Most Popular Bible Verses in Job
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Y un día vinieron los hijos de Dios a presentarse delante de Jehová, entre los cuales vino también Satanás.
Yo sé que mi Redentor vive, y en el día final se levantará sobre la tierra;
Hubo un varón en tierra de Uz, que se llamaba Job; y este hombre era perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.
y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.
¿Dónde estabas cuando yo fundé la tierra? Házmelo saber, si tienes conocimiento.
Mas extiende ahora tu mano, y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu rostro.
¿No le has tú cercado a él, y a su casa, y a todo lo que tiene en derredor? El trabajo de sus manos has bendecido, y su hacienda ha crecido sobre la tierra.
cuando las estrellas del alba juntas alababan, y todos los hijos de Dios daban gritos de gozo?
Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal la inteligencia.
Y aconteció un día que sus hijos e hijas estaban bebiendo y comiendo en casa de su hermano el primogénito,
El Espíritu de Dios me hizo, y la inspiración del Omnipotente me dio vida.
Porque la aflicción no sale del polvo, ni la molestia brota de la tierra.
y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos,
He aquí, aunque Él me matare, en Él esperaré; pero sostendré delante de Él mis caminos.
He aquí ahora behemot, al cual yo hice contigo; hierba come como buey.
¿Quién prepara al cuervo su alimento, cuando sus polluelos claman a Dios, bullendo de un lado a otro por falta de comida?
Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y cayendo en tierra adoró;
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado de mal?
y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para traerte la noticia.
Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito;
Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y dieron sobre los camellos, y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para traerte la noticia.
Sea aquel día sombrío, y no cuide de él Dios desde arriba, ni claridad sobre él resplandezca.
Aún estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y los criados, y los consumió; solamente escapé yo para traerte la noticia.
Yo sé que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti.
y he aquí un gran viento que vino del lado del desierto, y azotó las cuatro esquinas de la casa, y cayó sobre los jóvenes, y murieron; solamente escapé yo para traerte la noticia.
Mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas; y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.
Tú llamarás, y te responderé yo; tendrás placer en la obra de tus manos.
He aquí que Él pasará delante de mí, y yo no lo veré; y pasará, y no lo percibiré.
El hombre vano se hará entendido, aunque nazca como el pollino del asno montés.
Los ojos de los que me ven, no me verán más; fijarás en mí tus ojos, y dejaré de ser.
Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos; y he escapado con sólo la piel de mis dientes.
Con Dios está la sabiduría y la fortaleza; suyo es el consejo y la inteligencia.
¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, y pondré mi alma en mi mano?
Aféenlo tinieblas y sombra de muerte; repose sobre él nublado, que lo haga horrible como día caliginoso.
porque nosotros somos de ayer y nada sabemos, pues nuestros días sobre la tierra son como una sombra.
¿Cuánto menos el hombre abominable y vil, que bebe la iniquidad como agua?
¿Enseñará alguien a Dios sabiduría, juzgando Él a los que están encumbrados?
Y respondiendo Satanás dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.
El extranjero no pasaba fuera la noche; mis puertas abría al caminante.
Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado; alejarás de tu tienda la aflicción;
¿No te enseñarán ellos, te hablarán, y de su corazón sacarán palabras?
He aquí, Él derriba, y no será reedificado; Encierra al hombre, y no habrá quien le abra.
y que agradara a Dios destruirme; que desatara su mano, y acabara conmigo!
¿Es éste tu temor, tu confianza, tu esperanza, y la integridad de tus caminos?
He aquí, arrebatará; ¿quién se lo impedirá? ¿Quién le dirá: Qué haces?
¡Quién me diera que viniese mi petición, y que me otorgase Dios lo que anhelo;
No tendrá hijo ni nieto en su pueblo, ni quien le suceda en sus moradas.
Escúchame; yo te mostraré, y te contaré lo que he visto;
A pesar de no haber iniquidad en mis manos, y de haber sido mi oración pura.
Que da la lluvia sobre la faz de la tierra, y envía las aguas sobre los campos:
Mas extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no te maldice en tu rostro.
Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí, porque la mano de Dios me ha tocado.
Y Él mismo será mi salvación, porque no entrará en su presencia el hipócrita.
Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.
entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, y serás fuerte, y no temerás;
si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, y no consintieres que more maldad en tus habitaciones;
Él hace andar despojados de consejo a los consejeros, y entontece a los jueces.
Ocupe la oscuridad aquella noche; no sea contada entre los días del año, ni venga en el número de los meses.
Con Él está la fortaleza y la sabiduría; Suyo es el que yerra, y el que hace errar.
Como yo he visto, los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan.
Recapacita ahora, ¿quién siendo inocente pereció? Y ¿en dónde los rectos fueron cortados?
cuando están echados en sus cuevas, o se están en sus guaridas para acechar?
¿Acaso encubrí, como Adán mis transgresiones, escondiendo en mi seno mi iniquidad,
Que pone a los humildes en altura, y a los enlutados levanta a seguridad;
y olvidarás tu miseria, o te acordarás de ella como de aguas que pasaron;
En la plenitud de su prosperidad, tendrá estrechez; la mano de todos los malvados vendrá sobre él.
He aquí, Él detiene las aguas, y todo se seca; Las envía, y destruyen la tierra.
y tu existencia será más clara que el mediodía; Resplandecerás, y serás como la mañana;
Pero los ojos de los malos se consumirán, y no tendrán refugio; y su esperanza será como el dar el último suspiro.
Los que vengan a él, ese día se espantarán, como fueron espantados los que vinieron antes.
Él descubre las profundidades de las tinieblas, y saca a luz la sombra de muerte.
Él lleva despojados a los príncipes, y trastorna a los poderosos.
El atribulado ha de ser consolado por su compañero; mas se ha abandonado el temor del Omnipotente.
Y ciertamente el monte que cae se deshace, y las peñas son traspasadas de su lugar;
Renuevas contra mí tus pruebas, y aumentas conmigo tu furor como tropas de relevo.
Tales son los caminos de todos los que se olvidan de Dios; y la esperanza del impío perecerá:
Aun en su verdor, y sin ser cortado, se seca antes que toda hierba.
Aunque fuese yo justo, no respondería; antes habría de rogar a mi Juez.
Él suelta las ataduras de los reyes, y les ata un cinto a sus lomos.
Maldíganla los que maldicen el día, los que se aprestan para levantar su llanto.
estarás confiado, porque hay esperanza; mirarás alrededor, y dormirás seguro.
Si Dios no retira su ira, los ayudadores soberbios serán abatidos debajo de Él.
Porque su esperanza será cortada, y aquello en que confía será tela de araña.
Él derrama menosprecio sobre los príncipes, y debilita la fuerza de los poderosos.
Oscurézcanse las estrellas de su alba; espere la luz, y no venga, ni vea los párpados de la mañana:
Te acostarás, y no habrá quien te espante; y muchos implorarán tu favor.
Antes que vaya para no volver, a la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;
¡Oh que fuera aquella noche solitaria, que no viniera canción alguna en ella!
Por tanto yo no refrenaré mi boca; hablaré en la angustia de mi espíritu, y me quejaré con la amargura de mi alma.
Él priva del habla al que dice verdad, y quita a los ancianos el consejo.
Sus colodras están llenas de leche, y sus huesos serán regados de tuétano.
Estas cosas has guardado en tu corazón; yo sé que están cerca de ti.
Porque me ha quebrantado con tempestad, y sin causa ha aumentado mis heridas.
Se apoyará él sobre su casa, mas no permanecerá; se asirá de ella, mas no resistirá.
¿No son pocos mis días? Cesa, pues, y déjame, para que me conforte un poco.
¿Por qué me sacaste de la matriz? Hubiera yo entregado el espíritu, y ningún ojo me habría visto.
Van a tientas, como en tinieblas y sin luz, y los hace errar como borrachos.
A manera de un árbol, está verde delante del sol, y sus renuevos salen sobre su huerto;
Si yo me justificare, me condenaría mi boca; si me dijere perfecto, esto me haría inicuo.
Él quita el entendimiento de los jefes del pueblo de la tierra, y les hace vagar por desierto donde no hay camino:
Que si yo le invocara, y Él me respondiese, aún no creeré que haya escuchado mi voz.
Oíd con atención mi razonamiento, y mi declaración con vuestros oídos.
Y tomó Job un tiesto para rascarse con él, y se sentó en medio de ceniza.
Deseo yo que Job sea probado ampliamente, a causa de sus respuestas por los hombres inicuos.
¿Cuánto menos le responderé yo, y hablaré con Él palabras escogidas?
Ciertamente tales son las moradas del impío, Y éste será el lugar del que no conoció a Dios.
Si yo hablare de poder, he aquí Él es poderoso; si de juicio, ¿quién me emplazará?
¿Por qué no morí yo en la matriz, o entregué el espíritu al salir del vientre?
que frustra los pensamientos de los astutos, para que sus manos no hagan nada;
Miraron los caminantes de Tema, los caminantes de Seba esperaron en ellas;
¿Y por qué no perdonas mi rebelión, y quitas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, y si me buscares de mañana, ya no estaré.
Y sería aún mi consuelo, si me asaltase con dolor sin dar más tregua, que yo no he escondido las palabras del Santo.
Por cuanto no cerró las puertas del vientre de mi madre, ni escondió de mis ojos la miseria.
Si le arrancaren de su lugar, éste le negará entonces, diciendo: Nunca te vi.
Si fuere malo, ¡ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza. Estoy hastiado de afrenta, por tanto, mira tú mi aflicción.
Estruendos espantosos hay en sus oídos; en la prosperidad el destructor vendrá sobre él.
Sus hijos alcanzan honor, y él no lo sabe; o son humillados, y no entiende de ellos.
¿Por qué me recibieron las rodillas? ¿Y para qué los pechos para que mamase?
Bien que yo fuese íntegro, no conocería mi alma: Despreciaría mi vida.
Mas Él libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos, y de la mano violenta;
Y cuando alzaron los ojos desde lejos y no lo conocieron, alzaron su voz, y lloraron; y cada uno de ellos rasgó su manto, y esparcieron polvo hacia el cielo sobre sus cabezas.
Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, y alzarás a Dios tu rostro.
¡Que con cincel de hierro y con plomo fuesen en piedra esculpidas para siempre!
que prende a los sabios en la astucia de ellos, y entontece el consejo de los perversos;
De día tropiezan con las tinieblas, y a mediodía andan a tientas como de noche.
O ¿por qué no fui escondido como abortado, como los pequeñitos que nunca vieron la luz?
¡Oh que alguien intercediera por el hombre ante Dios, como el hombre intercede por su prójimo!
¿Cuál es mi fuerza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para prolongar mi vida?
Todas las tinieblas estarán guardadas en sus lugares secretos; fuego no atizado lo devorará, y consumirá al que quede en su tienda.
Pues ahora yacería yo, y reposaría; dormiría, y entonces tendría reposo,
Vaga alrededor tras del pan, diciendo: ¿Dónde está? Sabe que le está preparado día de tinieblas, a la mano.
Perecen por el aliento de Dios, y por el soplo de su furor son consumidos.
Allí los impíos dejan de perturbar, y allí descansan los de agotadas fuerzas.
con los reyes y con los consejeros de la tierra, que edifican para sí lugares desolados;
Mas los años contados vendrán, y yo iré por el camino de donde no volveré.
Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.
¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi transgresión y mi pecado.
por tanto, el menesteroso tiene esperanza, y la iniquidad cierra su boca.
Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella.
Mi alma está hastiada de mi vida: Daré yo rienda suelta a mi queja sobre mí, hablaré en la amargura de mi alma.
que el malo es reservado para el día de la destrucción? Presentados serán en el día de la ira.
En los ancianos está la sabiduría, y en la largura de días la inteligencia.
Ciertamente vosotros sois el pueblo; y con vosotros morirá la sabiduría.
Él multiplica las naciones, y Él las destruye: Él esparce a las naciones, y las vuelve a reunir.
Perezca el día en que yo nací, y la noche en que se dijo: Varón es concebido.
¿Quién le denunciará en su cara su camino? Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago?
Tierra de oscuridad, lóbrega como sombra de muerte, sin orden, donde la luz es como la oscuridad misma.
A lo menos dos cosas no hagas conmigo; entonces no me esconderé de tu rostro.
Al cual he de ver por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mis entrañas se consuman dentro de mí.
¿Quién es el que contenderá conmigo? Porque si ahora yo callara, moriría.
Y respondió Zofar naamatita, y dijo:
Él libertará la isla del inocente; y por la pureza de tus manos será librada.
Tribulación y angustia le aterrarán, y se esforzarán contra él como un rey dispuesto para la batalla.
Desvanezco; no he de vivir para siempre; déjame, pues mis días son vanidad.
Y así mi alma tuvo por mejor el estrangulamiento y la muerte, más que la vida.
¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y para que pongas sobre él tu corazón,
Llama luego, y yo responderé; o yo hablaré, y respóndeme tú.
Porque Él es quien hace la llaga, y Él la vendará: Él hiere, y sus manos curan.
Y respondió Job, y dijo:
Es más alta que los cielos: ¿qué harás? Es más profunda que el infierno: ¿cómo la conocerás?
Mas debierais decir: ¿Por qué lo perseguimos? Ya que la raíz del asunto se halla en mí.
A los cuales solamente fue dada la tierra, y no pasó extraño por medio de ellos;
y que te declarara los secretos de la sabiduría, que son de doble valor que las riquezas! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.
Yo soy uno de quien su amigo se mofa, que invoca a Dios, y Él le responde; con todo, el justo y perfecto es escarnecido.
De la destrucción y del hambre te reirás, y no temerás de las fieras del campo:
Ahora, pues, da voces, si habrá quien te responda; ¿Y a cuál de los santos te volverás?
Es cierto que al necio lo mata la ira, y al codicioso lo consume la envidia.
¿Por qué escribes contra mí amarguras, y me haces cargo de los pecados de mi juventud?
Y el cuerpo mío se va gastando como de carcoma, como vestido que es comido de polilla.
Del azote de la lengua serás encubierto; no temerás de la destrucción cuando viniere.
Porque será llevado al sepulcro, y en su tumba permanecerá.
Cuando se pusiere a llenar su vientre, Dios enviará sobre él el furor de su ira, y la hará llover sobre él y sobre su comida.
Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, y mi testimonio en las alturas.
Y habitó las ciudades asoladas, las casas inhabitadas, que estaban puestas en ruinas.
¿Harán tus falacias callar a los hombres? ¿Y harás escarnio, y no habrá quien te avergüence?
¿Las muchas palabras no han de tener respuesta? ¿Y el hombre que habla mucho será justificado?
Diré a Dios: No me condenes; hazme entender por qué contiendes conmigo.
Yo le contaría el número de mis pasos, y como príncipe me presentaría ante Él.
Pequé, ¿qué te hago yo, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me has puesto como blanco tuyo, de modo que soy una carga para mí mismo?
No he tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado; no obstante me vino turbación.
Y exclamó Job, y dijo:
Él le acometerá en la cerviz, en lo grueso de las hombreras de sus escudos:
¿A la hoja arrebatada has de quebrantar? ¿Y a una paja seca has de perseguir?
o con los príncipes que poseían el oro, que llenaban sus casas de plata.
El rugido del león, y la voz del león, y los dientes de los leoncillos son quebrantados.
Porque Él conoce a los hombres vanos: Ve asimismo la iniquidad, ¿y no hará caso?
Pues aun con las piedras del campo tendrás alianza, y las fieras del campo tendrán paz contigo.
¿Para qué se da luz al hombre que no sabe por dónde va, y al cual Dios ha acorralado?
Fuera como si nunca hubiera existido, llevado del vientre a la sepultura.
Pones además mis pies en el cepo, y vigilas todos mis caminos, imprimes marcas en las plantas de mis pies.
Y respondió Bildad suhita, y dijo:
Mis hermanos han sido traicioneros cual arroyo; pasan como corrientes impetuosas,
¿Cómo, pues, me consoláis en vano, viniendo a parar vuestras respuestas en falacia?
He aquí éste es el gozo de su camino; y de la tierra brotarán otros.
Y sabrás que hay paz en tu tienda; y visitarás tu morada, y no pecarás.
Si Él corta, o aprisiona, o si congrega, ¿quién podrá contrarrestarle?
Acuérdate ahora que como a barro me diste forma: ¿Y en polvo me has de tornar?
Prosperan las tiendas de los ladrones, y los que provocan a Dios viven seguros; en cuyas manos Él ha puesto cuanto tienen.
Mas ¡oh quién diera que Dios hablara, y abriera sus labios contra ti,
No se enriquecerá, ni sus bienes perdurarán, ni extenderá por la tierra su hermosura.
¿Hasta cuándo no te apartarás de mí, y no me soltarás ni siquiera para que trague mi saliva?
Porque cubrió su rostro con su gordura, e hizo pliegues sobre sus ijares;
También tengo yo entendimiento como vosotros; no soy yo menos que vosotros: ¿Y quién habrá que no pueda decir otro tanto?
Conciben maldad, y dan a luz iniquidad; y sus entrañas traman engaño.
Los frutos de su casa serán trasportados; serán esparcidos en el día de su furor.
que esperan la muerte, y ella no llega, aunque la buscan más que a tesoros enterrados;
Y este otro morirá en amargura de ánimo, y sin haber comido jamás con gusto.
No me ha concedido que tome aliento, sino que me ha llenado de amarguras.
porque tuve temor de la gran multitud, y el menosprecio de las familias me atemorizó, y callé, y no salí de mi puerta?
Aquel cuyos pies van a resbalar, es como una lámpara despreciada de aquel que está a sus anchas.
Los que te aborrecen, serán vestidos de vergüenza; y la habitación de los impíos perecerá.
¿Te parece bien que oprimas, que deseches la obra de tus manos, y que resplandezcas sobre el consejo de los impíos?
En el hambre te redimirá de la muerte, y en la guerra, del poder de la espada.
En imaginaciones de visiones nocturnas, cuando el sueño cae sobre los hombres,
He aquí, Dios no desechará al perfecto, ni tampoco ayudará a los malhechores.
Ciertamente yo conozco que es así: ¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?
Vendrás en la vejez a tu sepultura, como la gavilla de trigo que se recoge a su tiempo.
¿Se comerá lo desabrido sin sal? ¿O habrá gusto en la clara del huevo?
Pues antes que mi pan viene mi suspiro; y mis gemidos corren como aguas.
Su mies comen los hambrientos, y la sacan de entre los espinos, y el atracador devora su hacienda.
Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, cuyo veneno bebe mi espíritu; y terrores de Dios me combaten.
¿Son tus días como los días del hombre, o tus años como los tiempos humanos,
El león viejo perece por falta de presa, y los hijos del león son dispersados.
Todos sus días, el impío es atormentado de dolor, y el número de años es escondido al violento.
Porque pregunta ahora a la edad pasada, y disponte a inquirir de los padres de ellos;
Aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrimería será muy grande.
Asimismo echarás de ver que tu descendencia será numerosa, y tu prole como la hierba de la tierra.
Y respondió Job, y dijo:
Y respondió Job y dijo:
Acuérdate que mi vida es un soplo, y que mis ojos no volverán a ver el bien.
Yo he visto al necio que echaba raíces, y en la misma hora maldije su habitación.
Sus raíces se entretejen junto a una fuente, y se enlazan hasta un lugar pedregoso.
me sobrevino un espanto y un temblor, que estremeció todos mis huesos;
Y mis días fueron más ligeros que la lanzadera del tejedor, y fenecieron sin esperanza.
He aquí lo que hemos inquirido, lo cual es así: Óyelo, y conócelo tú para tu bien.
La tierra es entregada en manos de los impíos, y Él cubre el rostro de sus jueces. Si no es Él, ¿quién es? ¿Dónde está?
Sus hijos están lejos de la seguridad, en la puerta son quebrantados, y no hay quien los libre.
así he tenido que poseer meses de vanidad, y noches de congoja me fueron asignadas.
Él es sabio de corazón, y poderoso en fortaleza, ¿Quién se endureció contra Él, y le fue bien?
¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, y las palabras de tu boca serán como un viento impetuoso?
Ahora ciertamente como ellas sois vosotros; pues habéis visto mi infortunio, y teméis.
¿Acaso pervertirá Dios el derecho, o el Todopoderoso pervertirá la justicia?
Y respondió Elifaz el temanita, y dijo:
Las piedras son desgastadas con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra; de igual manera haces tú perecer la esperanza del hombre.
Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré, y se acabará la noche? Y estoy lleno de devaneos hasta el alba.
Para siempre serás más fuerte que él, y él se va; demudarás su rostro, y lo despedirás.
Él remueve las montañas con su furor, y ellas no saben quién las trastornó.
¿Acaso gime el asno montés junto a la hierba? ¿Muge el buey junto a su pasto?
que al tiempo del calor son deshechas, y al calentarse, desaparecen de su lugar;
y el Todopoderoso será tu defensa, y tendrás plata en abundancia.
Como el siervo anhela la sombra, y como el jornalero espera la paga de su trabajo,
Si tus hijos pecaron contra Él, Él los echó en el lugar de su pecado.
¡Oh, que pudiesen pesar justamente mi sufrimiento, y lo pusiesen en balanza junto con mi calamidad!
Mis amigos me escarnecen; mis ojos derramarán lágrimas ante Dios.
Mi carne está vestida de gusanos, y de costras de polvo; mi piel hendida y abominable.
Porque pesarían ahora más que la arena del mar; por tanto, mis palabras han sido precipitadas.
¿Será el mortal más justo que Dios? ¿Será el hombre más puro que su Hacedor?
Si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti, y hará próspera la morada de tu justicia.
Porque a su pecado añadió rebelión; bate las manos entre nosotros, y contra Dios multiplica sus palabras.
El asunto también me era a mí oculto; mas mi oído ha percibido algo de ello.
Determinarás asimismo una cosa, y te será firme; y sobre tus caminos resplandecerá la luz.
Si el azote mata de repente, se ríe del sufrimiento de los inocentes.
Pasan cual naves veloces: Como el águila que se lanza sobre su presa.
He aquí que en sus siervos no confía, y notó necedad en sus ángeles;
También os arrojáis sobre el huérfano, y caváis un hoyo para vuestro amigo.
Serán como la paja delante del viento, y como el tamo que arrebata el torbellino.
¡Cuán fuertes son las palabras de rectitud! Pero, ¿qué reprende vuestra censura?
Pero fueron avergonzados por su esperanza; porque vinieron hasta ellas, y se hallaron confusos.
libradme de la mano del opresor, y redimidme del poder de los violentos?
¿Pensáis censurar las palabras, y los discursos de un desesperado, que son como el viento?
¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿No puede mi paladar discernir las cosas depravadas?
Ahora, pues, si queréis, miradme, y ved si miento delante de vosotros.
Si quisiere contender con Él, no le podrá responder a una cosa de mil.
Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
Aunque me lave con aguas de nieve, y limpie mis manos con la limpieza misma,
entonces me turban todos mis dolores; sé que no me tendrás por inocente.
Al desnudo hacen dormir sin ropa, y que en el frío no tenga cobertura.
Ciertamente espíritu hay en el hombre, y la inspiración del Omnipotente le da entendimiento.
Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y este varón era el más grande de todos los orientales.
Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras a Job, Jehová dijo a Elifaz temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job.
Tornad ahora, y no haya iniquidad; volved aún a considerar mi justicia en esto.
Si digo: Olvidaré mi queja, dejaré mi triste semblante y me esforzaré;
Si escudriñas, ¿podrás entender a Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?
Y otro día aconteció que vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos para presentarse delante de Jehová.
Y dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.
Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado a Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.
¡Cuánto más en los que habitan en casas de barro, cuyo fundamento está en el polvo, y que serán quebrantados por la polilla!
Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Y respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.
Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi transformación.
He aquí, yo conozco vuestros pensamientos, y las imaginaciones que contra mí forjáis.
Él no creerá que ha de volver de las tinieblas, y descubierto está para la espada.
y un espíritu pasó por delante de mí, que hizo se erizara el pelo de mi carne.
Y mudó Jehová la aflicción de Job, orando él por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job.
Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía.
De la mañana a la tarde son destruidos, y se pierden para siempre, sin haber quien lo considere.
He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso.
Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán.
Entonces su esposa le dijo: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete.
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que aún retiene su integridad, a pesar de que tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?
Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; y a las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán;
Su hermosura, ¿no se pierde con ellos mismos? Mueren, aun sin sabiduría.
al que tropezaba, enderezaban tus palabras, y esforzabas las rodillas que decaían.
Y vinieron a él todos sus hermanos, y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que Jehová había traído sobre él; y cada uno de ellos le dio una pieza de dinero, y un zarcillo de oro.
Cuando fueren abatidos, dirás tú: Ensalzamiento habrá; y Dios salvará al humilde de ojos.
¿Podrás tú atar las delicias de las Pléyades, o desatarás las ligaduras del Orión?
¿Cazarás tú la presa para el león? ¿Y saciarás el hambre de los leoncillos,
Y salió Satanás de delante de Jehová, e hirió a Job de unas llagas malignas desde la planta de su pie hasta la coronilla de su cabeza.
Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti: Tú le pusiste límites, los cuales no pasará.
Del mandamiento de sus labios nunca me separé; guardé las palabras de su boca más que mi comida.
Se paró un fantasma delante de mis ojos, cuyo rostro yo no conocí, y quedo, oí que decía:
Además respondió Jehová a Job y dijo:
¡Quién me diera alguien que me oyese! He aquí mi deseo es que el Omnipotente me respondiese, y que mi adversario hubiese escrito un libro.
Los cielos descubrirán su iniquidad, y la tierra se levantará contra él.
Pero si Él determina una cosa, ¿quién le hará desistir? Lo que su alma desea, eso hace.
Ciertamente la plata tiene sus veneros, y el oro lugar donde se refina.
Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la aflicción.
E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas, para que comiesen y bebiesen con ellos.
El que en el vientre me hizo a mí, ¿no lo hizo a él? ¿Y no nos dispuso uno mismo en la matriz?
Pero ahora se ríen de mí los más jóvenes que yo; a cuyos padres yo desdeñara poner con los perros de mi ganado.
¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve, o has visto los tesoros del granizo,
Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían concertado de venir juntos para condolerse de él y para consolarle.
Sacarás tú al leviatán con el anzuelo, o con la cuerda que le eches en su lengua?
Temed vosotros delante de la espada; porque la ira trae el castigo de la espada, para que sepáis que hay un juicio.
Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia?
Así el hombre yace, y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo no despertarán, ni se levantarán de su sueño.
¿Por qué viven los impíos, y se envejecen, y aun crecen en riquezas?
Si probáremos a hablarte, te será molesto; pero, ¿quién podrá detener las palabras?
No obstante, proseguirá el justo su camino, y el limpio de manos aumentará la fuerza.
Que sale como una flor y es cortado; y huye como la sombra, y no permanece.
¿Acaso no hay un tiempo determinado para el hombre sobre la tierra? ¿No son sus días como los días del jornalero?
Porque decís: ¿Qué es de la casa del príncipe, y qué de la tienda de las moradas de los impíos?
¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba como saliendo del vientre;
Entonces respondió Elifaz temanita, y dijo:
Entonces respondió Job, y dijo:
En su mano está el alma de todo viviente, y el hálito de todo ser humano.
Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, y me lo ceñiría como una corona.
¿Qué es el hombre para que sea limpio, y el nacido de mujer, para que sea justo?
Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; todos vosotros sois médicos nulos.
Si hubiese con él un elocuente mediador, uno entre mil, que anuncie al hombre su deber;
Y respondió Job, y dijo:
Que todo el tiempo que mi alma esté en mí, y haya hálito de Dios en mis narices,
En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal.
¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo se lo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo es mío.
El infierno está descubierto delante de Él, y la destrucción no tiene cobertura.
Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; mas el hombre no entiende.
Pero el hombre muere, y es cortado; Perece el hombre, ¿y dónde está él?
He aquí que yo soy vil, ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca.
Entonces respondió Job, y dijo:
Tus manos me hicieron y me formaron, ¿y luego te vuelves y me deshaces?
¿Traerá el hombre provecho a Dios, podrá el sabio ser de provecho a sí mismo?
Como la nube se desvanece, y se va; así el que desciende al sepulcro ya no subirá;
¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular,
¡Oh quién me diera que me escondieses en el sepulcro, que me encubrieras hasta apaciguarse tu ira, que me pusieses plazo, y de mí te acordaras!
Cuando lavaba yo mis pasos con leche, y la roca me derramaba ríos de aceite!
En lugar de trigo me nazcan abrojos, y espinas en lugar de cebada. Terminan las palabras de Job.
Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros, pues no queremos el conocimiento de tus caminos.
Él hizo la Osa Mayor, el Orión y las Pléyades; y los lugares secretos del sur.
¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro!
Y bendijo Jehová la postrimería de Job más que su principio; porque tuvo catorce mil ovejas, y seis mil camellos, y mil yuntas de bueyes, y mil asnas.
Si Él pusiese sobre el hombre su corazón, y recogiese a sí su espíritu y su aliento,
Él cercó con término la superficie de las aguas, hasta el fin de la luz y las tinieblas.
Y respondió Elifaz temanita, y dijo:
Cosas inanimadas son formadas debajo de las aguas, y los habitantes de ellas.
¿Quién es el que oscurece el consejo sin conocimiento? Por tanto yo hablaba lo que no entendía; cosas muy maravillosas para mí, que yo no sabía.
Respondió entonces Zofar el naamatita, y dijo:
¿No habéis preguntado a los que pasan por los caminos, y no habéis conocido sus señalamientos,
Si yo espero, el sepulcro es mi casa: Haré mi cama en las tinieblas.
Saldrá la saeta por su espalda, relumbrante saldrá por su hiel; sobre él vendrán terrores.
He aquí que todas estas cosas han visto mis ojos, y oído y entendido mis oídos.
Cuando yo salía a la puerta a juicio, cuando en la plaza preparaba mi asiento;
¿Cuánto menos el hombre que es un gusano, y el hijo de hombre, también gusano?
Si tuve en poco el derecho de mi siervo y de mi sierva, cuando ellos contendían conmigo,
¿Has mandado tú a la mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar,
Y cesaron estos tres varones de responder a Job, por cuanto él era justo a sus propios ojos.
Porque yo libraba al pobre que clamaba, y al huérfano que carecía de ayudador.
El primogénito de la muerte devorará la fuerza de su piel, y devorará sus miembros.
Mi aliento está corrompido, mis días se extinguen, y me está preparado el sepulcro.
Porque Él no es hombre igual que yo, para que yo le responda, y vengamos juntamente a juicio.
He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos; ni se puede rastrear el número de sus años.
He aquí que en sus santos no confía, y ni aun los cielos son limpios delante de sus ojos:
Ahora pues, tomaos siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto a él atenderé para no trataros con afrenta, por cuanto no habéis hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job.
¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla.
Él divide el mar con su poder, y con su entendimiento hiere su arrogancia.
Entonces respondió Bildad suhita, y dijo:
que la alegría de los impíos es breve, y el gozo del hipócrita sólo por un momento?
¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios? ¿O cómo será limpio el que nace de mujer?
Su furor me despedazó, y me ha sido contrario: Crujió sus dientes contra mí; contra mí aguzó sus ojos mi enemigo.
Por tanto, varones entendidos, oídme; lejos esté de Dios la impiedad, y del Omnipotente la iniquidad.
Y ninguno dice: ¿Dónde está Dios mi Hacedor, que da canciones en la noche,
Por sueño de visión nocturna, cuando el sueño cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre el lecho;
Volvió Job a tomar su discurso, y dijo:
He aquí, estas cosas son sólo parte de sus caminos: ¡Mas cuán poco hemos oído de Él! Pero el estruendo de su poder, ¿quién lo puede comprender?
Los terrones del valle le serán dulces; y tras de él será llevado todo hombre, y antes de él han ido innumerables.
He aquí yo iré al oriente, y Él no estará allí; y al occidente, y no lo percibiré:
Y respondió Bildad suhita, y dijo:
¿Has entrado tú hasta las fuentes del mar, y has andado escudriñando el abismo?
Él reduce las gotas de las aguas, al derramarse la lluvia según el vapor;
Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, y me lo ceñiría como una corona.
y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, y aquí parará la soberbia de tus olas?
Pasan sus días en prosperidad, y en un momento descienden a la sepultura.
Ciertamente la luz de los impíos será apagada, y no resplandecerá la centella de su fuego.
¡Quién me volviese como en los meses pasados, como en los días cuando Dios me guardaba,
Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre, y ve todos sus pasos.
Entonces Eliú hijo de Baraquel, buzita, de la familia de Ram, se encendió en ira contra Job; se encendió en ira por cuanto él se justificaba más a sí mismo que a Dios. 567
Puesto que no son ocultos los tiempos al Todopoderoso, ¿Por qué los que le conocen no ven sus días?
¿Habéis de hablar iniquidad por Dios? ¿Habéis de hablar por Él engaño?
Ellos descenderán a la profundidad de la fosa, cuando nosotros descansaremos juntos en el polvo.
Ésta es la porción de Dios para el hombre impío, y la herencia que Dios le ha señalado.
¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿O miras tú las ciervas cuando están pariendo?
¿Sacarás tú a su tiempo las constelaciones de los cielos, o guiarás a la Osa Mayor con sus hijos?
No escapará de las tinieblas; la llama secará sus ramas, y con el aliento de su boca perecerá.
Las densas nubes le cubren, y no ve; y por el circuito del cielo se pasea.
Si el mal se endulzó en su boca, si lo ocultaba debajo de su lengua;
Me vestía de justicia, y ella me cubría; como manto y diadema era mi justicia.
¿Por dónde está el camino a donde mora la luz, y dónde está el lugar de las tinieblas,
Su confianza será arrancada de su tienda, y le conducirá esto, al rey de los espantos.
¿No está Dios en la altura de los cielos? Mira lo encumbrado de las estrellas, cuán elevadas están.
¿Es sabiduría contender con el Omnipotente? El que disputa con Dios, responda a esto.
¿Quieres tú guardar la senda antigua, que pisaron los hombres perversos?
También yo hablaría como vosotros. Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía, yo podría hilvanar palabras contra vosotros, y sobre vosotros movería mi cabeza.
¿Sabes tú las diferencias de las nubes, las maravillas del Perfecto en sabiduría?
Si puse en el oro mi esperanza, y dije al oro: Mi confianza eres tú;
La sequía y el calor arrebatan las aguas de la nieve; y el sepulcro a los pecadores.
¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos a Él?
Tú también disipas el temor, y menosprecias la oración delante de Dios.
Si estorbé el contento de los pobres, e hice desfallecer los ojos de la viuda;
Porque tomaste prenda de tus hermanos sin causa, y despojaste de sus ropas al desnudo.
viniendo de la parte del norte la dorada claridad. En Dios hay una majestad terrible.
Porque el oído prueba las palabras, como el paladar gusta la comida.
Ellos son los que, rebeldes a la luz, nunca conocieron sus caminos, ni estuvieron en sus veredas.
¿Cuánto menos a Aquel que no hace acepción de personas de príncipes, ni respeta al rico más que al pobre? Porque todos son obras de sus manos.
Porque la congregación de los hipócritas será asolada, y fuego consumirá las tiendas de soborno.
Porque ¿cuál es la esperanza del impío, por mucho que hubiere robado, cuando Dios requiera su alma?
Muchas veces he oído cosas como éstas: Consoladores molestos sois todos vosotros.
Su carne será más tierna que la del niño, volverá a los días de su juventud.
¿Acaso no será grande tu maldad, y tus iniquidades sin fin?
Ata las aguas en sus nubes, y las nubes no se rompen debajo de ellas.
¿Proferirá el sabio vana sabiduría, y llenará su vientre de viento solano?
Próspero estaba, y me desmenuzó; y me arrebató por la cerviz y me despedazó, y me puso por blanco suyo.
Porque Él mira hasta los fines de la tierra, y ve debajo de todo el cielo.
A las viudas enviaste vacías, y los brazos de los huérfanos fueron quebrados.
¡Oh cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada, y viene sobre ellos su quebranto, y Dios en su ira les reparte dolores!
No haré ahora acepción de personas, ni usaré con hombre alguno de títulos lisonjeros.
No hay conmigo sino escarnecedores, en cuya amargura se detienen mis ojos.
Apártate de él, y que descanse hasta que, cual jornalero, haya cumplido su día.
Mi piel está denegrida sobre mí, y mis huesos se han quemado del calor.
Todos mis amigos íntimos me aborrecieron; y los que yo amaba, se volvieron contra mí.
¿Sería bueno que Él os escudriñase? ¿Os burlaréis de Él como quien se burla de algún hombre?
Entre nosotros también hay cabezas canas y hombres viejos, mucho más ancianos que tu padre.
¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte tú?
Y respondió Eliú hijo de Baraquel, buzita, y dijo: Yo soy joven, y vosotros sois ancianos; por tanto, he tenido miedo, y he temido declararos mi opinión.
Truena Dios maravillosamente con su voz; Él hace grandes cosas, que nosotros no entendemos.
Por cuanto él extendió su mano contra Dios, y se ensoberbeció contra el Todopoderoso,
¿Supiste tú las ordenanzas de los cielos? ¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra?
Me arruinó por todos lados, y perezco; y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.
Vive Dios, el cual ha quitado mi derecho, y el Omnipotente, que amargó el alma mía;
Quitan el pecho a los huérfanos, y de sobre el pobre toman la prenda.
También sobre su cama es castigado con dolor fuerte en todos sus huesos,
Hizo alejar de mí a mis hermanos, y del todo se extrañaron de mí mis conocidos.
Nunca tal acontezca que yo os justifique; hasta que muera no quitaré de mí mi integridad.
No se hará mención de coral ni de perlas: La sabiduría es mejor que las piedras preciosas.
¿Quién puso la sabiduría en el corazón? ¿O quién dio a la mente la inteligencia?
Su cola mueve como un cedro, y los nervios de sus genitales están entretejidos.
Oíd atentamente mi palabra, y sea esto vuestra consolación.
¿Quién repartió conducto al turbión, y camino a los relámpagos y truenos,
Oh tú, que te despedazas con tu furor, ¿Será abandonada la tierra por tu causa, y serán traspasadas de su lugar las peñas?
Atavíate ahora de majestad y de alteza; y vístete de honra y de hermosura.
Pasaron mis días, fueron deshechos mis planes, los designios de mi corazón.
Como sueño volará, y no será hallado; y se disipará como visión nocturna.
Soportadme, y yo hablaré; y después que hubiere hablado, escarneced.
Hoy también hablaré con amargura; porque es más grave mi llaga que mi gemido.
¿Y sobre éste abres tus ojos, y me traes a juicio contigo?
Él es el principal de los caminos de Dios: El que lo hizo, puede hacer que su espada a él se acerque.
Porque tu boca declaró tu iniquidad, pues has escogido el hablar de los astutos.
Por tanto, Job, oye ahora mis razones, y escucha todas mis palabras.
¿Te han sido descubiertas las puertas de la muerte, y has visto las puertas de la sombra de muerte?
Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres, y robó casas que él no edificó.
Asimismo te apartará de la boca de la angustia a lugar espacioso, libre de todo apuro; y te aderezará mesa llena de grosura.
He aquí que Dios es excelso en su poder; ¿Qué enseñador semejante a Él?
¿Y dirás tú: Qué sabe Dios? ¿Puede Él juzgar a través de la densa oscuridad?
Recogían malvas entre los arbustos, y raíces de enebro para calentarse.
He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, ni las estrellas son limpias delante de sus ojos.
Que le diga que Dios tuvo de él misericordia, que lo libró de descender al sepulcro, que halló redención:
Y después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación.
Si mi corazón fue engañado acerca de mujer, y si estuve acechando a la puerta de mi prójimo:
De todas partes lo asombrarán temores, y le harán huir desconcertado.
A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú; a los gusanos: Mi madre y mi hermana.
La destrucción y la muerte dijeron: Su fama hemos oído con nuestros oídos.
¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios? ¿Tienes acaso alguna cosa oculta cerca de ti?
Si oyeren, y le sirvieren, acabarán sus días en bienestar, y sus años en contentamiento.
Mas yo os alentaría con mis palabras, y la consolación de mis labios apaciguaría el dolor vuestro.
¿En qué ayudaste al que no tiene fuerza? ¿Cómo has amparado al brazo sin fuerza?
¿No sabes esto, que desde la antigüedad, desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra;
Vinieron sus ejércitos a una, y atrincheraron contra mí su camino, y acamparon en derredor de mi tienda.
Con sus estornudos encienden lumbre, y sus ojos son como los párpados del alba.
¿Pondrás tú garfio en sus narices, y horadarás con espina su quijada?
Él mira sobre los hombres; y al que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, y no me ha aprovechado;
Me rodearon sus arqueros, partió mis riñones, y no perdonó: Mi hiel derramó por tierra.
Al pobre librará de su pobreza, y en la aflicción despertará su oído.
Los pasos de su vigor serán acortados, y lo precipitará su propio consejo.
Determina ahora, dame fianza para contigo: ¿Quién es aquél que querría ser mi fiador?
Si hablo, mi dolor no cesa; y si dejo de hablar, no se aparta de mí.
para que vuelvas tu espíritu contra Dios, y saques tales palabras de tu boca?
¿De dónde, pues, vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia?
La reprensión de mi censura he oído, y me hace responder el espíritu de mi inteligencia.
Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura, que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
Mi rostro está hinchado con el lloro, y mis párpados entenebrecidos:
Abrieron contra mí su boca; hirieron mis mejillas con afrenta; contra mí se juntaron todos.
Ésta es para con Dios la porción del impío, y la herencia que los violentos han de recibir del Omnipotente.
A los menesterosos era padre; y de la causa que no entendía, me informaba con diligencia;
¿Atarás tú al unicornio con coyunda para el surco? ¿Labrará los valles en pos de ti?
Mira a todo soberbio, y humíllalo, y quebranta a los impíos en su sitio.
para que ocupe los fines de la tierra, y que sean sacudidos de ella los impíos?
Porque ¿qué galardón me daría de arriba Dios, y qué heredad el Omnipotente desde las alturas?
Me quebrantó de quebranto sobre quebranto; corrió contra mí como un gigante.
Si me alegré en el quebrantamiento del que me aborrecía, y me regocijé cuando le halló el mal
Pues yo sé que me llevarás a la muerte; y a la casa determinada a todo viviente.
Y reasumió Job su discurso, y dijo:
Sus toros engendran, y no fallan; paren sus vacas, y no malogran su cría.
Y llamó el nombre de la primera, Jemima, y el nombre de la segunda, Cesia, y el nombre de la tercera, Keren-hapuc.
El ojo del adúltero aguarda al anochecer, diciendo: No me verá nadie; y disfraza su rostro.
Ella muda como barro bajo el sello, y viene a estar como con vestidura:
Sí, por cierto, Dios no hará injusticia, y el Omnipotente no pervertirá el derecho.
Y respondió Job, y dijo:
He aquí que Dios es poderoso, mas no desestima a nadie; es poderoso en fuerza y sabiduría.
que nos enseña más que a las bestias de la tierra, y nos hace sabios más que las aves del cielo?
En su tienda morará como si no fuese suya; piedra azufre será esparcida sobre su morada.
Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo,
La luz se oscurecerá en su tienda, y se apagará sobre él su lámpara.
sea yo pesado en balanzas de justicia, y que Dios conozca mi integridad.
Mas si vosotros os engrandecéis contra mí, y contra mí invocáis mi oprobio,
Sus huesos son fuertes como bronce, y sus miembros como barras de hierro.
He aquí yo clamo agravio, y no soy oído; doy voces, y no hay juicio.
Porque Él pagará al hombre según su obra, y Él le hará hallar conforme a su camino.
Porque es fuego que devoraría hasta la destrucción, y desarraigaría toda mi hacienda.
Por cierto mis pensamientos me hacen responder, y por tanto me apresuro.
¿Vuela el halcón por tu sabiduría, y extiende hacia el sur sus alas?
Los cuales fueron cortados antes de tiempo, cuyo fundamento fue como un río derramado:
Por tanto, no sentirá él sosiego en su vientre, ni salvará nada de lo que codiciaba.
Él es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en poder; y en juicio y en multitud de justicia no afligirá.
No se igualará con ella topacio de Etiopía; no se podrá apreciar con oro fino.
Mi aliento vino a ser extraño a mi esposa, aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
¿Naciste tú primero que Adán? ¿O fuiste formado antes que los collados?
Orará a Dios, y Éste se agradará de él, y él verá su faz con júbilo. Porque Él restituirá al hombre su justicia.
Él sella la mano de todo hombre, para que los hombres todos reconozcan su obra.
Edifica su casa como la polilla, y como la cabaña que hace el guarda.
He aquí, como asnos monteses en el desierto, salen a su obra madrugando para robar; el desierto es mantenimiento de sus hijos.
¿Haréis acepción de su persona? ¿Contenderéis vosotros por Dios?
Él me ha puesto por refrán de pueblos, y delante de ellos he sido como tamboril.
Porque has escondido de su corazón la inteligencia; por tanto, no los exaltarás.
su comida se mudará en sus entrañas, hiel de áspides será dentro de él.
como su estiércol perecerá para siempre; los que le hubieren visto, dirán: ¿Qué es de él?
Que decían a Dios: Apártate de nosotros. ¿Y qué les había hecho el Omnipotente?
¿De qué vientre salió el hielo? Y la escarcha del cielo, ¿quién la engendró?
Sus escamas son su orgullo, cerradas entre sí estrechamente.
¿Enviarás tú los relámpagos, para que ellos vayan? ¿Y te dirán ellos: Henos aquí?
(Ni aun permití que mi lengua pecase, pidiendo maldición para su alma);
Cíñete ahora como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me lo declararás.
Mi justicia tengo asida, y no la cederé: No me reprochará mi corazón en el tiempo de mi vida.
Ya me habéis vituperado diez veces: ¿No os avergonzáis de injuriarme?
Él os reprochará de seguro, si solapadamente hacéis acepción de personas.
No puede ser apreciada con oro de Ofir, ni con ónice precioso, ni con zafiro.
Oíd atentamente el estruendo de su voz, y el sonido que sale de su boca.
Sus polluelos chupan la sangre; y donde hubiere cadáveres, allí está ella.
A la luz se levanta el matador, mata al pobre y al necesitado, y de noche es como ladrón.
De la ciudad gimen los hombres, y claman las almas de los heridos de muerte; mas Dios no puso estorbo.
Cuando Él hizo ley a la lluvia, y camino al relámpago de los truenos:
Porque lleno estoy de palabras, y el espíritu dentro de mí me constriñe.
Él, pues, acabará lo que ha determinado de mí: y muchas cosas como éstas hay en Él.
si le parecía bien, y no lo dejaba, sino que lo detenía en su paladar;
Su corazón es firme como una piedra, y fuerte como la muela de abajo.
De su grandeza tienen temor los fuertes, y a causa de su desfallecimiento hacen por purificarse.
No quitará sus ojos del justo; antes bien con los reyes los pondrá en trono para siempre, y serán exaltados.
Vuestras memorias serán comparadas a la ceniza, y vuestros cuerpos como cuerpos de barro.
Si Él diere reposo, ¿quién inquietará? Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará? Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre;
El que habla lisonjas a sus amigos, aun los ojos de sus hijos desfallecerán.
Mas los hipócritas de corazón acumulan ira, y no clamarán cuando Él los atare.
Heme aquí a mí en lugar de Dios, conforme a tu dicho: Yo también del barro soy formado.
Dios guardará la iniquidad para los hijos de ellos: Él le dará su pago, para que conozca.
¿Cortarás tú con cuchillo su piel, o con arpón de pescadores su cabeza?
Porque ¿qué deleite tendrá él de su casa después de sí, siendo cortado el número de sus meses?
Por el soplo de Dios se da el hielo, y el ancho de las aguas es confinado.
Y en toda la tierra no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job; y les dio su padre herencia entre sus hermanos.
Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; y sobre mis veredas puso tinieblas.
He aquí en esto no has hablado justamente: Yo te responderé que mayor es Dios que el hombre.
Me ha entregado Dios al mentiroso, y en las manos de los impíos me hizo estremecer.
si no me bendijeron sus lomos, y del vellón de mis ovejas se calentaron;
Dios redimirá su alma, que no pase al sepulcro, y su vida mirará la luz.
Cuando los oídos que me oían, me llamaban bienaventurado, y los ojos que me veían, me daban testimonio:
Sus huesos están llenos del pecado de su juventud, yacerán con él en el polvo.
Y procediendo Eliú en su razonamiento, dijo:
De cierto mi vientre está como el vino que no tiene respiradero, y se rompe como odres nuevos.
No hay tinieblas ni sombra de muerte donde se oculten los que obran maldad.
Mas volved todos vosotros, y venid ahora, pues no hallo sabio entre vosotros.
¿Qué sabes tú que no sepamos? ¿Qué entiendes que no se halle en nosotros?
Se echará debajo de las sombras, en lo oculto de las cañas, y de los lugares húmedos.
La bendición del que se iba a perder venía sobre mí; y al corazón de la viuda daba alegría.
El viento solano lo levanta, y se va; y tempestad lo arrebatará de su lugar.
Se llevan el asno de los huérfanos; y toman en prenda el buey de la viuda.
Cuando alguno lo alcanzare, ni espada, ni lanza, ni dardo, ni coselete durará.
Sus casas están libres de temor, y no hay azote de Dios sobre ellos.
Nadie hay tan osado que lo despierte: ¿Quién, pues, podrá estar delante de mí?
Antes como que dice entre los clarines: ¡Ea! Y desde lejos huele la batalla, el grito de los capitanes, y el vocerío.
Y si estuvieren aprisionados en grillos, y atrapados en cuerdas de aflicción,
¿Por qué tomaste pleito contra Él? Porque Él no da cuenta de ninguna de sus razones.
Porque a la nieve dice: Desciende a la tierra; también a la llovizna, y al aguacero torrencial de su fortaleza.
Debajo de todos los cielos lo dirige, y su luz hasta los fines de la tierra.
al percibir el agua reverdecerá, y echará renuevos como planta nueva.
Terrores se han vuelto sobre mí; combatieron como viento mi alma, y mi prosperidad pasó como nube
¿No lloré yo al afligido? ¿No se entristeció mi alma sobre el menesteroso?
He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, y su vigor en el ombligo de su vientre.
Fueron, pues, Elifaz temanita, y Bildad suhita, y Zofar naamatita, e hicieron como Jehová les dijo: y Jehová atendió a Job.
Por causa de la pobreza y del hambre andaban solos; huían a la soledad, a lugar tenebroso, asolado y desierto.
Cuando su lámpara resplandecía sobre mi cabeza, y por su luz yo caminaba a través de la oscuridad;
Como fui yo en los días de mi juventud, cuando el secreto de Dios estaba en mi tienda;
Pusieron la noche por día, y la luz se acorta delante de las tinieblas.
Mis razones declararán la rectitud de mi corazón, y mis labios proferirán sabiduría pura.
¿Tiene contentamiento el Omnipotente en que tú seas justo, gana algo con que tú hagas perfectos tus caminos?
Si al norte Él actuare, yo no lo veré; al sur se esconderá, y no lo veré.
Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, otras por misericordia las hará venir.
El oro no se le igualará, ni el diamante; ni se cambiará por joyas de oro fino.
¿qué haré yo cuando Dios se levante? Y cuando Él me pida cuentas, ¿qué le responderé yo?
Dentro de sus paredes exprimen el aceite, pisan los lagares, y mueren de sed.
Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; forastero fui yo a sus ojos.
El cual desampara en la tierra sus huevos, y sobre el polvo los calienta,
A las tinieblas puso término, y examina todo a la perfección, las piedras que hay en la oscuridad y en la sombra de muerte.
Aun los muchachos me menospreciaron; al levantarme, hablaban contra mí.
Restituirá el trabajo conforme a los bienes que tomó; según su sustancia será la restitución, y no se gozará en ello.
Yo decía: Los días hablarán, y la muchedumbre de años declarará sabiduría.
Por lo cual teme que en su ira no te quite con golpe, el cual no puedas apartar de ti con gran rescate.
¿Acaso me quejo yo ante algún hombre? ¿Y por qué no se ha de angustiar mi espíritu?
Las partes más flojas de su carne están apretadas: Están en él firmes, y no se mueven.
Su cuerda está escondida en la tierra, y hay una trampa para él en la senda.
Acuérdate de engrandecer su obra, la cual contemplan los hombres.
Una vez hablé, mas no responderé: Aun dos veces, pero no añadiré más.
Su memoria perecerá de la tierra, y no tendrá nombre por las calles.
¿Contendería conmigo con su gran fuerza? No; antes Él pondría fuerza en mí.
Al cual yo puse casa en la soledad, y sus moradas en lugares estériles.
Yo no callaré en cuanto a sus miembros, ni lo de sus fuerzas y la gracia de su disposición.
¿Por qué camino se reparte la luz, y se esparce el viento solano sobre la tierra?
Y Eliú había esperado a que Job terminase de hablar, porque ellos eran más viejos que él.
He aquí que su bien no está en manos de ellos: El consejo de los impíos lejos esté de mí.
De su boca salen hachas de fuego, centellas de fuego proceden.
Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, para hacer sobre la faz del mundo, en la tierra, lo que Él les mande.
Aunque subiere su altivez hasta el cielo, y su cabeza tocare en las nubes,
¿Harán de él banquete los compañeros? ¿Lo repartirán entre los mercaderes?
Él quebrantará a los fuertes sin indagación, y pondrá a otros en lugar de ellos.
Si mis pasos se apartaron del camino, y si mi corazón se fue tras mis ojos, y si algo sucio se apegó a mis manos,
Su fuerza será azotada por el hambre, y a su lado estará preparado quebrantamiento.
Se apoderarán de él terrores como aguas; torbellino lo arrebatará de noche.
¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel?
A causa de la multitud de las violencias clamarán, y se lamentarán por el poderío de los grandes.
De seguro conviene que se diga a Dios: He llevado ya castigo, no ofenderé ya más.
Son exaltados por un poco de tiempo, mas desaparecen y son abatidos como todos los demás; serán encerrados, y cortados como cabezas de espigas.
Si me alegré de que mi riqueza era grande, y de que mi mano había adquirido mucho;
No diste de beber agua al cansado, y detuviste el pan al hambriento.
Fallecerá el alma de ellos en su juventud, y su vida entre los sodomitas.
Se olvidará de ellos el seno materno; de ellos sentirán los gusanos dulzura; nunca más habrá de ellos memoria, y como un árbol serán quebrantados los impíos.
También encendió contra mí su furor, y me contó para sí entre sus enemigos.
Oíd ahora mi razonamiento, y estad atentos a los argumentos de mis labios.
Ciertamente los montes producen hierba para él; y toda bestia del campo retoza allá.
Me abominan, se alejan de mí, y aun de mi rostro no detuvieron su saliva.
Al desnudo hacen andar sin ropa, y al hambriento quitan las gavillas.
Escarba la tierra, se alegra en su fuerza, sale al encuentro de las armas:
Sus hijos buscarán el favor de los pobres; y sus manos devolverán lo que él robó.
los cachorros de león no la han pisado, ni el fiero león pasó por ella.
He aquí que la esperanza acerca de él será burlada; porque aun a su sola vista se desmayarán.
Se endurece para con sus crías, como si no fuesen suyas, no temiendo que su trabajo haya sido en vano;
A la mujer estéril que no da a luz, afligió; y a la viuda nunca hizo bien.
que le hace que su vida aborrezca el pan, y su alma la comida suave.
¿Quién abrirá las puertas de su rostro? Las hileras de sus dientes espantan.
He aquí que él bebe un río, y no se inmuta; y confía que puede pasarse el Jordán por su boca.
Y mis ojos se oscurecieron por causa del dolor, y mis pensamientos todos son como sombra.
Y su alma se acerca al sepulcro, y su vida a los que causan la muerte.
¿Piensas que es correcto esto que dijiste: Más justo soy yo que Dios?
Mira a los cielos, y ve, y considera que las nubes son más altas que tú.
Los árboles sombríos lo cubren con su sombra; los sauces del arroyo lo rodean.
¿Oirá Dios su clamor cuando la tribulación sobre él viniere?
Porque la mañana es para todos ellos como sombra de muerte; si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman.
En su cerviz mora la fortaleza, y se esparce el desaliento delante de él.
Unidas están la una a la otra, están trabadas entre sí, que no se pueden separar.
Verán los justos y se gozarán; y el inocente los escarnecerá, diciendo:
Su simiente es establecida delante de ellos; y sus renuevos delante de sus ojos.
Mas la luz de los impíos es quitada de ellos, y el brazo enaltecido es quebrantado.
¿Y de qué me serviría la fuerza de sus manos, si el vigor de ellos ha perecido?
Lugar hay cuyas piedras son zafiro, y sus polvos de oro.
A los fuertes arrastró con su poder: se levanta, y ninguno está seguro de la vida.
Son ligeros como la superficie de las aguas; su porción es maldita en la tierra; no andarán por el camino de las viñas.
Aun cuando me acuerdo, me asombro, y el estremecimiento se apodera de mi carne.
haciendo llover sobre la tierra deshabitada, sobre el desierto, donde no hay hombre,
Regando también llega a disipar la densa nube, y con su luz esparce la niebla.
En un momento morirán, y a medianoche se alborotarán los pueblos, y pasarán, y sin mano será quitado el poderoso.
Hijos de viles, y hombres sin nombre, más bajos que la misma tierra.
Pero el hombre pudiente tuvo la tierra; y habitó en ella el distinguido.
Si he visto a alguno perecer por falta de ropa, o al menesteroso sin abrigo;
Y él con ímpetu y furor escarba la tierra, sin importarle el sonido de la trompeta;
Por lo cual yo me espanto en su presencia; cuando lo considero, tengo miedo de Él.
los que de él quedaren, en muerte serán sepultados; y no llorarán sus viudas.
El ojo que le vio, nunca más le verá; ni su lugar le contemplará ya más.
Y ahora mi alma está derramada en mí; días de aflicción se han apoderado de mí.
Si pecares, ¿qué habrás hecho contra Él? Y si tus transgresiones se multiplicaren, ¿qué le harás tú?
¿Quién descubrirá la delantera de su vestidura? ¿Quién se acercará a él con freno doble?
¿A quién has anunciado palabras, y de quién es el espíritu que de ti viene?
El rico se acostará, mas no será recogido; abrirá sus ojos, y ya no será.
Lo temerán por tanto los hombres: Él no estima a ninguno que se cree ser sabio de corazón.
No conoce su valor el hombre, ni se halla en la tierra de los vivientes.
Oíd, sabios, mis palabras; y vosotros, doctos, estadme atentos.
Los rectos se maravillarán de esto, y el inocente se levantará contra el hipócrita.
Les había colmado de bienes sus casas. Lejos sea de mí el consejo de los impíos.
Porque temí el castigo de Dios, contra cuya alteza yo no tendría poder.
Hacen apartar del camino a los menesterosos; y todos los pobres de la tierra se esconden.
De la tierra nace el pan, y debajo de ella está como convertida en fuego.
¿Le intimidarás tú como a alguna langosta? El resoplido de su nariz es formidable:
y quebraba los colmillos del inicuo, y de sus dientes hacía soltar la presa.
Porque ha dicho: De nada sirve al hombre deleitarse a sí mismo en Dios.
Hace burla del espanto, y no teme, ni vuelve el rostro delante de la espada.
He aquí, todas estas cosas hace Dios, dos y tres veces con el hombre;
¿Gobernará el que aborrece juicio? ¿Y condenarás tú al que es tan justo?
¿No hay quebrantamiento para el impío, y calamidad inesperada para los que obran iniquidad?
¿Quién puso por cuenta los cielos con sabiduría? Y los odres de los cielos, ¿quién los hace parar,
Y me esperaban como a la lluvia, y abrían su boca como a la lluvia tardía.
Bien que por esos medios castiga a los pueblos, Él da sustento en abundancia.
Dios, pues, descargará sobre él, y no perdonará; hará él por huir de su mano.
Para apartar su alma del sepulcro, y para iluminarlo con la luz de los vivientes.
Si sus hijos fueren multiplicados, lo serán para la espada, y sus pequeños no se saciarán de pan;
Cuando esperaba yo el bien, entonces vino el mal; y cuando esperaba luz, la oscuridad vino.
Despierta además el oído de ellos para la corrección, y les dice que se conviertan de la iniquidad.
mi hombro se caiga de mi espalda, y mi brazo sea quebrado de mi antebrazo.
si alcé contra el huérfano mi mano, porque vi que me ayudarían en la puerta;
haciendo venir delante de Él el clamor del pobre, y que oiga el clamor de los necesitados.
¿Quién le dio autoridad sobre la tierra? ¿O quién puso en orden todo el mundo?
Porque Dios desató mi cuerda, y me afligió, por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.
Ella habita y mora en la roca, en la cumbre de la peña, en lugar seguro.
Les da seguridad en que se apoyen, y sus ojos están sobre los caminos de ellos.
Con las nubes encubre la luz, y le manda no brillar, interponiendo aquéllas.
Lo oculto de los montes es su pasto, y anda buscando todo lo que está verde.
Yo os enseñaré por la mano de Dios; no esconderé lo que hay para con el Omnipotente.
Porque de cierto no son mentira mis palabras; contigo está el que es íntegro en sus conceptos.
por eso Job abre su boca vanamente, y multiplica palabras sin sabiduría.
Se encendió asimismo en ira contra sus tres amigos, porque no hallaban qué responder, aunque habían condenado a Job.
Pon tu mano sobre él; te acordarás de la batalla, y no lo volverás a hacer.
Y ahora no se puede mirar la luz esplendente en los cielos, luego que pasa el viento y los limpia,
Porque encubierta está a los ojos de todo viviente, y a toda ave del cielo es oculta.
¿Alzarás tú a las nubes tu voz, para que te cubra muchedumbre de aguas?
Yo sabría las palabras que Él me respondiera, y entendería lo que Él me dijera.
Desde allí acecha la presa; sus ojos observan de muy lejos.
¿Confiarás tú en él, por ser grande su fortaleza, y le fiarás tu labor?
Denegrido ando, y no por el sol; me he levantado en la congregación y he clamado.
Al hombre como tú dañará tu impiedad, y al hijo del hombre aprovechará tu justicia.
Calificaba yo el camino de ellos, y me sentaba en cabecera; y moraba como rey en el ejército, como el que consuela a los que lloran.
A la mano derecha se levantaron los jóvenes; Empujaron mis pies, y prepararon contra mí los caminos de su destrucción.
Aunque digas: No lo mirará; el juicio está delante de Él, espera pues, en Él.
¿He de mentir yo contra mi razón? Mi herida es incurable sin haber yo transgredido.
Brota el torrente de junto al morador, aguas que el pie había olvidado; se secan luego, se van del hombre.
Pero si no oyeren, serán pasados a espada, y perecerán sin sabiduría.
Las aguas se endurecen a manera de piedra, y se congela la faz del abismo.
Después del estruendo ruge su voz, truena Él con la voz de su majestad; y aunque sea oída su voz, no los detiene.
No carga, pues, Él al hombre más de lo justo, para que vaya con Dios a juicio.
y se olvida de que los pisará el pie, y que los quebrará bestia del campo.
Tocante a ella anunciará el trueno, su compañero, que hay acumulación de ira sobre el que se eleva.
He aquí yo he esperado a vuestras razones, he escuchado vuestros argumentos, en tanto que buscabais palabras.
Habitaban en las barrancas de los arroyos, en las cavernas de la tierra, y en las rocas.
Su carne desfallece hasta no verse, y sus huesos, que antes no se veían, aparecen.
De cierto tú dijiste a oídos míos, y yo oí la voz de tus palabras que decían:
¿Quién podrá comprender la extensión de las nubes, o el sonido estrepitoso de su tabernáculo?
Pero viendo Eliú que no había respuesta en la boca de aquellos tres varones, se encendió su ira.
Me levantaste, me hiciste cabalgar sobre el viento, y disolviste mi sustancia.
Si me reía con ellos, no lo creían; y no abatían la luz de mi rostro.
¿Has considerado tú la anchura de la tierra? Declara si sabes todo esto.
Escojamos para nosotros el juicio, conozcamos entre nosotros cuál sea lo bueno;
Mis entrañas hierven, y no reposan; días de aflicción me han sobrevenido.
Allí el justo razonaría con Él, y yo sería liberado para siempre de mi Juez.
¿Por qué están calientes tus ropas cuando Él aquieta la tierra con el viento del sur?
En las tinieblas minan las casas, que de día para sí señalaron; no conocen la luz.
Espérame un poco, y te enseñaré; porque todavía tengo razones de parte de Dios.
Y va en compañía con los que obran iniquidad, y anda con los hombres malignos.
Ciertamente nuestra sustancia no ha sido cortada, mas el fuego ha consumido lo que quedó de ellos.
Con las avenidas de los montes se mojan, y abrazan las peñas por falta de abrigo.
Los principales guardaban silencio, y su lengua se pegaba a su paladar:
cuando el polvo se ha convertido en dureza, y los terrones se han pegado unos con otros?
Ahora bien, Job no dirigió contra mí sus palabras, ni yo le responderé con vuestras razones.
Haciendo que no reine el hombre hipócrita para vejaciones del pueblo.
Las cuales destilan las nubes, goteando en abundancia sobre los hombres.