y del amorreo, y del ferezeo, y del heveo, y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel.

Y llevará Aarón los nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón, cuando entrare en el santuario, en memoria delante del SEÑOR continuamente.

Y él le respondió: Porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: luego que hubieres sacado este pueblo de Egipto, serviréis a Dios sobre este monte.

Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad, y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua.

Y subió la langosta sobre toda la tierra de Egipto, y se asentó en todos los términos de Egipto, en gran manera grave; antes de ella no hubo langosta semejante, ni después de ella vendrá otra tal;

Vinieron, pues, Moisés y Aarón al Faraón, e hicieron como el SEÑOR lo había mandado; y echó Aarón su vara delante del Faraón y de sus siervos, y se convirtió dragón.

Y si aún no creyeren a estas dos señales, ni oyeren tu voz, tomarás de las aguas del río, y las derramarás en tierra; y se volverán aquellas aguas que tomarás del río, se volverán sangre en la tierra.

Y él dijo: Mañana. Y Moisés respondió: Se hará conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay otro como el SEÑOR nuestro Dios;

Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios.

Y Moisés dijo al SEÑOR: El pueblo no podrá subir al monte de Sinaí, porque tú nos has requerido diciendo: Señala términos al monte, y santifícalo.

Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios, para que los sigan: y yo me glorificaré en el Faraón, y en todo su ejército, y en sus carros, y en su caballería;

Por siete días las vestirá aquel de sus hijos, que tome su lugar como sacerdote cuando venga al tabernáculo del testimonio para servir en el santuario.

Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando os partiereis, no salgáis vacíos;

Y habéis de ponerles la tarea del ladrillo que hacían antes, y no les disminuiréis nada; porque están ociosos, y por eso levantan la voz diciendo: Vamos y sacrificaremos a nuestro Dios.

Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es éste.

Y lo recogían muy de mañana, cada uno según lo que había de comer; y cuando el sol calentaba, se derretía.

Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana.

Y el SEÑOR dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tales que cualquiera las palpe.

Y el corazón del Faraón se endureció, y no los escuchó; como el SEÑOR lo había dicho.

De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel; mas ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre.

mas hizo Dios al pueblo que rodeara por el camino del desierto del mar Bermejo. Y subieron los hijos de Israel de Egipto armados.

E hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: Salid de en medio de mi pueblo vosotros, y los hijos de Israel; e id, servid al SEÑOR, como habéis dicho.

Entonces el Faraón hizo llamar aprisa a Moisés y a Aarón, y dijo: He pecado contra el SEÑOR vuestro Dios, y contra vosotros.

Mas ruego ahora que perdones mi pecado solamente esta vez, y que oréis al SEÑOR vuestro Dios que quite de mí solamente esta muerte.

Ninguna cosa leudada comeréis; en todas vuestras habitaciones comeréis panes sin levadura.

Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares tu pico sobre él, tú lo ensuciarás.

Mas el SEÑOR endureció el corazón del Faraón, para no dejar ir a los hijos de Israel.

Entonces Faraón hizo llamar a Moisés, y dijo: Id, servid al SEÑOR; solamente queden vuestras ovejas y vuestras vacas; vayan también vuestros niños con vosotros.

Y salió de la presencia del Faraón, y oró al SEÑOR.

Y extendió Moisés su vara sobre la tierra de Egipto, y el SEÑOR trajo un viento oriental sobre el país todo aquel día y toda aquella noche; y a la mañana el viento oriental trajo la langosta.

Y cuando creció el niño, ella lo trajo a la hija del Faraón, la cual lo prohijó, y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué.

Porque el Faraón entró cabalgando con sus carros y su gente de a caballo en el mar, y el SEÑOR volvió a traer las aguas del mar sobre ellos; mas los hijos de Israel pasaron en seco por en medio del mar.

Y la hija del Faraón respondió: Ve. Entonces fue la doncella, y llamó a la madre del niño;

Ve, y junta los ancianos de Israel, y diles: El SEÑOR Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob, se me apareció, diciendo: De cierto os he visitado, y visto lo que se os hace en Egipto;

Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana.

Agrávese la servidumbre sobre ellos, para que se ocupen en ella, y no atiendan a palabras de mentira.

Y será, cuando habréis entrado en la tierra que el SEÑOR os dará, como os lo ha prometido, guardaréis este servicio.

y las ranas se irán de ti, y de tus casas, y de tus siervos, y de tu pueblo, y solamente se quedarán en el río.

Y guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre.

Y él dijo: ¡Ruego Señor! Envía por mano del que has de enviar.

Y pondrás en el pectoral del juicio Urim y Tumim, para que estén sobre el corazón de Aarón cuando entrare delante del SEÑOR; y llevará siempre Aarón el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante del SEÑOR.

Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho el SEÑOR: Mañana es el santo sábado del reposo del SEÑOR; lo que hubiereis de cocer, cocedlo hoy, y lo que hubiereis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.

Porque el SEÑOR pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará el SEÑOR aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir.

Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así en los hombres como en las bestias; y haré juicios en todos los dioses de Egipto. Yo soy el SEÑOR.

Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Levántate de mañana, y ponte delante del Faraón, y dile: El SEÑOR Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

He aquí que mañana a estas horas yo lluevo granizo muy grave, cual nunca fue en Egipto, desde el día que se fundó hasta ahora.

Entonces el SEÑOR se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y aun he aquí que él te saldrá a recibir, y viéndote, se alegrará en su corazón.

Y los hijos de Israel se fueron, e hicieron como el SEÑOR había mandado a Moisés y a Aarón, así lo hicieron.

a la cual dijo la hija de Faraón: Lleva este niño, y críamelo, y yo te lo pagaré. Y la mujer tomó al niño, y lo crió.

Y habló El SEÑOR a Moisés, diciendo:

Entonces su hermana dijo a la hija del Faraón: ¿Iré a llamarte un ama de las hebreas, para que te críe este niño?

Entonces salieron Moisés y Aarón de la presencia del Faraón, y clamó Moisés al SEÑOR sobre el negocio de las ranas que había puesto al Faraón.

Y se levantó aquella noche el Faraón, él y todos sus siervos, y todos los egipcios; y había un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiera muerto.

Y saliendo los cuadrilleros del pueblo y sus gobernadores, hablaron al pueblo, diciendo: Así ha dicho el Faraón: Yo no os doy hornija.

Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: El corazón del Faraón está agravado, que no quiere dejar ir al pueblo.

Y miró a todas partes, y viendo que no parecía haber nadie, mató al egipcio, y lo escondió en la arena.

Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: El SEÑOR Dios de los hebreos, nos ha encontrado; por tanto nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que sacrifiquemos al SEÑOR nuestro Dios.

Y respondió Moisés delante del SEÑOR, diciendo: He aquí, los hijos de Israel no me escuchan, ¿cómo pues me escuchará el Faraón, mayormente siendo yo incircunciso de labios?

Y azotaban a los gobernadores de los hijos de Israel, que los cuadrilleros del Faraón habían puesto sobre ellos, diciendo: ¿Por qué no habéis cumplido vuestra tarea de ladrillo ni ayer ni hoy, como antes?

Id vosotros, y recoged hornija donde la hallareis; que nada se disminuirá de vuestra tarea.

Los anillos estarán antes de la moldura, por lugares para las varas, para llevar la mesa.

Asimismo los peces que había en el río murieron; y el río se corrompió, tanto que los egipcios no podían beber de él; y hubo sangre por toda la tierra de Egipto.

Y los gobernadores de los hijos de Israel vinieron y se quejaron al Faraón, diciendo: ¿Por qué lo haces así con tus siervos?

Y los cuadrilleros los apremiaban, diciendo: Acabad vuestra obra, la tarea del día en su día, como cuando se os daba hornija.

Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según que Moisés había mandado, y no se pudrió, ni hubo en él gusano.

En el sexto día recogieron doblada comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron a Moisés, y se lo hicieron saber.

Y partidos de Sucot, asentaron campo en Etam, a la entrada del desierto.

Y así habéis de comerlo: ceñidos vuestros lomos, vuestros zapatos en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente: ésta es la Pascua del SEÑOR.

Y habló el SEÑOR a Moisés, diciendo:

Así se fue Moisés, y volviendo a su suegro Jetro, le dijo: Iré ahora, y volveré a mis hermanos que están en Egipto, para ver si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés: Ve en paz.

Y no subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no sea descubierta junto a él.

Porque de otra manera yo enviaré esta vez todas mis plagas a tu corazón, y en tus siervos, y en tu pueblo, para que entiendas que no hay otro como yo en toda la tierra.

Así ha dicho el SEÑOR: En esto conocerás que yo soy el SEÑOR; he aquí, yo heriré con la vara que tengo en mi mano el agua que está en el río, y se volverá sangre.

Entonces el pueblo se esparció por toda la tierra de Egipto para recoger rastrojo para hornija.

Vosotros responderéis: Esta es la víctima de la Pascua del SEÑOR, el cual pasó las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró.

Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo seré en tu boca y en la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer.

Este mes os será cabeza de los meses; éste os será primero en los meses del año.

Ahora pues, ve, que yo seré en tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.

Y María les respondía: Cantad al SEÑOR; porque en extremo se ha magnificado grandemente, echando en el mar al caballo, y al que en él subía.

Tenía el sacerdote de Madián siete hijas, las cuales vinieron a sacar agua, para llenar las pilas y dar de beber a las ovejas de su padre.

Y dijo el SEÑOR a Moisés: Cuando hubiereis vuelto a Egipto, mira que hagas delante del Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo.

y cubrió la faz de toda la tierra, y se oscureció la tierra; y comió toda la hierba de la tierra, y todo el fruto de los árboles que había dejado el granizo; que no quedó cosa verde en los árboles ni en la hierba del campo, por toda la tierra de Egipto.

Y oyendo el Faraón este negocio, procuró matar a Moisés; mas Moisés huyó de delante del Faraón, y habitó en la tierra de Madián; y se sentó junto a un pozo.

Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir.

Y tomarás esta vara en tu mano, con la cual harás las señales.

Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, habéis de quemarlo en el fuego.

Y el SEÑOR le dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara.

Y la Casa de Israel lo llamó Maná; y era como simiente de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel.

Entonces el SEÑOR habló a Moisés y a Aarón, y les dio mandamiento para los hijos de Israel, y para el Faraón rey de Egipto, para que sacaran a los hijos de Israel de la tierra de Egipto.

y cinco barras para las tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para el otro lado del tabernáculo, que está al occidente.

E hizo el SEÑOR conforme a la palabra de Moisés, y murieron las ranas de las casas, de los cortijos, y de los campos.

Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es sábado del SEÑOR; hoy no lo hallaréis en el campo.

Entra, y habla al Faraón rey de Egipto, que deje ir de su tierra a los hijos de Israel.

les dijeron: Mire el SEÑOR sobre vosotros, y juzgue; pues habéis hecho heder nuestro olor delante del Faraón y de sus siervos, dándoles la espada en las manos para que nos maten.

Y yo te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; por tanto, he aquí yo mato a tu hijo, tu primogénito.

Y el SEÑOR volvió un viento occidental fortísimo, y quitó la langosta, y la arrojó en el mar Bermejo; ni una langosta quedó en todo el término de Egipto.

Y encontrando a Moisés y a Aarón, que estaban delante de ellos cuando salían del Faraón,

No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.

Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán.

mas si la familia fuere pequeña que no alcance a comer el cordero, entonces tomará a su vecino cercano de su casa, y según el número de las personas, cada uno conforme a su comer, echaréis la cuenta sobre el cordero.

y sabrán los egipcios que yo soy el SEÑOR, cuando me glorifique en el Faraón, en sus carros, y en su gente de a caballo.

Entonces Moisés se volvió al SEÑOR, y dijo: Señor, ¿por qué afliges a este pueblo? ¿Para qué me enviaste?

Y él hablará por ti al pueblo; y él te será por boca, y tú serás a él por Dios.

El cordero será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras;

y habéis de guardarlo hasta el día catorce de este mes; y lo inmolará toda la asamblea de la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes.

Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu vara, y hiere el polvo de la tierra, para que se vuelva piojos por toda la tierra de Egipto.

Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por mano fuerte.

No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo cumpliré el número de tus días.

Mas ellos no escucharon a Moisés, y algunos dejaron de ello para el otro día, y crió gusanos, y se pudrió; y se enojó contra ellos Moisés.

Y salió al día siguiente, y viendo a dos hebreos que reñían, dijo al malo: ¿Por qué hieres a tu prójimo?

Entonces Moisés tomó su mujer y sus hijos, y los puso sobre un asno, y volvió a tierra de Egipto; tomó también Moisés la vara de Dios en su mano.

Y harás las varas de madera de cedro, y las cubrirás de oro, y con ellas será llevada la mesa.

Y el Faraón respondió: ¿Quién es el SEÑOR, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco al SEÑOR, ni tampoco dejaré ir a Israel.

sino que demandará cada mujer a su vecina y a su huéspeda vasos de plata, vasos de oro, y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas, y despojaréis a Egipto.

Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas tres días por toda la tierra de Egipto.

la cual concibió, y le dio a luz un hijo; y viéndole que era hermoso, le tuvo escondido tres meses.

El SEÑOR respondió a Moisés: Ahora verás lo que yo haré al Faraón; porque con mano fuerte los ha de dejar ir; y con mano fuerte los ha de echar de su tierra.

Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora, y veré esta grande visión, por qué causa el zarzal no se quema.

Porque a la verdad yo te he puesto para declarar en ti mi potencia, y que mi Nombre sea contado en toda la tierra.

Entonces Séfora arrebató un pedernal, y cortó el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies, diciendo: Porque tú me eres esposo de sangre.

Los hijos de Simeón: Jemuel, y Jamín, y Ohad, y Jaquín, y Zohar, y Saúl, hijo de una cananea; éstas son las familias de Simeón.

Y éstos son los nombres de los hijos de Leví por sus linajes: Gersón, y Coat, y Merari. Y los años de la vida de Leví fueron ciento treinta y siete años.

Y viendo Faraón que le habían dado alivio, agravó su corazón, y no los escuchó; como el SEÑOR lo había dicho.

Y tomarán de la sangre, y pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer.

Y las juntaron en montones, y la tierra se corrompió.

Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego.

Y volviendo ellas a Reuel su padre, él les dijo: ¿Por qué habéis hoy venido tan presto?

Porque desde que yo vine al Faraón para hablarle en tu Nombre, ha afligido a este pueblo; y tú tampoco has librado a tu pueblo.

Y si el buey de alguno hiriere al buey de su prójimo, y éste muriere, entonces venderán el buey vivo, y partirán el dinero de él, y también partirán el muerto.

No se da hornija a tus siervos, y con todo eso nos dicen: Haced el ladrillo. Y he aquí tus siervos son azotados, y tu pueblo peca.

Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto.

Dijo también el SEÑOR a Moisés en Madián: Ve, y vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu muerte.

Y Moisés acordó en morar con aquel varón; y él dio a Moisés a su hija Séfora,

la cual le dio a luz un hijo, y él le puso por nombre Gersón, porque dijo: Peregrino soy en tierra ajena.

Y dijo Moisés a Aarón: Toma un vaso y pon en él un gomer lleno de maná, y ponlo delante del SEÑOR, para que sea guardado para vuestros descendientes.

Yo enviaré la avispa delante de ti, que eche fuera al heveo, y al cananeo, y al heteo, de delante de ti.

Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.

Y fueron Moisés y Aarón, y juntaron todos los ancianos de los hijos de Israel.

Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.

Haya acorneado hijo, o haya acorneado hija, conforme a este juicio se hará con él.

Ve por la mañana al Faraón, he aquí que él sale a las aguas; y tú ponte a la orilla del río delante de él, y toma en tu mano la vara que se volvió culebra,

Si el buey acorneare siervo o sierva, pagará treinta siclos de plata su señor, y el buey será apedreado.

Si le fuere impuesto rescate, entonces dará por la redención de su persona cuanto le fuere impuesto.

Y los hijos de Coat: Amram, e Izhar, y Hebrón, y Uziel. Y los años de la vida de Coat fueron ciento treinta y tres años.

Y habló Aarón todas las palabras que el SEÑOR había dicho a Moisés, e hizo las señales delante de los ojos del pueblo.

Estas son las cabezas de las familias de sus padres. Los hijos de Rubén, el primogénito de Israel: Hanoc y Falú, Hezrón y Carmi; estas son las familias de Rubén.

E iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquellos, y alumbraba la noche a Israel; y en toda aquella noche nunca llegaron los unos a los otros.

Y el SEÑOR dijo a Moisés: Una plaga traeré aún sobre el Faraón, y sobre Egipto; después de la cual él os dejará ir de aquí; y seguramente os echará de aquí del todo.

Yo enviaré mi terror delante de ti, y consternaré a todo pueblo donde tú entrares, y te daré la cerviz de todos tus enemigos.

Cualquiera que compusiere ungüento semejante, y que pusiere de él sobre extraño, será cortado de su pueblo.

Y dijo Moisés: Esto es lo que el SEÑOR ha mandado: Llenarás un gomer de él para que se guarde para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto.

Porque ahora yo extenderé mi mano para herirte a ti y a tu pueblo de pestilencia, y serás quitado de la tierra.

Mas el SEÑOR endureció el corazón de Faraón, y no quiso dejarlos ir.

Y el SEÑOR dijo a Aarón: Ve a recibir a Moisés al desierto. Y él fue, y lo encontró en el monte de Dios, y le besó.

Y él le dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra, y se tornó una culebra; y Moisés huía de ella.

Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Entra al Faraón, y dile: El SEÑOR ha dicho así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

Así el pueblo reposó el séptimo día.

Y Amram tomó por mujer a Jocabed su tía, la cual le dio a luz a Aarón y a Moisés. Y los años de la vida de Amram fueron ciento treinta y siete años.

Y él respondió: Estáis ociosos, sí, ociosos, y por eso decís: Vamos y sacrifiquemos al SEÑOR.

y dile: El SEÑOR, el Dios de los hebreos me ha enviado a ti, diciendo: Deja ir a mi pueblo, para que me sirvan en el desierto; y he aquí que hasta ahora no has querido oír.

Y mira, y hazlos conforme a su semejanza, que te ha sido mostrado en el monte.

Nuestros ganados irán también con nosotros; no quedará ni una uña; porque de ellos hemos de tomar para servir al SEÑOR nuestro Dios; y no sabemos con qué hemos de servir al SEÑOR, hasta que lleguemos allá.

Y Moisés respondió: Tú también nos darás en nuestras manos sacrificios y holocaustos, que sacrifiquemos al SEÑOR nuestro Dios.

Entonces dijo el SEÑOR a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se tornó vara en su mano.

Id pues ahora, y trabajad. No se os dará hornija, y habéis de dar la tarea del ladrillo.

Y Aarón lo puso delante del Testimonio para guardarlo, como el SEÑOR lo mandó a Moisés.

Y el Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios.

y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, y mis señales que di entre ellos; y para que sepáis que yo soy el SEÑOR.

Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.

Y dijo Moisés: El SEÑOR ha dicho así: A la medianoche yo saldré por en medio de Egipto,

Y los encantadores hicieron así también, para sacar piojos con sus encantamientos; mas no pudieron. Y había piojos así en los hombres como en las bestias.

Sobre carne de hombre no será untado, ni haréis otro semejante, conforme a su composición, santo es; por santo habéis de tenerlo vosotros.

Y los peces que hay en el río morirán, y hederá el río, y tendrán asco los egipcios de beber el agua del río.

Y el SEÑOR dijo a Moisés: Levántate de mañana y ponte delante del Faraón, he aquí él sale a las aguas; y dile: El SEÑOR ha dicho así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

Y Moisés respondió: Bien has dicho; no veré más tu rostro.

Mas los pastores vinieron, y las echaron. Entonces Moisés se levantó y las defendió, y dio de beber a sus ovejas.

Y dijo el Faraón: Yo os dejaré ir para que sacrifiquéis al SEÑOR vuestro Dios en el desierto, con tal que no vayáis más lejos; orad por mí.

Solamente en la tierra de Gosén, donde los hijos de Israel estaban, no hubo granizo.

Y le dijo el Faraón: Retírate de mí: guárdate que no veas más mi rostro, porque en cualquier día que vieres mi rostro, morirás.

Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus intestinos.

Entonces los magos dijeron al Faraón: Dedo de Dios es éste. Mas el corazón del Faraón se endureció, y no los escuchó; como el SEÑOR lo había dicho.

Si un buey acorneare hombre o mujer, y a causa de ello muriere, el buey será apedreado, y no se comerá su carne; mas el dueño del buey será absuelto.

Entonces los gobernadores de los hijos de Israel se vieron en aflicción, habiéndoseles dicho: No se disminuirá nada de vuestro ladrillo, de la tarea de cada día.

¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Que mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto.

Y el SEÑOR respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro.

Y ellos lo hicieron así; y Aarón extendió su mano con su vara, e hirió el polvo de la tierra, el cual se volvió piojos, así en los hombres como en las bestias; todo el polvo de la tierra se volvió piojos en toda la tierra de Egipto.

Entonces el rey de Egipto les dijo: Moisés y Aarón, ¿por qué hacéis cesar al pueblo de su obra? Idos a vuestras tareas.

Y ellas respondieron: Un varón egipcio nos defendió de mano de los pastores, y también nos sacó el agua, y dio de beber a las ovejas.

Y el SEÑOR dijo a Moisés: Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos y sobre sus estanques, y sobre todos sus recogimientos de aguas, para que se vuelvan sangre, y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los vasos de madera como en los de piedra.

y morirá todo primogénito en tierra de Egipto, desde el primogénito del Faraón que está asentado en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino; y todo primogénito de las bestias.

Mas entre todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua: para que sepáis que hará diferencia el SEÑOR entre los egipcios y los israelitas.

Y dijo a sus hijas: ¿Y dónde está? ¿Por qué habéis dejado ese hombre? Llamadle para que coma pan.

Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Entra al Faraón, y dile: El SEÑOR Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirvan;

Y Moisés y Aarón hicieron como el SEÑOR lo mandó; y alzando la vara hirió las aguas que había en el río, en presencia del Faraón y de sus siervos; y todas las aguas que había en el río se volvieron sangre.

Y aquel día yo apartaré la tierra de Gosén, en la cual mi pueblo habita, para que ninguna suerte de moscas haya en ella; a fin de que sepas que yo soy el SEÑOR en medio de la tierra.

Entonces vinieron Moisés y Aarón al Faraón, y le dijeron: El SEÑOR Dios de los hebreos, ha dicho así: ¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo para que me sirva.

Y tomó Aarón por mujer a Elisabet, hija de Aminadab, hermana de Naasón; la cual le dio a luz a Nadab, y a Abiú, y a Eleazar, y a Itamar.

Y si aún rehusas dejarlo ir, he aquí que yo traeré mañana langosta en tus términos,

Y si no lo quisieres dejar ir, he aquí yo heriré con ranas todos tus términos.

Y los hijos de Merari: Mahli, y Musi; éstas son las familias de Leví por sus linajes.

Rubén, Simeón, Leví y Judá;

Y se llenarán tus casas, y las casas de todos tus siervos, y las casas de todos los egipcios, cual nunca vieron tus padres ni tus abuelos, desde que ellos fueron sobre la tierra hasta hoy. Y se volvió, y salió de la presencia del Faraón.

Y el SEÑOR dijo a Moisés: El Faraón no os oirá, para que mis maravillas se multipliquen en la tierra de Egipto.

Y tomarás el carnero de las consagraciones, y cocerás su carne en el lugar santo.

Tomó también consigo Moisés los huesos de José, el cual había juramentado a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis subir mis huesos de aquí con vosotros.

Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios.

Y el SEÑOR lo hizo así: que vino toda suerte de moscas molestísimas sobre la casa del Faraón, y sobre las casas de sus siervos, y sobre toda la tierra de Egipto; y la tierra fue corrompida a causa de ellas.

Y el SEÑOR dio gracia al pueblo en los ojos de los egipcios. También Moisés era gran varón en la tierra de Egipto, delante de los siervos del Faraón, y delante del pueblo.

Habla ahora al pueblo, y que cada uno demande a su vecino, y cada una a su vecina, vasos de plata y de oro.

He aquí yo envío el Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Y yo pondré redención entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será esta señal.

Y Moisés respondió: Hemos de ir con nuestros niños y con nuestros viejos, con nuestros hijos y con nuestras hijas; con nuestras ovejas y con nuestras vacas hemos de ir; porque tenemos fiesta solemne del SEÑOR.

el dueño de la cisterna pagará el dinero, restituyendo a su dueño, y lo que fue muerto será suyo.

Y Moisés y Aarón hicieron todos estos prodigios delante del Faraón; mas el SEÑOR había endurecido el corazón del Faraón, para que no dejara ir de su tierra a los hijos de Israel.

Y éstos son los derechos que pondrás delante de ellos.

Entonces los siervos del Faraón le dijeron: ¿Hasta cuándo nos ha de ser éste por lazo? Deja ir a estos hombres, para que sirvan al SEÑOR su Dios; ¿aún no sabes que Egipto se pierde?

Y los hijos de Izhar: Coré, y Nefeg y Zicri.

Y ellos dijeron: El Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, y sacrificaremos al SEÑOR nuestro Dios; para que no nos encuentre con pestilencia o con espada.

Entonces contó Moisés a Aarón todas las palabras del SEÑOR que le enviaba, y todas las señales que le había mandado.

Entonces se apartó de él. Y ella le dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisión.

Tú aún te ensalzas contra mi pueblo para no dejarlos ir.

Y los hijos de Coré: Asir, y Elcana, y Abiasaf; éstas son las familias de los coreítas.

la cual cubrirá la faz de la tierra, de modo que no pueda verse la tierra; y ella comerá lo que quedó salvo, lo que os ha quedado del granizo; y comerá todo árbol que os produce fruto en el campo.

Dijo también el Faraón: He aquí el pueblo de la tierra es ahora mucho, y vosotros les hacéis cesar de sus tareas.

Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida,

Porque si no dejares ir a mi pueblo, he aquí yo enviaré sobre ti, y sobre tus siervos, y sobre tu pueblo, y sobre tus casas toda suerte de moscas; y las casas de los egipcios se llenarán de toda suerte de moscas, y asimismo la tierra donde ellos estuvieren.

Las cortinas del atrio, y sus columnas, y sus basas, y la cortina para la puerta del atrio, y sus cuerdas, y sus estacas, y todos los vasos del servicio del tabernáculo, del tabernáculo del testimonio.

No los echaré de delante de ti en un año, para que no quede la tierra desierta, y se aumenten contra ti las bestias del campo.

Y los hijos de Uziel: Misael, y Elzafán y Sitri.

No maldecirás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.

Y yo endureceré el corazón del Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis maravillas.

Y habrá gran clamor por toda la tierra de Egipto, cual nunca fue, ni jamás será.

Y también establecí mi pacto con ellos, que les daría la tierra de Canaán, la tierra en que fueron extranjeros, y en la cual peregrinaron.

De los siervos del Faraón, el que temió la palabra del SEÑOR, hizo huir sus siervos y su ganado a casa;

Entonces el Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Andad, sacrificad a vuestro Dios en la tierra de Egipto.

Y sabrán los egipcios que yo soy el SEÑOR, cuando extendiere mi mano sobre Egipto, y sacare los hijos de Israel de en medio de ellos.

Entonces Moisés respondió al pueblo: No temáis; que para probaros vino Dios, y para que su temor esté en vuestra presencia para que no pequéis.

Harás el manto del efod todo de cárdeno.

Envía, pues, a recoger tu ganado, y todo lo que tienes en el campo; porque todo hombre o animal que se hallare en el campo, y no fuere recogido a casa, el granizo descenderá sobre él, y morirá.

Moisés entonces era de edad de ochenta años, y Aarón de edad de ochenta y tres, cuando hablaron al Faraón.

Y Eleazar, hijo de Aarón, tomó para sí mujer de las hijas de Futiel, la cual le dio a luz a Finees. Y éstas son las cabezas de los padres de los levitas por sus familias.

Dijo más: No podrás ver mi faz; porque no me verá hombre, y vivirá.

Y descenderán a mí todos estos tus siervos, e inclinados delante de mí dirán: Sal tú, y todo el pueblo que está debajo de ti; y después de esto yo saldré. Y salió muy enojado de la presencia del Faraón.

quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.

Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a puestas del sol se lo devolverás;

Y luego que el Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios: Que por ventura no se arrepienta el pueblo cuando vieren la guerra, y se vuelvan a Egipto;

Y los encantadores de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos; y el corazón del Faraón se endureció, y no los escuchó; como el SEÑOR lo había dicho.

Entonces el Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Orad al SEÑOR que quite las ranas de mí y de mi pueblo; y dejaré ir al pueblo, para que sacrifique al SEÑOR.

Y asimismo yo he oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes hacen servir los egipcios, y me he acordado de mi pacto.

Y el río criará ranas, las cuales subirán, y entrarán en tu casa, y en la cámara de tu cama, y sobre tu cama, y en las casas de tus siervos, y en tu pueblo, y en tus hornos, y en tus artesas;

Y él les dijo: Así sea el SEÑOR con vosotros, como yo os dejare ir a vosotros y a vuestros niños: mirad la malicia que está delante de vuestro rostro.

Y el SEÑOR iba delante de ellos de día en una columna de nube, para guiarlos por el camino; y de noche en una columna de fuego para alumbrarles; a fin de que anduvieran de día y de noche.

Y toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin, por sus jornadas, al mandamiento del SEÑOR, y asentaron el campamento en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiera.

Cuando el SEÑOR habló a Moisés en la tierra de Egipto,

Estos son los que hablaron al Faraón rey de Egipto, para sacar de Egipto a los hijos de Israel. Moisés y Aarón fueron éstos.

Y escogió Moisés varones de virtud de todo Israel, y los puso por cabezas sobre el pueblo, príncipes sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez.

No dilatarás la primicia de tu cosecha, ni de tu licor, me darás el primogénito de tus hijos.

Y les quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque el SEÑOR pelea por ellos contra los egipcios.

Y Moisés y Aarón volvieron a ser llamados al Faraón, el cual les dijo: Andad, servid al SEÑOR vuestro Dios. ¿Quién y quiénes son los que han de ir?

Y hablaba el SEÑOR a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su amigo. Y se volvía al campamento; mas el joven Josué, su criado, hijo de Nun, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo.

Y cuando alguno hiriere el ojo de su siervo, o el ojo de su sierva, y lo dañare, le dará libertad por razón de su ojo.

Y los encantadores hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron venir ranas sobre la tierra de Egipto.

Camino de tres días iremos por el desierto, y sacrificaremos al SEÑOR nuestro Dios, como él nos lo ha dicho.

y veían los hijos de Israel el rostro de Moisés, que la tez de su rostro era resplandeciente; y volvía Moisés a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba a hablar con El.

Y el SEÑOR dijo a Moisés y a Aarón: Tomad vuestros puños llenos del hollín de un horno, y espárzala Moisés hacia el cielo delante del Faraón.

Y respondió Moisés: He aquí, saliendo yo de tu presencia, rogaré al SEÑOR que las diversas suertes de moscas se vayan del Faraón, y de sus siervos, y de su pueblo mañana; con tal que el Faraón no falte más, no dejando ir al pueblo a sacrificar al SEÑOR.

Este es aquel Aarón y aquel Moisés, a los cuales el SEÑOR dijo: Sacad a los hijos de Israel de la tierra de Egipto por sus ejércitos.

mas el que no puso en su corazón la palabra del SEÑOR, dejó sus siervos y sus ganados en el campo.

Y Moisés respondió: No conviene que hagamos así, porque sacrificaríamos al SEÑOR nuestro Dios la abominación de los egipcios. He aquí, si sacrificáramos la abominación de los egipcios delante de ellos, ¿no nos apedrearían?

Y el SEÑOR hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro que formó Aarón.

Hizo asimismo el velo para la puerta del tabernáculo, de cárdeno, y púrpura, y carmesí, y lino torcido, obra de recamador;

Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante de mí continuamente.

Y en todo Egipto hicieron pozos alrededor del río para beber, porque no podían beber de las aguas del río.

Tú dirás todas las cosas que yo te mandare, y Aarón tu hermano hablará al Faraón, para que deje ir de su tierra a los hijos de Israel.

Y Moisés extendió su vara hacia el cielo, y el SEÑOR dio voces y granizó, y el fuego discurría por la tierra; e hizo llover el SEÑOR granizo sobre la tierra de Egipto.

Entonces Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto.

Y el SEÑOR dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, arroyos, y estanques, para que haga venir ranas sobre la tierra de Egipto.

Y se cumplieron siete días después que el SEÑOR hirió el río.

Y los hijos de Gersón: Libni, y Simei, por sus familias.

Así salvó el SEÑOR aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar.

Y el SEÑOR dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que venga granizo en toda la tierra de Egipto sobre los hombres, y sobre las bestias, y sobre toda la hierba del campo en la tierra de Egipto.

Y tornando el Faraón se volvió a su casa, y aun con esto no se lo tomó de corazón.

Y descendió el SEÑOR sobre el monte de Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó el SEÑOR a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió.

Y en aquellos días acaeció que, crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y vio sus cargas; y observó a un varón egipcio que hería a un hebreo de sus hermanos.

Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar en seco, teniendo las aguas como muro a su diestra y a su siniestra.

El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto, fue cuatrocientos treinta años.

Y el SEÑOR hizo conforme a la palabra de Moisés; y quitó todas aquellas moscas del Faraón, y de sus siervos, y de su pueblo, sin que quedara una.

Entonces el SEÑOR habló a Moisés, diciendo: Yo soy el SEÑOR; di al Faraón rey de Egipto todas las cosas que yo te digo a ti.

Y tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Con todo eso vosotros guardaréis mis sábados, porque es señal entre mí y vosotros por vuestras edades, para que sepáis que yo soy el SEÑOR que os santifico.

Y aquel granizo hirió en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, así hombres como bestias; asimismo hirió el granizo toda la hierba del campo, y quebró todos los árboles del campo.

Dijo aún el SEÑOR a Moisés: Tómate aromas, estacte y uña olorosa y gálbano aromático e incienso limpio; de todo en igual peso.

Y Moisés respondió delante del SEÑOR: He aquí, yo soy incircunciso de labios, ¿cómo pues me ha de oír el Faraón?

Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estaos quietos, y ved la salud del SEÑOR, que él hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis.

Entonces el Faraón envió a llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: He pecado esta vez; el SEÑOR es justo, y yo y mi pueblo impíos.

Y la barra del medio pasará por medio de las tablas, de un cabo al otro.

Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa, y les dijo:

y las ranas subirán sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre todos tus siervos.

Y oyó Jetro, sacerdote de Madián, suegro de Moisés, todas las cosas que Dios había hecho con Moisés, y con Israel su pueblo, y cómo el SEÑOR había sacado a Israel de Egipto.

Habló todavía Dios a Moisés, y le dijo: Yo soy el SEÑOR;

Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó el pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas.

Y le respondió Moisés: Saliendo yo de la ciudad extenderé mis manos al SEÑOR, y los truenos cesarán, y no habrá más granizo; para que sepas que del SEÑOR es la tierra.

he aquí la mano del SEÑOR será sobre tus ganados que están en el campo: caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas, con pestilencia gravísima.

E hizo Moisés y Aarón como el SEÑOR les mandó: así lo hicieron.

Ve pues ahora, lleva a este pueblo donde te he dicho; he aquí mi ángel irá delante de ti; que en el día de mi visitación yo visitaré en ellos su pecado.

Harás que se acerquen a ti a Aarón tu hermano, y a sus hijos consigo, de entre los hijos de Israel, para que sean mis sacerdotes; a Aarón, Nadab y Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón.

porque sólo aquello es su cubierta, es aquel el vestido para cubrir sus carnes, en el que ha de dormir; y será que cuando él a mí clamare, yo entonces le oiré, porque soy misericordioso.

Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios.

Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta el medio del mar, toda la caballería del Faraón, sus carros, y su gente de a caballo.

El SEÑOR, varón de guerra; el SEÑOR es su Nombre.

Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo el SEÑOR que el mar se retirara por recio viento oriental toda aquella noche; y tornó el mar en seco, y las aguas quedaron divididas.

Y me harán un santuario, y yo habitaré entre ellos.

mas el séptimo día será sábado al SEÑOR tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas;

Y él respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre que YO SOY delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.

Los cuales juzgarán al pueblo en todo tiempo; y será que todo negocio grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo negocio pequeño: alivia así la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo.

Y dijo más Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: El SEÑOR Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi Nombre para siempre, y este es mi memorial por todos los siglos.