14283 casos

'Que' en la Biblia

~`Mientras Israel habitaba en Hesbón y sus pueblos, y en Aroer y sus aldeas, y en todas las ciudades que están a orillas del Arnón por, 300 años, ¿por qué no las recuperó durante ese tiempo?

~`Por tanto, yo no he pecado contra usted, pero usted me está haciendo mal al hacer guerra contra mí. Que el SEÑOR, el Juez, juzgue hoy entre los Israelitas y los Amonitas.'"

Pero el rey de los Amonitas no hizo caso al mensaje que Jefté le envió.

sucederá que cualquiera que salga de las puertas de mi casa a recibirme cuando yo vuelva en paz de los Amonitas, será del SEÑOR, o lo ofreceré como holocausto."

Al verla, él rasgó sus ropas y dijo: `` ¡Ay, hija mía! Me has abatido y estás entre los que me afligen. Porque he dado mi palabra al SEÑOR, y no me puedo retractar."

Entonces ella le dijo: ``Padre mío, has dado tu palabra al SEÑOR. Haz conmigo conforme a lo que has dicho, ya que el SEÑOR te ha vengado de tus enemigos, los Amonitas."

Y ella dijo a su padre: ``Que se haga esto por mí; déjame sola por dos meses, para que vaya yo a los montes y llore por mi virginidad, yo y mis compañeras."

Al cabo de los dos meses ella regresó a su padre, que cumplió con ella conforme al voto que había hecho; y ella no tuvo relaciones con ningún hombre. Y se hizo costumbre en Israel,

que de año en año las hijas de Israel fueran cuatro días en el año a conmemorar a la hija de Jefté el Galaadita.

Los hombres de Efraín se reunieron y cruzaron {el Jordán} hacia el norte (hacia Zafón), y dijeron a Jefté: `` ¿Por qué cruzaste a pelear contra los Amonitas sin llamarnos para que fuéramos contigo? Quemaremos tu casa sobre ti."

"Viendo, pues, que no {me} iban a librar, arriesgué mi vida y crucé contra los Amonitas, y el SEÑOR los entregó en mi mano. ¿Por qué, pues, han subido hoy a pelear contra mí?"

Tuvo cuarenta hijos y treinta nietos que cabalgaban en setenta asnos. El juzgó a Israel ocho años.

Entonces Manoa imploró al SEÑOR, y dijo: ``Te ruego Señor, que el hombre de Dios que Tú enviaste venga otra vez a nosotros, para que nos enseñe lo que hemos de hacer con el niño que ha de nacer."

La mujer corrió rápidamente y avisó a su marido, y le dijo: ``Ven, se me ha aparecido el hombre que vino el {otro} día."

Manoa se levantó y siguió a su mujer, y cuando llegó al hombre, le dijo: `` ¿Eres el hombre que habló a la mujer?" ``Yo soy," respondió él.

Y el ángel del SEÑOR contestó a Manoa: ``Que la mujer atienda a todo lo que {le} dije.

"No comerá nada que venga de la vid, no {beberá} vino ni licor, ni comerá nada inmundo. Ella deberá guardar todo lo que {le} he ordenado."

Y el ángel del SEÑOR respondió a Manoa: ``Aunque me detengas, no comeré de tu alimento, pero si preparas un holocausto, ofrécelo al SEÑOR." Y Manoa no sabía que era el ángel del SEÑOR.

Y Manoa dijo al ángel del SEÑOR: `` ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumplan tus palabras, te honremos?"

El ángel del SEÑOR le respondió: `` ¿Por qué preguntas mi nombre, viendo que es maravilloso (incomprensible)?"

Entonces Manoa tomó el cabrito con la ofrenda de cereal y los ofreció sobre una piedra al SEÑOR, y {el ángel} hizo maravillas mientras que Manoa y su mujer observaban.

Pues sucedió que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel del SEÑOR ascendió en la llama del altar. Al ver {esto,} Manoa y su mujer cayeron rostro en tierra.

El ángel del SEÑOR no se volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces Manoa supo que era el ángel del SEÑOR.

Le respondieron su padre y su madre: `` ¿No hay mujer entre las hijas de tus parientes o entre todo nuestro pueblo, para que vayas a tomar mujer de los Filisteos incircuncisos?" Pero Sansón dijo a su padre: ``Tómala para mí, porque ella me agrada."

Su padre y su madre no sabían que esto era del SEÑOR, porque El buscaba ocasión contra los Filisteos, pues en aquel tiempo los Filisteos dominaban a Israel.

Pero el Espíritu del SEÑOR vino sobre él con gran poder, y lo despedazó como se despedaza un cabrito, aunque no tenía nada en su mano. Pero no contó a su padre ni a su madre lo que había hecho.

Recogió la miel en sus manos y siguió adelante, comiéndo{la} mientras caminaba. Cuando llegó {adonde estaban} su padre y su madre, les dio {miel} y ellos comieron. Pero no les contó que había recogido la miel del cuerpo del león.

"Pero si no pueden declarármela, entonces ustedes me darán treinta vestidos de lino y treinta mudas de ropa." ``Dinos tu adivinanza, para que la escuchemos," le dijeron ellos.

Entonces les dijo: ``Del que come salió comida, Y del fuerte salió dulzura." Y no pudieron declararle la adivinanza en tres días.

Al cuarto día dijeron a la mujer de Sansón: ``Persuade a tu marido a que nos declare la adivinanza, o te quemaremos a fuego a ti y a la casa de tu padre. Nos han invitado para empobrecernos. ¿No es {así?"}

Pero ella lloró delante de él los siete días que duró su banquete. Y sucedió el séptimo día que él se la declaró porque ella le presionaba mucho. Entonces ella declaró la adivinanza a los hijos de su pueblo.

Y al séptimo día, antes de ponerse el sol, los hombres de la ciudad le dijeron: `` ¿Qué es más dulce que la miel? ¿Y qué es más fuerte que un león?" Y Sansón les contestó: ``Si no hubieran arado con mi novilla, No habrían descubierto mi adivinanza."

Entonces el Espíritu del SEÑOR vino sobre él con gran poder, y descendió a Ascalón y mató a treinta de ellos y tomando sus despojos, dio las mudas {de ropa} a los que habían declarado la adivinanza. Y ardiendo en ira, subió a la casa de su padre.

Pero la mujer de Sansón fue {dada} al compañero que había sido su amigo íntimo.

Después de algún tiempo, en los días de la siega del trigo, sucedió que Sansón fue a visitar a su mujer con un cabrito, y dijo: ``Llegaré a mi mujer en {su} recámara." Pero el padre de ella no lo dejó entrar.

Y el padre dijo: ``Realmente pensé que la odiabas intensamente y se la di a tu compañero. ¿No es su hermana menor más hermosa que ella? Te ruego que la tomes en su lugar."

Y Sansón les dijo: ``Ya que actúan así, ciertamente me vengaré de ustedes, y después de eso, cesaré."

Y los hombres de Judá dijeron: `` ¿Por qué han subido contra nosotros?" Y ellos dijeron: ``Hemos subido para prender a Sansón a fin de hacerle como él nos ha hecho."

De Judá descendieron 3,000 hombres a la hendidura de la peña de Etam, y dijeron a Sansón: `` ¿No sabes que los Filisteos reinan sobre nosotros? ¿Qué, pues, es esto que nos has hecho?" ``Como ellos me hicieron, así les he hecho," contestó él.

Y ellos le dijeron: ``Hemos descendido para prenderte y entregarte en manos de los Filisteos." ``Júrenme que no me matarán," les dijo Sansón.

Ellos le respondieron: ``No, sino que te ataremos bien y te entregaremos en sus manos. Ciertamente no te mataremos." Entonces lo ataron con dos sogas nuevas y lo sacaron de la peña.

Al llegar él a Lehi, los Filisteos salieron a su encuentro gritando. Y el Espíritu del SEÑOR vino sobre él con poder, y las sogas que estaban en sus brazos fueron como lino quemado con fuego y las ataduras cayeron de sus manos.

Y abrió Dios la cuenca que está en Lehi y salió agua de ella. Cuando bebió, recobró sus fuerzas y se reanimó. Por eso llamó a aquel lugar En Hacore (Manantial del que Clamó), el cual está en Lehi hasta el día de hoy.

Entonces fue dicho a los de Gaza: ``Sansón ha venido acá." Y ellos cercaron {el lugar} y se apostaron a la puerta de la ciudad toda la noche, acechándolo. Y estuvieron callados toda la noche y dijeron: {``Esperemos} hasta que amanezca, entonces lo mataremos."

Pero Sansón permaneció acostado hasta la medianoche, y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con los dos postes, las arrancó junto con las trancas. Entonces se las echó sobre los hombros y las llevó hasta la cumbre del monte que está frente a Hebrón.

Después de esto, Sansón se enamoró de una mujer del Valle de Sorec, que se llamaba Dalila.

Dalila le dijo a Sansón: ``Te ruego que me declares dónde está tu gran fuerza y cómo se te puede atar para castigarte."

Sansón le respondió: ``Si me atan con siete cuerdas frescas que no se hayan secado, me debilitaré y seré como cualquier {otro} hombre."

Los príncipes de los Filisteos le llevaron siete cuerdas frescas que no se habían secado, y {Dalila} lo ató con ellas.

Y ella tenía {hombres} al acecho en un aposento interior. Entonces le dijo: `` ¡Sansón, los Filisteos se te echan encima!" Pero él rompió las cuerdas como se rompe un hilo de estopa cuando toca el fuego. Así que no se descubrió {el secreto de} su fuerza.

Entonces Dalila dijo a Sansón: ``Mira, me has engañado y me has dicho mentiras. Ahora pues, te ruego que me declares cómo se te puede atar."

``Si me atan fuertemente con sogas nuevas que no se hayan usado," le respondió él, ``me debilitaré y seré como cualquier {otro} hombre."

Así que ella le dijo: `` ¿Cómo puedes decir: `Te quiero,' cuando tu corazón no está conmigo? Me has engañado estas tres veces y no me has declarado dónde reside tu gran fuerza."

El le reveló, pues, todo {lo que había} en su corazón, diciéndole: ``Nunca ha pasado navaja sobre mi cabeza, pues he sido Nazareo para Dios desde el vientre de mi madre. Si me cortan el cabello, mi fuerza me dejará y me debilitaré y seré como cualquier {otro} hombre."

Viendo Dalila que él le había declarado todo {lo que había} en su corazón, mandó llamar a los príncipes de los Filisteos y dijo: ``Vengan una vez más, porque él me ha declarado todo {lo que hay} en su corazón." Entonces los príncipes de los Filisteos vinieron a ella y trajeron el dinero en sus manos.

Y ella lo hizo dormir sobre sus rodillas, y mandó llamar a un hombre que le rasuró las siete trenzas de su cabellera. Luego ella comenzó a afligirlo y su fuerza lo dejó.

Ella entonces dijo: `` ¡Sansón, los Filisteos se te echan encima!" Y él despertó de su sueño, y dijo: ``Saldré como las otras veces y escaparé." Pero no sabía que el SEÑOR se había apartado de él.

Cuando la gente lo vio, alabaron a su dios, pues decían: ``Nuestro dios ha entregado en nuestras manos a nuestro enemigo, Al que asolaba nuestra tierra, Y multiplicaba nuestros muertos."

Y cuando estaban bien alegres, dijeron: ``Llamen a Sansón para que nos divierta." Llamaron, pues, a Sansón de la cárcel, y él los divertía. Y lo pusieron de pie entre las columnas.

Entonces Sansón dijo al muchacho que lo tenía de la mano: ``Déjame tocar las columnas sobre las que el edificio descansa, para apoyarme en ellas."

Entonces Sansón invocó al SEÑOR y dijo: ``Señor DIOS, Te ruego que Te acuerdes de mí, y Te suplico que me des fuerzas sólo esta vez, oh Dios, para vengarme ahora de los Filisteos por mis dos ojos."

Sansón palpó las dos columnas del medio sobre las que el edificio descansaba y se apoyó contra ellas, con su mano derecha sobre una y con su mano izquierda sobre la otra.

Y dijo Sansón: `` ¡Muera yo con los Filisteos!" Y se inclinó con todas sus fuerzas y el edificio se derrumbó sobre los príncipes y sobre todo el pueblo que {estaba} en él. Así que los que mató al morir fueron más que los que había matado durante su vida.

Y él dijo a su madre: ``Las 1,100 {monedas} de plata que te quitaron, acerca de las cuales proferiste una maldición a mis oídos, mira, esa plata está en mi poder; yo la tomé." ``Bendito sea mi hijo por el SEÑOR," le dijo su madre.

Cuando él devolvió la plata a su madre, su madre tomó 200 {monedas} de plata y se las dio al platero que las convirtió en una imagen tallada y una de fundición, las cuales quedaron en casa de Micaía.

Y este hombre Micaía tenía un santuario. Hizo un efod e ídolos domésticos, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote.

En aquellos días no había rey en Israel. Cada uno hacía lo que le parecía bien ante sus propios ojos.

Había un joven de Belén (Casa del Pan) de Judá, de la familia de Judá, que era Levita y extranjero allí.

Entonces Micaía dijo: ``Ahora sé que el SEÑOR me prosperará, porque tengo un Levita por sacerdote."

Cuando estaban cerca de la casa de Micaía, reconocieron la voz del joven Levita; y llegándose allá, le dijeron: `` ¿Quién te trajo aquí? ¿Qué estás haciendo en este {lugar} y qué tienes aquí?"

Y le dijeron: ``Te rogamos que consultes a Dios para saber si el camino en que vamos será próspero."

El sacerdote les respondió: ``Vayan en paz; el camino en que andan tiene la aprobación del SEÑOR."

Entonces los cinco hombres salieron y llegaron a Lais y vieron al pueblo que {había} en ella viviendo en seguridad, tranquilo y confiado, según la costumbre de los Sidonios. Porque no había gobernante humillándo{los} en nada en aquella tierra, y estaban lejos de los Sidonios, y no tenían relaciones con nadie.

Al regresar a sus hermanos en Zora y Estaol, sus hermanos les dijeron: `` ¿Qué {noticias} tienen?"

"Cuando entren, llegarán a un pueblo confiado, con una tierra espaciosa que Dios ha entregado en manos de ustedes. Es un lugar donde no falta nada de lo que hay sobre la tierra."

Y los cinco hombres que fueron a reconocer la región de Lais, les dijeron a sus parientes: `` ¿No saben que en estas casas hay un efod, ídolos domésticos, una imagen tallada y una imagen de fundición? Ahora pues, consideren lo que deben hacer."

Y los 600 hombres armados con sus armas de guerra, que {eran} de los hijos de Dan, se pusieron a la entrada de la puerta.

Y los cinco hombres que fueron a reconocer la tierra subieron {y} entraron allí, {y} tomaron la imagen tallada, el efod, los ídolos domésticos y la imagen de fundición, mientras el sacerdote estaba junto a la entrada de la puerta con los 600 hombres con armas de guerra.

Cuando aquéllos entraron a la casa de Micaía y tomaron la imagen tallada, el efod, los ídolos domésticos y la imagen de fundición, el sacerdote les dijo: `` ¿Qué hacen?"

Cuando se alejaron de la casa de Micaía, los hombres que {estaban} en las casas cerca de la casa de Micaía, se juntaron y alcanzaron a los hijos de Dan.

Y gritaron a los hijos de Dan, y éstos se volvieron y dijeron a Micaía: `` ¿Qué te pasa que has juntado {gente?}"

Y él respondió: ``Ustedes se han llevado mis dioses que yo hice, también al sacerdote, y se han marchado, ¿y qué me queda? ¿Cómo, pues, me dicen: ` ¿Qué pasa?'"

Los hijos de Dan le dijeron: ``Que no se oiga tu voz entre nosotros, no sea que caigan sobre ti hombres fieros y pierdas tu vida y las vidas de {los de} tu casa."

Y los hijos de Dan prosiguieron su camino. Cuando Micaía vio que eran muy fuertes para él, dio la vuelta y regresó a su casa.

Entonces los Danitas tomaron lo que Micaía había hecho, y al sacerdote que le había pertenecido, y llegaron a Lais, a un pueblo tranquilo y confiado. Y los hirieron a filo de espada e incendiaron la ciudad.

Y no había nadie que la librara, porque estaba lejos de Sidón, en el valle que está cerca de Bet Rehob, y ellos no tenían trato con nadie. Después {los Danitas} reedificaron la ciudad y habitaron en ella.

Le pusieron el nombre de Dan a la ciudad, según el nombre de Dan su padre, que le nació a Israel. Pero el nombre de la ciudad anteriormente era Lais.

Levantaron, pues, para sí la imagen tallada que Micaía había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo.

En aquellos días, cuando no había rey en Israel, había un Levita que residía en la parte más remota de la región montañosa de Efraín, el cual tomó para sí una concubina de Belén de Judá.

Se sentaron, pues, los dos y comieron y bebieron juntos. Y el padre de la joven dijo al hombre: ``Te ruego que te dignes pasar la noche, y que se alegre tu corazón."

El hombre se levantó para irse, pero su suegro insistió, de modo que pasó allí la noche otra vez.

Cuando el hombre se levantó para irse con su concubina y su criado, su suegro, el padre de la joven, le dijo: ``Mira, ya ha declinado el día; te ruego que pases la noche, pues el día llega a su fin. Pasa la noche aquí para que se alegre tu corazón. Y mañana se levantarán temprano para su viaje y te irás a tu casa."

Pero el hombre no quiso pasar la noche, así que se levantó y partió, y fue hasta {un lugar} frente a Jebús, es decir, Jerusalén (Ciudad de Paz). Y estaban con él un par de asnos aparejados; también con él estaba su concubina.

Cuando {estaban} cerca de Jebús, el día casi había declinado. Y el criado dijo a su señor: ``Te ruego que vengas, nos desviemos, y entremos en esta ciudad de los Jebuseos y pasemos la noche en ella."

Pero su señor le dijo: ``No nos desviaremos para entrar en la ciudad de extranjeros que no son de los Israelitas, sino que iremos hasta Guibeá."

Así que pasaron de largo y siguieron su camino, y el sol se puso sobre ellos cerca de Guibeá que pertenece a Benjamín.

"Sin embargo, tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y también pan y vino para mí, para tu sierva y para el joven que está con tu siervo; no {nos} falta nada."

Mientras ellos se alegraban, los hombres de la ciudad, hombres perversos, rodearon la casa; {y} golpeando la puerta, hablaron al dueño de la casa, al anciano, diciendo: ``Saca al hombre que entró en tu casa para que tengamos relaciones con él."

Entonces el hombre, el dueño de la casa, salió a ellos y les dijo: ``No, hermanos míos, no se porten tan vilmente. Puesto que este hombre ha entrado en mi casa, no cometan esta terrible ofensa (infamia).

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Las citas bíblicas son tomadas Nueva Biblia de los Hispanos © 2005 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso